Re: Nación y Raza
Iniciado por
Termópilas
Nuestra sangre es celtíbera en un 80%-90% , hay estudios sobre ello, he estado buscando en mi ordenador sobre ello pero no los he encontrado,te invito a buscar en internet, o sino cuando tenga tiempo te mandaré enlaces sobre ello. Por otro lado, la sangre árabe no llega al 1%.
Por otro lado,si nos ponemos a remontarnos al pasado, llegamos a la conclusión de que todos procedemos de la misma primera célula.
Parece que hay cierta reticiencia cuando se habla de la raza blanca.
No se pueden realizar afirmaciones sin contrastación, existe el ADN y no soy yo quien debe buscar en Internet. Y no se trata de llegar a ninguna primera célula, se basa en el hecho cierto, contrastado de que sólo somos una única raza, existiendo unas variaciones concomitantes cuyo fundamento parece encontrarse en adaptaciones al medio: los negros son negros debido a las diferencias en la cantidad de melanina que hay en su piel, coloración que en un cierto número de casos significativo, se ha ido perdiendo a lo largo de generaciones entre personas que habitan en países fríos, por ejemplo. Ello se debe a que la concentración de melanoncitos o gránulos celulares situados bajo la piel va disminuyendo su número a medida que no resultan necesarios para la protección de la misma frente a los rayos. Su ausencia total es la que produce individuos albinos.
Otro tanto sucede con los índices nasales y la anchura de las fosas, que en climas muy fríos tienden a ser estrechas a efectos de impedir la llegada de aire sin calentar a los pulmones, mientras en climas muy cálidos donde la densidad de la atmósfera es ligeramente menor, se hace preciso absorber mayor cantidad en cada inspiración.
El hecho de que tanto durante los periodos cálidos, como durante las glaciaciones, los avances de nuestra especie se dieran en menor medida que en periodos templados, hace pensar que en el caso de los cálidos el ser humano no necesitaba más que cubrir sus necesidades básicas a través del nomadeo y la recolección. A su vez, los periodos glaciares lo empujaron a ir adquiriendo habilidades de tipo instrumental artesano, siendo los periodos templados los que dieron paso al pastoreo y la agricultura siendo ésta última la inductora de los asentamientos fijos.
Sin que puedan ser tomadas estas situaciones como modelo a seguir, lo real es que el desarrollo tecnológico, base del cultural y posteriormente civilizador, coincide con los rasgos que muestran las llamadas razas, agrupadas de un modo bastante forzoso en base a una serie de criterios morfológicos.
Última edición por Valmadian; 17/09/2010 a las 21:13
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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