Antonio María Aguilar y Vela (Madrid, 20 de noviembre de 1820 - Madrid, 5 de julio de 1882) Astrónomo español.
Primogénito de Francisco Aguilar-Anchía y Mendoza de Sotomayor, Capitán de los Guardias de Corps de Carlos IV. Su hermano, José María Aguilar y Vela, fue coautor de la sede del Banco de España, junto a Severiano Sáinz de la Lastra y Eduardo de Adaro. Su nombre es el primero de una familia vinculada a las ciencias exactas desde entonces.
Estudió Humanidades y Filosofía en Madrid y Alcalá, debiendo emigrar a Francia con 19 años, al término de la Primera Guerra Carlista por sus ideas políticas. En el Colegio Real de Angulema estudió Matemáticas y Física, estudios que continuó al volver a España en 1845.
Fue Catedrático de Matemáticas de la Universidad de Valladolid, Catedrático de Cálculo en la Universidad de Santiago y de Astronomía en la Universidad Central. En 1851 fue nombrado Director del Observatorio Astronómico de Madrid, institución de la que es virtualmente fundador, debido a sus trabajos científicos y sus esfuerzos por mejorar sus instalaciones, en deplorable estado tras la invasión francesa. El proyecto de reforma y ampliación de este edificio corrió a cargo de su hermano, José María Aguilar y Vela. Antonio Aguilar se vio obligado a adquirir todos los instrumentos necesarios para su funcionamiento, así como a preparar al personal que se encargase de su manejo y puesta en estación. Habiendo calculado las coordenadas del Observatorio, redactó la Memoria sobre la latitud y posición geográfica de la Villa y Corte de Madrid. En 1854 es nombrado miembro de Número de la Real Academia de Ciencias Exactas, tomando posesión al año siguiente con la medalla número 32. En 1861 pasa a ocupar el primer cargo de Secretario Perpetuo de esta institución.
En 1871, debido a su militancia carlista es destituido fulminantemente del cargo, debiendo marchar nuevamente al exilio en Francia. Tras recuperar el cargo, en 1872, es nuevamente amenazado, por lo que el Observatorio pierde su autonomía y pasa a depender de la Universidad Central.
Como científico, fue autor de varios trabajos astronómicos, destacando uno sobre las manchas solares, eclipses de sol y topografía de Madrid, así como sobre climatología y meteorología, disciplina ésta en la que destacaron sus aportaciones en la Exposición Universal de Viena de 1873, en la que formó parte del jurado, y especialmente en el II Congreso Meteorológico Internacional celebrado en Roma en abril de 1879. En este congreso, Antonio Aguilar -junto a Karl Jelineck- sienta las bases de la meteorología internacional organizada. Dentro del campo de las Matemáticas, Antonio Aguilar es el introductor en España del Cálculo de Probabilidades y llegó a ser una autoridad en Estadística a través de los métodos de Laplace y Lagrange. Publicó artículos en diversas publicaciones españolas y extranjeras.
Bibliografía [editar]
  • Doscientos años del Observatorio Astronómico de Madrid. VV.AA. Madrid, 1992.
  • Historia de la Probabilidad y la Estadística, capítulo 13: Don Antonio Aguilar y Vela: su visión del estudio del Cálculo de Probabilidades. Ana Isabel Busto Caballero y María del Carmen Escribano Ródenas. Madrid, 2006.
  • Don Antonio María Aguilar y Vela, el primer probabilista español (1820-1882). Artículo de J.P. Vilaplana, profesor del Departamento de Matemáticas aplicadas de la Universidad del País Vasco, en la Revista de Matemáticas de la Universidad Autónoma de Barcelona, año 1980.





El camino de Santiago, difusor de la medicina

Diariomedico.com
19 de julio de 2004
Xavier López. Santiago

El Camino de Santiago, difusor de la medicina

El Camino de Santiago ha sido difusor y recolector de medicina, atención sanitaria, caridad y mucha historia y sacrificios. Así lo cree Xosé Carro Otero, catedrático de la Universidad de Santiago.

El Camino de Santiago, o mejor dicho, los Caminos de Santiago, constituyeron hace ahora 1.200 años una inmensa recolección de saberes médicos que llegaron a España desde Europa y que desde la ciudad del Apóstol se distribuyeron al resto de la cristiandad. Así lo cree Xosé Carro Otero, catedrático de Historia de la Medicina de la Universidad de Santiago
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Recolección
Carro Otero está convencido de que esta primera gran recolección de saber médico medieval se llevó a cabo en Santiago, que se convirtió en una auténtica escuela de medicina "que distribuyó sus conocimientos en todas las direcciones". De ahí el origen de la tradición de la medicina compostelana, marcada por la lucha contra el dolor y la aplicación de nuevas técnicas.
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Si hoy el Camino de Santiago -plagado de albergues, con asistencia médica y hospedera a lo largo de las distintas rutas- es todavía un sacrificio, recorrerlo en el siglo XVI era una verdadera aventura. Gracias al itinerario del viaje se podía recorrer casi toda Europa; el camino era muy largo y en muchas ocasiones los trayectos llegaban a superar los 3.000 kilómetros", en los que los peregrinos debían superar todo tipo de dificultades físicas. Carro Otero recuerda que los viajeros tenían "la posibilidad de sufrir enfermedades específicas de los que caminan, y también que se agravasen las propias". Además, en aquella época tenían que hacer frente a los frecuentes asaltos de bandoleros y también a los animales.
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El concepto de hospital era más bien el de hospitalidad para acoger al que necesitaba ser acogido por cualquier motivo. En esos hospitalillos se hacía una medicina casera, con aceites y hierbas.
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En el siglo XVI surgen dos grandes hospitales de corte moderno que se deben fundamentalmente a las peregrinaciones: el Hospital del Rey, de Burgos, y el Hospital Real de Santiago. Estos grandes centros se diferenciaban de los albergues por su número de camas. Los hospitales tenían entre 100 y 200, con personal especifico, "y lo que es más importante, con un equipo de profesionales médicos, cirujanos y enfermeras".
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Hospital de San Roque
A la entrada de lo que hoy es casco histórico de Santiago de Compostela, junto a la llamada Puerta del Camino, se encuentra el antiguo hospital de San Roque, fundado en 1577 y que funcionó como tal hasta mediado el siglo XX. El centro se especializó desde un primer momento en enfermedades venéreas, especialmente en la sífilis. Fue fundado por el arzobispo Fernando Blanco para atender estas patologías muy difíciles de curar.

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Anestesia con cloroformo
Los médicos del Hospital Real de Santiago, ubicado en las dependencias del actual Hostal de los Reyes Católicos de la capital de Galicia, siempre mantuvieron una actitud cristiana que les llevaba a evitar el dolor entre sus enfermos en el sentido más amplio. Por ello no dudaban en aplicar cualquier mejora que favoreciera a sus pacientes. Fueron los primeros en aplicar en España la anestesia con cloroformo, tan sólo 17 días después de que se aplicase con estos fines en Edimburgo y Estados Unidos. No es -cree Xosé Carro Otero- la única innovación de la anestesia compostelana, ya que está prácticamente convencido de que la primera vez que se utilizó el éter con indicaciones médicas en España fue en lo que hoy es el Hostal de los Reyes Católicos, una de las joyas de la corona de Paradores de España, cuando todavía era un hospital de peregrinos: “Lo que pasa es que se olvidaron de documentarlo”, explica el catedrático de Historia de la Medicina.
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Lepra y la caridad de los peregrinos
Su forma de subsistir era la caridad.Por eso, muchos optaban por buscar La solidaridad cristiana de los que peregrinaban a Santiago. Esta es la razón por la que muchos de los lazaretos se situaban a los pies de los caminos, especialmente en las rutas que dirigían a Santiago.

De hecho, hoy en día uno de los primeros barrios de Santiago de Compostela que conoce el peregrino que llega por el camino francés es el de San Lázaro.
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El primero y más evidente es el de San Lázaro, que corresponde a antiguas leproserías de hombres. Las de mujeres estaban dedicadas a Santa Marta.



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El 30 de noviembre de 1803 partía de La Coruña la corbeta “María Pita” con una curiosa tripulación formada por 22 niños y dos médicos del rey
Carlos IV, Javier Balmis y José Salvany. Su misión era llevar a las colonias españolas la vacuna de la viruela, recién descubierta. No existía ninguno de los modernos sistemas farmacéuticos, así que la única manera de conseguir transportarla era conservada en vivo, mantenida en los niños, a los que se vacunaba en un brazo produciendo la clásica erupción. La vacuna fue pasando así de un chico a otro de tal manera que, al terminar la travesía del Atlántico, todavía había alguno que mantenía fresca la marca vacunal. Con este rudimentario método, Balmis y Salvany consiguieron llevar el remedio contra la viruela a América. Allí organizaron un sistema de hospitales y centros de vacunación para que, por el mismo método, la vacuna se extendiera por el mismo continente. Tuvieron que vencer no pocas dificultades, muchas de ellas debidas al rechazo al remedio, que también causaba muchos problemas en Europa.

El propio Jenner, que había descubierto la vacuna en 1796, afirmó: “No me imagino que en los anales de la historia haya un ejemplo de filantropía tan noble y extenso como éste”.


En el año 1409 el padre Jofré viendo que por las calles la chiquillería apedreaba a los locos, construyó un manicomio, al lado del "Portal de Torrente", donde poder internarlos, siendo el primer manicomio del mundo.
Esto ocurre en Valencia.
Si no me engaño, el primer hospital de sangre del mundo se creó en la campaña de Granada, auspiciado por Isabel la católica.




Pues no sé, así a bote pronto se me vienen a la cabeza en el mundo del Derecho Francisco de Vitoria, el Digesto de Justiniano y la obra jurídica posterior en Bizancio, la oveja negra Marsilio de Padua, el genio de Leonardo da Vinci, las maravillas pictóricas, arquitectónicas y escultóricas de innumerables artífices católicos, el heliocentrismo de Nicolás Copérnico, el Opus Maius y el Opus Minor del científico franciscano Roger Bacon en el s. XIII, el método inductivo de Francis Bacon en el s. XVI, la teoría genética de G.Mendel, el avance portentoso de la náutica en los s. XIII y XIV con la notable mejora de la cartografía en Mallorca y Cataluña por obra de Abraham Cresques y después en el s. XV, la aparición de los mapamundi y los Atlas en los s. XIII a XV, la invención de la carraca (siglo XII), la carabela (hacia 1400), y el galeón español en el S. XVI, los ingenios de Juanelo Turriano, los autómatas que ya ha mencionado Cruz, la recuperación de Pedacio Dioscórides, Galeno y todos los maestros de la Antigüedad, las Universidades de Bolonia, Oxford y Alcalá, el gran médico y humanista Arnau de Vilanova, los estudios naturalistas, botánicos, lingüísticos e históricos de muchísimos cronistas de América, la proliferación de Universidades allí, Dante, Petrarca, Bocaccio, los grandes de la literatura española, etc.
He encontrado estas otras interesantes referencias:
- Modino de Luzzi (1275-1326), es el primer anatomista moderno, que publicó el primer tratado moderno de anatomía en 1316 y realizaba disecciones de cadáveres en público. Guy de Chaulliac fue el más famoso cirujano medieval y escribió en el s. XIV la obra Chirurgia Magna.
- La Matemática amplía su horizonte con la solución de las ecuaciones de tercer grado (Tartaglia, 1535), los números negativos (Cardano, 1545) y las tablas trigonométricas (Rético, 1551) que propiciarán la proyección cilíndrica que Mercator presentará a Felipe II en 1568.
- La medicina conoce la Fábrica del cuerpo humano de A.Vesalio (1543) y la circulación menor de la sangre (M.Servet, 1553), que preparan el camino a Della Porta para fundar la Academia de los Secretos de la Naturaleza en 1560, cuatro años después de que lleguen las primeras semillas de tabaco a España y cuando la caña de azúcar lleva diez años plantada en Cuba por los españoles.
En fin, la impresión que tengo es que los que están atrofiados y estancados son los autosuficientes y anticatólicos científicos modernos.



La labor de Celestino Mutis en el siglo XVIII en América también sería mencionable, por poner un nombre en la botánica, y Álvarez Chanca en Medicina.