Re: Fallece Gustavo Bueno

Iniciado por
ALACRAN
No tan chocante, partiendo del hecho de que Ortega y Maeztu eran íntimos amigos y, por otra parte, tampoco hay que exagerar con lo de las "simpatías". Ser acatólico no es lo mismo que mezclar las churras con las merinas de Afganistán ("ateismo católico", que "manda...") y aunque no era clerical, tampoco debía ser algo tan acusado cuando también era reivindicado por la Falange y lo bastante bien visto como para que los alcaldes franquistas de Madrid, uno tras otro, mantuviesen su nombre dado a una de las mejores calles de la ciudad en pleno Barrio de Salamanca, nada menos que en la que es la actual "milla de oro" debido al nivelazo de su comercio en la misma línea de firmas que París, Londres, Florencia o Nueva York. Vamos un detalle dedicado a su memoria.
En cuanto a su famosa frase de "yo soy yo y mi circunstancia", no sólo responde a una realidad manifiesta en cada persona de este mundo, sino que es una manifestación perfectamente asumible para cualquier católico: la no predestinación. No sé, pues, donde está el problema. Algo que no pasa igual que con el pensamiento del Sr. Bueno, que en paz descanse, el cual acorde con los términos de Los Evangelios más valdría ignorar.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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