Señor Lizcano; una de las cosas que pretendemos, con el tiempo, no es sólo dar terapia a nuestras frustraciones, cuestión que también se busca, si no que los explotados pierdan el miedo a reclamar ante los bancos y oligopodios algunos de los dineros robados. Buscamos fines prácticos, además de formativos. Por ejemplo, reclamar comisiones de deuda vencida, ilegales e inmorales.
A mi, que yo sepa, no me ha robado ningún judío, ni ningún cura, ni en el nombre de la Tora. Me han robado los Botín, los de Telefónica, los de las telefonías, aguas, eléctricas...
Haga usted su blog para que le lean 4 tarados y reivindique lo que le de la gana. O vaya a un banco a apuñalar a un director especialmente ladrón, que yo le aplaudiré.
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