En esta entrevista que he colgado en otro hilo ( http://hispanismo.org/tablon-de-anun...tml#post155043 ) el joven profesor Daniel Marín que ha estudiado la Escuela de Salamanca nos dice unas cuantas cosas. Pongo la parte relativa a este hilo:
Juan de Mariana el liberal, Francisco de Vitoria el capitalista… ¿sería esto cierto?
A parte del error de anacronismo, si nos atenemos al sentido común, el absurdo parece superlativo, y si recurrimos a la realidad doctrinal, esas afirmaciones sustentadas con humo no aguantarían ni la más pequeña brizna de aire.
La historia rosa de que un sacerdote jesuita consultor del nada liberal Tribunal de la Inquisición y defensor de la monarquía católica, crítico con la libertad religiosa, y de que otro dominico, también habiendo trabajado para este Santo Oficio y además censurador de la usura, el precio injusto, y la inmoralidad de muchos comerciantes, son los perfectos exponentes precursores del liberalismo y el capitalismo, suena cuanto menos ridícula. Mientras John Locke, uno de sus verdaderos padres, anunciaba la tolerancia para todos los cultos menos para el católico, y se enriquecía en sus empresas económicas a base de mano de obra de una esclavitud que defendía como justa y legal, fray Francisco de Vitoria levantaba la voz desde su cátedra de Santo Tomás a favor de la libertad de los indios, y el padre Juan de Mariana enseñaba y recomendaba al futuro Felipe III que no permitiera en sus reinos otra religión que la católica.
El mito de una Escuela de Salamanca “precursora del liberalismo”, levantado a base de frases sacadas de contexto, sentencias falsas, o interpretaciones sesgadas, lo descubrí cuando empecé a estudiar años atrás los escritos de sus autores por la mera curiosidad de que unos españoles habían dicho algo importante en economía. Sin prejuicios ni intentos de manipulación por defender los postulados de unos cuantos autores judíos, protestantes y agnósticos, responsables intelectuales del mundo occidental moderno tan decadente y alejado de Cristo que hoy vivimos, me encontré con un maravilloso tesoro de Camino, Verdad y Vida, que incluso sirvió de vehículo para mi conversión; un tesoro que nada tiene que ver con un capitalismo y una democracia sustentadas por el espíritu liberal llenas de abusos, fraudes, injusticias e iniquidades. Y hablo de cosas tan concretas como la usura, las horas extras no pagadas, el consumismo, la promoción de la sodomía y el divorcio, el aborto, etc. Todo ello legalizado de manera democrática y realizado primordialmente a través del libre mercado…
Y Ludwig von Mises el inspirador de la Escuela Española de Economía…
Ver a Mises como influenciado por Juan de Mariana o cualquier otro autor de la Escuela de Salamanca, y de ahí inclusive hablar de una “Escuela Española de Economía” forma parte de la extensión osada del mismo mito.
Para el padre Mariana como hijo de la Iglesia y de San Ignacio de Loyola, el principio y fundamento de todo era Dios: “Sea esta la común miseria del pueblo, que tengan en más las cosas humanas que las celestiales”. Para Ludwig, lo material y terreno: “El liberalismo es una teoría que exclusivamente se interesa por la terrenal actuación del hombre. Procura en última instancia el bienestar material”.
Es fácil intuir cómo para el sacerdote hispano, el liberalismo hubiera sido una doctrina “miserable” por tener en más las cosas humanas, y no sólo en más, sino “exclusivamente” y en “última instancia”. Además, implícitamente se pueden ver aquí los dos amores que fundaron las dos ciudades antagónicas sobre las que disertó ya hace siglos San Agustín; la terrena, sustentada por el amor propio hasta el desprecio de Dios, y la celestial, sujeta al amor de Dios hasta el desprecio de sí.
Por otra parte, el judío agnóstico mencionado, cabecera doctrinaria de la Escuela Austriaca y el liberalismo capitalista, acusó a Jesucristo del socialismo y sus males, y cargó contra la doctrina escolástica del precio justo o la usura, cuestiones morales esenciales predicadas por sus supuestos precursores para ajustar el mercado a lo ordenado por Dios. Asimismo, Mises negaba que un niño recién nacido fuera un humano, entre otras aberraciones que un cristiano jamás podría aceptar.
Con razón sentenció el economista católico John Médaille, y a ello me sumo, que “ni todo el dinero del capitalismo podría comprar una sola gota del agua bendita con la que bautizar a Ludwig von Mises”.
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