Internacional
Violaciones, prostitución y asesinatos: la cara oculta del desembarco en Normandía
Organización Editorial Mexicana
5 de junio de 2014
Soldados norteamericanos en la Liberación de Francia. Otra cara de la moneda.
Carlos Siula / El Sol de México
Corresponsal
PARÍS, Francia. (OEM-Informex).- La celebración del desembarco del 6 de junio de 1944 en Normandía no será una fiesta para todo el mundo: a pesar de que transcurrieron 70 años desde ese momento, algunas francesas recuerdan la llegada de las fuerzas norteamericanas como una pesadilla que no se ha disipado totalmente.
La cara oscura del desembarco es la enorme cantidad de violaciones, asesinatos y crímenes sexuales perpetrados por los GI's durante la liberación de Francia. Otro aspecto es la enorme prostitución que generó la presencia de 3 millones de soldados presentes en Francia a partir de junio de 1944.
Esos turbios episodios, poco difundidos u olvidados, fueron revelados por la historiadora Mary Louise Roberts en su libro
What soldiers do. Sex and the american GI's in World War II in France (Que hacen los soldados. El sexo y los soldados norteamericanos en la Segunda Guerra Mundial en Francia). Ese minucioso trabajo de 416 páginas fue publicado en Francia en abril último con un título mucho más explícito:
Des GI's et des femmes. Amours, viols et prostitution à la Libération (Los soldados norteamericanos y las mujeres. Amores, violaciones y prostitución en la Liberación).
Ese asombroso documento precisa algunas de las informaciones casi secretas que circulaban entre los pobladores de Brest, Le Havre, Caen y otras ciudades normandas. Pero Mary Louise Roberts descubrió que en ese periodo turbulento la situación había escapado totalmente al control de las autoridades militares norteamericanas.
La historiadora obtuvo las mejores pistas para investigar a través de una minuciosa lectura del diario del ejército norteamericano, Stars and Stripes, que relata -por ejemplo- el proceso de 152 soldados por violaciones solo entre los meses de junio y octubre de 1944.
Ese tipo de informaciones, según Mary Louise Roberts, estaban destinadas a mostrar a los franceses que el comando militar "hacía algo contra las violencias".
Lo más asombroso, al observar las cifras, es que las sanciones se aplicaban casi exclusivamente a soldados negros: sobre los 152 acusados, 139 eran negros. Esa relación parece inversamente proporcional a la composición de las fuerzas expedicionarias, en la cual los negros representaban solo 10 por ciento de las tropas en el teatro europeo.
Entre 1944 y 1945, 29 soldados fueron ejecutados en público por violación. Entre ellos 25 eran negros.
Como en Francia solo había la guillotina, la US Army tuvo que hacer venir de Texas un especialista en ahorcamiento.
La leyenda conserva solo el recuerdo de soldados que llegaban repartiendo chiclets y chocolate y -a cambio- recibían besos y sonrisas de parte de las mujeres francesas. La realidad fue completamente diferente. En el segundo semestre de 1944, el comando norteamericano reconoció que había unos 10 mil GI's desertores que sembraban el terror en la región de Normandía.
Pierre Voisin, alcalde del puerto de Le Havre, a pocos kilómetros del lugar donde se produjo el desembarco, se quejó oficialmente ante el coronel norteamericano T.J. Weed por las dimensiones que había alcanzado el comportamiento de las tropas en su ciudad. La denuncia precisa que los soldados "copulan en plena calle, incluso delante de los niños". Le Havre fue la principal puerta de entrada de las fuerzas de Estados Unidos que llegaban a Europa. En un año, esa ciudad vio pasar 4 millones de soldados.
El desenfreno de los GI'S no ocurrió de manera casual, sino que fue el resultado de una campaña organizada por las fuerzas armadas, presentando a París como un "paraíso donde se pueden satisfacer todas las fantasías eróticas". Las autoridades militares vehiculaban esa mitología sin duda para entusiasmar a los jóvenes que iban a enfrentar la metralla y la muerte.
La célebre revista Life, reprodujo ese mito. En 1945, el reportero de guerra Joe Weston describió a Francia como "un gigantesco burdel en el cual vivían 40 millones de hedonistas que dedican la mayor parte de su tiempo a comer, beber y hacer el amor".
Ese tsunami de libido masculina generó un fenómeno de prostitución a gran escala, como nunca se había conocido en Francia. Como en el momento de la Liberación muchas de las mujeres eran pobres, dos millones de hombres estaban en los campos alemanes y ellas necesitaban dinero, no vacilaron en dejarse seducir por los liberadores con la esperanza de obtener algunas ventajas materiales.
En esa época, los burdeles de la región -y más tarde los de París y Ámsterdam- resultaron completamente desbordados por esa afluencia.
Ante esa "demanda", miles de prostitutas de todo el país afluyeron primero a Le Havre con la complicidad de la policía militar y las fuerzas del orden francesas, que también sacaban su beneficio de esa tolerancia.
El fenómeno alcanzó tales dimensiones que los alcaldes de Le Havre y Cherburgo escribieron al comando norteamericano para pedir que abrieran lupanares afuera de las ciudades inspeccionados por autoridades sanitarias y adoptaran un sistema de prostitución reglamentado. Pero las autoridades militares rechazaron esa idea por temor a las repercusiones que podía tener dentro de Estados Unidos.
El historiador norteamericano J. Robert Lilly estimó que por lo menos hubo 3 mil 500 violaciones. Unos 30 de esos casos concluyeron en asesinatos.
Los franceses suelen explicar que siempre mantuvieron una extrema discreción sobre esos episodios para no aparecer como desagradecidos ante Estados Unidos, que los liberó de cuatro años de yugo nazi. Sin embargo, las mujeres que sufrieron esas vejaciones -de las cuales quedan muy pocas vivas- tienen otra idea de lo que fue la Liberación y del sentido que tiene la palabra Historia.
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