Aparte de cualquier hipótesis como causa del accidente y pese a la imputación del maquinista, lo que parece indudable es que la velocidad inadecuada del tren por exceso, en relación con el trazado de la vía, parece indudable que es la consecuencia inevitable de lo que ha sucedido. Si todos los que conducimos un automóvil nos ponemos a recordar anécdotas más o menos imprevistas, seguro que nos permitirán entender un poco mejor qué es lo que ha sucedido. Y no es preciso que hablemos de velocidad alta, sino inadecuada. Hace años estuve a punto de salirme de una carretera de montaña cuando entré a una curva a 30 km/h estando limitada la velocidad a 20. Puede parecer absurdo o exagerado, pero fue una experiencia en la que me llevé un buen susto. Así que invito a todos a pensar en vuestras anécdotas relacionadas con ese concepto de velocidad inadecuada.

Ahora imaginemos un tren con su masa total, su longitud, su estabilidad, lanzado a 190 km/h donde la velocidad máxima está establecida o predeterminada a 80 km/h. Más aún, ¿cuántos habéis puesto vuestro coche a esa velocidad en una autopista? y si alguno lo hizo ¿qué sensaciones tuvo? Y no me refiero a la gamberradita de turno, sino a la impresión de inseguridad, a la que muestra claramente que el conductor no controla el coche aunque no pase nada.

En fin, por el momento el maquinista ha sido imputado, sin embargo esto no ha hecho más que empezar. Y frente al criterio del magistrado de la causa hay técnicos que apuntan en otras direcciones, señalando como posibles causas las balizas y los receptores del tren.

Un problema con las balizas, clave en los 190 km/h a los que iba el tren - Libertad Digital

Personalmente no soy nada experto, ni entendido siquiera, en esta tecnología puntera de hoy en día basada en la electrónica, pero he de decir que en base a los muchísimos problemas que mi muy electrónico y avanzado automóvil me está proporcionando, no me fío un pelo de estos sistemas. He podido aprender que los sistemas electrónicos están llenos de sensores que detectan de todo y te bloquean motor y sistemas en un abrir y cerrar de ojos. Y cada vez que eso sucede la pieza en cuestión es una "mierda" de nada, pero que te la cobran a precio de oro. He sufrido el hecho de sacar el coche del taller en el que han tardado en arreglar "la avería" apenas en una hora o dos (una vez recibida la pieza) para, a los 2 días, volver a cambiar otra pieza. Y eso en un automóvil que salió al mercado con el precio de 70.000 euros. No es nacional, no está hecho con retales, está diseñado por ordenador con tecnología de avión.

Si recordamos la "navaja de Occam", al final la explicación más sencilla acabará por ser la cierta, tiempo al tiempo.