Los conquistadores españoles de raza negra
23 abril, 2016 por Jorge Alvarez Historia
Seguramente el título del artículo dejará confundido a más de uno pero la interpretación es literal. Pese a lo que muchos creen, en la conquista de América también hubo protagonistas de raza negra y algunos de ellos destacaron los suficiente como para mejorar en la escala social e incluso haber dejado sus nombres a la posteridad.
En general, la presencia de personas de ascendencia africana en las Indias obedecía a la necesidad de mano de obra ante la dramática caída demográfica en las Antillas, derivada de las acciones bélicas y la altísima mortalidad que produjo la difusión de enfermedades para las que la población autóctona carecía de defensas biológicas, muy especialmente de la viruela. Así, a partir de 1502 se empezaron a enviar esclavos negros -unos setenta y cinco mil en el siglo XVI-, considerados más resistentes no sólo a la incidencia de virus sino al trabajo físico mismo.
Sin embargo el régimen esclavista español, dentro de la infamia inherente a su condición, era más laxo que el portugués o el anglosajón y, salvo en zonas muy concretas (por ejemplo las plantaciones de azúcar caribeñas o el litoral pacífico de Sudamérica), el esclavo negro solía ser básicamente doméstico, usado como criado, asistente o simplemente para presumir de servidumbre. El caso es que la manumisión no era rara y muchos la consiguieron, estableciéndose como colonos (con empleos típicos tan peculiares como portero (el más habitual, además de vigilar la puerta también convocaba a los concejales a las reuniones), pregonero, subastador, verdugo o incluso gaitero. Pero algunos prefirieron jugársela y enrolarse en las huestes de conquista.
Juan Valiente
Posiblemente el más famoso conquistador negro, su caso es un poco especial porque aún era esclavo cuando en 1533 le solicitó permiso a su amo, Alonso Valiente, un hacendado de Puebla (México), para marchar cuatro años en busca de fortuna con la promesa de volver y pagar su libertad con las ganancias que lograra. El español accedió y Juan se alistó, junto a otros doscientos africanos (la mayoría esclavos) en la expedición que el otrora lugarteniente de Hernán Cortés, Pedro de Alvarado, preparaba para ir a Perú.
Una vez en destino resultó que no hubo oportunidad porque Pizarro se había adelantado. Diego de Almagro le pagó a Alvarado un considerable dineral a cambio de que regresase y de contratar a los hombres que desearan quedarse. Juan Valiente fue uno de ellos y en 1535 estaba en Chile con aquel nuevo jefe, peleando contra los araucanos. Cinco años después había logrado ascender a capitán y reunir cierto capital, incluyendo una encomienda y una propiedad a las afueras de Santiago, así como una esposa, Juana de Valdivia, presunta ex-esclava del famoso conquistador.
Alonso Valiente trató de ponerse en contacto con él para resolver su situación pero las dificultades en las comunicaciones propias del siglo XVI lo impidieron. Paralelamente, Juan intentó comprar su libertad pero fue víctima de una estafa, perdiendo el dinero entregado para ello. Finalmente murió en combate, junto al propio Valdivia, en la batalla de Tucapel (1553).
Juan Garrido
Otro africano del mismo nombre -algo muy recurrente, como veremos, al igual que en inglés se usa John Doe- y vida paralela, esclavizado por los portugueses pero convertido al cristianismo en Lisboa, lo que le permitió adquirir la libertad y viajar a Sevilla, donde embarcó en 1503 para Santo Domingo como criado a las órdenes de Pedro Garrido. Durante once años combatió en la conquista de Cuba y Puerto Rico, además de participar en el descubrimiento de la Florida. En 1519 se sumó a la expedición de Cortés a México y en una carta al rey presumía de haber sido el introductor del cultivo del trigo por esos lares.
Posteriormente volvió a la vida militar en la incursión de Antonio de Carvajal por Michoacán y Zacatula. En 1525 se le concedió un inmueble en la nueva Ciudad de México, donde trabajó de portero, pregonero y vigilante del acueducto de Chapultepec, pero tres años más tarde se lanza otra vez a la aventura, al mando de una expedición para explotar las minas de oro de Zacatula. Tras otro descanso, se enroló a las órdenes de Cortés cuando éste exploró la Baja California; era el responsable -y copropietario- de un batallón de esclavos negros e indígenas. Falleció en 1547 dejando esposa y tres hijos.
Juan Beltrán
Este mulato se hizo famoso en las guerras de Chile, donde por su valerosa actuación y su colaboración en la fundación de la ciudad de Villarica se le encomendó la construcción y el cargo de capitán de un fuerte en las afueras, además de premiarle con una encomienda de medio millar de indios. Beltrán dirigió varias malocas (razzias, en el lenguaje soldadesco de ultramar) victoriosas pero al final murió luchando con los indómitos araucanos.
Juan García
Otro mulato que, en su caso, nació libre en Extremadura hacia 1495. Formó parte de la expedición de Pizarro al Perú, viajando con su mujer y sus hijas. Era pregonero y gaitero, siendo su misión fundamental la de pesar los metales preciosos que se recogieron en Cajamarca por el rescate de Atahualpa. Asimismo, estuvo presente en los sucesivos repartos de oro y plata entre la tropa. Se sabe que con sus ganancias le compró una esclava indígena a otro soldado y con ella tuvo una hija ilegítima.
Residió en Cuzco, donde colaboró en su reforma urbana, pero luego se trasladó a Lima con la idea de regresar a España. Lo hizo en 1536, de forma triunfal, estableciéndose en la zona donde había nacido y adoptando el nombre de Juan García Pizarro. No se sabe la fecha de su fallecimiento.
Otros conquistadores negros
La lista de conquistadores negros en América es mucho más extensa. Inacabable, de hecho, sólo que carecemos de datos suficientes sobre sus vidas. Así, podríamos citar a Juan Bardales, esclavo africano que participó en las expediciones a Panamá y Honduras (donde dijo haber recibido un centenar de heridas de flecha) consiguiendo su manumisión y una pensión de cincuenta pesos concedida por el Rey. O a Sebastián Toral, que por su labor en la exploración del Yucatán logró la libertad, la exención de impuestos y otra pensión real, empleándose como portero. O a Antonio Pérez, que era libre y participó junto a Diego de Losada en la conquista de Caracas, donde ascendió a capitán. O a Miguel Ruiz, otro que estuvo con Pizarro en Cajamarca y obtuvo su parte del botín. O a Gómez de León, que también recibió una encomienda en Chile.
Y tampoco habría que olvidar los miles de personas de raza negra cuyos nombres fueron obviados por los cronistas (aunque Cieza de León suele mencionarlos genéricamente), caso de los doscientos que ayudaron a sofocar el incendio de Cuzco durante el asedio de Manco Inca en 1536 o el número similar de ellos enviados desde La Española como refuerzo armado; o los que colaboraron en la conquista de Nueva Granada, de los que únicamente ha trascendido la identidad de un mulato llamado Pedro de Lerma.
____________________________________________
Fuente:
Los conquistadores españoles de raza negra
http://hispanismo.org/hispanoamerica...html#post26059
No está repetido. Es otro mensaje del mismo hilo.
Juan Garrido, conquistador de México.
Juan Valiente, conquistador de Chile.
Juan Latino, ilustre profesor de Granada.
Los caciques de Esmeraldas (actual Ecuador).
Los soldados huidos de las colonias inglesas hacia la Florida española, defensores del Fuerte Mosé.
Toussant Louverture, el que es considerado libertador de Haití.
Los "curros" que durante siglos poblaron las calles de La Habana arribados desde Sevilla y Cádiz.
Escasos ejemplos. Hay muchos más. Empero, todos ellos tenían algo en común: Eran negros. Y eran libres. Y fueron reconocidos por España. Desde primera hora y desde España hubo negros libres. Las cofradías (la Hermandad de los Negritos es un vestigio entrañable) constituyeron un mecanismo liberador e integrador, entre otros.
La trata de esclavos existe desde que el hombre es hombre; no obstante, cuando los cristianos de la Corona de Castilla llegaron al sur, se encontraron con que los musulmanes tenían esclavos negros, práctica muy extendida entre árabes y bereberes, así como lo era entre los propios negros. Y por desgracia, así lo sigue siendo, desde Haití a los tuaregs.
Que haya negros que se reivindiquen a su pasado hispano, desde Florida a Mali, y que haya españoles que denigren la historia de España... En fin, será un signo de los tiempos. Pero esos que denigran y mienten sobre la historia de España no quieren ni a los negros ni a nadie. Es como pedirle seriedad a alguien que vive de contar chistes... El marxismo se ha quedado sin clientes y sin política, y a falta de proletarios, bueno es lo que venga, según los moldes del padrecito Gramsci. En el pasado fueron los gitanos y los moros y en el presente son los negros. Al fin y al cabo, para ellos no son más que objetos a los que mirar por encima del hombro con su sentimentalismo paternalista propio de niños pijos con mucho tiempo libre para perderlo con tonterías que no se creen ni ellos.
Pero eso: No hay derecho.
____________________________________________
Fuente:
https://es-la.facebook.com/permalink...13868212144988
LOS TRES MULATOS DE ESMERALDAS.
Autor: Andrés Sánchez Galque.
«La pintura representa el retrato de don Francisco de Arobe, de 56 años de edad según advierte la propia inscripción del lienzo, con dos de sus hijos, de 22 y 18 años llamados don Pedro y don Domingo. En la región de Esmeraldas -costa norte del Ecuador- se asentaron dos cacicazgos dominados por afrodescendientes, uno es éste, don Francisco de Arobe, y el otro es el de Alonso Sebastián de Illescas. Este cuadro evidencia el reconocimiento de estos descendientes de esclavos alzados, como gobernadores de una extensa región, con el sometimiento a la Corona española. El intento de control de la región, por parte de los españoles, tendrá un protagonista principal en la Real Audiencia, Juan del Barrio Sepúlveda, oidor en la Audiencia de Quito, que consigue alcanzar el pacto con los mulatos y quien costea la realización del cuadro como demostración evidente de este logro. Francisco de Arobe acepta la relación con los españoles y la conversión a la nueva Fe Católica, siendo bautizado junto con su mujer india, doña Juana, y aprueba la construcción de una iglesia en 1578, cerca de su propia vivienda en la Bahía de San Mateo. En Quito, durante la visita de los mulatos en 1598 para dar paz y obediencia al Rey y a la Real Audiencia fueron agasajados por el oidor, que les hizo entrega de numerosos presentes, tejidos, armas y utensilios de hierro. Es entonces cuando se pinta el famoso retrato que envía al nuevo rey de España, Felipe III, junto con un detallado informe de la pacificación de Esmeraldas. La intención del retrato es presentar a estos nuevos súbditos ante el rey, por lo que la presencia de los sombreros en la mano de dos de los mulatos está señalando simbólicamente por un lado sumisión y respeto, pues no están colocados sobre la cabeza, y por otro al estar vueltos hacia el espectador, mostrando el interior del mismo, evidencia un gesto que sugiere que sus dueños no ocultan dobles intenciones. El valor simbólico del acto de la retirada de los sombreros es importante, pues incluso conforma un episodio del protocolo en la firma de la sumisión de vasallaje y asiento de Alonso Sebastián de Illescas, el otro cacique mulato de Esmeraldas, que no aparece representado en el cuadro. Cronológicamente el lienzo correspondería al estilo manierista, que se inicia en los Andes hacia 1580 de la mano de pintores italianos, aunque había ido calando anteriormente a través de grabados y pinturas que se importaban desde el Viejo Mundo.
El cuadro habría llegado a España desde la Audiencia de Quito, en algún barco que hiciera la ruta Lima-Panamá y desde allí por tierra hasta embarcar rumbo a las Antillas donde se uniría a otros barcos para hacer la ruta de vuelta de los galeones repletos de oro o plata, índigo o tabaco, entre otros productos. Realmente el propio lienzo aclara su origen, anotándose en la cartela ubicada en el lateral derecho del mismo, una Dedicatoria que reza lo siguiente: Para Felipe 3, Rey Católico de España y de las Indias, el doctor Juan del Barrio de Sepúlveda, Oidor de la Real Audiencia de Quito, lo mandó hacer a sus expensas, Año 1599».
_Texto extractado de Gutiérrez Usillos, A.: "Nuevas aportaciones en torno al lienzo titulado Los mulatos de Esmeraldas. Estudio técnico, radiográfico e histórico", Anales del Museo de América, XX.
____________________________________________
Fuente:
https://www.facebook.com/15980661837...type=3&theater
Comentario de interés en la misma publicación:
Andrés Joaquín Guarnizo
correctísima la información, solo que el nombre original era Los negros de Esmeraldas, (no mulatos) lo cual es correcto, pues eran cimarrones, NEGROS PUROS, al parecer luego se cambió el nombre por pura corrección política .. una abrazo
Última edición por Mexispano; 24/09/2016 a las 04:41
Curiepe
También conocida como la "Ciudad de los Cimarrones" fue fundada en 1721 por Juan del Rosario, Capitán, y negro libre, quien pidió permiso al Rey Felipe V, para explorar las tierras de la Sabana de Oro y el Valle de Curiepe, el cual fue concedido, estableciéndose la primera población venezolana de "morenos libres". El pueblo prosperó y sus habitantes crearon un emporio de producción de Cacao, dirigido por los negros libres, causando recelo en los grandes cacaos, y el mantuanaje criollo. Esclavos prófugos y aquellos que obtenían su libertad, llegaban a Curiepe para hacer vida libre. Por ello, en la actualidad el 90% de sus habitantes es afrodescendiente. Esto es un Hecho Criollo.
____________________________________________
Fuente:
https://www.facebook.com/hechoscriol...type=3&theater
Gaspar Yanga, el esclavo que creó el primer pueblo libre de América
Publicado hace 2 días - Jorge Alvarez
En el estado mexicano de Veracruz hay una pequeña localidad de poco más de cinco millares y medio de habitantes llamada Yanga, que anteriormente tuvo otros nombres como San Lorenzo de los Negros y San Lorenzo Cerralvo, adoptando el actual en una fecha tan cercana como 1956.
Dado el tamaño del país y la ingente cantidad de atractivos que ofrece al visitante, Yanga no suele formar parte de los circuitos turísticos al uso, ya que carece de ruinas prehispanas y ni siquiera está en la costa porque se encuentra a quinientos veinte metros sobre el nivel del mar, entre plantaciones de café y azúcar.
Sin embargo, es un sitio muy interesante. Para empezar porque cada 10 de agosto celebra un festival denominado Carnaval de la Negritud, evento instaurado en 1976 en el que no faltan los elementos típicos en estos casos (verbena, fuegos artificiales, elección de la reina, disfraces, bandas de música, peleas de gallos, corridas de toros), pero donde el momento álgido llega tras la misa en honor de San Lorenzo: una cabalgata con carrozas temáticas alusivas al origen africano del pueblo. Porque, como se puede deducir de los nombres reseñados hasta ahora, la herencia del continente negro no sólo es que sea fuerte sino que se halla en el origen mismo de Yanga.
La palabra Yanga deriva de Nyanga, un término usado en lengua de la región africana de Brang en Guinea que significa príncipe. Y es que la tradición cuenta que fue un príncipe africano el que, capturado por los esclavistas, arribó al puerto de la Villa Rica de la Veracruz como parte de un cargamento de esclavos que el virrey de Nueva España autorizó a adquirir a los portugueses para solventar la necesidad de mano de obra en las plantaciones azucareras, ya que las sucesivas epidemias se habían cebado tanto en la población india que la mortalidad se disparó de forma drástica. Fue en el año 1537.
Evidentemente, no hay prueba alguna de que aquel adolescente llevado desde África (Guinea, según unas fuentes; Gabón según otras) fuera en verdad de sangre real, pero las historias sobre líderes carismáticos suelen adornarse con ese tipo de cosas. El caso es que el joven esclavo terminó su crecimiento, aprendió a hablar castellano… y cuando a los veinte años de edad decidió que aquella vida no era muy prometedora aprovechó la oportunidad que se le presentó para escapar de la hacienda donde trabajaba, llamada La Providencia.
Gaspar Yanga, nombre por el que se le conocía, huyó al monte con otros compañeros hacia 1570. No todos los esclavos que lo intentaban lo lograban, como demuestra la ejecución pública de dos de ellos documentada en 1546, pero con el tiempo, poco a poco, fueron incrementándose más y más hasta formar un auténtico palenque de cimarrones -que incluía también indígenas e incluso españoles prófugos de la justicia- asentados en las montañas, en los márgenes del Río Blanco y la sierra de Zongolica. Esa peculiar y variopinta comunidad siguió creciendo a lo largo de treinta años y para el año 1609 sumaba ya medio millar de personas, lo que resultaba poco tranquilizador para las autoridades.
Efectivamente, para alimentar a tamaña hueste no bastaba con los precarios cultivos que practicaban y empezaron a asaltar las haciendas y a los comerciantes que hacían la ruta entre Veracruz y México. Resultaba tan fácil que la situación fue empeorando y no tardaron en circular rumores de una insurrección generalizada para entronizar a un tal Yanga. Entonces el virrey tomó cartas en el asunto y envió una expedición a someter a los cimarrones. Integrada por un centenar de soldados españoles y otros cuatrocientos auxiliares indígenas, partió de Puebla al mando de Pedro González de Herrera y se enfrentó al enemigo en varias escaramuzas, ninguna de ellas decisiva por la dificultad de perseguirlos a través de la selva y el monte y porque, además, los cimarrones contaban con bastantes armas de fuego.
Estatua de Yanga en la localidad homónima. Foto: WikimediaPara entonces Yanga era anciano ya, así que los ex-esclavos estaban dirigidos por su mano derecha, un bravo guerrero angoleño llamado Matiza (Francisco de la Matosa), que supo mantener en jaque al ejército durante un tiempo. Pero las bajas de ambos bandos empezaron a ser preocupantes, así que Yanga intentó parlamentar usando a un prisionero como correo: solicitaba un territorio independiente para los suyos a cambio de cesar sus incursiones, pagar tributos a la Corona y colaborar en la defensa del virreinato si era atacado por piratas; también se comprometía a devolver, en lo sucesivo, los esclavos que se fugaran. La oferta era generosa; es más, se había formulado al propio virrey tiempo atrás, pero no se había concretado y los cimarrones habían retomado los asaltos. En cualquier caso, González la rechazó porque no podía admitir un gobierno al margen del virreinal.
Por tanto, hablaron las armas de nuevo y, lógicamente se impusieron las españolas, que lograron tomar el palenque y prenderle fuego. Sin embargo eso no bastaba para resolver el problema porque muchos cimarrones consiguieron ocultarse en la frondosidad y amenazar con un contraataque, volviendo a la situación anterior. La cosa corría peligro de enquistarse y los encomenderos de la zona arrancaron del gobierno una real cédula para crear un asentamiento que sirviera de tapón contra los ataques de los esclavos; así nació la actual ciudad de Córdoba. Viendo el cariz que tomaban los acontecimientos y el elevado coste humano y material que podía llegar a alcanzar aquella guerra, González aceptó finalmente las condiciones de Yanga, con una cláusula extra: sólo la familia de Yanga tendría derecho a gobernar el área independiente. También se añadió que un sacerdote franciscano atendiera las necesidades espirituales de los cimarrones. El acuerdo se firmó el 10 de agosto de 1609.
Los antiguos esclavos pasaban a ser libres y se establecieron oficialmente en un lugar llamado Las Palmillas; al quedarse pequeño en poco tiempo, se trasladaron a una zona más amplia que pasó a ser conocida como El Pueblo Libre de San Lorenzo de los Negros, donde el modo de vida era similar al de cualquier pueblo español: había un jefe, propiedad privada, legislación, sistema de justicia…. De hecho el virrey Rodrigo Pacheco y Osorio la reconoció oficalmente en 1630 y le otorgó un acta de fundación. Como don Rodrigo era marqués de Cerralvo, el nombre del pueblo se trocó por el de San Lorenzo Cerralvo en su honor. Con el paso de los años prosperó econonómicamente y ello provocó incidentes con localidades indígenas vecinas, aunque la tendencia fue al mestizaje entre ambas comunidades.
Estatua de Benkos Bioho. Foto: WikimediaSan Lorenzo Cerralvo, hoy rebautizado Yango, sirvió de ejemplo y modelo para otros esclavos y palenques que intentaron seguir sus pasos. Todos fueron duramente reprimidos y el único que consiguió algo parecido fue en Colombia, donde un esclavo angoleño fugado llamado Benkos Biohó creó lo que hoy es San Basilio de Palenque, funcionando independientemente de la Corona entre 1605 y 1621, año en que fue capturado y ejecutado. Dada la cronología, ese lugar rivaliza con el mexicano por la denominación de “primer pueblo libre de América”.
Fuentes:
–Peredo, Melchor: Una revolución continua.
– VVAA: Encyclopedia of slave resistance and rebellion.
–Hazzard-Donald, Katrina:Mojo Workin’: The Old African American Hoodoo System.
____________________________________________
Fuente:
Gaspar Yanga, el esclavo que creó el primer pueblo libre de América
En 1946 el sociólogo estadounidense Frank Tannenbaum publicó un ensayo titulado “Slave and Citizen” que llegó a convertirse en un clásico para el estudio comparado de los sistemas esclavistas en América. La tesis principal de Tannenbaum se deja resumir en que las diferencias en cuanto a las relaciones raciales entre Estados Unidos y América Latina se fundamentan en el legado legal y moral de la esclavitud. Mientras las tradiciones jurídicas en el mundo ibérico medieval facilitaban no solamente la expansión de la esclavitud a sus respectivas colonias, sino que también la enmarcaron en códigos que se asentaban en la aceptación de los africanos como miembros de la familia humana cristiana, en las colonias anglosajonas los esclavos se encontraban fuera de la comunidad humana y, por lo tanto, podrían ser tratados como bienes. El argumento principal de Tannenbaum se basa en la comparación del acceso a la libertad de los esclavos en ambos sistemas y, por consiguiente, en la posibilidad del esclavo de convertirse en ciudadano.
Lo curioso del ensayo es que la palabra ciudadano solamente aparece en el título. Tannenbaum la emplea en el sentido de que los esclavos en el mundo iberoamericano eran reconocidos como seres humanos con derechos legales y morales, sobre todo el de poder adquirir su libertad. Esto les facilitaba la integración en la sociedad después de la abolición final, lo que explicaba, según Tannenbaum, las diferencias en las relaciones de raza entre los Estados Unidos y los países latinoamericanos
____________________________________________
Fuente:
https://www.facebook.com/23052595029...type=3&theater
Niño Jesús con ángeles músicos por Juan Correa.
Angelitos negros
Correa el mulato. Un pintor poco conocido pero con una notable presencia en Sevilla. Un pintor de angelitos negros.
Por Manuel Jesús Roldán, 2 de agosto de 2016 0:10 h.
Pintor nacido en mi tierra, con el pincel extranjero, pintor que sigues el rumbo, de tantos pintores viejos. Aunque la Virgen sea blanca, píntame angelitos negros que también se van al cielo. Así comienza el poema de Andrés Eloy Blanco que popularizó Antonio Machín como canción y cuya melodía sirvió como inicio de una marcha dedicada a la Virgen de los Ángeles.
Detalle Inmaculada Antequera, Juan Correa
Ángeles negros en la pintura. Hubo un pintor de ángeles negros. Quizás mulatos. Ambas razas tuvieron cofradía en Sevilla. El pintor de angelitos negros se llamó Juan Correa. Nació en Ciudad de México en 1646 y falleció en 1716. Pintor de temas religiosos y de temas profanos, tiene obras repartidas entre México, Andalucía o incluso Italia. Hijo de padre de procedencia hispanoafricana, Juan Correa, cirujano (término amplio en la época) de Cádiz y de Pascuala Santaloyo, su madre, mujer libre y negra (“morena” en la terminología de la época) de Nueva España. Correa pintaba angelitos “morenos” o “del color quebrado”, que introducía en sus obras, una especie de reivindicación de su raza y de reivindicación de las etnias oscuras.
Juan Correa, la conversión de María Magdalena
Así se puede comprobar en un su obra del Niño Jesús con ángeles músicos (Museo Nacional de México), donde aparecen ángeles de diferentes razas. También se pueden identificar estos ángeles en algunas de las pinturas de Correa conservadas en Antequera, como la pintura de la Inmaculada apocalíptica, estudiada, como el resto de la obra de Correa, por la doctora Elisa Vargaslugo, dentro de un seminario de investigación que creó en la Universidad Nacional Autónoma de México
Noli me tangere, Juan correa, Museo de Zacatecas
Entre las obras de Correa destaca su Asunción de la Virgen de la Catedral de México, de espectacular composición y formato, mostrando también gran originalidad sus representaciones pictóricas en biombos dedicados a los cuatro continentes.
Pero si en algo destacó Juan Correa fue en sus numerosas representaciones de la Virgen de Guadalupe, auténtico icono que difundió por numerosos lugares como gran devoción de Nueva España.
Según refiere el profesor de la Universidad de Granada Francisco Montes, los estudiosos de la pintura del mulato Correa lo sitúan como el artista guadalupano más prolífico de su época, siendo sus representaciones “las más apreciadas por su fidelidad y perfección”. Sería el encargado de establecer el modelo iconográfico tradicional que luego repetirían sus continuadores. En este esquema, la efigie de la Virgen aparecía enmarcada por cuatro cartelas que presentaban de forma tetraepisódica los hechos aparicionistas del indio Juan Diego, a la que se sumaba una última en la parte inferior con la descripción del paisaje del Tepeyac junto a los monumentos erigidos en aquellos lugares.
Expulsión del paraíso, Juan Correa
Finalmente, en algunas ocasiones rodeaba a la Virgen una guirnalda de flores, que simbolizaba tanto aquéllas depositadas por los indios a modo de ofrendas, como el elemento milagroso causante del calco mariano. Fue el profesor González Moreno el que estudió el catálogo de pintura guadalupana de Correa en Sevilla, catalogando en su momento seis lienzos firmados por este autor. Corresponderían a los conservados en la capilla de San Onofre, en la Plaza Nueva, el del convento de San Leandro, el del museo del convento de jerónimas de Santa Paula –que representa únicamente a la Virgen con una inscripción referida a su encargo por parte de los duques de Alburquerque—, y otros dos en colecciones particulares. Habría que añadir como uno de los mejores ejemplares el lienzo que se conserva en la capilla de la Hermandad Sacramental de la iglesia de San Nicolás de Bari, fechado en 1704. En el cuadro se dispone la composición de forma horizontal, destacando la profusión del colorido adorno floral que rodea a la Virgen y los angelotes que sustentan las cuatro cartelas.
Virgen de Guadalupe, convento de San José
El referido profesor Montes añadió al catálogo de Correa en Sevilla un notable lienzo del convento de carmelitas descalzas de San José. Una obra de notable calidad, especialmente por las innovaciones iconográficas introducidas en unas grandes laterales, superiores en tamaño a otros modelos, con elaborado estudio de sus composiciones, posiblemente inspiradas en los grabados que el pintor Matías de Arteaga realizó para la edición sevillana de 1685 de la Felicidad de México de Becerra y Tanco.
Correa el mulato. Un pintor poco conocido pero con una notable presencia en Sevilla. Un pintor de angelitos negros.
Virgen de Gudalupe de Juan Correa en la Sacramental de San Nicolás / PEPE BECERRA
____________________________________________
Fuente:
Angelitos negros - Pasión en Sevilla
Pío Pico: Político, Terrateniente, Empresario
Posted on 09/16/2016 by Anai Ibarra | AARP California | Comments: 0
Pío de Jesús Pico era un Californio de primera generación nacido en Alta California de padres que emigraron de la región de la Nueva España que hoy es conocida como México. Nació en la Misión de San Gabriel Arcángel el 5 de mayo de 1801. Después de la muerte de su padre en 1819, Pico se instaló en San Diego y se casó con Maria Ignacia Alvarado el 24 de febrero de 1834.
Pico fungió dos veces como Gobernador de Alta California, por un corto período en 1832, y de nuevo en 1844 cuando fue escogido como líder de la Asamblea de California. En 1845, fue nombrado nuevamente gobernador. Pico hizo de Los Ángeles la capital de la provincia. En el año previo a la Guerra México–Estadounidense, el gobernador Pico estaba abiertamente a favor de que California se convirtiera en un protectorado británico en lugar de un territorio estadounidense.
Cuando las tropas de los EE.UU. ocuparon Los Ángeles y San Diego en 1846 durante la Guerra México–Estadounidense, Pico huyó a Baja California, urgiendo al congreso mexicano que enviara tropas para defender a Alta California. Pico no volvió a Los Ángeles sino hasta después de la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo, y a regañadientes aceptó la transferencia de soberanía a los Estados Unidos.
Al concedérsele automáticamente la ciudadanía de Estados Unidos, fue elegido para el Concilio Común de Los Ángeles en 1853, pero no asumió el cargo.
Durante los 1850s Pico era uno de los hombres más ricos en Alta California. En 1850 compra el Rancho Paso de Bartolo, el cual incluye la mitad de la actual ciudad de Whittier. Dos años más tarde, construye su hogar en el rancho y vive allí hasta 1892. Esa casa es preservada actualmente como Pio Pico Parque Estatal Histórico. Pico también era el propietario de la antigua Misión de San Fernando Rey de España, Rancho Santa Margarita y Las Flores (ahora parte de Camp Pendleton), y varios otros ranchos. Finalmente, sus tenencias de tierra comprendían de más de 500,000 hectáreas.
En 1896, inició la construcción de un edificio de tres pisos, un hotel de 33 habitaciones conocido como La Casa Pico en la vieja plaza de Los Ángeles, opuesto a lo que hoy es la Calle Olvera. En el momento de su inauguración en 1869, fue el hotel más lujoso del sur de California. Después de décadas de abandono, fue escriturada por el estado de California en 1953 y es ahora una parte del Monumento Histórico Estatal El Pueblo de Los Ángeles, y aún es utilizado para exhibiciones y eventos especiales.
Hoy en día, el nombre de Pico es conocido por los californianos del sur como el nombre de varios lugares, como el bulevar Pico, la ciudad de Pico Rivera, y la Casa Pico. En una notable vida que abarcó 93 años bajo las banderas de España, México y los Estados Unidos, la ascendencia de Pío Pico desde sus humildes comienzos hasta la oficina más alta en el estado, lo coloca entre las figuras más notables en la historia de California.
____________________________________________
Fuente:
Pío Pico: Político, Terrateniente, Empresario -AARP States
Severiano de Heredia, el primer alcalde afroamericano de una capital occidental
Publicado hace 1 mes - Jorge Alvarez
Hace un par de años, durante la inauguración oficial de una pasarela urbana bautizada con el nombre de Severiano de Heredia, la alcaldesa de París Anne Hidalgo tuvo que recordar a la prensa y la concurrencia el porqué de aquel nombre claramente hispano.
Severiano de Heredia/Foto: dominio público en Wikimedia Commons
Nadie mejor que ella, no sólo por su cargo sino porque también ella desciende de españoles. Según declaró, se le dedicaba aquel equipamiento a Severiano de Heredia porque fue “el primer alcalde negro de París y luego ministro de la República Francesa, quien fue rechazado y relegado durante mucho tiempo al olvido de la Historia”. Luego añadió que estaban allí para corregir ese error. Unámonos: ¿quién fue exactamente Severiano de Heredia?
Nació en La Habana el 8 de noviembre de 1836, hijo del matrimonio mulato que formaban Henri de Heredia y Beatriz de Cárdenas, aunque hay quien especula con que su verdadero padre fue su padrino, Ignacio Heredia y Campuzano. Su certificado de bautismo, que está fechado dos meses después en la parroquia de Jesús del Monte, le define como Mulato nacido libre, puntualización importante entonces si se tiene en cuenta que en la Cuba española había en torno a un cuarto de millón de esclavos trabajando en las plantaciones de azúcar y resultaba importante no ser confundido con uno de aquellos rellollos, como se los llamaba. Aunque en su caso tampoco fue un problema porque Ignacio le adoptó y le envió a Francia a estudiar aún niño, con diez años de edad.
El joven Severiano fue matriculado en el prestigioso Liceo Louis-le-Grand parisino, donde se graduó brillantemente en 1855, haciendo algunos pinitos poéticos y literarios, y convirtiéndose en el heredero de la fortuna de su primo. Asentado en la capital francesa, conoció a Henriette Hanaire, con la que contrajo matrimonio en 1868; al año siguiente nació su hijo, Henri-Ignace, que fallecería doce años más tarde en un accidente, y en 1873 una hija, Marcelle, que se casaría con el célebre neurofisiólogo Luis Lapicque y ella misma estudiaría esa especialidad en la Escuela Médica de París, formando equipo con su marido.
París en el siglo XIX (Ulpiano Checa)/Imagen: Alchetron
Entretanto, Severiano trabajaba en el sector jurídico y solicitó al gobierno la nacionalidad francesa, que le fue concedida en 1870. Al año siguiente, metido también en el mundo periodístico, publicó un interesante ensayo titulado Paix et plébiscite (Paz y plebiscito) en el que abogaba por el final de la guerra Franco-prusiana. Como se ve, la política le motivaba y, siguiendo su llamada, en 1873 ingresó en el partido Republicano Radical, en nombre del cual fue elegido miembro del Consejo de la Ciudad de París en la primavera para representar a los barrios de Ternes y Plaine de Monceaux, ambos ubicados en el mismo distrito 17º donde se inaguró la pasarela mencionada al principio.
Metido ya de lleno en aquella nueva carrera fue ocupando sucesivamente más cargos en diversas comisiones del Ayuntamiento hasta que en 1879 le eligieron presidente del Consejo Municipal, que equivalía al puesto de Alcalde (este nombre había sido abolido en 1871 por la Comuna y así se mantendría hasta 1977, en que Jacques Chirac lo recuperó). Por ese trabajo no recibió ningún sueldo, tal como se había establecido en aquella turbulenta coyuntura, pues era un puesto honorífico y además de muy corta duración, sólo seis meses.
En ese lapso tuvo tiempo de aplicar una serie de medidas para paliar la terrible ola de frío que azotó la ciudad cubriéndola con medio metro de nieve, congelando el Sena y bloqueando con unos espeluznantes veintitrés grados bajo cero las vías de comunicación; entre esas medidas figuró la contratación de una brigada de doce mil peones para despejar los accesos y la apertura de locales para acoger a mendigos y vagabundos. Asimismo, redujo la jornada laboral infantil a diez horas y desarrolló varias leyes para fomentar el Metro.
El general Boulanger/Foto: dominio público en Wikimedia Commons
El gran paso estaba dado: el mundo occidental tenía un alcalde afroamericano por primera vez. De hecho, llegaría incluso más allá, formando parte del ejecutivo nacional, pues en agosto de 1881 fue elegido diputado y seis años más tarde pasaba a ser Ministro de Obras Públicas en el gobierno de Maurice Rouvier, cartera que ocupó únicamente durante siete meses. No fue muy bien recibido y abundaron las descalificaciones racistas hacia su persona, especialmente por parte del diario opositor La Intransigencia, que solía referirse a él como “el negro del Elíseo”.
Los populistas del general Boulanger, un militar con ambiciones cesaristas que por aquellos años se había lanzado al ruedo político y había llegado a ser ministro de Defensa, perfilándose como un serio candidato a gobernar el país, fueron sus adversarios. Boulanger tiró por tierra sus posibilidades demostrando excesiva agresividad hacia Alemania, lo que hizo temer a los votantes que les metieran en una nueva guerra. Pero Heredia tampoco seguiría porque no resultó elegido en las elecciones parlamentarias de 1889 ni en las de 1893, en las que le derrotó el candidato boluangista Charles La Senne, retirándose de la política para dedicarse a la historia de la literatura.
Cómo pudo medrar un mulato en medio de aquella hostilidad racista quizá podría explicarse teniendo en cuenta el apoyo recibido de sus hermanos; no los de sangre sino los de militancia, ya que Heredia era masón, siendo iniciado en 1866 en la logia Estrella del Norte y llegando a Adjunto del Gran Oriente en 1875. Como tal, siempre defendió principios básicos como la separación entre Iglesia y Estado, la educación laica, gratuita y obligatoria, y la creación de una red de bibliotecas municipales (era amigo de Victor Hugo, a quien sucedió al frente de una asociación que promovía la cultura y la enseñanza entre adultos). También los derechos de la Mujer y la abolición de la esclavitud, que en esos últimos cuarenta años del siglo XIX ya sólo mantenían España (en su Cuba natal y Puerto Rico) y Portugal.
Severiano de Heredia tenía sesenta y cuatro años cuando apenas empezado el siglo XX, el 9 de febrero de 1901, fallecía en su casa de la calle Courcelles. No se sabe exactamente la causa, diciendo unos que de meningitis y otros de congestión cerebral. El tono de su piel había hecho historia.
Fuentes: Raíces cubanas (Raúl Eduardo Chao) / Noir Blanc Rouge. Trente-cinq noirs oubliés de l’histoire de France (Rouben Valéry) / Severiano de Heredia. Ce mulâtre cubain que Paris fit ‘maire’ et la République, ministre (Paul Estrade) / Wikipedia.
____________________________________________
Fuente:
Severiano de Heredia, el primer alcalde afroamericano de una capital occidental
"Los primeros negros que llegan al Perú vienen formando parte de las expediciones españolas de conquista. Desde finales del S.XV, los marinos andaluces incluían en sus tripulaciones a esclavos negros. Y es así como éstos participaron en la conquista y ocupación de los nuevos territorios descubiertos. El cronista Cieza de León nos cuenta que en la tercera expedición de Pizarro venía un negro que descendió a tierra en Tumbes y que, con Alonso de Molina, acompañó al curaca de la región hasta su pueblo. Y narra que los naturales le tenían espanto al negro, que lo miraban y remiraban y querían lavarlo para ver si era su color natural o una pintura que se había puesto encima, mientras que el negro se reía “echando sus dientes blancos de fuera” dice muy descriptivamente el cronista. Y no era ciertamente el único porque el mismo Cieza, al describir las peripecias de Almagro tratando de atravesar la cordillera por las cumbres nevadas, relata vívidamente los terribles sufrimientos que pasó la expedición y agrega que “heláronse algunos negros y muchos indios e indias"".
(Fernando de Trazegnies Granda, ANH-2004)
____________________________________________
Fuente:
https://www.facebook.com/16918322777...834020/?type=3
Miguel Ruiz
Miguel Ruiz fue un soldado español, mulato, hijo de un español y de una esclava africana. Nació en Sevilla, Reino de la Corona de Castilla, participó en la conquista de los ramas y sumos, pueblos de la posterior Gobernación de Nicaragua, aquí compró una esclava india con la que posteriormente mantendría una relación sentimental.
Participó en la conquista del Tahuantinsuyo integrado la Coalición India-española al mando de Francisco Pizarro y los Curacas indios. Recibió parte del botín del rescate de Atahualpa. James Lockhart le menciona en su obra "Los de Cajamarca".
____________________________________________
Fuente:
https://www.facebook.com/16918322777...695635/?type=3
"Negros de la Patria". Los afrodescendientes en las luchas por la independencia en el antiguo virreinato del Río de la Plata
Silvia C. Mallo, Ignacio Telesca (editores)
Los afrodescendientes, que vinieron esclavizados desde África, estuvieron presentes en nuestros territorios desde el inicio mismo de la conquista. Muchos pudieron ganar su libertad, otros permanecieron esclavizados. Ellos también fueron protagonistas de los diferentes procesos de Independencia que se comenzaron a experimentar a partir de 1810. Aunque la historiografía suele quitar visibilidad a su presencia, ellos igualmente están, y su existencia nos devuelve una serie de preguntas que nos permiten recuperar la complejidad original de aquellos sucesos.
¿Qué lugar de experiencia y de definición les quedaba a los afrodescendientes, esclavos y libres, que se veían restringidos a los espacios de mayor exclusión social hasta el punto de no ser sujetos de derecho? ¿Cuándo y cómo se sentían parte? ¿Cuáles eran sus esperanzas y expectativas para el futuro? ¿Cómo se integraban al proceso y qué reconocimiento obtenían por su participación? ¿Cómo vivieron sus amos y la sociedad toda su intervención y el proceso de liberación de los esclavos? ¿Cómo se conjugaron la etnicidad y la política, la libertad del pueblo, de modod particular la de los esclavos? ¿Se produjeron cambios en el reordenamiento de la sociedad? Esta obra reúne el trabajo de especialistas de primer nivel en el tema; un aporte variado y original que pone de manifiesto la realidad social vivida por los afrodescendientes durante el proceso de las independencias en los distintos rincones del Virreinato.
____________________________________________
Fuente:
https://www.facebook.com/editorialsb...type=3&theater
MILICIANO MORENO DE PUERTO RICO.
Archivo General de Indias,MP-UNIFORMES,113
https://www.facebook.com/15980661837...type=3&theater
Mientras no dudo de la veracidad historica de toda la informacion presentado, no entiendo cual es la utilidad. Es como pedir perdon (o permiso) de que los Hispanos, siendo blancos Europeos conquistaron a no-blancos. "Miren miren! Tambien hubo como 5 conquistadores no Europeos, vieron? No eran racistas". Este tipo de argumentos, no llevan a ningun lado la verdad, porque la realidad es que los no-Europeos o especificamente los negros jugaron un rol insignificante en la conquista y a la gente que acusa a los Hispanos de "robarse el oro" poco les va a importar. Aunque si son triviaidades historicas interesantes, sin duda.
Frantz Fanon fue un psicólogo y revolucionario de raza negra nacido en la colonia francesa de Martinica. Su libro "los condenados de la tierra" respira resentimiento por todos lados, y tuvo mucha influencia en los grupos guerrilleros de África e Hispanoamérica. ¿De dónde viene tanto resentimiento? Durante la segunda guerra mundial Fanon se alistó como voluntario para pelear por Francia, y tuvo una participación sobresaliente en la batalla de Alsacia, por la que fue condecorado. Sin embargo, cuando la guerra ya estaba decidida en favor de los aliados, el regimiento fue literalmente "blanqueado": los franceses no querían negros marchando en el desfile de la victoria...
No justificamos nada, el libro de Fanon es repudiable porque hizo y sigue haciendo mucho daño, pero hay que poner todos los elementos en la mesa.
https://www.facebook.com/gabriel.mar...48793118479522
La primera boda cristiana de EE.UU. fue entre un segoviano y una negra libre en la Florida españolaLa primera boda cristiana de EE.UU. fue entre un segoviano y una negra libre en la Florida española
El matrimonio fue luego anulado por la Inquisición por bigamia, según el hallazgo del historiador Michael Francis
MANUEL TRILLO
@manueltrilloActualizado:15/03/2018 10:31h
El primer matrimonio cristiano documentado en el territorio continental de lo que hoy es Estados Unidos se celebró en 1565 en San Agustín, en la Florida española, entre un segoviano llamado Miguel Rodríguez y una negra libre de Andalucía, Luisa de Abrego.
Este es uno de los descubrimientos del profesor de la Universidad del Sur de Florida Saint Petersburg (USFSP) Michael Francis, después de rastrear durante años con un grupo de estudiantes entre los legajos archivos históricos de España y América, para poner en marcha la iniciativa «La Florida: el archivo digital interactivo de las Américas», que reconstruye y divulga las vidas de los habitantes de aquellas tierras entre los siglos XVI y XIX, que se presenta esta semana en Washington.
En concreto, Francis y su equipo se toparon con este matrimonio interracial al consultar un documento incluido en un caso de bigamia contra la propia Luisa de Abrego que investigó el Santo Oficio de la Inquisición de México en 1575.
Pero no solo se trata del primer enlace cristiano en lo que hoy es Estados Unidos. El hallazgo ha permitido poner al descubierto la fascinante historia de esta pareja, recogida en la documentación de hace más de cuatro siglos.
Certificado del matrimonio entre el segoviano Miguel Rodríguez y la sevillana Luisa de Abrego - «La Florida»
Luisa de Abrego era una joven sirvienta doméstica en Jerez de la Frontera, donde cierto día se le acercó otro negro libre llamado Jordán, que le propuso matrimonio y al que respondió afirmativamente. Intercambiaron votos, pero no hubo testigos y, según insistió ella en sus posteriores confesiones, nunca llegaron a consumar el matrimonio. De acuerdo con su testimonio ante el Santo Oficio, cayó enferma y, durante los meses de su convalecencia, Jordán se casó con otra mujer, en esta ocasión en una ceremonia pública. Michael Francis explica a ABC que, hasta el Concilio de Trento (1545-1563), se daba por válido un matrimonio aunque no hubiera lo oficiara un sacerdote ni hubiera testigos presentes.
Tras enterarse de la boda de Jordán, Luisa abandonó Jerez y se desplazó hasta Sevilla, donde conoció a Miguel Hernández, un herrero y soldado de Segovia. Ambos embarcaron en la expedición a Florida de Pedro Menéndez de Avilés de 1565, en la que se fundó la que hoy es la ciudad más antigua habitada sin interrupción de Estados Unidos, San Agustín.
Una vez allí, en el otoño de aquel año, ambos se casaron y, según apunta Francis, «un cuñado del propio Menéndez ejerció de padrino». Él tenía 25 años y ella, 19. Miguel desconocía que aquel no era el primer matrimonio de su mujer.
Documento del proceso contra Luisa de Abrego, de la que se dice «Casada dos veces» - «La Florida»
Diez años más tarde, ambos se encontraban viviendo en México. Allí, Luisa de Abrego supo de un caso de bigamia y le entraron dudas sobre su propia situación. Según su testimonio recogido en el expediente de la Inquisición, «se escandalizó su corazón», por lo que, para salir de dudas, acudió a su confesor a contarle lo que había sucedido en España. Este consideró que sí había habido matrimonio con Jordán, ordenó que la pareja se separara y el asunto pasó a manos del Santo Oficio.
El 28 de febrero de 1575, Luisa de Abrego compareció ante la Inquisición y, tras un año de investigación, el Tribunal sentenció de forma categórica: una década años después de su boda en San Agustín, Miguel y Luisa ya no eran marido y mujer.
A partir de ahí se pierde el rastro de los dos. «El presunto matrimonio anterior de Luisa se descubrió solo porque ella misma lo confesó, primero a Miguel Rodríguez, luego a su confesor y, al final, a la Inquisición», señala el historiador de la USFSP. «Si no fuera por su confesión -agrega- no hubiéramos sabido de su matrimonio, su tiempo en Florida, etc.». A su juicio, «el hecho de que el primer matrimonio cristiano documentado ocurrió entre una pareja interacción es algo que merece ser conocido en todo el país».
El archivo digital interactivo de la Florida
«La Florida: el archivo digital interactivo de las Américas”, del que Michael Francis es directo ejecutivo, se presenta en sendos actos este jueves y viernes en Washington DC, primero en la Organización de Estados Americanos (OEA) y después en la antigua residencia del embajador español.
El proyecto busca hacer accesibles las vidas olvidadas de los habitantes de la Florida entre 1513 y 1821, periodo en el que, salvo un breve lapso de dos décadas en que estuvo en manos británicas, era territorio español. En su lanzamiento, se lanza con datos de los más de 2.000 integrantes de la expedición en 1566 del vasco Sancho de Archiniega e incluye historias en video, como la de Luisa de Abrego, y mapas interactivos.
En la iniciativa participan distintas instituciones académicas y culturales de España y Estados Unidos. Entre los socios se incluye la Embajada española en Washington, el Instituto Nauta y la empresa Edriel Intelligence, que ha desarrollado el sitio web y con la que colaborarán compañías tecnológicas como Amazon, Google o Microsoft.
____________________________________________
Fuente:
El racismo en la Cuba española era mucho menos que ahora
Juan Gualberto Gómez era un personaje archiconocido en La Habana, idolatrado por su comunidad para la que representaba un ideal a alcanzar
Fernando Núñez
Viernes, 21 de septiembre, 2018 | 3:01 pm
Juan Gualberto Gómez (Foto: radio26.cu)
PARIS, Cuba.- El racismo es un tema que sigue siendo sensible casi sesenta años después que el castrismo decretara la igualdad de todos los cubanos fundidos en el crisol de la “verdadera” independencia. Sin embargo, nada más lejos de la verdad: el racismo campea por sus respetos en Cuba, exacerbado, si cabe, con la crisis económica y la falta de oportunidades a la que se enfrenta esa parte de la comunidad nacional, alejada de las remesas y de los programas gubernamentales encaminados a reivindicar los derechos de las minorías cara al extranjero.
Descontando a los Maceo Grajales, que todo el mundo conoce, pocos son los cubanos que pueden citar a un intelectual negro. La razón de ese olvido es muy sencilla: los negros siempre han sido para los dueños de Cuba factores de producción u objeto de propaganda. El destino de esta comunidad todavía navega entre estos dos escollos. Más allá de ensalzar las improbables virtudes guerreras de la raza cuando ha convenido, el castrismo, y antes de éste la República, se han dedicado a minimizar, cuando no a ignorar, a los pensadores negros. La primera se dedicó a exterminarlos concienzudamente, y el segundo, una vez que los decretó redimidos por el socialismo, se aplicó a explotarlos hasta el día de hoy.
El único que se preocupó sinceramente por la suerte de los esclavos que hicieron la riqueza de la isla fue el gobierno de Madrid.
Acabada la guerra de 1868, a los esclavos que participaron en la misma por el lado insurrecto se les concedieron los mismos derechos que al resto de los naturales de la isla. En ese sentido, el mundo asociativo negro prosperó de una manera exponencial, creándose, al amparo de las autoridades, numerosas asociaciones de beneficencia y ayuda, así como proto entidades políticas de la más variopinta ideología. Por el lado de las publicaciones periódicas de amplia difusión en La Habana y en el resto de las provincias, destacaba La Fraternidad, dirigida por Juan Gualberto Gómez.
La vida de este hombre, de padres esclavos, basta para probar como el régimen español, que ha pasado a la historia colectiva de los cubanos como un terrible periodo de oscuridad y horror, no era tan malo como lo pintan en los libros de historia. Veamos rápidamente.
Juan Gualberto Gómez nació en 1854 en el ingenio azucarero Vellocino de Oro, propiedad de Catalina Gómez. Sus padres, Fermín Gómez (Yeyé) y Serafina Ferrer (Fina), eran esclavos, pero gracias a su esfuerzo -que les permitió ahorrar algún dinero y a la ley que lo permitía cuando la esclavitud funcionaba a pleno régimen en la isla- lograron comprar la libertad del niño antes de su nacimiento. De ese modo, pudo asistir a una de las numerosas escuelas públicas diseminadas por todo el país, donde su inteligencia y ganas de salir adelante fueron destacadas por sus maestros.
Aquellos esclavos africanos pudieron a costa de enormes sacrificios enviar a su hijo a estudiar a La Habana. ¿Cuántos cubanos pueden hacerlo hoy si ni siquiera tienen derecho a instalarse libremente en la capital?
Juan Gualberto Gómez fue inscrito en el colegio Nuestra Señora de los Desamparados, dirigido por Antonio Medina y Céspedes (un maestro negro, dicho sea de paso), que al igual que el resto de los pedagogos en Cuba, tenía carta blanca para inculcar a los niños desde su más tierna infancia las ideas separatistas. Allí el joven aprendió a leer y a escribir con muchísimo provecho.
Doña Catalina, la dueña del ingenio donde trabajaban los padres de Juan Gualberto Gómez, convencida de la valía de su protegido decidió -oigan esto, que no tiene desperdicio- enviarlo a París para que aprendiera un oficio.
¿Cuántos negros salen de cuba hoy a estudiar en el extranjero, pagados por el régimen de los humildes y para los humildes? Ninguno.
El mozo, que no tenía un pelo de bobo, no se contentó con aprender a construir carruajes, sino que fue a por más, llegando a convertirse en 1875 en redactor de la Revue et Gazette des Theatres, lo que sería el comienzo de su carrera periodística.
Tres años después regresa a La Habana, donde sus ideas políticas lo llevan a codearse con el medio independentista que lo acepta reconociendo su valía como hombre de letras y de mundo.
Deportado por su activismo, el ya veterano agitador se integra fácilmente en la vida madrileña, donde ni el color de su piel ni sus ideas políticas, le impiden encontrar mujer (blanca) y trabajo como periodista en los medios republicanos como como El Abolicionista, La Tribuna, El pueblo y El Progreso…
De regreso a Cuba, en 1890, miembro del Partido Revolucionario Cubano, siguió publicando La Fraternidad y conspirando de lo lindo como sabemos.
Juan Gualberto Gómez era un personaje archiconocido en La Habana, idolatrado por su comunidad para la que representaba un ideal a alcanzar.
Como lo permitía la Ley de Partidos, y aun a punto de comenzar la guerra de 1895, el atrevido político todavía se iba de gira a Matanzas y Las Villas para arengar a sus simpatizantes, multiplicando así su popularidad.
A tal punto llegó esa popularidad que, como lo cuenta el presbítero J B Casas, en su libro La guerra separatista en Cuba, antes de ser expulsado por segunda vez tras los levantamientos del 24 de febrero, sus admiradores lo pasearon en triunfo por toda La Habana sin que las autoridades lo molestaran.
Refería Casas: “Por aquel mismo tiempo presenciamos la apoteosis de Juan Gualberto Gómez, que fue sacado en procesión y recorrió las calles de La Habana con lucidísimo cortejo de coches ocupados por la flor y nata de los hijos e hijas de lucumís y caracolis que le dieron esa prueba pública y solemne de las simpatías de que gozaba entre ellos el libertador de Cuba y en especial de la raza de color. La propaganda que hacía el tal Gómez era muy descubierta, pues el círculo de la raza de color, en donde peroraba y organizaba adeptos, está situado y abierto en la capital, calle de La Habana entre Chacón y Cuarteles, y en él ensayó la gira que verificó después por las provincias de Matanzas y Santa Clara, hasta que llegó a un punto en que se destapó demasiado el entusiasmo y sus secuaces le comprometieron, porque las autoridades se vieron precisadas a recogerle las licencias de discursear y de organizar huestes, obligándole a que volviese a La Habana, con lo cual suspendió la parte pública, pero redobló la más reservada, como se observó posteriormente”.
Asombroso, ¿verdad? ¿Cómo se explica que habiendo tanto racismo como nos han contado en los libros de historia cuando Cuba era una provincia española, un personaje con ideas separatistas tan afirmadas como este, haya conseguido alcanzar los primeros puestos de la vida política nacional a la vista de todos?
Deja mucho que desear el destino de los negros en la cuba revolucionaria de hoy, donde siguen brillando por su ausencia en el primer círculo del poder. Peor aún. Como lo han destacado numerosos estudios y observaciones en la calle, la comunidad se halla casi ausente del incipiente sector privado autorizado por el régimen, donde no ya como emprendedores (pocos tienen acceso a las remesas), sino como simples camareros, no pueden encontrar trabajo.
Como sabemos, España está a punto de aprobar una reforma de la nacionalidad para hacer justicia a sus descendientes discriminados. Se trata de un acto digno que todos celebramos. Sin embargo, pensamos que sus políticos deberían ser más ambiciosos y no olvidar de la reforma a los descendientes negros que una vez España reconoció como a sus iguales, otorgándoles la nacionalidad plena. No sólo cambiarían la historia de Cuba y de España, sino la de toda la humanidad.
_______________________________________
Fuente:
https://www.cubanet.org/opiniones/el...nos-que-ahora/
Los negros de Nueva España por Rafael Castañeda
https://www.youtube.com/watch?v=bYO8TLolpPk&t=617s
Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)
Marcadores