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Tema: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

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  1. #1
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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    Buen dia grupo, x algunos años viví en Querétaro, siempre me intrigó la imponente escultura que nos recibe al llegar a la cuidad(de Querétaro) muchas veces pregunté Quien fué Conin y qué hizo....aqui una pequeña semblanza

    Conín o Fernando de Tapia (Nopala de Villagrán, Hgo, ¿1480? - 1571)

    Fue un indígena otomí, se le cconin nsidera fundador del sitio que más tarde se convirtió en la ciudad de S...antiago de Querétaro.

    Fue un indígena otomí pochteca que comerciaba con los mexicas y las tribus chichimecas intercambiando hilo de maguey por pieles de animales, arcos y flechas. Nació en Nopala, reino de Xilotepec, fue convencido por el encomendero de Hernán Pérez de Bocanegra para convertirse al cristianismo. De esta forma, fue bautizado por Juan Sánchez de Alanís con el nombre cristiano de Fernando de Tapia. Ayudó al sometimiento y conversión al catolicismo de los indígenas de Andamaxei (Lugar en donde se juega a la pelota).

    En 1531, Conín obtuvo el permiso para fundar en compañía de otomíes y chichimecas el sitio que más tarde se convirtió en la ciudad de Santiago de Querétaro. Se casó con Magdalena Ramírez, con quien tuvo cinco hijos.

    Su hijo mayor, Diego de Tapia, heredó el gobierno de la localidad y el título de capitán general, llegando a pertenecer a la nobleza novohispana, e incluso Felipe II le otorgó un escudo de armas. Durante su gobierno se inició la construcción del convento de Santa Clara, siendo su hija (nieta de Conín), Luisa de Tapia, la primera abadesa, quien al tomar los hábitos cambió su nombre a Luisa del Espíritu Santo.





    https://www.facebook.com/photo.php?f...type=3&theater







    Los Titu-Atauchi Inga

    Esta familia desciende de la realeza india, ellos poseían el Mayorazgo de la Casa de Huayna Capac. Descienden del sapa inka Huayna Capac por la rama de Cristóbal Paullu Inga.

    Fueron una de las familias más ricas del Virreinato del Perú, fueron Caciques de Quispicanchis, Santiago y Santa Ana. Integraron en Consejo de los 24 Electores Inkas del Cusco. Se dedicaron a la agricultura, comercio y transporte.

    Denunciaron a Jose Gabriel Condorcanqui Noguera por usurpar la corona de los Incas. Partiparon activamente de la Rebelión del Cusco y de la Independencia del Perú. Algunos miembros de la familia apoyaron al dictador Bolívar, en tanto otros fueron perseguidos por él. Durante la República han participado de la politica en el Cuzco y la han dotado de intelectuales como don Luis Felipe Paredes Obando.

    La familia se dividió en 3 ramas, los Paredes Titu-Atauchi, Obando Titu-Atauchi y Sahuaraura Tito-Atauchi. Quien posee los derechos sucesorios según el Derecho Romano es el médico Lizandro Obando Valdivia, máximo representante de los descendientes de los Inkas del Tahuantinsuyo en America.





    https://www.facebook.com/16918322777...614521/?type=3
    Última edición por Mexispano; 24/05/2017 a las 05:40

  2. #2
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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    La Lucha por el Marquesado de Oropesa

    A partir del año de 1777 en la Audiencia y Cancillería Real de Los Reyes (Lima) se enfrentaron 2 familias por el derecho al Marquesado de Santiago de Oropesa. Esto debido a que en 1741 murio la española María de la Almudena Enríquez de Cabrera y Almansa.

    Estas 2 familias eran los Betancourt Tupac Amaru y los Condorcanqui Tupac Amaru, quienes descendían del ultimo Inka de Vilcabamba, Felipe Tupac Amaru. Los Betancourt por la linea de Juan Tito Tupac Amaru y los Condorcanqui por la linea de Juana Pilcohuaco.

    Jose Gabriel Condorcanqui Noguera se enfrentó en los tribunales a don Vicente García Rodríguez, esposo de doña María Gertrudis Avendaño Betancourt. El litigio no tuvo ganadores y ambas familias perdieron mucho dinero en abogados, genealogistas y heraldos.

    En el año de 1779 Jose Gabriel Condorcanqui se encontraba sumido en la ruina económica y para el colmo los Caciques y Principales del Cusco le habían declarado impostor. En tanto Vicente Garcia y su esposa Maria Gertrudis tenian el respaldo del Consejo de los 24 Electores Inkas del Cusco.

    En el año de 1780 estalla en el Virreinato del Peru la Rebelión de Jose Gabriel Condorcanqui y el litigio por el Marquesado se da por anulado. Los Condorcanqui Tupac Amaru y los Betancourt Tupac Amaru no obtuvieron el título. Finalmente el título fue a parar a manos de la española María del Carmen Azlor de Aragón y Guillamas.





    ___________________________

    Fuente:


    https://www.facebook.com/16918322777...type=3&theater

  3. #3
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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    "Alegoría de las autoridades españolas e indígenas" Suárez de Peredo 1809.

    En la parte superior de esta escena sobresalen los escudos de América y España, por encima de la figura del Rey y de los escudos sobresale la imagen de la Virgen de Guadalupe dando a entender que esta por encima del Rey de España y que tanto peninsulares como americanos son iguales.

    En cuanto a las pretensiones de los jerónimos de Extremadura en España. que deseaban convertir Guadalupe de México en una dependencia de Guadalupe de Extremadura España por cuestiones económicas. El virrey Martín Enríquez le escribe en 1575 al rey Felipe II dando una respuesta negativa a los jerónimos escribiendo que la Guadalupe de México no tenía nada que ver con la Guadalupe de España y les niega sus pretensiones. Nace de este modo un nacionalismo en torno a la virgen de Guadalupe en este rincón de la España de ultramar que se vería enfrentado con varios detractores de la Virgen incluso en el mismo seno de la iglesia católica.

    Lo cierto es que ni los antiaparicionistas podrán negar la consolidación social que se creo en torno a la Virgen de Guadalupe, lo mismo para peninsulares que americanos nadie estaba por encima de ella en el periodo virreinal, tiempo después en las primeras décadas de la época independiente se alzaría la Orden de Guadalupe cuyos miembros serían los defensores de la nación, personajes tan significativos como Agustín de Iturbide. Sería la Reina de México y Emperatriz de las Américas quién pese a sus detractores consolidaría la unión de los pueblos, desde la desaparición rápida de los sacrificios humanos en los primeros años de la época virreinal hasta ser la bandera de los cristeros terminada ya la revolución mexicana.

    "Mexicanos volad presurosos
    Del pendón de la virgen en pos,
    Y a la lucha saldréis victoriosos,
    Defendiendo a la patria y a Dios"







    ___________________________

    Fuente:

    https://www.facebook.com/bardosmejic...04962889633227

  4. #4
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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    Fotografía de las hermanas Duchicela ; Dezbah, Shiram, Sisimac y Tsaitami. Ellas son hijas de don Luis Felipe Duchicela quien desciende del soberano Atahualpa según algunos historiadores. La Casa Hanan Qosqo emparenta con la Casa Duchicela cuando se unen Huayna Capac y Paccha Duchicela.

    Paccha era hija de Shiri (Señor o Rey) de Quito, en tanto Huayna Capac era Sapa Inka (Gran Señor o Emperador) del Tahuantinsuyo. Las hermanas Duchicela residen en los Estados Unidos de America junto a su padre.





    https://www.facebook.com/16918322777...type=3&theater






    "Los descendientes de la realeza incaica cuyo vasto imperio había sido tomado por los españoles no le juraban simplemente su lealtad a Fernando VII a medida que el Virreynato colapsaba, sino que insistían en su derecho a hacerlo. Junto con ellos, la nobleza india de la sierra en general repudió la independencia impulsada por los criollos, del mismo modo que en el decenio de 1780, sus padres y abuelos habían acudido en defensa del rey, contra los masivos levantamientos indígenas de Túpac Amaru y los Katari".

    (David T. Garrett, La Nobleza Indigena del Cuzco)





    https://www.facebook.com/movimientoh...87303454905601

  5. #5
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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    Domingo Francisco de San Antón Muñón Chimalpáhin Cuauhtlehuanitzin

    Miembro de la antigua nobleza de Chalco, perteneció a una destacada generación de cronistas novohispanos. Como parte de su ardua labor intelectual, este autor realizó una copia de la Historia de la Conquista de Francisco López de Gomara y, al hacerlo, agregó al texto un número importante de expresiones, que van desde simples calificativos hasta breves comentarios. Esta forma de intervenir la obra del cronista español dejó un testimonio incuestionable de la manera en que el autor indígena concebía ciertos personajes y acontecimientos de este proceso histórico.

    Susan Schroeder, David Tavárez Bermudez, Cristián Roa-de-la-Carrera, editores, Chimalpáhin y la conquista de México. La crónica de Francisco López de Gómara comentada por el historiador nahua, Instituto de Investigaciones Históricas.






    ___________________________

    Fuente:


    https://www.facebook.com/librosunam/...type=3&theater

  6. #6
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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    Cambiar para que yo no cambie. La nobleza indígena en la nueva España

    José Luis de Rojas

    Cuando llegaron los españoles, el México antiguo tenía un largo historial de guerras, conquistas, resistencias y sumisiones. Al frente de todo ello había una compleja red de señores de distintos niveles quienes, debido a las alianzas matrimoniales, acababan formando una gran familia. Sus amistades y sus disputas formaron también parte del proceso de conquista. Este es precisamente éste el punto de partida de esta obra.

    Las costumbres ancestrales y los comportamientos en la guerra que condujeron a la caída del Imperio Azteca determinaron el papel que los señores indígenas tuvieron en la Nueva España. Algunos perdieron la vida y otros triunfaron, si por éxito entendemos el que sus linajes siguieran gobernando en los mismos lugares durante siglos.

    Se repasa aquí el poder político de estos señores a lo largo del mundo colonial, estudiando los cargos tradicionales, como el de tlahtoani y los nuevos, como el de gobernador. Se analiza las relaciones matrimoniales y la extensión de los dominios que éstas fomentaron. Se presta atención a las posesiones y las actividades económicas de los señores, que a veces conducen a encontrar notables riquezas. Sin olvidar las relaciones con los españoles, con la Iglesia y con el Virreinato, pero también con particulares a través la existencia de negocios conjuntos y de la constitución de familias mixtas, que no eran españolas, indígenas, ni mestizas, sino lo que les conviniera en cada momento.

    Además, se presta alguna atención a los señores indígenas novohispanos que visitaron España. Todo ello presenta un mundo colonial en el que los señores indígenas tuvieron un papel importante, sobre todo en el nivel local y colaboraron y participaron en la creación y mantenimiento del mundo colonial. Mundo en el que muchos de ellos habían nacido y en el que se desarrollaron. Una vez más, los indígenas protagonistas de su historia.






    ___________________________

    Fuente:


    https://www.facebook.com/editorialsb...type=3&theater

  7. #7
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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    Dionisio Uchu Inga Yupanqui

    -Títulos y Cargos:

    Inga (descendiente del Sapam Inka, Tupac Yupanqui y del Cacique de Lambayeque), Comandante del Ejercito Real del Perú y Diputado del Virreinato del Perú en las Cortes de Cádiz.


    Enlace con video:

    https://www.facebook.com/16918322777...8728841058218/







    La nobleza india del Cusco

    En gran parte descendiente de los monarcas incaicos y de otros señores prehispánicos, ocupó una importante posición económica y política en la sociedad colonial andina, posición aceptada como legítima por los diferentes estamentos coloniales, hasta la rebelión de Túpac Amaru. Este volumen examina la historia de esta élite colonial y examina los fundamentos coloniales y anteriores a la conquista de sus privilegios y autoridad.

    El autor trae a la luz la organización y la ideología de la nobleza india en el obispado de Cusco en las décadas anteriores a la rebelión y utiliza esta nobleza como referente para estudiar la organización interna y las tensiones de las comunidades indígenas de los años tardíos de la colonia. El trabajo analiza en profundidad la debacle de esta élite indígena, repudiada tanto por los criollos y peninsulares como por "los indios del común" en los últimos años del virreinato y dejada de lado por la naciente República Peruana, dominada por los criollos, a partir de 1821.

    (Miguel Julio Pereda)





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    Fuente:


    https://www.facebook.com/permalink.p...91832277747876

  8. #8
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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    DESCENDIENTES DE LA REALEZA MEXICA E INCA EN ESPAÑA

    por Esteban Mira Caballos en Indios en La España Moderna




    A Castilla no sólo arribaron indios esclavos sino también un importante contingente de aborígenes libres y de mestizos. Los motivos por los que llegaron a España fueron sin duda muy diversos. Unos venían simplemente
    a conocer estos reinos, como si de un turista del siglo XXI se tratase. Ese fue el caso de don Gabriel y don Pedro, este último hijo del Rey del Imperio Azteca, Moctezuma, que llegaron acompañados por dos indios de servicio y tutelados por Francisco de Santillana a ver las cosas de España. Ya el 24 de julio de 1533 se le concedió al hijo de Moctezuma el cargo de Contino de la Casa Real para que de esta forma se pudiese mantener. El 22 de noviembre de 1540 solicitaron pasaje para volverse a Nueva España, pero dos años después, al menos don Pedro, continuaba reclamando permiso para retornar a México. Lástima que estos indios no dejasen ningún testimonio escrito de su viaje por tierras castellanas que hubiese sido tremendamente revelador para los historiadores y seguro que también fuente de inspiración de literatos. En cualquier caso queremos insistir en el buen recibimiento que las autoridades españolas proporcionaron siempre a los indios nobles en contraposición al desprecio que sentían por el resto de los miembros de la etnia. Incluso, sabemos que Juan de Moctezuma llegó a poseer por disposición Real una renta de 2.000 pesos de oro, situada nada menos que en los "indios vacos de México". Está claro el trato preferente dispensado por las autoridades españolas a los indios nobles, conscientes de que la mejor garantía de la sumisión de los indios estaba en el control de sus caciques.

    Los descendientes del tlatoani mexica que viajaron a España fueron muy numerosos, algunos de los cuales fijaron aquí su residencia. El primero en hacerlo fue un hijo de Moctezuma II, Martín Neçahualteculchi, que estuvo en España en dos ocasiones y que al parecer lo hizo para besar las manos del emperador. Es posible que se tratase de una forma de pleitesía de la antigua nobleza azteca al nuevo tlatoani de México, es decir, al emperador Carlos V. Al parecer, se desposó con una española y de vuelta en México, murió envenenado por sus propios congéneres.

    Pocodespués, a finales de la década de los veinte, don Pedro Moctezuma, en aquel momento único descendiente varón del tlatoani, llegó a España acompañado de un séquito de indios, entre ellos don Francisco de Alvarado Matlaccohuatzin. Regresó en 1530 en el mismo navío que Hernán Cortés. Pero este descendiente directo de Moctezuma retornó a la Península tres años después, pues sabemos que en 1533 estaba de nuevo en tierras españolas, en esta ocasión junto al indio don Gabriel, acompañados por dos indios de servicio y tutelados por Francisco de Santillana. Ambos caciques permanecieron en España varios años, donde recibieron honores y privilegios propios de la alta nobleza española. Incluso el Rey tuvo a bien darle una importante merced, de esas que hasta ese momento estaban reservadas para los conquistadores españoles. Concretamente le concedió 2.000 pesos de oro a perpetuidad sobre "los indios vacos de México". El 22 de noviembre de 1540 solicitaron pasaje para volverse a Nueva España, retornando a su tierra en 1541.

    Un hijo de don Pedro Moctezuma, Pedro Luis fue obligado a emigrar a España en 1567. Heredó el mayorazgo de su padre por fallecimiento de su hermano mayor y se desposó con una noble de la casa del duque de Alburquerque. Fijó su residencia en Guadix, aunque le sorprendió la muerte en Valladolid el 31 de mayo de 1606. Su hijo primogénito, Pedro Tesifón Moctezuma de la Cueva, nacido en 1581, ostentó un hábito de Santiago y en 1627 recibió dos títulos nobiliarios, el de vizconde de Ilucán, primero, y después el de conde de Moctezuma de Tultengo. Una nieta de éste fue la esposa del virrey de Nueva España, José Sarmiento de Valladares, siendo elevado el título, en el siglo XIX a la categoría de ducado.

    También los naturales de los Andes acudieron a España. Entre ellos nos consta la estancia de Felipe Guacra Paúcar del que no tenemos mucha información. Un siglo después eran los curacas Lurin Guanca y Jerónimo Lorenzo Limaylla quienes estuvieron en la Península Ibérica, presentando algunos memoriales en seguimiento de un pleito sobre el curacazgo del primero. Al parecer, el segundo tenía poder del primero y permaneció varios años en España, e hizo el trayecto de ida y vuelta en varias ocasiones con el objetivo de seguir el proceso. Otros curacas andinos estuvieron en España, como don Carlos Chimo, cacique de Lambayeque, en 1646, y Antonio Collatopa, curaca de Cajamarca.
    Los descendientes de la familia real incaica también protagonizaron numerosos viajes a Europa. Tenemos noticias de don Francisco Inga Atabalipa quién acudió a la Corte Real a hablar de ciertos asuntos con los miembros del Consejo de Indias. El veintitrés de agosto de 1563 se expidió una Real Cédula para que se le pagasen al citado cacique los maravedís que fueran necesarios para su mantenimiento. El dos de septiembre de ese mismo año Ochoa de Luyando descargaba al propio don Francisco Inga cincuenta ducados -unos 18.750 maravedís- para ayuda a su sustentación.

    En 1603, se embarcó para España la huérfana Ana María Coya de Loyola, una india noble que el rey puso al cuidado de un tutor, don Juan de Borja y Castro, hijo del santo jesuita San Francisco de Borja. En octubre de 1619 había una novicia en el convento de las Bernardas de Vallecas, llamada María Colla que debe ser esa misma huérfana incaica. Sin embargo, poco después cuando cumplió los 18 años, la sacaron del cenobio y la desposaron con un caballero viudo llamado Juan Enríquez de Borja y Almazán, sobrino de su tutor. El matrimonio vivió suntuosamente en Madrid.

    Además de estos miembros de la realeza mexica e incaica, encontramos un sinfín de caciques, curacas y descendientes de dignatarios prehispánicos que también se atrevieron a cruzar el charco. Famosos fueron los tlaxcaltecas, aquellos aliados de Hernán Cortés que tanto facilitaron la conquista. Los tlaxcaltecas eran un pueblo guerrero que tenía una larga historia de resistencia frente a la opresión de los mexicas. Durante años se alimentó el mito de su ferocidad, al resistir bizarramente el empuje de la confederación mexica. Algunos cronistas refirieron que eran tan buenos guerreros que Moctezuma con todo su gran poder no fue capaz de someterlos. Sin embargo, más bien parece que los confederados evitaron deliberadamente su conquista. Preferían tenerlos como enemigos permanentes para así, en las guerras floridas, obtener suficientes cautivos para sus sacrificios. Así se lo contó en una ocasión Moctezuma a Andrés de Tapia. El primer contingente de tlaxcaltecas que viajo a España lo hizo en 1528, en el cortejo de nativos que llevó consigo el metellinense Hernán Cortés. Se trataba de don Lorenzo Maxiscatzin, acompañado de Valeriano de Castañeda, Julián Quauhpitzintli, Juan Citalihuitzin y Antonio Huatlatotzin, todos ellos tlaxcaltecas. Arribaron al puerto de Palos el 27 de mayo de 1528 y regresaron a México en 1530. Cuatro años después, se personaron en la Corte los tlaxcaltecas don Diego, don Martín y don Sebastián, simplemente a ver y conocer a Su Majestad, regresando en 1535 con el virrey Antonio de Mendoza. No deja de ser interesante el motivo de la visita, que parece fruto de una curiosidad, aunque es posible que se trate también de algún tipo de pleitesía al soberano. Tan sólo cinco años después, en 1540 se produjo el cuarto viaje de tlaxcaltecas, protagonizado en esta ocasión por Leonardo Cortés y Felipe Ortiz, de los que no tenemos referencias sobre sus andanzas en la Península. Más información disponemos de los siguientes expedicionarios: Lucas García, Alonso Gómez, Antonio del Pedroso y Pablo de Galicia que, aunque no lo parezcan por sus nombres, eran caciques tlaxcaltecas. Estos obtuvieron varias mercedes, entre otras una fechada el 25 de abril de 1563 por la que se le concedía a la ciudad de Tlaxcala los títulos de muy noble y muy leal. En 1569 estaban de regreso en Nueva España. Y finalmente, en 1584 se produjo el quinto viaje de tlaxcaltecas a España de los que tenemos noticias. Don Antonio de Guevara, don Pedro de Torres, don Diego Telles y don Zacarias, acudieron a la corte, obteniendo al año siguiente el título de Muy Insigne para su querida ciudad de Tlaxcala. Entre 1589 y 1590 estaban todos ellos de regreso en su ciudad natal, con las mercedes conseguidas.

    Unos años después encontramos a otro cacique que acudió en compañía de su mujer e hijos a la Corte de Carlos V. Se trataba del cacique Juan Garçés, que trabajaba en una hacienda de la Rivera de Toa, en Puerto Rico, y que arribó a España a nos informar de algunas cosas. En España debió ser recibido con los privilegios y con el trato preferencial que se les brindaba a todos los indios nobles. Por desgracia, no sabemos casi nada de su estancia en la Península, más que la petición formulada en febrero de 1528 para que le diesen pasaje para volverse a la isla de San Juan. El Emperador, como era de esperar dispuso que fuese encomendado a alguien "que lo trate bien y le de comer a quien sirva para que lo pase allá"

    A finales de los años treinta, llegó a Sevilla el indio Felipillo de Poechos. Como es bien sabido fue entregado a Francisco Pizarro en el segundo viaje al Perú, en 1528. Aprendió con mucha facilidad la lengua castellana, siendo de mucha utilidad como intérprete. Pero por su fidelidad a Gonzalo Pizarro, en las guerras civiles, fue deportado a Panamá y despojado de sus privilegios. Junto a su esposa, Luisa de Medina, regresó a España para reclamar sus derechos, pero murió en Sevilla poco después del arribo.

    Por su parte don Hernando Pimentel, señor de Texcoco, pidió permiso al Emperador, en 1554, para acudir a visitarlo. No sabemos mucho más de esta visita. Una década después, eran dos caciques de la ciudad de México, Lorenzo de Alameda y Martín de Aguilar, quienes llegaban a las costas hispanas a despachar algunos negocios. Pese a su aparentemente buena situación económica, en 1568 estaban pidiendo licencia de embarque y pasaje ya que decían manifestaban encontrarse en dificultades sin que nadie los ayudase.

    Muchos más datos tenemos de don Pedro de Henao, que acudió a la Corte en torno al año de 1584. Don Pedro era el cacique de los pueblos de Ipiales -donde él residía- y Potosti, ambos ubicados en el actual República de Ecuador. No sabemos, la fecha exacta de su primera arribada a la Península y a la Corte, aunque sí la segunda, ocurrida en 1584. Nuevamente, en esta ocasión el trato que recibió de la Corona fue exquisito, no escatimándose gastos para que el cacique se encontrase en la Península lo mejor posible. Para su estancia en Madrid, en una posada, manutención, vestido y calzado, así como por los gastos derivados de una enfermedad que padeció en la capital se desembolsaron nada menos que 1.279 reales, es decir, poco más de 116 ducados. Asimismo, se destinaron 243 reales para pagar los gastos del viaje de regreso de Madrid a Sevilla. No se abonó el pasaje porque llevaba un salvoconducto para que el general de la flota le diese, en la capitana o en la almiranta, pasaje gratuito a él y su criado, así como las raciones de comida que les correspondiesen. Y no fueron éstas las únicas mercedes reales que obtuvo, pues, la Corona decidió darle 500 ducados de los bienes de difuntos sin herederos para comprar ornamentos y cálices para la iglesia del pueblo de Ypiales. Igualmente, llevaba diversas cédulas: una de recomendación ante los oidores de la Audiencia de Quito, otra disponiendo que no hubiese servicios personales entre los indios y, finalmente, otra permitiéndole llevar un maestro de hacer azulejos y un organista, casados, con sus mujeres e hijos.

    Sin embargo, en el trayecto hasta Sevilla Henao debió sufrir un percance no bien aclarado en el que fue robado y despojado de lo que llevaba. Por ello, retornó de nuevo a la Corte donde no sólo consiguió duplicados de las cédulas otorgadas sino incluso otras mercedes firmadas por Felipe II. Y nuevamente se destinó una partida, esta vez de 100 ducados, para pagar los gastos del viaje de vuelta, incluyéndose una precavida observación, es decir, que la entrega del dinero se hiciese de la siguiente forma: los diez aquí, para con que se vaya a Sevilla, y los noventa en Tierra Firme, para con que se pueda ir desde allí a su tierra porque si acá se le dan lo gastará y no tendrá con qué poder hacer su viaje.
    Como ya hemos dicho, Henao se fue con todos sus objetivos cumplidos, llevándose bajo el brazo un buen número de concesiones y mercedes destinadas a mejorar tanto su propio estatu social como la vida diaria de los indios de su cacicazgo.

    Pero da la impresión que llegaron solo en el siglo XVI y primeros del XVII, sin embargo, tenemos referencias a algunos llegados en el XVIII. Fue el caso de Juan de San Pedro Andrade y Bejarano, cacique de San Juan Tecomatán, en el estado mexicano de Sonora, quien se presentó ante el Consejo de Indias en 1799 para reclamar una escuela pública de enseñanza religiosa y civil para su cacicazgo. Tras permanecer casi dos años en Sevilla, consiguió que se estimase su solicitud, aportando el consejo una pequeña cantidad y una orden aconsejando su erección.



    PARA SABER MÁS:

    MIRA CABALLOS, Esteban: Indios y mestizos en la España del siglo XVI. Madrid, Iberoamericana, 2000.

    ------ “Indios nobles y caciques en la corte real española”, Temas Americanistas Nº 16. Sevilla, 2003.

    ROJAS, José Luis de: “De México a Granada: descendientes de Moctezuma en España” en El Reino de Granada y el Nuevo Mundo, T. II. Granada, 1994.

    TADALOIRE, Éric: D`Amérique en Europe. Quand les Indiens découvraient l`Ancien Monde (1493-1892). Paris, CNRS Ëditions, 2014.

    ESTEBAN MIRA CABALLOS




    ___________________________

    Fuente:


    DESCENDIENTES DE LA REALEZA MEXICA E INCA EN ESPAÑA | EL DESCUBRIMIENTO DE LOS OTROS

  9. #9
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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal



    Era común que los indios caciques se hicieran pintar en un retrato. En algunos, se aprovechaba la ocasión para hacer manifiesta su participación en la conquista de México, lo que redundaba en el reconocimiento de sus derechos por parte de la corona española. En este retrato del indio cacique de Querétaro, don Nicolás de San Luis Montañés, en la cartela que lo acompaña se menciona su participación en la derrota de los indios bravos de la región de Querétaro. Tomado de Vargaslugo, 2005.

    Los indios caciques adoptaron los vestidos europeos a los que sólo ellos tenían derecho por privilegio real, pero además usaban otras prendas que evocaban el pasado prehispánico en el que también sólo las clases dirigentes podían usar determinados atuendos. El indio cacique lleva anudado en el cuello un pañuelo muy tenue que en el borde tiene encaje. La india cacica se cubre la cabeza con un manto, que va sobre otra prenda, ambos de delicado tejido de algodón, y bajo esas dos piezas se ve el vestido de estilo europeo. Para la mujer prehispánica, tejer esos sutiles ropajes era una metáfora del parto, pues se comparaba esa actividad con procrear un ser. Anónimo, Patrocinio del Señor San José (detalle). Parroquia de la Santa Cruz de Técamac, estado de México. Tomado de Vargaslugo, 2005. Digitalización: Raíces


    México antiguo

    La transformación de los derechos y privilegios de la nobleza indígena en la época colonial

    Margarita Menegus Bornemann

    La Nueva España se organizó en dos repúblicas, cada una con sus derechos y privilegios. La clase dirigente del mundo prehispánico se equiparó jurídicamente a la nobleza castellana. No obstante, se crearon instituciones americanas como el cacicazgo. En materia de sucesión, una real cédula ordenó que se respetara la costumbre local; sin embargo, se impuso la tradición del mayorazgo.


    El registro de la propiedad

    Terminada la conquista de Inglaterra por el normando Guillermo I, en el siglo XI, se elaboró el Domesday Book, un libro notable en donde se registra la propiedad que se reconoció o se redistribuyó después de la conquista de Inglaterra. Este registro ha sido fundamental para los historiadores ingleses, pues consigna el derecho de los propietarios, sus propiedades y claramente los impuestos que debían pagar. A partir de ese documento y los que le siguieron los historiadores ingleses contaron con archivos de padrones y registros de propiedad bien elaborados, así como con una amplia cartografía que les ha permitido hacer una historia de la propiedad, y una historia agraria desde tiempos muy antiguos. En cambio, la conquista hispana de América estuvo envuelta en una incertidumbre legal.

    En un primer momento, Carlos V reconoció el derecho natural de los indígenas a su propiedad y a los señores en su señorío. No obstante, hubo una larga polémica en torno a los “justos títulos”, y varias voces letradas, como la de fray Alonso de la Veracruz, expresaron el derecho de los indios a sus bienes y propiedades, a pesar de su condición de neófitos, y argumentaron que el derecho de la corona se limitaba al derecho de recibir un tributo real en su calidad de soberano. Este reconocimiento, sin embargo, no llevó a la corona a expedir títulos de propiedad conforme al derecho castellano, ni a hacer un registro o padrón del territorio indígena. Todo lo contrario, se procedió anárquicamente a confirmar la propiedad a quienes la solicitaban por medio de varios sistemas. Por otra parte, repartió continuamente los llamados “baldíos” a favor de los colonizadores.


    Un intento fallido por registrar la propiedad indígena

    Alonso de Zorita, oidor de la Real Audiencia de México, escribió el texto conocido con el nombre de Los Señores de la Nueva España, en respuesta a una real cédula de 20 de diciembre de 1553 en la que se ordenó a las audiencias de las Indias informaran al rey sobre los señores que había en estas tierras y los tributos que pagaban los naturales en tiempos de su gentilidad. El cuestionario consta de 23 capítulos, a manera de preguntas a responder por parte de diversos informantes. Desgraciadamente, la obra de Zorita fue escrita tardíamente, en 1585. En dicho documento, Zorita veía la necesidad apremiante de hacer un registro de los señores naturales y dedicó una parte sustancial de su exposición a estos señores y a la manera en que sucedían unos a otros al frente de sus señoríos.

    Mediante las sentencias de los oidores de la Real Audiencia de México es posible analizar el derecho aplicado en los conflictos que se produjeron con motivo de la sucesión de los cacicazgos.
    Como es sabido, el derecho aplicado en América tiene varias fuentes y por lo mismo se estableció un orden de prelación. En primer lugar se debía aplicar el derecho indiano, a falta de éste, el derecho castellano y en última instancia la costumbre indígena. Mediante el análisis de los expedientes judiciales de la Real Audiencia se puede constatar el derecho que fue aplicado en los juicios sobre la sucesión de los cacicazgos. En relación con el tema que nos ocupa, Felipe II ordenó, en 1557, que se respetara la costumbre indígena en la sucesión de los cacicazgos.


    Margarita Menegus Bornemann. Doctora en historia por la Universidad de Valencia. Investigadora del IISUE, UNAM. Ha investigado la historia agraria de México, del siglo XVI al XIX, y estudia la estructura de propiedad en la Mixteca, Oaxaca, en la época colonial.

    Menegus Bornemann, Margarita, “La transformación de los derechos y privilegios de la nobleza indígena en la época colonial”, Arqueología Mexicana núm. 142, pp. 61-64.





    ___________________________

    Fuente:

    La transformación de los derechos y privilegios de la nobleza indígena en la época colonial | Arqueología Mexicana

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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    Alejo, el mestizo renegado que lideró a los mapuches contra los conquistadores españoles

    Jorge Alvarez 9 Julio, 2017





    Licenciado en Historia y diplomado en Archivística y Biblioteconomía. Fundador y director de la revista Apuntes (2002-2005). Creador del blog El Viajero Incidental. Bloguer de viajes y turismo desde 2009 en Viajeros. Editor de La Brújula Verde. Forma parte del equipo de editores de Tylium.




    El joven Lautaro (por Pedro Subercaseaux); muy bien podría representar también a Alejo/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons


    La llamada Guerra del Arauco fue un continuo dolor de cabeza para la Monarquía Hispánica, hasta el punto de que a veces se hacen comparaciones con lo que supuso la del Vietnam para EEUU. Aunque los primeros españoles pisaron la región en la expedición que realizó Diego de Almagro en 1535, la dureza del clima y el paisaje, la falta de metales preciosos, la escasez de tierra cultivable, la ausencia de una civilización del nivel de la inca y la hostilidad de los indígenas llevaron a abandonar el lugar, al que no se regresó hasta unos años más tarde.

    Concretamente, fue en 1541 cuando Pedro de Valdivia acometió la primera campaña de conquista propiamente dicha. Pese a un inicio victorioso, en el que logró derrotar e incorporar a sus filas a los picunches en una expedición al sur del país, la Araucania, situada entre los ríos Itata y Toltén, los mapuches o araucanos ofrecieron una resistencia feroz. Se fundaron ciudades como la que lleva su nombre más Concepción, La Imperial, Villarrica o Los Confines, pero en 1553 una desastrosa derrota en Tucapel, en la que Valdivia en persona perdió la vida, marcó un punto de inflexión.




    Pedro de Valdivia (por Federico Madrazo)/Imagen: dominio público en Wikimedia Comemos


    La región se vio envuelta en una larga y sangrienta guerra en la que los conquistadores no lograban imponer su autoridad ni los indios librarse del invasor. Se sucedían los caciques (Michimalongo, Colo-Colo, Lautaro, Caupolicán, Peteleguén, Loble, Millalelmo, Illanguelén) igual que lo hacían los comandantes y gobernadores españoles (García Hurtado de Mendoza, Francisco de Villagra, Pedro de Villagra, Rodrigo de Quiroga), alternando unos y otros triunfos con derrotas, períodos de guerra con otros de paz. En 1575, tras uno de estos últimos que apenas duró cuatro tensos años se volvió a las armas.

    Los españoles iniciaron entonces una campaña en la que descubrieron un fenómeno inédito hasta la fecha: varios soldados mestizos se pasaron a las filas enemigas, descontentos con la postergación que recibían a la hora de los ascensos. Entre ellos figuraban Alonso Díaz (alias Paineñamcu, llegó a ser elegido toqui -general, al cambio- por los mapuches) o Juan de Lebú (un mapuche capturado y bautizado que escapó a la primera oportunidad) pero aún faltaba tiempo para que entrara en escena el más famoso.

    Fue ya a mediados del siglo XVII, durante el reinado de Felipe IV, después de que las sucesivas campañas dirigidas por Alonso de Sotomayor y Martín García Oñez de Loyola no obtuvieran resultados definitivos y una nueva rebelión mapuche en 1598 propiciara el Desastre de Curalaba, en el que un campamento español fue asaltado por sorpresa terminando en masacre y propiciando que todo el país, enardecido, se alzara en armas. Los españoles tuvieron que evacuar varias ciudades hacia el norte del Bio Bío, la frontera natural, y poner fin a su expansión hacia el sur durante unos años.




    Mapa de la Araucania/Imagen: dominio público en Wikimedia Comemos


    Era necesario dar un giro a las cosas y para acometer las siguientes campañas se creó un ejército profesional financiado por el Virrey, los Tercios de Arauco, formados por alrededor de dos millares de soldados bien equipados y entrenados, muchos de ellos veteranos de las guerras europeas, que al término de su servicio recibían tierras para asentarse. Pero aún así, los mapuches siguieron con su resistencia a ultranza hasta 1639, en que mermados por la presión militar de Francisco López de Zúñiga y una serie de epidemias, y desanimados por augurios negativos (la erupción del volcán Villarrica), aceptaron negociar.

    En los llamados Parlamentos de Quilín, entre 1641 y 1646, se acordó reconocerles su independencia y eximirles tanto de esclavitud como de servidumbre siempre que admitieran la evangelización y el establecimiento de comercio entre ambas partes. En realidad ni españoles ni indios eran sinceros; los primeros aprovecharon el período de paz para apresar a varios loncos (caciques) y los segundos para recuperarse de las adversidades y rearmarse. Por eso se desatarían otra vez las hostilidades, como siempre seguidas de nuevas negociaciones. Y en este contexto entra en escena el mestizo Alejo.

    Era hijo de un lonco mapuche y de una española que había sido capturada en una emboscada al encomendero Alejandro de Vivar del Risco, cuando éste regresaba sin escolta a Concepción tras visitar a su hermana en una de las estancias de la familia. La columna se vio interceptada cerca del río Laja por un malón, es decir, una de las razzias que partidas de indios a caballo realizaban esporádicamente a imitación de las que hacían los blancos, que las llamaban malocas.




    El malón (por Mauricio Rugendas)/Imagen: dominio público en Wikimedia Comemos


    La mujer se llamaba Isabel y sus captores se la regalaron a Curivilú, cacique de Angol, una localidad de la Araucania donde Valdivia había fundado la ciudad de Los Confines y que además fue el escenario de la mencionada Batalla de Tucapel, en la que perdió la vida. Meses después tuvo con él un niño al que ella llamó Alejo, diminutivo de Alejandro, que los mapuches convirtieron en Ñamku por similitud cacofónica; la palabra significaba aguilucho.

    Se calcula que el nacimiento tuvo lugar en torno al año 1635 y el pequeño creció con los indígenas durante un lustro, hasta 1640, cuando una maloca española mató al lonco y rescató a Isabel y su hijo. Usar el término rescate es muy relativo porque, al igual que se ve a veces en algunos westerns, la presencia de aquella mujer en Concepción no fue bien recibida; pese a que su convivencia con los mapuches no había sido voluntaria, el concubinato con Curivilú y el fruto de éste, Alejo, la señalaban de forma infamante. Por ello, ingresó en un convento y el niño quedó a cargo de la familia Vivar del Risco.

    Así, de una primera educación indígena pasó a otra cristiana. Siendo mestizo, una de las castas bajas de la sociedad, probablemente no tuvo una juventud fácil y por ello, al cumplir cierta edad, optó por alistarse en el ejército, un estamento donde aparentemente las diferencias tendían a ser más borrosas. Como al parecer era inteligente, aprendió el manejo del arcabuz y tuvo una actuación destacada en la Batalla de Conuco, librada el 20 de enero de 1656 por la tropa del recién nombrado gobernador Pedro Porter Casanate contra los mapuches de la zona, infligiéndoles cuantiosas pérdidas con la ayuda, cómo no, de la providencia: la aparición de San Fabián, en cuyo honor se levantó un fuerte homónimo.




    Ilustración de una edición decimonónica de La Araucana/Imagen: dominio público en Wikimedia Comemos


    Alejo esperaba un ascenso por sus méritos pero chocó contra la cruda realidad de que éstos estaban reservados a los blancos. Fue la gota que rebosó su paciencia, tras años de aguantar las humillaciones suya y de su madre; desertó de las filas españolas y se fue en busca del poblado donde nació. Su padre había muerto dos décadas antes, pero le acogió otro cacique amigo, Huenquelao, a cuyo servicio se puso de inmediato. Recuperó su nombre indígena y empezó a instruir a los conas (guerreros) en las tácticas militares de sus enemigos, tal cual hiciera Lautaro un siglo antes: cómo protegerse de las armas de fuego, la forma de enfrentarse a la caballería y el procurar capturarle cañones al adversario para aprovecharlos.

    Contando con su carisma y la experimentada ayuda de un jefe cona llamado Huenchullán, organizó un verdadero ejército y desarrolló una serie de acciones guerrilleras durante las cuales lo mismo asaltaba caravanas que apresaba soldados de patrulla, robaba armamamento (o reses) e incluso introducía un nuevo e ingenioso arma: una honda con la que lanzar proyectiles incendiarios. Así, Ñamku se convirtió en el primer toqui que no era enteramente mapuche y estaba listo para su primera batalla.

    Encabezando a un millar de hombres, resultado de lograr una coalición de mapuches con cuncos, pehuenches y picunches, cruzó el Bio Bío para enfrentarse a los huincas, nombre con que se conocía a los españoles y que significaba algo así como nuevos incas, en alusión al intento de conquista que éstos ya habían llevado a cabo antaño. El choque se produjo en San Rafael, cayendo sobre los doscientos soldados de Pedro Gallegos. Éste se atrincheró en un promontorio mientras esperaba refuerzos del Fuerte Conuco. Pero no pudieron llegar y al final sólo sobrevivió una decena de españoles, destinados a ser sacrificados o canjeados por prisioneros.




    Epopeya de Chile (por Pedro Subercaseaux)/Imagen: dominio público en Wikimedia Comemos


    A esa rotunda victoria le siguió en 1660 la de Los Perales, en la que derrotó a los dos centenares y medio de efectivos de Bartolomé Pérez Villagrán. Pero ahí se acabó la racha. Un ataque a las fuerzas de Bartolomé Gómez Bravo acabó en fracaso y luego el gobernador organizó una columna de mil doscientos hombres con la que reforzó a la guarnición del Fuerte Conuco. Con ella rechazó una masiva carga de la caballería mapuche para después hacer una serie de malocas en las que devolvió aquellos primeros golpes dados por Alejo, quien tuvo que refugiarse en las montañas.

    A finales de 1660 los mapuches acumulaban más de seiscientas bajas entre caídos en combates y afectados por una epidemia de viruela, por lo que el mestizo ya sólo podía contar con unos trescientos conas para un plan tan ambicioso como osado: tomar la ciudad de Concepción. Demasiado ambicioso, quizá, y no lo logró; no por la defensa que ofreció Juan de Zúñiga, ya que su fuerza era inferior numéricamente y cayó en el intento, sino por uno de esos misterios que tantas veces hemos visto a lo largo de la Historia.

    En efecto, estando Concepción a su merced, renunció a asaltarla, tal cual pasó con Aníbal o Atila ante Roma. Como en esos casos, leyenda y realidad se confunden y se cuenta que fue su propia madre la que dejó el convento para entrevistarse con él y rogarle que desistiera de su objetivo. Es posible que pese a la victoria sobre Zúñiga hubiera tenido demasiadas bajas como para adueñarse de toda una ciudad pero la decisión de Alejo no gustó y cuentan que mató con sus propias manos a Huenchullán cuando éste le recriminó públicamente su decisión. En cualquier caso Concepción se salvó; en cambio, se aproximaba el final de Alejo.




    Mujeres mapuches en 1842/Imagen: dominio público en Wikimedia Comemos


    Y no llegó de manos españolas ni en batalla. Fue en 1680, en una muerte triste y patética, asesinado por dos de sus concubinas que aprovecharon que dormía borracho para coserlo a puñaladas, celosas de que hubiera convertido a dos rehenes blancas en nuevas esposas. Paradójicamente, las autoras del crimen huyeron junto a las españolas y se entregaron al gobernador, quien les concedió una pensión vitalicia. Mientras, Alejo fue enterrado cerca del río Laja y era sucedido en el mando por otro mestizo llamado Misqui e incluso otro mestizo Alejo se levantaría en 1738.

    La Guerra del Arauco aún daría coletazos pero la rápida captura y ejecución de Misqui constituyó el principio del fin. La viruela y el cansancio hicieron mella, siendo importante también la real cédula de 1683 que exoneraba a los indios araucanos de la esclavitud, por lo que las rebeliones fueron poco a poco espaciándose más. Eso no quiere decir que no hubiera estallidos violentos y se produjeron varios de importancia como los de 1712, 1723, 1759, 1766, 1769 y 1792 pero la tendencia entre mapuches y españoles fue a coexistir tratando de ahogar en lo posible la tensión. Luego llegó la Independencia de Chile pero ésa ya es otra historia.



    Fuentes:

    Breve historia de los conquistadores (José María González Ochoa)

    /Historia de Chile (VVAA)/Historia General de Chile (Diego Barros Arana)

    /Los precursores de la independencia de Chile (Miguel Luis Amunátegui)/Wikipedia





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    Alejo, el mestizo renegado que lideró a los mapuches contra los conquistadores españoles

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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    ¿QUIEREN HABLAR DE INDIOS Y COLONIALISMO? ¡VAMOS A HABLAR DE INDIOS Y COLONIALISMO!


    COSAS DE INDIOS EN LA “COLONIA” QUE NO SABÍAS: Los indios se gobernaban en sus propias comunidades bajo la institución denominada “república de indios”, bajo sus propias autoridades y costumbres propias en tanto no estuvieran en oposición con las Leyes de Indias y la religión católica. Se prohibió su esclavitud so pena de muerte y se reconocieron sus tierras comunales. Durante los tres siglos ...de Imperio español en América fueron considerados súbditos de la Corona de Castilla con los mismos derechos y obligaciones que los nacidos en la península ibérica y en cualquier otra parte del Imperio, todos eran “españoles” y como tal pudieron elegir y ser elegidos para las Cortes de Cádiz en su momento. En sus pueblos no podían vivir ni españoles ni negros, allí conservaban sus costumbres, idioma y fiestas. Antes que hubiera un establecimiento para enseñanza de españoles, los mismos españoles fundaron el colegio de Santa Cruz para indios nobles, en el convento de Santiago de Tlatelolco, inaugurado oficialmente por el virrey de Nueva España, Antonio de Mendoza en 1536, o sea años y décadas antes que centros educativos para españoles y criollos. Los caciques, los descendientes de las monarquías indígenas, así como las mujeres estaban exentos del pago de impuestos. Etnias como los tlascaltecas en México o los cañaris en el actual Ecuador, fueron reconocidos como hidalgos-nobles universales por su ayuda y colaboración en la conquista de sus respectivos territorios, es decir que todos los nacidos de esas tribus gozaban de los mismos fueros y prerrogativas que los hidalgos españoles, entre otras tampoco pagaban impuestos ni podían ser enjuiciados comúnmente. Los indios estaban exentos del servicio militar. Los delitos contra estos se castigaban con más rigor que aquellos contra los españoles, criollos y demás castas, de hecho eran el único grupo humano de la Monarquía Universal Hispana (mal llamada “colonia”) en América que tenían un abogado defensor gratuito para causas judiciales llamado “protector de indios”. La Inquisición no tenía poder sobre ellos. Hubo grandes historiadores indios, ergo sabían leer y escribir gracias a la educación dada por los españoles y así pudieron preservar y transmitir su legado milenario en muchos casos, entre los cuales destacan en México: Fernando de Alba Ixtlilxóchitl, descendiente de los reyes de Texcoco; Hernando de Alvarado Tezozómoc, de la casa real de los Acolhuas; Domingo de San Antón Muñoz Chimalpain Quauhtlehuanitzin. En Guatemala tenemos a Hernández Arana Xajila y Francisco Díaz Gebuta Quej, y en el Perú, el inca Titu Cusi Yupanqui, bautizado con el nombre de Diego de Castro; Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamayhua y Huamán Poma de Ayala.

    En la imagen: Caciques cañaris según óleo del siglo XVII en el museo arzobispal del Cuzco, durante la fiesta del Corpus Christi.





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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    Monumento en Santander, Cantabria, España, a los huancavilcas, tribu indígena de la actual costa ecuatoriana —provincias del Guayas y Manabí—, y al marinero español Vital Alsar, quien en 1970 atravesó el Océano Pacífico en la famosa balsa de diseño huancavilca.















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