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Tema: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal



    Era común que los indios caciques se hicieran pintar en un retrato. En algunos, se aprovechaba la ocasión para hacer manifiesta su participación en la conquista de México, lo que redundaba en el reconocimiento de sus derechos por parte de la corona española. En este retrato del indio cacique de Querétaro, don Nicolás de San Luis Montañés, en la cartela que lo acompaña se menciona su participación en la derrota de los indios bravos de la región de Querétaro. Tomado de Vargaslugo, 2005.

    Los indios caciques adoptaron los vestidos europeos a los que sólo ellos tenían derecho por privilegio real, pero además usaban otras prendas que evocaban el pasado prehispánico en el que también sólo las clases dirigentes podían usar determinados atuendos. El indio cacique lleva anudado en el cuello un pañuelo muy tenue que en el borde tiene encaje. La india cacica se cubre la cabeza con un manto, que va sobre otra prenda, ambos de delicado tejido de algodón, y bajo esas dos piezas se ve el vestido de estilo europeo. Para la mujer prehispánica, tejer esos sutiles ropajes era una metáfora del parto, pues se comparaba esa actividad con procrear un ser. Anónimo, Patrocinio del Señor San José (detalle). Parroquia de la Santa Cruz de Técamac, estado de México. Tomado de Vargaslugo, 2005. Digitalización: Raíces


    México antiguo

    La transformación de los derechos y privilegios de la nobleza indígena en la época colonial

    Margarita Menegus Bornemann

    La Nueva España se organizó en dos repúblicas, cada una con sus derechos y privilegios. La clase dirigente del mundo prehispánico se equiparó jurídicamente a la nobleza castellana. No obstante, se crearon instituciones americanas como el cacicazgo. En materia de sucesión, una real cédula ordenó que se respetara la costumbre local; sin embargo, se impuso la tradición del mayorazgo.


    El registro de la propiedad

    Terminada la conquista de Inglaterra por el normando Guillermo I, en el siglo XI, se elaboró el Domesday Book, un libro notable en donde se registra la propiedad que se reconoció o se redistribuyó después de la conquista de Inglaterra. Este registro ha sido fundamental para los historiadores ingleses, pues consigna el derecho de los propietarios, sus propiedades y claramente los impuestos que debían pagar. A partir de ese documento y los que le siguieron los historiadores ingleses contaron con archivos de padrones y registros de propiedad bien elaborados, así como con una amplia cartografía que les ha permitido hacer una historia de la propiedad, y una historia agraria desde tiempos muy antiguos. En cambio, la conquista hispana de América estuvo envuelta en una incertidumbre legal.

    En un primer momento, Carlos V reconoció el derecho natural de los indígenas a su propiedad y a los señores en su señorío. No obstante, hubo una larga polémica en torno a los “justos títulos”, y varias voces letradas, como la de fray Alonso de la Veracruz, expresaron el derecho de los indios a sus bienes y propiedades, a pesar de su condición de neófitos, y argumentaron que el derecho de la corona se limitaba al derecho de recibir un tributo real en su calidad de soberano. Este reconocimiento, sin embargo, no llevó a la corona a expedir títulos de propiedad conforme al derecho castellano, ni a hacer un registro o padrón del territorio indígena. Todo lo contrario, se procedió anárquicamente a confirmar la propiedad a quienes la solicitaban por medio de varios sistemas. Por otra parte, repartió continuamente los llamados “baldíos” a favor de los colonizadores.


    Un intento fallido por registrar la propiedad indígena

    Alonso de Zorita, oidor de la Real Audiencia de México, escribió el texto conocido con el nombre de Los Señores de la Nueva España, en respuesta a una real cédula de 20 de diciembre de 1553 en la que se ordenó a las audiencias de las Indias informaran al rey sobre los señores que había en estas tierras y los tributos que pagaban los naturales en tiempos de su gentilidad. El cuestionario consta de 23 capítulos, a manera de preguntas a responder por parte de diversos informantes. Desgraciadamente, la obra de Zorita fue escrita tardíamente, en 1585. En dicho documento, Zorita veía la necesidad apremiante de hacer un registro de los señores naturales y dedicó una parte sustancial de su exposición a estos señores y a la manera en que sucedían unos a otros al frente de sus señoríos.

    Mediante las sentencias de los oidores de la Real Audiencia de México es posible analizar el derecho aplicado en los conflictos que se produjeron con motivo de la sucesión de los cacicazgos.
    Como es sabido, el derecho aplicado en América tiene varias fuentes y por lo mismo se estableció un orden de prelación. En primer lugar se debía aplicar el derecho indiano, a falta de éste, el derecho castellano y en última instancia la costumbre indígena. Mediante el análisis de los expedientes judiciales de la Real Audiencia se puede constatar el derecho que fue aplicado en los juicios sobre la sucesión de los cacicazgos. En relación con el tema que nos ocupa, Felipe II ordenó, en 1557, que se respetara la costumbre indígena en la sucesión de los cacicazgos.


    Margarita Menegus Bornemann. Doctora en historia por la Universidad de Valencia. Investigadora del IISUE, UNAM. Ha investigado la historia agraria de México, del siglo XVI al XIX, y estudia la estructura de propiedad en la Mixteca, Oaxaca, en la época colonial.

    Menegus Bornemann, Margarita, “La transformación de los derechos y privilegios de la nobleza indígena en la época colonial”, Arqueología Mexicana núm. 142, pp. 61-64.





    ___________________________

    Fuente:

    La transformación de los derechos y privilegios de la nobleza indígena en la época colonial | Arqueología Mexicana

  2. #2
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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    Alejo, el mestizo renegado que lideró a los mapuches contra los conquistadores españoles

    Jorge Alvarez 9 Julio, 2017





    Licenciado en Historia y diplomado en Archivística y Biblioteconomía. Fundador y director de la revista Apuntes (2002-2005). Creador del blog El Viajero Incidental. Bloguer de viajes y turismo desde 2009 en Viajeros. Editor de La Brújula Verde. Forma parte del equipo de editores de Tylium.




    El joven Lautaro (por Pedro Subercaseaux); muy bien podría representar también a Alejo/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons


    La llamada Guerra del Arauco fue un continuo dolor de cabeza para la Monarquía Hispánica, hasta el punto de que a veces se hacen comparaciones con lo que supuso la del Vietnam para EEUU. Aunque los primeros españoles pisaron la región en la expedición que realizó Diego de Almagro en 1535, la dureza del clima y el paisaje, la falta de metales preciosos, la escasez de tierra cultivable, la ausencia de una civilización del nivel de la inca y la hostilidad de los indígenas llevaron a abandonar el lugar, al que no se regresó hasta unos años más tarde.

    Concretamente, fue en 1541 cuando Pedro de Valdivia acometió la primera campaña de conquista propiamente dicha. Pese a un inicio victorioso, en el que logró derrotar e incorporar a sus filas a los picunches en una expedición al sur del país, la Araucania, situada entre los ríos Itata y Toltén, los mapuches o araucanos ofrecieron una resistencia feroz. Se fundaron ciudades como la que lleva su nombre más Concepción, La Imperial, Villarrica o Los Confines, pero en 1553 una desastrosa derrota en Tucapel, en la que Valdivia en persona perdió la vida, marcó un punto de inflexión.




    Pedro de Valdivia (por Federico Madrazo)/Imagen: dominio público en Wikimedia Comemos


    La región se vio envuelta en una larga y sangrienta guerra en la que los conquistadores no lograban imponer su autoridad ni los indios librarse del invasor. Se sucedían los caciques (Michimalongo, Colo-Colo, Lautaro, Caupolicán, Peteleguén, Loble, Millalelmo, Illanguelén) igual que lo hacían los comandantes y gobernadores españoles (García Hurtado de Mendoza, Francisco de Villagra, Pedro de Villagra, Rodrigo de Quiroga), alternando unos y otros triunfos con derrotas, períodos de guerra con otros de paz. En 1575, tras uno de estos últimos que apenas duró cuatro tensos años se volvió a las armas.

    Los españoles iniciaron entonces una campaña en la que descubrieron un fenómeno inédito hasta la fecha: varios soldados mestizos se pasaron a las filas enemigas, descontentos con la postergación que recibían a la hora de los ascensos. Entre ellos figuraban Alonso Díaz (alias Paineñamcu, llegó a ser elegido toqui -general, al cambio- por los mapuches) o Juan de Lebú (un mapuche capturado y bautizado que escapó a la primera oportunidad) pero aún faltaba tiempo para que entrara en escena el más famoso.

    Fue ya a mediados del siglo XVII, durante el reinado de Felipe IV, después de que las sucesivas campañas dirigidas por Alonso de Sotomayor y Martín García Oñez de Loyola no obtuvieran resultados definitivos y una nueva rebelión mapuche en 1598 propiciara el Desastre de Curalaba, en el que un campamento español fue asaltado por sorpresa terminando en masacre y propiciando que todo el país, enardecido, se alzara en armas. Los españoles tuvieron que evacuar varias ciudades hacia el norte del Bio Bío, la frontera natural, y poner fin a su expansión hacia el sur durante unos años.




    Mapa de la Araucania/Imagen: dominio público en Wikimedia Comemos


    Era necesario dar un giro a las cosas y para acometer las siguientes campañas se creó un ejército profesional financiado por el Virrey, los Tercios de Arauco, formados por alrededor de dos millares de soldados bien equipados y entrenados, muchos de ellos veteranos de las guerras europeas, que al término de su servicio recibían tierras para asentarse. Pero aún así, los mapuches siguieron con su resistencia a ultranza hasta 1639, en que mermados por la presión militar de Francisco López de Zúñiga y una serie de epidemias, y desanimados por augurios negativos (la erupción del volcán Villarrica), aceptaron negociar.

    En los llamados Parlamentos de Quilín, entre 1641 y 1646, se acordó reconocerles su independencia y eximirles tanto de esclavitud como de servidumbre siempre que admitieran la evangelización y el establecimiento de comercio entre ambas partes. En realidad ni españoles ni indios eran sinceros; los primeros aprovecharon el período de paz para apresar a varios loncos (caciques) y los segundos para recuperarse de las adversidades y rearmarse. Por eso se desatarían otra vez las hostilidades, como siempre seguidas de nuevas negociaciones. Y en este contexto entra en escena el mestizo Alejo.

    Era hijo de un lonco mapuche y de una española que había sido capturada en una emboscada al encomendero Alejandro de Vivar del Risco, cuando éste regresaba sin escolta a Concepción tras visitar a su hermana en una de las estancias de la familia. La columna se vio interceptada cerca del río Laja por un malón, es decir, una de las razzias que partidas de indios a caballo realizaban esporádicamente a imitación de las que hacían los blancos, que las llamaban malocas.




    El malón (por Mauricio Rugendas)/Imagen: dominio público en Wikimedia Comemos


    La mujer se llamaba Isabel y sus captores se la regalaron a Curivilú, cacique de Angol, una localidad de la Araucania donde Valdivia había fundado la ciudad de Los Confines y que además fue el escenario de la mencionada Batalla de Tucapel, en la que perdió la vida. Meses después tuvo con él un niño al que ella llamó Alejo, diminutivo de Alejandro, que los mapuches convirtieron en Ñamku por similitud cacofónica; la palabra significaba aguilucho.

    Se calcula que el nacimiento tuvo lugar en torno al año 1635 y el pequeño creció con los indígenas durante un lustro, hasta 1640, cuando una maloca española mató al lonco y rescató a Isabel y su hijo. Usar el término rescate es muy relativo porque, al igual que se ve a veces en algunos westerns, la presencia de aquella mujer en Concepción no fue bien recibida; pese a que su convivencia con los mapuches no había sido voluntaria, el concubinato con Curivilú y el fruto de éste, Alejo, la señalaban de forma infamante. Por ello, ingresó en un convento y el niño quedó a cargo de la familia Vivar del Risco.

    Así, de una primera educación indígena pasó a otra cristiana. Siendo mestizo, una de las castas bajas de la sociedad, probablemente no tuvo una juventud fácil y por ello, al cumplir cierta edad, optó por alistarse en el ejército, un estamento donde aparentemente las diferencias tendían a ser más borrosas. Como al parecer era inteligente, aprendió el manejo del arcabuz y tuvo una actuación destacada en la Batalla de Conuco, librada el 20 de enero de 1656 por la tropa del recién nombrado gobernador Pedro Porter Casanate contra los mapuches de la zona, infligiéndoles cuantiosas pérdidas con la ayuda, cómo no, de la providencia: la aparición de San Fabián, en cuyo honor se levantó un fuerte homónimo.




    Ilustración de una edición decimonónica de La Araucana/Imagen: dominio público en Wikimedia Comemos


    Alejo esperaba un ascenso por sus méritos pero chocó contra la cruda realidad de que éstos estaban reservados a los blancos. Fue la gota que rebosó su paciencia, tras años de aguantar las humillaciones suya y de su madre; desertó de las filas españolas y se fue en busca del poblado donde nació. Su padre había muerto dos décadas antes, pero le acogió otro cacique amigo, Huenquelao, a cuyo servicio se puso de inmediato. Recuperó su nombre indígena y empezó a instruir a los conas (guerreros) en las tácticas militares de sus enemigos, tal cual hiciera Lautaro un siglo antes: cómo protegerse de las armas de fuego, la forma de enfrentarse a la caballería y el procurar capturarle cañones al adversario para aprovecharlos.

    Contando con su carisma y la experimentada ayuda de un jefe cona llamado Huenchullán, organizó un verdadero ejército y desarrolló una serie de acciones guerrilleras durante las cuales lo mismo asaltaba caravanas que apresaba soldados de patrulla, robaba armamamento (o reses) e incluso introducía un nuevo e ingenioso arma: una honda con la que lanzar proyectiles incendiarios. Así, Ñamku se convirtió en el primer toqui que no era enteramente mapuche y estaba listo para su primera batalla.

    Encabezando a un millar de hombres, resultado de lograr una coalición de mapuches con cuncos, pehuenches y picunches, cruzó el Bio Bío para enfrentarse a los huincas, nombre con que se conocía a los españoles y que significaba algo así como nuevos incas, en alusión al intento de conquista que éstos ya habían llevado a cabo antaño. El choque se produjo en San Rafael, cayendo sobre los doscientos soldados de Pedro Gallegos. Éste se atrincheró en un promontorio mientras esperaba refuerzos del Fuerte Conuco. Pero no pudieron llegar y al final sólo sobrevivió una decena de españoles, destinados a ser sacrificados o canjeados por prisioneros.




    Epopeya de Chile (por Pedro Subercaseaux)/Imagen: dominio público en Wikimedia Comemos


    A esa rotunda victoria le siguió en 1660 la de Los Perales, en la que derrotó a los dos centenares y medio de efectivos de Bartolomé Pérez Villagrán. Pero ahí se acabó la racha. Un ataque a las fuerzas de Bartolomé Gómez Bravo acabó en fracaso y luego el gobernador organizó una columna de mil doscientos hombres con la que reforzó a la guarnición del Fuerte Conuco. Con ella rechazó una masiva carga de la caballería mapuche para después hacer una serie de malocas en las que devolvió aquellos primeros golpes dados por Alejo, quien tuvo que refugiarse en las montañas.

    A finales de 1660 los mapuches acumulaban más de seiscientas bajas entre caídos en combates y afectados por una epidemia de viruela, por lo que el mestizo ya sólo podía contar con unos trescientos conas para un plan tan ambicioso como osado: tomar la ciudad de Concepción. Demasiado ambicioso, quizá, y no lo logró; no por la defensa que ofreció Juan de Zúñiga, ya que su fuerza era inferior numéricamente y cayó en el intento, sino por uno de esos misterios que tantas veces hemos visto a lo largo de la Historia.

    En efecto, estando Concepción a su merced, renunció a asaltarla, tal cual pasó con Aníbal o Atila ante Roma. Como en esos casos, leyenda y realidad se confunden y se cuenta que fue su propia madre la que dejó el convento para entrevistarse con él y rogarle que desistiera de su objetivo. Es posible que pese a la victoria sobre Zúñiga hubiera tenido demasiadas bajas como para adueñarse de toda una ciudad pero la decisión de Alejo no gustó y cuentan que mató con sus propias manos a Huenchullán cuando éste le recriminó públicamente su decisión. En cualquier caso Concepción se salvó; en cambio, se aproximaba el final de Alejo.




    Mujeres mapuches en 1842/Imagen: dominio público en Wikimedia Comemos


    Y no llegó de manos españolas ni en batalla. Fue en 1680, en una muerte triste y patética, asesinado por dos de sus concubinas que aprovecharon que dormía borracho para coserlo a puñaladas, celosas de que hubiera convertido a dos rehenes blancas en nuevas esposas. Paradójicamente, las autoras del crimen huyeron junto a las españolas y se entregaron al gobernador, quien les concedió una pensión vitalicia. Mientras, Alejo fue enterrado cerca del río Laja y era sucedido en el mando por otro mestizo llamado Misqui e incluso otro mestizo Alejo se levantaría en 1738.

    La Guerra del Arauco aún daría coletazos pero la rápida captura y ejecución de Misqui constituyó el principio del fin. La viruela y el cansancio hicieron mella, siendo importante también la real cédula de 1683 que exoneraba a los indios araucanos de la esclavitud, por lo que las rebeliones fueron poco a poco espaciándose más. Eso no quiere decir que no hubiera estallidos violentos y se produjeron varios de importancia como los de 1712, 1723, 1759, 1766, 1769 y 1792 pero la tendencia entre mapuches y españoles fue a coexistir tratando de ahogar en lo posible la tensión. Luego llegó la Independencia de Chile pero ésa ya es otra historia.



    Fuentes:

    Breve historia de los conquistadores (José María González Ochoa)

    /Historia de Chile (VVAA)/Historia General de Chile (Diego Barros Arana)

    /Los precursores de la independencia de Chile (Miguel Luis Amunátegui)/Wikipedia





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    Alejo, el mestizo renegado que lideró a los mapuches contra los conquistadores españoles

  3. #3
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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    ¿QUIEREN HABLAR DE INDIOS Y COLONIALISMO? ¡VAMOS A HABLAR DE INDIOS Y COLONIALISMO!


    COSAS DE INDIOS EN LA “COLONIA” QUE NO SABÍAS: Los indios se gobernaban en sus propias comunidades bajo la institución denominada “república de indios”, bajo sus propias autoridades y costumbres propias en tanto no estuvieran en oposición con las Leyes de Indias y la religión católica. Se prohibió su esclavitud so pena de muerte y se reconocieron sus tierras comunales. Durante los tres siglos ...de Imperio español en América fueron considerados súbditos de la Corona de Castilla con los mismos derechos y obligaciones que los nacidos en la península ibérica y en cualquier otra parte del Imperio, todos eran “españoles” y como tal pudieron elegir y ser elegidos para las Cortes de Cádiz en su momento. En sus pueblos no podían vivir ni españoles ni negros, allí conservaban sus costumbres, idioma y fiestas. Antes que hubiera un establecimiento para enseñanza de españoles, los mismos españoles fundaron el colegio de Santa Cruz para indios nobles, en el convento de Santiago de Tlatelolco, inaugurado oficialmente por el virrey de Nueva España, Antonio de Mendoza en 1536, o sea años y décadas antes que centros educativos para españoles y criollos. Los caciques, los descendientes de las monarquías indígenas, así como las mujeres estaban exentos del pago de impuestos. Etnias como los tlascaltecas en México o los cañaris en el actual Ecuador, fueron reconocidos como hidalgos-nobles universales por su ayuda y colaboración en la conquista de sus respectivos territorios, es decir que todos los nacidos de esas tribus gozaban de los mismos fueros y prerrogativas que los hidalgos españoles, entre otras tampoco pagaban impuestos ni podían ser enjuiciados comúnmente. Los indios estaban exentos del servicio militar. Los delitos contra estos se castigaban con más rigor que aquellos contra los españoles, criollos y demás castas, de hecho eran el único grupo humano de la Monarquía Universal Hispana (mal llamada “colonia”) en América que tenían un abogado defensor gratuito para causas judiciales llamado “protector de indios”. La Inquisición no tenía poder sobre ellos. Hubo grandes historiadores indios, ergo sabían leer y escribir gracias a la educación dada por los españoles y así pudieron preservar y transmitir su legado milenario en muchos casos, entre los cuales destacan en México: Fernando de Alba Ixtlilxóchitl, descendiente de los reyes de Texcoco; Hernando de Alvarado Tezozómoc, de la casa real de los Acolhuas; Domingo de San Antón Muñoz Chimalpain Quauhtlehuanitzin. En Guatemala tenemos a Hernández Arana Xajila y Francisco Díaz Gebuta Quej, y en el Perú, el inca Titu Cusi Yupanqui, bautizado con el nombre de Diego de Castro; Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamayhua y Huamán Poma de Ayala.

    En la imagen: Caciques cañaris según óleo del siglo XVII en el museo arzobispal del Cuzco, durante la fiesta del Corpus Christi.





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  4. #4
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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    Monumento en Santander, Cantabria, España, a los huancavilcas, tribu indígena de la actual costa ecuatoriana —provincias del Guayas y Manabí—, y al marinero español Vital Alsar, quien en 1970 atravesó el Océano Pacífico en la famosa balsa de diseño huancavilca.















    ___________________________

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  5. #5
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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    La América como aparece pintada en la entrada del templo del Santuario de Atotonilco, Guanajuato






    https://www.facebook.com/patrimoniov...type=3&theater








    Detalle de la capilla abierta de San Nicolás de Tolentino, Actopan, Hidalgo. Podemos ver la representación de un hombre principal indígena acompañado de un español frente a un trocalli con incienso encendido. Curiosamente esta escena se encuentra en los niveles que representan al inframundo.






    https://www.facebook.com/patrimoniov...type=3&theater
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    Última edición por Mexispano; 15/09/2017 a las 05:48
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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    DERRIBANDO MITOS

    Por otro lado, además de los Nobles indígenas y de los mestizos cuzqueños o altoperuanos, se hallaban los indígenas puros, casi sin integrar en la sociedad americana, y que sirvieron en el Ejército Real. Contrariamente a lo que comúnmente se cree, estos indígenas también fueron en su mayoría fieles a la Corona de España durante la guerra de independencia de América.

    Varias son las unidades formadas con sus parcialidades, no sólo en el Alto Perú, sino también en el Perú y aún en Chile. La mayoría de ellas rindieron importantes servicios a la Corona hasta el último tiempo de la guerra.
    De todos ellos, los que sin duda destacaron por su valor y ferocidad fueron los Araucanos del Sur de Chile.

    En la expedición a Chile en 1813, estos indios araucanos y su Cacique Villacurá se manifestaron fieles y adictos al Rey, celebraron a su modo la llegada de las tropas, y juraron con las expresiones más vivas de júbilo y respeto no ceder a las pretensiones de Chile y:

    “formar para la defensa del Rey, una muralla de guerreros en cuyos fuertes pechos se embotarían las armas de los revolucionario y aún quisieron partir muchos a Chillán para mezclar su sangre con la de los soldados del suspirado Fernando. La ilustre asamblea de Araucanos tuvo término después de haber recibido los caciques medallas de oro con el busto del soberano y otros de plata, con un bastón de cada uno.”[1]

    El 24 de septiembre de 1817 se anotaba en el Libro Manual de la Tesorería del Ejército Real de Talcahuano que, “cuatro Caciques, nueve Mocetones y tres Lenguaraces, han venido a notificar su fidelidad al Soberano y a ver el modo de contribuir con las armas del Rey”.

    El 7 de octubre hacen lo propio los dos Caciques de Tucapel, ofreciendo sus lanzas –guerreros- para pelear contra los independientes.[2]

    Estos araucanos eran excelentes jinetes y diestros lanceros usando sus largas lanzas de caña de Coligüe, que podían alcanzar hasta tres metros de largo. No usaban uniformes sino ropas naturales, consistentes en ponchos tejidos en sus telares y colores blancos, negros, azules o rojos, con diseños que les eran particulares, llevaban “chiripás” y botas de potro con espuelas que podían ser de madera o de plata labrada según la dignidad del propietario.



    [1] “El pensador del Perú” -1813, en Colección de Historiadores y Documentos para la Independencia de Chile. Tomo IV, pág. 101-102.

    [2] AGNP (Archivo General de la Nación Perú), Fondo C-15. “Libro Manual de la Tesorería del Ejército Real”, del 22 de agosto de 1817 al 18 de febrero de 1818.





    ___________________________

    Fuente (con video):


    https://www.facebook.com/56321588040...5581923500256/

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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    La presencia de la figura de Atahualpa en el escudo principal, el blasón de Francisco Pizarro que se convirtió en las armas de la línea de los Pizarros Conquistadores, en el Palacio de la Conquista en Trujillo (Extremadura, España), sobre el balcón de ángulo, es otro detalle que pasa completamente inadvertido a los visitantes de esta ciudad. Se lo observa en el centro del cuartel inferior, apoyando sus manos sobre dos cofres, y rodeado de sus curacas encadenados y vencidos. Piedra armera que es la estampa viva de la historia del linaje en la empresa de las Indias, en la que tuvieron tan relevante papel. Además se aprecian otras representaciones de la Conquista como el desembarco primero en Tumbes y el triunfo en el Cuzco.








    https://www.facebook.com/francisco.n...04506239799493
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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    Aníbal Lizandro Obando Valdivia


    El odontólogo, fisioterapeuta y curandero cuzqueño don Aníbal Lizandro Obando Valdivia es el mayor representante de la Casa Hanan Qosqo en la actual República del Perú. Miembro principal de la Panaca Tumipampa y de la familia Titu Atauchi Inca.

    Don Aníbal Lizandro es hijo del abogado y hacendado José Mariano Mercedes Obando Tupayachi, quien perdió sus tierras con la Reforma Agraria de 1969.

    Sus antepasados fueron Sapa Incas del Tahuantinsuyo, Caciques y Principales de Santa Ana, Santiago y Quispicanchis, Grandes Maestres de la Orden Real de los Incas, Electores del Consejo de los 24 Incas del Cusco y Gobernadores de los Xaxapoyas, Yanaconas, Chinchaysuyus y Collanas

    Durante el Virreinato peruano su familia fue una de las más ricas y poderosas del Cusco. Los Titu Atauchi Inca fueron fieles al Reino de la Corona de Castilla en calidad de oficiales del Ejército Real. El rango militar más alto de alcanzaron fue el de Mariscal de la Corona de Castilla en el siglo XVII.





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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    Melchor Carlos Inga de Esquivel


    -Títulos Y Cargos:


    Caballero (Orden de Santiago), Regidor del Cusco y Alférez Real de los Naturales.


    -Apodo:


    El Príncipe.










    https://www.facebook.com/18705357365...030480/?type=3
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  10. #10
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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    Dionisio Uchu Inga Yupanqui

    Nació en Los Reyes en 1760 bajo el nombre de Dionisio Ampuero Bernal. Hijo del noble indio de origen mestizo Domingo Uchu Inga Ampuero (Teniente Coronel del Ejército Real) y de la acaudalada criolla Isabel Bernal Cañas. Miembro de la Panaca Tumipampa y descendiente de los Incas.

    Se educó en España junto a su hermano Manuel, en el Seminario de Nobles de Madrid. Sirvió como Oficial (Teniente o Capitán) en la Real Armada española y como Teniente Coronel en el Ejército Real de España.

    Fue electo en 1810 como Diputado por el Virreinato del Perú en las Cortes de Cádiz. Dionisio logró que los indios pudieran obtener la ciudadanía española en 1812, logró la abolición de la mita y del tributo, logró que el indio plebeyo pudiera tener propiedades y pudiera tener acceso al clero, a la educación básica y superior.

    Entre 1810 y 1811 el diputado Dionisio Uchu Inga Yupanqui defendió el derecho a la libertad de los afrodescendientes en las Cortes de Cádiz, llegando a enfrentarse en acalorados debates contra los españoles y criollos que defendían el viejo sistema de castas.

    "Si todo hombre nace libre; si de esta libertad no puede ser despojado sino por la fuerza o la malicia de otros, y si esta fuerza o malicia es un vicio meramente pasivo del africano, que no dice culpa suya, el claro que... en el momento en que él o su posteridad recobren la libertad natural, y se hace Sui Juris para no depender de otro en sus actos civiles, ha recobrado la opción al ejercicio de su ciudadanía en aquella sociedad de que es miembro, y a la que contribuye satisfaciendo por su parte con las cargas anexas a las demás que la forman".

    (Dionisio Uchu Inga Yupanqui en las Cortes de Cádiz, año 1811)










    ___________________________

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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    Con la llegada de Francisco Álvarez de Toledo como es bien sabido, constituiría un punto de quiebre en la organización del Virreynato del Perú.

    El virrey Álvarez de Toledo iniciará el proceso de caída de los "Cacicazgos Ilegítimos" instaurados por los llamados "conquistadores" en estas tierras. Estos caciques no descendían de ningún curaca o inca, eran plebeyos o indios del común, pero que obtuvieron estos privilegios de parte de F. Pizarro por haber ayudado como jefes mil...itares a los primeros españoles en su empresa de conquista (Compañía de Levante).

    "se hizieron de yndiosuajos y de mandoncillos caciques, no lo siendo" (Guaman Poma, 410[412]).

    Álvarez de Toledo durante sus viajes por los interiores del Virreynato peruano restaurará a los legítimos herederos de los curacas e incas en sus cacicazgos respectivos.

    Una de las condiciones que dispuso Álvarez de Toledo era que el cacique legítimo debía de convertirse al cristianismo y ayudar a los sacerdotes en la evangelización de los indios. Si el principal heredero de un cacicazgo no aceptaba esta condición se recurría al pariente más cercano para hacer que este tome la sucesión. Solo el cacique legítimo que fuere cristiano confirmado recibía la legitimación de su cargo por la Real Audiencia.

    Los caciques ilegítimos puestos por los primeros españoles solo podían acceder al cargo de Alcalde (Varayoc), Alguacil Mayor y Gobernador de un Cacicazgo, siempre subordinados al cacique legítimo.






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    Re: Indios y mestizos ilustres durante la época virreinal

    Justo Sahuaraura Ramos Titu Atauchi Inga Bustinza

    Don Justo Sahuaraura Ramos Titu Atauchi Inga Bustinza era un miembro de la Panaca Tumipampa. Pariente del Cacique de Ccachona, Chocco y Quispicanchis.

    Don Justo fue un destacado intelectual, escritor, político, sacerdote y abogado del Cusco. Financió y apoyo la Rebelión del Cusco de 1814 poniendo a disposición del cacique Mateo Pumacahua varias de sus propiedades.

    Tras el fracaso de la Rebelión de 1814 fue juzgado y acusado de "traidor" por las autoridades, pero el prestigio que se había ganado su familia hizo que se le liberara. Por muchos años estuvo en el anonimato hasta el estallido de las Guerras de Independencia.

    Fue uno de los pocos aristocracias indios que apoyo a los independentistas y por ello se le considera un "Prócer de la Independencia". Simón Bolívar le condecoró y le eximió de los allanamientos que ordenó contra los aristócratas andinos.

    En la República del Perú fue elegido Diputado de la Provincia de Aymaraes en 1826. Enfrentado a sus familiares paso sus últimos días casi solo en la Provincia de Canas.

    En 1850 se publica su libro "Recuerdos de la Monarquía Peruana" en París, en la República de Francia.





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