La historiografía oficial vende que cuando las huestes de Boves llegan a Caracas en 1814, la población huyó en la emigración a Oriente y se encontraron con una ciudad casi vacía y con miedo, algo falso, solo huyen los simpatizantes republicanos junto a familiares, quedaron según varias fuentes entre 4.000 y 20.000 adeptos al rey.
Boves antes de entrar en Caracas publica un perdón general a todos sus habitantes el 8 de julio de 1814, por medio del comandante de la vanguardia del ejército de Barlovento, Ramón González.
El 16 de julio cuando entra Boves a Caracas, es recibido por la población y en la catedral dieron misa en acción de gracias por el triunfo. Hubo pocos hechos de violencia como la confusión con el Conde de la Granja o algunas ejecuciones nocturnas de cabecillas republicanos.
Cita la historiadora María de los Ángeles Castro Pirela en su obra «La nueva simbología en Venezuela a través de actos de jura, festividades y música a principios del siglo XIX» sobre como son recibidos como héroes y las celebraciones:
«Interesa destacar el regocijo que el pueblo de Caracas manifestó tras la llegada de José Tomás Boves el día 16 de julio de 1814. Sus tropas fueron recibidas con el mayor júbilo y muestras de total fidelidad del colectivo a la causa del rey (Archivo General de Indias, 1814).
Para tan importante acontecimiento el propio monseñor Narciso Coll y Pratt espera a Boves tras su llegada a Caracas, deseoso de brindarle un caluroso recibimiento, hasta tal punto de ofrecerle la sede arzobispal para su hospedaje e incluso llegar a decir, “que después de Dios era a este jefe militar a quien le debía la vida.”
“…En esta recepción apunta un testigo- “venía un gran concurso de pueblo, y hubo música, fuegos artificiales y se echaron a vuelo las campanas.” Serían en total unas cinco mil almas las que estarían aguardando a Boves…” (Mondolfi, 2005, p. 107)».
Por lo que dista del relato del supuesto miedo que sintieron los caraqueños con la llegada de José Tomás Boves, de hecho Boves publicaría de nuevo un segundo perdón general pocos días después, el 26 de julio, reafirmando de esta manera su compromiso con la paz y el orden ciudadano.
Autor: Emilio Acosta.
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