Perdone, pero desear la condenación de cualquiera es pecado; y, si lo desea de veras, pecado mortal.
Creo que haría bien en leer con detenimiento el artículo que inserté más arriba. Crítico y ponderado. Queda claro que el General Pinochet --a pesar de los ditirambos del pobre Blas Piñar López-- no fue un modelo de gobernante hispánico. Queda claro también que, viniendo de donde venía (desde su infancia), resultó bastante menos malo de lo que podía esperarse.
Los neocon, por su parte, lo han puesto como chupa de dómine: lea la prensa. Decir que la junta militar chilena estaba a las órdenes de Washington D.C. es una pataleta recurrente de la izquierda, pero es rigurosamente falso. Si es cierto que el gobierno estadounidense apoyó el golpe, no es menos cierto que conspiró también contra la junta militar desde no mucho tiempo después.
Lo peor de Pinochet y quienes le rodeaban es que no supieron romper con un pensamiento y un statu quo antihispánico, en los que al fin y al cabo se criaron, y se crió Chile desde el nefasto O'Higgins. Parte de ese pensamiento y de ese ambiente es el nacionalismo a ultranza, en este caso dirigido contra Argentina (pero también desde Argentina contra Chile). No entremos en ese juego. Si defensores de la Tradición y la Hispanidad tan preclaros como el Padre Osvaldo Lira vieron aspectos positivos, será porque los había.
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