Más que su crueldad, megalomanía o aún su estupidez épica, lo que más distingue a Ernesto "Che" Guevara, de sus compañeros era su cobarde lamento. Sus ardientes admiradores pueden refugiarse en un arranque de furia, cerrar de golpe su puerta del dormitorio, y tirarse de cabeza en la cama llorando y dando patadas y puñetazos en las almohadas, todo lo que quieran, pero el Che se entregó a los Rangers Bolivianos voluntariamente, desde una distancia segura, y fue capturado físicamente sano y con una pistola completamente cargada.
Un día antes de su muerte en Bolivia, Che Guevara, por primera vez en su vida, finalmente se enfrenta a algo que adecuadamente puede describirse como combate. Así que ordenó a sus guerrilleros atacar sin dar cuartel, combatir hasta su último aliento, y hasta su última bala. Unas horas más tarde su desafío indomable", su falta de hipocresía y de "caminar el camino" todos se manifestaron Con sus hombres haciendo lo que el les ordeno (luchar y morir hasta la última bala), Che, herido levemente, de manera furtiva se
alejo del combate y se rindió con un clip completo en la pistola, mientras que lloriqueaba a sus captores: “¡No disparen! ¡Soy el Che y valgo más vivo que muerto” [13]
13] Humberto Fontova, “Che Guevara 39 Years of Hype”, Guacarabuya, October 2006
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