Cita Iniciado por muñoz Ver mensaje
De todos modos en las guerras carlistas no se luchaba solamente por la cuestión dinástica como dijo Roca y Ponsa:

Decía Balmes que la causa de la primera guerra civil no fue en realidad la cuestión dinástica; los tradicionalistas luchaban por algo más alto, más importante: por fe religiosa.
Suponed por un momento que Carlos V hubiese tremolado la bandera liberal y Doña Cristina se hubiera cobijado baja la bandera de la Tadición. ¿Hubierais vosotros defendido a D. Carlos? De ningún modo; habrías peleado por D. Cristina, es decir, por la religión de nuestos mayores. No fue, pues, sólo una cuestión dinástica, sino cuestión religiosa la que defendíais en los campos de batalla...


También el discurso de D. Manuel Simó:

Nosotros hemos sostenido dos guerras, y nuestro objetivo principal no han sido Carlos V ni Carlos VII, no, porque las personas son transitorias; las sostuvimos porque en el fondo latía la cuestión religiosa, que es el amor de nuestros amores.


Como la contestación de Mella a un periodista sobre sí sería liberal Don Jaime:

No puede ser; así como el que firma pactos con la revolución no puede romperlos, sin perder el Trono si en él está, así D. Jaime no dejará de ser lo que lo que sus mayores, porque sus tradicionalistas le abandonarían.

Y añadió Mella:

Si todas nuestras personas reales se hicieran liberales, nosotros no cambiaríamos de ideas. El suelo fértil de España ¿no produciría un Rey antirrevolucionario?
Creo correcto incluir esta aclaracion del señor Chanza sobre el tema

Cita Iniciado por Chanza Ver mensaje
En una historia tan extensa como la del Carlismo, se encuentran esas y otras hipérboles, útiles tal vez para ilustrar una tesis, pero que sacadas de quicio llevan a la heterodoxia.

Si Don Carlos V hubiera resultado liberal, habría incurrido en ilegitimidad, y la sucesión habría seguido su curso con arreglo a las leyes. A María Cristina habría tardado mucho, muchísimo en llegarle el turno. Si todos los que la precedían en derecho hubieran resultado liberales, y ella no, entonces sin duda habrían luchado por ella los buenos españoles. Pero es absurdo pensar que una buena soberana católica se hubiera rebelado contra su rey y señor natural, vicario de Cristo según la espada, como enseña San Pablo. El cristiano debe acatamiento a su legítimo príncipe.