Según la imagen histórica de los nacionalistas turcos los otomanos no fueron esclavistas. Pero eso lo contradice la biografía de un trabajador de la costa del Egeo. Su conocimiento público ha desatado en el país un acalorado debate. Informa Gunnar Köhne.
Ya desde niño quería saber Mustafá Olpak por qué su piel era tan oscura que los niños de su ciudad Ayvalik se reían de él llamándolo árabe. Durante años le había preguntado a su abuelo, que siempre estaba sentado en un rincón, sin hablar nada, y mirando por la ventana con los ojos muy abiertos, hasta el último día de su vida: “Abuelo, ¿de dónde venís? ¿Por qué somos diferentes?”, le pregunté una vez más. Entonces se levantó, fue a la habitación contigua, sacó un mapa y lo extendió sobre la mesa. ‘Muéstrame, abuelo, de dónde venís’, le dije. Y su dedo señaló tembloroso África”.
Oplak, un picapedrero de 54 años, ha escrito en dos volúmenes la increíble historia de su abuelo: Köle se titula el primer libro, esto es, “esclavo”. Pues su abuelo y su abuela, que conoció en la cárcel, llegaron como esclavos a Turquía desde Kenia pasando por Creta. Hace 130 años Creta formaba parte del imperio otomano, y estaba en la ruta de los barcos negreros. Los latifundistas acaudalados se permitían gustosos esclavos para la cocina o el jardín. Poco importaba que el Sultán hubiera prohibido oficialmente en 1857 la esclavitud en el imperio. Tras la independencia de Creta y la expulsión de los turcos que allí vivían, el abuelo de Mustafá Olpak fue a parar a la costa turca del Egeo. Era un hombre libre, pero carente de medios y tuvo que ganarse la vida trabajando de criado y peón de la gente rica.

Mercado de los esclavos, Siglo XVII, Biblioteca dell’ Archiginnasio, Bologna
La biografía familiar de Olpak desdice la imagen oficial del Imperio Otomano. Incluso Hakan Erdem, historiador de Estambul, fue uno de los pocos que se atrevió a decir acerca de este poco honroso capítulo: “Suele negarse, pero hubo esclavos y esclavistas en el Imperio Otomano. Pero con una particularidad: los otomanos tenían un sistema esclavista abierto, es decir, los esclavos podían entablar contacto con el mundo exterior, se les permitía casarse y no se retenían presos toda la vida. Así fue cómo muchos africanos se integraron en la sociedad.”
Tanto el historiador Erdem como Mustafá Olpak tuvieron que aguantar atacas furiosos de los ultranacionalistas. Pues, en la imagen histórica, los otomanos no fueron explotadores a diferencia de los “europeos imperialistas”. E incluso hoy hay muchos turcos que no quieren admitir que también entre ellos existe racismo.
Cuando la Federación Inglesa de Fútbol abrió a principio de año un proceso contra el mediocampista turco del Newcastle Emre Belezöglu porque éste habiá insultado a sus compañeros negros llamándolos “monos”, se indignaron los hinchas del jugador nacional. El periódico de masas turco Hürriyet, convencido de la inocencia de Belezöglu, colgó en su página de Internet una protesta preconcebida. Pero los negros de Turquía también se quejan de discriminaciones en la vida cotidiana. John, un refugiado de Nigeria que vive desde hace cuatro meses en Estambul, dice acerca de sus experiencias con la policía: “Sencillamente, no les gustan los negros. Nos tratan como lo último. Nos detienen y controlan constantemente. Si no tenemos pasaporte, nos llevan a la comisaría, y allí retienen a algunos durante semanas.”
Mustafá Olpak ha fundado ahora una “Asociación de turcos oriundos de África”. Cree que 2.000 descendientes de esclavos viven todavía en Turquía. Y desde la biografía familiar de Olpak cada vez son más los que se atreven a contar su propio destino. Un documental sobre Olpak y la tremenda biografía de sus abuelos se transmitió hace poco en la misma televisión estatal, aunque a las dos de la madrugada. Al final, no sin cierto orgullo, el picapedrero Mustafá Olpak dice: “La primera generación de mi familia tuvo que sufrirlo, la segunda lo negó, y la tercera lo investiga. Mis padres y mis abuelos no pudieron determinar ellos mismos su vida. Creo que es un éxito de la libertad en la que vivo que, a pesar de todas las resistencias, yo pudiera escribir todo acerca de mi origen.”
Próximamente Mustafá Olpak viajará a Kenia, el país de sus antepasados, del que nada sabía durante tanto tiempo.
Original : Kratzer im türkischen Geschichtsbild (Archiv)
El libro de Mustafá Olpak, Köle Kiyisindan Insan Biyografileri, Kenya-Girit-Istanbul, fue publicado también en francés bajo el título, Kenya - Crète - Istanbul, Biographie d’une famille d’esclaves , Traduit du turc par Mehmet Konuk, por la Librairie Özgül en Paris (diciembre de 2006)
Traducido del alemán por Vicente Romano, miembro de Tlaxcala, la red de traductores para la diversidad lingüística. Esta traducción es copyleft para cada uso non-comercial : se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a los traductores y la fuente.
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