LA II GUERRA CARLISTA EN NAVARRA (1872-1876):
REPRESIÓN YEXACCIONES . LA CUESTIÓN FORAL Y LA GUERRA
M° Soledad Martínez Caspe
Una de las consecuencias fundamentales de la última guerra carlista va a ser la crisis delas haciendas locales. Alas penurias causadas por el conflicto bélico, hay que añadir el lastrede una crisis hacendística estructural, no específica de Navarra, de la que ya tenemosestudios significativos sobre el primer tercio del siglo XIX 1 .Las medidas represivas contra la población civil fueron practicadas por los dos bandoscontendientes . De éstas, fueron las imposiciones de carácter económico las que ocasionaronlos sacrificios más duros de particulares y corporaciones municipales, concretamente lasfuertes exacciones que suponía la manutención sobre el terreno del ejército y demás fuerzasprovinciales movilizadas para la guerra. El enorme esfuerzo que todo esto supuso para los ayuntamientos navarros se incrementa,en este momento, ante la paralización de las fuerzas productivas que implicaba el conflictoy la obligación de tener que satisfacer la fiscalidad ordinaria.La II Guerra Carlista no supuso ninguna innovación con respecto a los conflictos bélicosque se producen a lo largo de este siglo, ni en las medidas represivas, ni en las demovilización de hombres y de recursos . Lo que pretendo en este artículo es sistematizar yaportar datos concretos sobre este aspecto de la guerra prácticamente desconocido, peroesencial para analizar las consecuencias de la misma .Este estudio hace una valoración desigual cuando se habla del bando liberal o del bandocarlista . El análisis es más exhaustivo en el primer caso . Esto viene dado porque lasprincipales fuentes manejadas son siempre documentos que se envían a Diputación y otrasautoridades liberales o que han sido tramitados por ellas . Mientras, en el caso del carlismo,las fuentes directas encontradas han sido más escasas .El otro hilo conductor de este trabajo se fundamenta en la coyuntura inmediata que viveNavarra después del conflicto .Los problemas económicos anteriores se agudizan ante la obligación de seguir suministrandoa un ejército de ocupación que permanecerá en Vascongadas y Navarra, por lainversión derivada de volver a reactivar las fuerzas productivas y por las malas cosechas deestos años .El tema de la cuestión foral, que es abordada en el presente artículo desde la perspectivade la fiscalidad privativa de Navarra, está en el candelero político de estos años . El gobiernode la Restauración una vez eliminado el último peligro que le quedaba, el carlismo, afianzadefinitivamente su proyecto moderado de Estado liberal . El centralismo es una consecuencialógica del mismo y las particularidades fiscales Navarras chocarán con él y con las necesidadesde dinero de las arcas estatales . Se produce un tira y afloja entre ambos, que yaveníamos observando desde 1841 . El Estado aprovechará la coyuntura de la guerra parajustificar sus injerencias en el sistema jurídico foral y la élite política Navarra interpretarátales medidas como un «castigo», incompatible con la ley de 16 de agosto de 1841 .Vamos a observar a lo largo de este artículo cómo se manifiestan las diferentes formas derepresión durante la guerra, haciendo especial hincapié en las exacciones de caráctereconómico, y cómo todos estos aspectos enlazan con la cuestión foral .1 . LOS AÑOS DE LA GUERRA, 1872 - 1876La sublevación carlista, que en un principio no parece ser preocupante a ojos de lasautoridades políticas y militares, adquiere carácter de importancia . Por ello, un bando delCapitán General de las Provincias Vascongadas y Navarra, José Allende Salazar declaradesde Vitoria, el 22 de abril de 1872, el estado de guerra en las cuatro provincias. Era necesarioponer en marcha la movilización de hombres y de recursos .El peso económico de la sublevación recaerá, desde su inicio, sobre los municipios . Así,desde el 21 de abril 3 se moviliza a 200 hombres como «voluntarios de la libertad» y, pocodespués, el 20 de mayo 4 se estipulará que los gastos de estos cuerpos que serán en número de unos 700 corren de cuenta de los pueblos mediante autorización deesta diputación sin que le haya ocurrido ni un momento que de los fondos del Estado sereintegre absolutamente cantidad alguna por ese concepto ; queda pués el gobierno libre detodo compromiso respecto á los gastos de movilización de los voluntarios de Azagra y de losdemás de su clase 5 ».Para el 20 de julio la insurrección ha sido vencida y se interrumpen lospagos a los cuerpos movilizados .A final de diciembre de 1872 se produce el segundo levantamiento carlista, pero éste seráel inicio de una larga y cruenta guerra de cuatro años que nadie preveía . El 20 de diciembre6se establece la creación de un cuerpo de 500 hombres, la Guardia Foral, un cuerpo franco«que sirva para sostener, proteger las personas y propiedades que persiga malhechores y déausilio á las autoridades7 » y que no en pocas ocasiones servirá de instrumento de represiónpara el cobro de contribuciones y la defensa de la propiedad en los conflictos sociales que segeneran dentro de la guerra .Años después, según una relación dada por Diputación el 14 de mayo de 1875, la fuerza«que se ha movilizado para la persecución del carlismo, el pillage y el bandolerismo, pagadade fondos municipales, provinciales ó del Estado / . . . / (se exceptua la fuerza municipaldestinada al cuidado de policía urbana y demás servicios municipales)», constaba de lossiguientes cuerpos : Milicia Nacional ; Guardia rural ; contraguerilla ; guardia foral, 625hombres ; guardia foral sedentaria, 51 hombres; emigrados, 87 hombres . De los primeroscuerpos no da relación del número de sus componentes, porque no dependían directamentede la Corporación 8 . A ello hay que añadir unos 8 .000 hombres que conformaban los cuerposde voluntarios de la libertad, también financiados por la provincia 9 .Las tropas auxiliares provinciales correrán, pues, a cargo de las provincias respectivas .De este modo, tenernos que desde el año de su creación en 1873 hasta 1876 la Diputaciónsatisfizo a la guardia foral la cantidad de 5 .937.610,18 rs . von. (1 .484.402,5 ptas .) y572.298,50 rs . von . (143 .074,62 ptas.) a los voluntarios liberales movilizados en 1872-1873 10 . Así también, los pueblos serán obligados a la manutención de las tropas gubernamentales,que se encuentran en la zona, bajo la promesa del reintegro de unos suministros,que en la mayoría de los casos no se cumplirá .Y es que, los suministros constituirán el capítulo más oneroso de la guerra y el que condiferencia más contribuirá al endeudamiento de las arcas municipales . Según Extramiana,esta actitud del gobierno «descubre la debilidad financiera del Estado central, debilidadligada al nivel de la producción nacional y al problema impositivo» 11 , que hizo que necesariamentelas provincias rebeldes sufragaran una parte importantísima de los gastos militares. Este problema, si bien era una constante del Estado del liberalismo español, se agudizaante el esfuerzo económico que supone el conflicto bélico .El tema de los suministros será una constante preocupación durante y después de laguerra, como queda constancia en las quejas que los pueblos envían a Diputación y que éstatransmite al Gobierno, fundamentalmente después del conflicto .En principio, para evitar la entrega arbitraria de suministros se proyecta la creación deuna Junta Central de Suministros y cinco locales o de merindad, con el fin de que rija el principio de «equidad y de igualdad» entre los pueblos, según petición de la Diputación alGeneral en Jefe del Ejército del Norte . Serán las encargadas de gestionar la entrega desuministros por los pueblos y de recoger los recibos justificativos que se expidan por lasautoridades militares para su posterior reintegro . La liquidación de los mismos, a pesar dedichas medidas, planteará problemas para hacerse efectiva durante y después de la guerra :unas veces porque no se expiden recibos, otras porque éstos no cumplen los requisitos queexige la intendencia militar, y otras porque las autoridades militares exigen a los pueblosraciones ilegales .Resulta difícil cuantificar la cantidad a la que asciende lo suministrado por los pueblosdurante la guerra, pues hay que tener en cuenta que las relaciones de datos con las quecontamos se refieren a artículos liquidados después del conflicto y no reflejan las cantidadesreales de lo suministrado. Se constata la referencia a exacciones ilegales (no estipuladas porlas autoridades militares), una importante cantidad de recibos que se devuelven por imperfecciones,descuentos practicados a los pueblos en esa liquidación, datos que no seconsideran en las liquidaciones realizadas . Hay que añadir, además, los gastos originadospor la prestación de bagajes y la realización de fortificaciones .Una aproximación de lo que supuso la entrega de suministros, se obtiene de lo queentregaron los pueblos en raciones de carne y vino a los distintos cuerpos y clases del ejércitoliberal, ya que fueron las más caras y abundantes de las que se facilitaron, sin olvidar quefueron variados los artículos suministrados (cereales, pan, ganado, velas, carbón, leña. . .) .Esto permite, además, realizar una valoración territorial para comprobar qué zonas deNavarra se vieron más afectadas por este hecho .Según datos generales facilitados por la Secretaría de la Diputación sobre lo que elEstado adeuda a los pueblos de Navarra en concepto de suministros 13 , tenemos las siguientescifras :- 5 .699.661,05 pesetas por lo entregado al ejército durante la guerra por los pueblos enconcepto de carne, vino y aguardiente (carne y vino. . . . 5 .693.602,05 ; aguardiente . . .6.059) .- 334.073,12 pesetas se calcula por el suministro de pan en el año que estuvo «el ejercitode ocupación» después de la guerra .- Respecto a la pregunta que se le hace sobre contribuciones y multas impuestas por losgenerales a municipios y particulares, manifiesta que «no se pueden facilitar datosconcretos . Lo único que puede decirse es que al terminar la guerra civil, se incoaron másde 3 .000 expedientes en solicitud de indemnizaciones de perjuicios por diversos conceptos .Muchos de esos expedientes se desestimaron por la Comisión nombrada al efecto . Otrosconsiderando por la reclamación a que se referían, se remitieron al Sr . gobernador civil dela provincia para que les diera el curso correspondiente . Estas reclamaciones ascendíana la suma de 5 .637.211 reales 82 céntimos» .- La secretaría contesta que tampoco puede dar datos concretos sobre los arrebatos deganados, realizados tanto por las tropas del Gobierno como por los carlistas, pero apuntaque ambos bandos «causaron un verdadero estrago en la ganadería del país"» .94LA II GUERRA CARLISTA EN NAVARRA (1872-1876)A esto hay que añadir la cantidad de 800 .557,04 ptas . que en concepto de suministros depan, pienso y metálico suministraron los pueblos al ejército desde el 2° trimestre de 1872-1873 al 4° trimestre de 1875-1876 14 .En función de estos datos generales, centrándonos en los suministros de carne y vino a lasfuerzas liberales, pueden establecerse las zonas geográficas más afectadas por este asunto .Así, según la relación de lo suministrado por la merindad de Olite durante la guerra, éstacontribuyó con 12 .159 .941, 9 rs . von . (3 . 039 .985,2 ptas .) 15 . De éstos, corresponden enconcepto de carne y vino 2 . 454 .180,9 ptas, es decir, un 43,10% de lo que se ha suministradoen total por este artículo ; y de aguardiente, la merindad de Olite suministra un total de5.651,24, es decir el 93,26% de lo que indican las cifras generales .Esta idea se confirma con los datos que aporta la liquidación, practicada durante 1881 y1882, de los suministros de carne y vino entregados durante la guerra 16 ; pero hay que hacerciertas matizaciones :Tomando como catas lo liquidado para el tercer trimestre de 1872-1873, el primertrimestre 1874-1875 y el tercer trimestre de 1875-1876, se deduce que la exacción desuministros va pareja a la evolución de los acontecimientos bélicos .En el tercer trimestre de 1872-1873 se liquida un total de 262 .278,27 ptas ., de estas149 .225,41 han sido suministradas por los siguientes pueblos : Abarzuza, Alsasua, Valle deAraquil, Valle de Ergoyena, Echarri Aranaz, Cendea de Iza, Valle de Larraun, Lerín,Murieta, Valle de Ollo, Tafalla, Viana y Valle de Yerri . Es decir que entre estos pueblos se hasuministrado el 56,90% del total del trimestre . En este caso se corresponde, en los inicios dela guerra, con las zonas más próximas al gobierno liberal en Pamplona y que luego seránocupadas por los carlistas . El territorio de los bandos contendientes todavía no está claramentedelimitado .En el primer trimestre de 1874-1875 la liquidación por este concepto asciende a un totalde 325 .859,88 ptas . De éstas, 239 .268,61 corresponden a los siguientes pueblos : Artajona,Larraga, Mendavia, Miranda, San Martín de Unx, Ujué, Unzue, Caparroso, Olite, Tiebas,Pueyo, Falces, Pitillas, Cáseda, Marcilla y Beire . Es decir, entre estos pueblos, pertenecientestodos ellos, a excepción de Mendavia, Tiebas y Cáseda, a la merindad de Olite, hanaportado el 89,95% del total . En estos momentos de la guerra cada bando tiene sus zonasgeográficas de influencia claramente definidas . Los acontecimientos bélicos se recrudecen .Pamplona sufre un fuerte bloqueo por las tropas carlistas desde el verano de 1874 hastacomienzos de 1875 . El hecho de que en la capital estén las autoridades provinciales liberalesconstituye una poderosa razón que explica el interés de su defensa y de su conquista comoúltimo reducto liberal en el país carlista .La merindad de Olite es junto a la Ribera de Tudelala zona liberal de Navarra y en consecuencia de ella obtendrán los recursos económicos quenecesiten .En el tercer timestre de 1875-1876 se observa que son muchos más los pueblos queparticipan en la entrega de suministros . Ahora el final de la guerra está próximo y el ejércitoliberal tiene casi todo el territorio bajo su control . El importe de lo liquidado durante estetrimestre asciende a 857 .930,73 ptas . De este dinero, 619 .932,79 son suministradas por los95M- SOLEDAD MARTÍNEZ CASPEsiguientes pueblos : Alsasua, Anue, Araquil, Arbizu, Bacaicoa, Baztán, Basaburúa Mayor,Larraun, Echarri Aranaz, Olazagutía, Santesteban, Urdiain, Ulzama, Vera, Bertizarana,Urdax, Zugarramurdi, Maya, Aezcoa, Lanz, Leiza, Sumbilla, todos estos de la merindad dePamplona; Elorz, Erro, Esteribar, Aoiz, Arce, Ochagavía, pertenecientes a la merindad deSangüesa; Lerín, Los Arcos, Mañeru, Sesma, Yerri, Dicastillo, Estella, Amescoa Baja,pertenecientes a la merindad de Estella ; Larraga, Unzue, pertenecientes a la merindad deOlite . Todos estos contribuyen al total liquidado en este trimestre en un 72,20% . el hecho deque los mayores contribuciones recaigan sobre zonas hasta hace poco carlistas , demuestra,en este caso, que el fenómeno de la exacción-represión se manifiesta en su expresión máspura, castigar a los rebeldes .El esfuerzo económico que para los pueblos supone el mantener un ejército sobre elterreno queda patente en las numerosas quejas que muchos de ellos envían a Diputación,manifestando la imposibilidad material de llevarla a cabo . Un dato significativo es el hechode que las cantidades tomadas a préstamo por los pueblos de Navarra desde el 27 de abril de1872 al 30 de agosto de 1874 ascienden a la suma de 13 .721 .600 rs . de vellón (3 .430.400ptas . ), cuando todavía quedaban dos años para que acabase la guerra 17 .Algo similar ocurre con el tema de las contribuciones extraordinarias . La necesidad defondos creada por la guerra, obligó a las autoridades a solicitar recursos extraordinarios quepermitieran reponer las agotadas arcas estatales y provinciales . Aunque en principio sesiguió la filosofía de imponer tales medidas sobre los rebeldes, lo cierto es que no siemprefue posible y la urgencia de dinero conllevó a que el resto de la población se viera igualmenteafectada, por ejemplo : El 13 de octubre de 1873, Don Benito Gil, representante del duque deSesto y marqués de Alcañices, dueño territorial de Cadreita, pide que se exima a este pueblodel pago de contribuciones extraordinarias de guerra ; pues no ve justo, que un pueblomarcadamente liberal que «no ha contribuido con un solo hombre al contingente carlista»tenga que efectuar dicho pago, cuando debería recaer sobre los pueblos rebeldes . LaDiputación le responderá el día 22 de noviembre diciendo que esta petición es improcedentey que Cadreita no es el único pueblo que tiene que pagar las contribuciones extraordinariasde guerra que las circunstancias obligan a imponerle .Hay, sin embargo, ejemplos en los que se observa que la imposición de las contribucionesextraordinarias de guerra son mucho más selectivas y orientadas a la represión de losrebeldes :Los gobernadores militar y civil de esta provincia hicieron pública, el 12 de septiembrede 1872, una orden por la que se establecía una contribución extraordinaria de guerra,destinada a castigar a los partidarios del Pretendiente, por ello : «1° . El clero catedral yparroquial de la ciudad de Pamplona, hará efectiva en el término de cuarenta y ocho horas lacantidad de ciento veinticinco mil pesetas . 2° . La población carlista de Pamplona, hará en elmismo plazo efectivas trescientas setenta y cinco mil pesetas . . . » 19Del mismo modo, un oficio del gobernador provincial, Antonio Maldonado, trasladandoa Diputación una Real Orden del Ministro de la Gobernación, de 16 de noviembre de 1875,expone al respecto : «Habiendose llegado a conocimiento que varios municipios de territorio96LA II GUERRA CARLISTA EN NAVARRA (1872-1876)libre de carlistas en esta provincia, han impuesto contribuciones á los Sres . Ezquerra yAzcárate y otros muchos que constituyen parte del gran elemento liberal de la misma, esnecesario que haga vs . entender a dichas corporaciones el disgusto con que el gobierno havisto su conducta en oposición al firme y ya decidido propósito de favorecer los intereses delos buenos y sufridos liberales : Vs . comprenderá la necesidad imperiosa de revocar aquellosacuerdos procurando que las contribuciones extraordinarioas recaigan sobre las familiasrebeldes»20 .Se sabe, también, que algunos jefes militares obligaron alas familias de los combatienteslegitimistas a pagar 100 r s . al mes por cada miembro de la facción .Hasta ahora las fuentes consultadas analizan la guerra desde una perspectiva liberal, perohemos visto que la población de las provincias rebeldes, Vascongadas y Navarra, tiene quemantener sobre el terreno a los dos bandos en contienda . Aunque escasos, tenemos conocimientossignificativos del bando carlista .Los partidarios del pretendiente cuentan con pocos medios de financiación . Si bien laayuda francesa fue importante, va a ser en la región en conflicto donde los carlistas obtenganlo necesario para su organización y subsistencia . El recurso al empréstito y la imposición deadquirir bonos es insignificante comparado con el esfuerzo económico que suponen lasraciones entregadas al ejercito . Son escasas las referencias que tenemos al respecto, pero sesabe que Navarra destina en 1874 medio millón de reales al mes para el ejercito rebelde ; cifraque en 1875 asciende a tres millones de reales21 .Ante esta panorámica, los pueblos no sólo manifiestan su protesta, sino que en ocasionesse niegan a satisfacer las exacciones que se les requiere : La cendea de Galar, de Cizur, deAnsoain, de Olza, de Iza y los valles de Juslapeña, de Ezcabarte, de Aranguren, de Elorz y deEgües en marzo de 1873 se niegan a entregar las caballerías que Diputación y las autoridadesmilitares les exigen . Sólo la cendea de Iza ha explicado su imposibilidad económica de llevara cabo tales prestaciones .A medida que se observan las exacciones practicadas durante la guerra dentro de cadauno de los bandos, bien con carácter extraordinario u ordinario, se confirma un hechopatente en toda guerra : la fusión de exacción con represión . Los ejemplos antes citadosdenotan que esta hipótesis no se aleja de la realidad y los datos posteriores la confirmarán .De este modo, la Diputación liberal toma medidas como éstas : el 27 de abril de 1874 seencarcela a alcaldes y propietarios de los valles de Unciti e Izagaonda por no querer pagar lascontribuciones y raciones 22 y del mismo modo, el 9 de octubre de 1875 a los ayuntamientosde Lazagurría ; Sorauren ; Oriain ; Olave ; Urrizola ; Aldava ; Zuasti . . .Otra forma de presionar para obligar al pago de contribuciones a aquellos municipiosque no pueden o no quieren hacerlo, consiste en requisarles el ganado 23 . Los ganados confiscadosse traen al foso de Pamplona . Si se abonan las contribuciones se devuelven, si nose venden a cuenta de las mismas . Esta medida se tomó en 1874 contra los valles de Esteibar,Olaibar, Gulina, Ezcabarte ; la cendea de Iza, de Cizur, de Ansoain, de Olza . . .También, en la sesión de 13 de febrero de 1874 «la Diputación acuerda que á contar desdehoy no se dé curso a ninguno de los expedientes que presenten los pueblos en solicitud de97M- SOLEDAD MARTÍNEZ CASPEque se les conceda permiso para tomar dinero a interés, para el establecimiento de nuevosarbitiros, roturaciones de terrenos, ventas de arbolados mientras no satisfagan las contribucionesque se hallan adeudando á los fondos provinciales» 24 . Indirectamente refleja las solucionesque los ayuntamientos debían improvisar para hacer frente tanto a los gastosordinarios como a los extraordinarios durante este periodo, medidas que también pondrán enpráctica después de la guerra para remontar la crisis en la que se ven inmersos .El recurso al embargo de propiedades fue otra de las represalias practicada por los dosbandos contendientes :En el bando liberal se creó una «Administración de bienes embargados y que seembarguen a carlistas navarros», aunque por Real Orden de 22 de mayo de 1876 se alzarontodas las interdicciones de bienes que existían todavía embargados a los carlistas y a susauxiliares 25 .En el bando carlista también se hizo uso del embargo de propiedades a liberales, quelógicamente quedarán invalidadas después de la guerra . Lo más interesante es que planteanun reparto de los bienes expropiados entre los voluntarios que sirvan en sus filas, lo cualpudo ser un aliciente importante para los campesinos sin tierras cuya principal aspiración erael acceso a la propiedad o el incremento de la misma . Así, entre las disposiciones dictadaspor el Capitán General carlista, Torcuato Mendiri, desde su cuartel de Estella el 15 de juniode 1875, tenemos que " . . .Todos estos bienes /refiriéndose a montes, plantíos . . ./ y los de losliberales de los pueblos que en adelante vayamos conquistando, se destinarán : una parte a laindemnización de los perjuicios que hubieren sufrido las familias carlistas por consecuenciade las medidas arbitrarias tomadas por el enemigo y las otras se repartirá entre los voluntariosque hayan servido con lealtad en el Real Ejército" 26 . El arrastre social que medidas deeste tipo pudieron tener para la atracción de adeptos, de comprobar que realmente se llevarona la práctica, supondría un importante punto de referencia en el análisis del carlismo comomovimiento social .Los mismos cuerpos oficiales llevaban en sí una función represiva, ya no sólo con loscarlistas, sino con la población en general, es el caso de la Guardia Foral . De este modo,Diputación no duda en recurrir a ella para que los pueblos hagan efectivo el pago de lacontribución o en casos de conflictos sociales, para evitar la alteración del orden o losataques a la propiedad privada. Así en un oficio del Primer Cuerpo del Ejército de Operacionesdel Norte a la Diputación, fechado el 2 de octubre de 1875 desde Villaba, se consulta laconveniencia de que un batallón de la guardia foral acompañe al recaudador de esa Corporaciónpara el cobro de contribuciones, 20 . De hecho, a parte de los casos concretos queaparecen en las fuentes consultadas, la idea que subyace en el reglamento de creación de laGuardia Foral corrobora esta hipótesis : "Artículo 1°- El cuerpo franco es por su caractercívico-militar; se crea con objeto de sostener el orden, proteger personas y propiedades,perseguir malhechores y dar auxilio posible a las autoridades para el ejercicio de susfunciones"27 .El reclutamiento forzoso, aunque no original de ésta guerra, será otra de las medidascoactivas empleadas . Contamos con testimonios liberales tan explicitos como un bando quefirma el primer teniente alcalde de Pamplona, Luis Martínez Ubago, el 15 de julio de 1873 :
« - Artículo 1 » Se invita a todo vecino anticarlista á tomar las armas en defensa del orden,de la libertad y de la república .- Artículo 2 : Todo el que no responda a esta invitación será considerado como afecto alcarlismo y estará sujeto á la contribución de guerra que se impondrá para las necesidadesde la defensa y á las demás consecuencias propias de esta situación» 28 .
Del mismo modo, las autoridades carlistas establecen en 1874 el servicio militar obligatorioy decretan la movilización de todos los varones de 18 a 35 años .Las deportaciones fueron, también, moneda corrriente en este tiempo de guerra : entreVascongadas y Navarra se registran en 1875, 4 .451 deportaciones (de un tota nacional de4.778, de las que 4 .700 fueron anuladas por una medida general de indulto), de estas 3 .653se practicaron en Navarra 29 . Los destierros se hacían explulsando a la poblacion carlista a laszonas ocupadas por sus partidarios o al extranjero . El mismo fenómeno se produce en elcaso de los liberales que viven en zonas ocupadas por los rebeldes . El fenómeno de laemigración política, voluntaria o forzosa, está presente durante esa guerra . Los liberalesnavarros emigrados, normalmente se acogen en plazas fortificadas dentro de la provincia ylos menos salen de la región . Diputación se compromete al pago de un socorro a todas lasfamilias de lo que define como «emigrados forzosos» y que han tenido que dejar atrás susmedios de subsistencia . Así por los acuerdos de 11 y 29 de septiembre de 1875, diputaciónsocorre a un número de 239 familias liberales . El gasto en prestación de socorros durante losaños 1874, 1875 y 1876 ascendió a 404 .502,60 rs . von . (101 .125,65 ptas .) 30 . Vemos, pués,que exacción, contribución y represión aparecen entremezclados, aspecto que se mantendrádespués de la guerra con caracter selectivo, pero que repercutirá fundamentalmente sobretoda la población de escasos recursos .Una vez finalizada la guerra al ejército le queda «otra misión no menos gloriosa cual espacificar moralmente al país en que tan bizarramente peleó» 31 . Por Real Orden del 22 deabril de 1876 se procede a la desmovilización de fuerzas, exceptuando las que sea convenientesu mantenimiento sobre el terreno para evitar nuevos brotes de sublevación carlista .Los pueblos esquilmados se harán cargo de su manutención . Las quejas de los mismos ylas sospechas de Diputación de que tal medida, junto con otras que trataremos más adelante,responde a la reiterada pretensión del gobierno central de interferir en el sistema jurídicoforal, son los problemas inmediatos de Navarra después de la finalización del conflicto .Es en última instancia y según los indicios de las fuentes consultadas, la población deescasos recursos, mayoritariamente rural, la que tendrá que hacer frente a esta críticacoyuntura, en la que posiblemente encontraremos muchas de las claves de análisis de laconflictividad social navarra durante el periodo de la Restauración .
II. LOS PROBLEMAS DEL FIN DE LA GUERRA
La coyuntura inmediatamente posterior a la guerra no pudo ser más desalentadora . A losproblemas económicos derivados del conflicto, gastos de guerra y paralización de lasfuerzas productivas, hay que añadir las malas cosechas registradas durante 1875 y 1876 . Lospueblos utilizarán todos los medios a su alcance para salir de esta crisis . Las referencias a99Ma SOLEDAD MARTÍNEZ CASPEello son constantes : roturación de comunales, petición de créditos, imposición de contribucionesextraordinarias y creación de nuevos arbitrios . En muchas ocasiones los agobioseconómicos les obligarán a prescindir de trámites legales, como queda patente en la prácticade las roturaciones ilegales.Sin embargo, esta crisis no va a repercutir igual sobre toda la sociedad navarra . Teóricamente,ateniéndonos a algunas de las medidas de castigo adoptadas después de la guerra,afectará fundamentalmente a aquellas personas que se decantaron del lado del pretendienteo no demostraron claramente su resistencia al mismo . En cambio, la práctica demuestra que,al margen de una élite política y económica con más recursos para hacerle frente, la crisiscaerá como una losa sobre la mayoría de una población de escasas posibilidades económicas. Las nuevas disposiciones de mantener «un ejército de ocupación» sobre el terreno yotras de carácter fiscal vendrán a agravar y a confirmar esta difícil situación .Al mismo tiempo, la actuación del gobierno con respecto a Navarra fortalecerá la idea deDiputación de que aquel, amparado en el hecho de la guerra, quiere imponer su proyectoliberal centralista en las provincias del norte . Esta actitud será vista por los liberales navarroscomo «un castigo del que en modo alguno Navarra es merecedora» .Esta hipótesis queda demostrada en los siguientes puntos :a. Las contribuciones extraordinarias : Después de la guerra son muchas las reclamacionesde particulares, normalmente propietarios foranos, que se dirigen a Diputación para queinvaliden la decisión de los ayuntamientos, de aquellos municipios en los que cuentan conpropiedades, de incluirlos en el pago de las contribuciones extraordinarias exigidas durantela guerra . A este respecto contarán con la ley de su lado al acogerse a las exencionesreconocidas por las autoridades militares . Así, se exime del pago de contribuciones extraordinariasa aquellos paisanos que por decisión de las autoridades superiores o por el Ministeriode la Gobernación, hayan servido como voluntarios o nacionales en el ejército liberal,durante el periodo que va desde el 25 de agosto de 1874 al 22 de noviembre de 1875 ; asícomo a los propietarios cuyos bienes fueron confiscados por los carlistas, desde el 26 deoctubre de 1874 al 22 de noviembre de 1875, eximiéndoles también del pago de contribucionesordinarias durante el tiempo que duró el embargo . Los ayuntamientos acatarán recelososeste tipo de medidas que les priva de unos ingresos que ahora necesitan, por lo que trataronde burlarlas en la medida de lo posible .b. Los suministros al ejército : Como ya se ha visto, este asunto había sido el capítulo másoneroso y pesado para las haciendas locales y personales, así como la principal causa de suendeudamiento durante la guerra. A la crítica coyuntura de la postguerra hay que añadirnuevas exigencias de suministros para la manutención de un ejercito de ocupación acantonadoen diversos puntos de Navarra, unos 30 .000 hombres 32 , a modo de contención de posiblesconatos de rebelión . Las protestas de los pueblos ante Diputación no tardaron en oírsey ésta se hará eco de las mismas, ante un gobierno central al que miran con recelo, por unamedida que es interpretada como castigo . La cuestión foral y su relación con la guerra estásobre el tapete .La nueva entrega de suministros queda implantada por Real orden de 14 de abril de 1876, en ella se establece que el suministro de pan al ejército acantonado correrá a cargo de lasprovincias Vascongadas y Navarra . Su aplicación se regirá por las siguientes bases :
« 1° .La parte proporcional con la que contribuirán las cuatro provincias para el suministrode la ración de pan al ejército de ocupación se regulará por el censo de población de lasmismas.
2° . Se exceptuarán de este suministro aquellas localidades que V .E . de acuerdo conlas Diputaciones considere se les ha . . . grandes perjuicios por los carlistas como castigo deguerra impuesta a su lealtad y decisión en favor del trono y las instituciones liberales .
3° . Lamisma excepción gozarán dentro de cada municipio aquellos vecinos á quienes la presenciade los carlistas les haya impuesto la necesidad de abandonar sus domicilios, alejándose delterritorio ocupado por el enemigo .
4°. Igual beneficio disfrutarán en sus domiciliosrespectivos los vecinos reconocidamente afectos a la causa liberal y que en tal conceptohubiesen sido vejados por los carlistas con multas, exacciones e impuestos extraordinariosde pública notoriedad en cada población .
5° Quedarán así mismo exceptuados cuantoshayan tomado las armas para coadyuvar al triunfo del ejército, ejercido cargos provincialesó prestado servicios de reconocida utilidad á punto que los hechos sean notorios así en lamunicipalidad como en la provincia respectiva, atestiguando una acción continua y perseveranteen favor de la causa liberal . . .»
Esta orden entrará en vigor a partir del día 1 de mayode este mismo año .Vemos, pues, que no todos se verán afectados por dichas medidas, sino que van a recaersobre aquellos que no se posicionaron claramente a favor del bando liberal, afectandofundamentalmente a la población de más debilidad económica, que en estos momentostendrá que luchar por su subsistencia . En definitiva, a la larga y en la práctica, aunquecarecemos de estudios concretos al respecto, todos los municipios se verán afectados y sólose exceptúan a algunos particulares beneficiados .Los conflictos como es lógico no tardarán en suscitarse ; así, se trasmiten las quejas delayuntamiento de Tudela, Corella, Valle del Baztán, Tafalla, Peralta, Villafranca, Marcilla,Lumbier, Larraga y otras localidades que piden a Diputación que comuniquen al gobierno sudescontento. De estos, es significativa la queja de Larraga, Lerín y Miranda, porque reflejafielmente el peso económico que supone la nueva imposición de suministros de pan alejército : « . . . grandes sacrificios y perdidas sobrellevan los vecinos acomodados, mientras vaarruinando a la masa general del pueblo constituida por pequeños labradores». La reflexiónde Diputación ante la Real orden de 14 de abril es que esta medida se traducía como«un castigo que se le impone y que de manera alguna es merecedora» 35 , considerando quecon otras provincias como Cataluña, en la que también hubo carlistas, no se ha seguido elmismo proceder. El propio diputado provincial, Manuel Alfaro, en una carta que envía desdeFitero el 7 de noviembre de 1876, al también diputado, Eugenio Borrás, manifiesta serpartidario de no dar por tal concepto «ni un céntimo»36Los pueblos recurrirán a la táctica de retrasarse en la entrega de suministros, a la esperade que se solucione el asunto de forma más favorable y Diputación comenzará las gestionespara conseguir la abolición de dicha real orden :Se trasmite al General en Jefe del ler . Ejército, Genaro de Quesada, la imposibilidad de101M° SOLEDAD MARTÍNEZ CASPEresponder ante un gasto de tal magnitud, considerando el desgaste sufrido por la guerra, laurgencia de inversiones que tienen que hacerse ahora como consecuencia de la misma, unidoa las malas cosechas obtenidas el pasado y presente año y quejándose por la premura con quese les exige el pago de dichos suministros . Según la citada Real Orden Navarra debíaentregar un valor de raciones de pan que ascendía a 600 .286,69 ptas . d e mayo a diciembre de1876 y a 644 .005,27 ptas . d e enero a octubre de 1877 37 . Enviarán, del mismo modo, unaexposición, junto con Vascongadas, a Cánovas del Castillo . Exponen lo injusto de taldecisión, después de lo que Navarra ha hecho por la causa de su majestad y, sobre todo,porque no afecta más que a Navarra y a Vascongadas y además porque «de plantear lasexenciones establecidas en la real orden de 1° de mayo, se deposita un germen fecundo dediscordia en un suelo abrasado todavía por el ardor de las pasiones» 38 .La cuestión foral está planteada y Diputación sabe que lo que está en juego es el régimenprivativo de Navarra establecido en la ley del6 de agosto de 1841 . El tema ahora eraespecialmente delicado . Después de la guerra la ley de 21 de julio de 1876 había abolido losfueros vascongados definitivamente ; a los liberales navarros les interesaba seguir con lapolítica "transaccionista" que después de la guerra de los Siete Años les había permitidosalvar para sí «lo bueno del fuero»39 , es decir, los privilegios fiscales . Esto se observa en latáctica seguida para llegar a un acuerdo en el tema de los suministros : El General en jefemanifestó, en nombre del gobierno, que dicha medida no tenía caracter de multa ni decastigo y que, por su puesto, no se cuestionaba lo establecido en la ley de 16 de agosto de1841 . Así se convino, que el pago de dichos suministros se tomara a modo de anticipo de lacontribución directa que a Navarra le correspondía pagar, considerando, también, comoanticipo de la misma los suministros entregados en los años de la guerra, sobre los que sehabía suspendido su reintegro . En este sentido es interesante señalar lo que RicardoAlzugaray, que junto con Nazario Carriquiri, se encarga de gestionar la anulación de la RealOrden de 14 de abril, aconsejan a Diputación en una carta que envía al presidente Luis Iñarracon fecha de 17 de noviembre de 1876 : cree que es conveniente que la corporación pague loque se le exige en suministros porque se tomará a cuenta de lo que se pague de tributación yes menos gravoso el suministro de pan, que la contribución ; además, hay que tener prudenciapara no dar «pretexto para medidas que irían cediendo en videncia a poco que su actitud setomase como signo de resistencia activa o pasiva»40 ; ya que como indica Nazario Can-iquiri,en otra carta al presidente de Diputación del 26 de noviembre de este mismo año, Cánovastiene intención de extender a Navarra la administración económica del resto de la corona .c . Liquidación de sunnin .istros : Este tema va a ser una constante desde final de la guerrahasta ya avanzado el siglo XX, cuando todavía no se ha conseguido el abono ni de lossuministros entregados en la época del conflicto, ni de los que se entregarán posteriormente .Aquí, como presuponíamos, suministros y problemática fiscal, como parte esencial de lacuestión foral, van a estar intimamente ligados .Uno de los problemas que a este respecto tienen que sortear los pueblos es el referente ala expedición de recibos justificativos de las raciones entregadas a las fuerzas liberales, quese reclamarán como obligatorios para la posterior liquidación . Después de una fuertepolémica, al comienzo de la guerra, entre Diputación y las autoridades militares, el 2 de enero de 1873 se comunicó una Real orden en la que se especificaba que de los suministrosde carne y vino de los pueblos se lleva cuenta y razón para su posterior liquidación y «sóloserán a cargo para aquellos pueblos que se muestren endeudados en las contribuciones yprotectores de las bandas carlistas» (lo que puede hacerse extensivo para el resto de losartículos suministrados)`t 1 . Sin embargo, las circunstancias de la guerra, como las mismasautoridades reconocerán, impidió que en ocasiones se expidieran recibos cuyas cantidades,después, será imposible recuperar, y otros muchos de éstos fueron rechazados por considerarque no cumplían los requisitos formales necesarios ; esto sin contar con las raciones ilegalesque muchos jefes de columna exigían a los pueblos que se encontraban a su paso . Teniendoen cuenta tales matizaciones, por la Real Orden de 2 de agosto de 1878 se procederá a laliquidación de los suministros entregados por los pueblos al ejército durante la guerra .A éste se unirán otros nuevos problemas . Muchos pueblos ante la imposibilidad de hacerfrente a los suministros que se les exigía, optaron por la agrupación entre sí . Después de laguerra comenzarán a aparecer las reclamaciones de unos pueblos a otros por deudasimpagadas, no sólo de los sumnistros de la guerra, sino tambien por los exigidos a raiz de laReal Orden de 14 de abril de 1876 .Las dificutades para que se haga efectiva la liquidación de los suministros son numerosas,como también lo son el abundante número de reclamaciones que los ayuntamientoselevan a Diputación para que se lleve a efecto . Asimismo, no es de extrañar resolucionescomo la que toman el ayuntamiento de Tudela y demás pueblos vecinos que, en 8 deseptiembre de 1897, dirigen una carta a Diputación, en la que manifiestan su negativa aseguir suministrando, sino se liquidan entregas anteriores, pués carecen de recursos parasoportar tales gastos`t 2 .Otro aspecto en la liquidación de los suministros es que muchos ayuntamientos contrataronel servicio de comisionados encargados de efectuar las gestiones correspondientes alefecto y que se llevaban un importante pellizco en comisiones . Por este motivo Diputaciónen fecha 16 de junio de 1880, envía a los ayuntamiento una circular previniendo contra«algunos agentes oficiosos» que se presentaban a los pueblos y creaban confusión en elasunto, cobrándose desde un 20% a un 45% de comisión 43 . Además de estos descuentos lasliquidaciones sufrían otros, impuestos por las administraciones públicas : de los suministrosdel tiempo de la guerra y después de ésta se hará un 5% ; de los libramientos de esaprocedencia que hayan servido para el pago de contribuciones se hará el 3,3/4% ; de los quehayan servido para satisfacer harinas el 2% ; de los descuentos relacionados se pagarán losgastos de oficina44 .Diputación enviará a Madrid Diversas comisiones que negocien con el gobierno centralla busqueda de una solución al tema de la liquidación .El 28 de octubre de 1894, se acordó convocar a los ayuntamientos de las respectivascabezas de distrito, para que facultasen a la Diputación para gestionar el cobro por medio detítulos que al efecto creará el gobierno con un interés del 4% desde la fecha de emisión,renunciando a los que se tiene devengados . Con este fin Diputación envió a Madrid unacomisión el 2 de noviembre de 1894 . Surgen diferencias en la determinación de lascantidades que el Estado adeuda a los pueblos de Navarra por dicho concepto . Mientras la103M- SOLEDAD MARTÍNEZ CASPEcomisión reclama la cantidad de 9 .989 .647 ptas. ; el ministerio de hacienda basándose en laReal Orden de 8 de junio de 1890, reconocía una cantidad que excedía en poco los 5 .000.000ptas . La Administración Militar confirmará ante el Ministerio de Hacienda la primera cifra .Sin embargo éste último manifiesta la existencia de varios escollos ; estos son : la situacióncaótica de las arcas estatales y que además de haber otras provincias que como Navarra sonacreedoras del Estado, este no tiene por qué tener un trato preferente con ella y sobre todocuando ésta se niega a que se le aumente la contribución territorial . Esta es una referenciaclara del choque que se produce entre las necesidades de la hacienda estatal y la haciendaforal .Según este proyecto presentado por Diputación la deuda del Estado con Navarra,contando los intereses cumplidos, ascendería a unos 18 .000.000 ptas., que quedaría saldadacon la entrega de títulos de deuda perpetua interior, al cuatro por ciento de interés, por uncapital nominal de 6 .950 .000 ptas . Diputación espera que el gobierno se haga cargo de ladifícil situación por la que atraviesan los pueblos de Navarra, exclusivamente agrícolas yafectados por la crisis económica provocada por la caída del comercio de vinos y unashaciendas municipales caóticas por la toma de préstamos para satisfacer las demandas desuministros al ejército «causa principal, sino única, de la enorme deuda que con pesadumbresin igual tiene arruinados a los pueblos de Navarra, y ocasión continua de amargas quejas yde inquietud grande entre los mismos» 45 .En 1899 llegan a Diputación, en carta del Marqués de Vadillo y Valentín Gayarre, lasbuenas impresiones que al respecto ha manifestado el Presidente del Consejo de Ministros,Silvela, y el ministro de hacienda, Villaverde, que están trabajando para incluir en lospresupuestos generales el importe de los suministros de Navarra . Sin embargo llegamos a 15de julio de 1907 «sin que hasta ahora se haya conseguido la realización de tal pago en todoni en parte»46 .d. Hay otros aspectos de los que puede deducirse el carácter represivo que hacia loscarlistas o zonas ocupadas por los carlistas, tuvieron muchas de las medidas fiscalesimpuestas después de la guerra: tenemos el caso de los socorros prestados a los «presentadoscarlistas», es decir aquellos que se acogían a los diversos indultos dados por las autoridadesmilitares liberales y a los que se beneficiaba con un socorro que les permitiera, de momento,la subsistencia . Estas cantidades, que la Diputación adelanta, después debían ser reintegradaspor los pueblos de origen de dichos mozos carlistas, en contraposición a lo que ocurrecon los socorros prestados a emigrados liberales y viudas de guardias forales .Tenemos otros ejemplos significativos, que debieron de ser bastante más frecuentes de loque las fuentes consultadas indican : casos de destituciones de cargos municipales a aquellaspersonas que se unieron a los carlistas : «Se leyó un expediente de D . José Manuel Goicoecheavecino de Iturmendi, solicitando se destituya al cadenero de Alsasua de ese cargo, por haberestado en armas en el campo carlista y se nombre al exponente en su reemplazo ; y se decretó :Se destituye al cadenero de Alsasua ; se traslada a este punto al de Cortes y se nombra paracumplir esta vacante á Pablo Pérez» 47 .104LA II GUERRA CARLISTA EN NAVARRA (1872-1876)I II . L A CUESTION FORAL Y LA GUERRAesde el comienzo de la guerra la cuestión foral va a ser tema de preocupación para laélite política navarra . El Gobierno, consecuente con su proyecto de centralismo estatal,aprovechará en lo posible esta coyuntura para limar las diferencias de Navarra y Vascongadascon el resto de España . Ahora, como había sucedido desde 1841, fueros y régimen fiscalprivativo serán un mismo tema y es en este punto donde se produce el conflicto entreDiputación y el Estado .Un primer ejemplo de ese tira y afloja, lo tenemos cuando el gobernador civil de laprovincia, el 15 de abril de 1873, expone : «. . . entregará VE . en este gobierno, dentro de ochodías, contados desde la fecha, la cantidad de dos millones de reales que como contribuciónde guerra, he dispuesto imponer a la provincia . Pero VE cuidará que no la paguen loscriminales lo mismo que los buenos ciudadanos . Por el contrario, es de absoluta justicia quetodos aquellos que defienden la República con las armas, ó ejercen cargos oficiales, ó porotros medios coadyuvan al restablecimiento del orden y al imperio de la ley, se hallenexentos de esa contribución que sólo ha de gravitar sobre aquellos que directa ó indirectamentesostienen la rebelión»` 8 .La respuesta de Diputación no se hace esperar y el 20 delmismo mes, hace una exposición considerando que dicha orden es «un grave ataque á la leyde modificación de fueros de 16 de agosto de 1841/ . . . /dicha ley, que no reconoce en VSfacultades ni atribuciones, ya sea en tiempos normales, ya en los más excepcionales, paraimponer á esta provincia contribución alguna, y antes de consentir semejante contrafuero,perderían mil veces la vida que la estiman en menos que la honra de todos los diputados»`t 9 .El análisis de dicha medida considera, que no sólo puede traducirse como un contrafuero ;sino que tal medida viene a ser «una de las manifestaciones del pensamiento constante queparece preside las altas esferas de castigar á la Provincia procurando, aunque a nuestroentender vanamente, por medios hoy irrealizables, que pese al castigo en primer términosobre los que de cualquier modo contribuyen a la rebelión / . . . /no piense erradamente quepara castigar á los que toman parte en la rebelión en Navarra ó de cualquier modo favorezcanó ayuden, sea preciso hundir en la nada, rasgar despiadada y desatentamente nuestro sagradorégimen foral» 5oYa antes de la publicación de la medida anterior, los diputados navarros en cortes yprovinciales se hacen eco del temor de la identificación de navarra con el carlismo y elpeligro que ello suponía para el sistema foral :El 2 de marzo de 1873, Nazario Carriquiri, diputado a Cortes por Navarra, envía aEsteban Camon, representante de los diputados provinciales, una carta exponiendo como seve el tema de la sublevación carlista desde Madrid . Constata las dificultades inmensas queva a suponer el hecho de que el ejército que se desplace a Navarra tenga que vivir sobre elterreno y, sobre todo, el temor de que «una vez dominada la insurrección, quieran despojara esas provincias de su legislación especial» . Plantea que estudien el tema y si sería oportunoque Navarra se prestase a satisfacer las raciones de suministros y bagajes al ejercito segúnacuerde con el Gobierno . Expone que el actual Presidente del Consejo de Ministros, noadopta una postura antiforal, pero es necesario moverse con cautela, porque «lo cierto es que105M° SOLEDAD MARTÍNEZ CASPEtodas las provincias restantes de España nos miran con perversión y existe un clamoreogeneral contra esa parte del norte y los catalanes, es por considerarnos a todos enemigos delas instituciones liberales ; y de aquí la necesidad de colocarnos en Navarra en condicionesfavorables para conjurar toda clase de peligros en nuestra actual administración foral» 51Cuando termina la guerra, como ya he adelantado en puntos anteriores, la cuestión foralse convierte en un tema delicado . Las Provincias Vascongadas por la ley de 21 de julio de1876 quedan incorporadas definitivamente al centralismo liberal ; si bien, a partir de 1878 seinstaura la política de los conciertos económicos . La Diputación sabe que tiene que andarsecon pies de plomo ante la incertidumbre en el interior de la provincia y la desconfianza queesta cuestión suscita en el resto de España . Según se expone en la sesión que la Corporacióncelebra el 3 de abril de 1876, los senadores y diputados a cortes por Navarra aconsejan, aparte de separar la cuestión foral de Navarra de la de Vascongadas «por la diversa situaciónen que se encuentran», prudencia y tacto, esperando la ocasión oportuna para evitar susceptibilidadesque relacionen el estallido de la guerra con la administración especial de laprovincia.El primer escollo que Diputación tendrá que sortear, es convenir con el Gobierno laforma en que ha de hacerse compatible la nueva situación fiscal, ley de Presupuestos de1876, con la ley de 1841 . Es lo que se conoce como el acuerdo Tejada-Valdosera . El asuntoestaba en determinar cómo debían efectuarse, en virtud del artículo 24 de la citada LeyGeneral de Presupuestos, las modificaciones que exigía el caso de Navarra, para lo que sumajestad contaba con «la colaboración de Diputación» . Se responde que la colaboraciónsólo podía venir con respecto a la primera parte del artículo 24, que era conciliable con la leyde 16 de agosto de 1841, pero de ninguna forma con la segunda parte, referente al pago decontribuciones indirectas, ya que se estipulaba que Navarra debía aportar una única contribucióndirecta. Así, se llegó al acuerdo de modificar el artículo 25 de la ley de 1841 paraestablecer una única contribución directa, que pasará a denominarse territorial, más equitativacon el resto de las provincias en función del tiempo que había pasado desde que se firmódicha cuota en 1841, pero rechazando lo referente a la posibilidad de introducir en Navarraimpuestos indirectos . Se fija, después de mucho regateo una contribución única anual paraNavarra de 8.000.000 de reales (frente al 1 .800.000 que se pagaba antes), de los que habíaque deducir : Intereses de deuda, arriendo del tabaco y atenciones sobre las antiguas tablas ,1 .500.000 rs . ; por dotación de culto y clero, 3 .600.000 rs ., mientras la diputación se encarguede ello, si el gobierno lo hace por su cuenta dicha cantidad se ingresará en la administracióneconómica y 400 .000 rs . por el 5% de recaudación 52 .Los términos empleados para firmar dicho acuerdo son bastante explícitos : «Examinandoel artículo 24 de la Ley de Presupuestos en el que no se revela el carácter preceptivo oimperativo /. . . / deseando a la vez un testimonio de su espíritu de concordia y de consideracióna los poderes públicos, están dispuestos a interpretar latamente el artículo 25 de laexpresada ley de 16 de agosto de 1841, admitiendo en su consecuencia el principio deproporcionalidad del impuesto directo o territorial repartible a Navarra con las deduccionesque son procedentes en justicia, entendiendose subordinado este acomodamiento a laobservancia escrupulosa de la expresada ley de modificación . . .»53 .106LA II GUERRA CARLISTA EN NAVARRA (1872-1876)Desde el punto de vista fiscal, como expone Martínez Beloqui, el convenio supuso laprimera alteración seria del cupo contributivo que Navarra debía entregar al Estado, peromanteniendo unos privilegios fiscales acordes con la política desarrollada en 1841 54. Sinembargo, la dinámica de los años posteriores dejará patente la inestabilidad de dichoacuerdo . Ya que, si bien, el asunto de los impuestos indirectos, a los que se refería la segundaparte del artículo 24 de la citada Ley de Presupuestos, no se había aceptado, la polémicavolverá a resurgir en los años siguientes cuando el gobierno quiera introducir impuestoscomo el de la sal o el del papel timbrado .Todo esto es simplemente un avance de una situación que se repetirá constantemente apartir de este momento. El ejemplo de la Gamazada por su repercusión en la memoriahistórica del pueblo, ya que puede considerarse como "la primera manifestación de masas enla historia de Navarra contemporanea"55 , será, quizá, uno de los más ilustrativos para comprendereste continuo tira y afloja que adquiere para entonces caracter de constante histórica .IV. CONCLUSIONFinalmente, a modo de conclusión, señalar que la II Guerra Carlista en Navarra va asuponer un agotamiento económico de las arcas provinciales y municipales . Si bien fueronvariadas las formas de represión practicadas por ambos bandos, son las exacciones decaracter económico y concretamente la exigencia de suministros para la manutención delejército, las que producirán las consecuencias más dolorosas . Los efectos de la misma severán magnificados por su coincidencia con años de malas cosechas, paralización de laactividad económica, el sostenimiento del «ejército de ocupación» después del conflicto y ellastre de una crisis hacendística estructural, no exclusiva de Navarra, que ya tenía más de unsiglo de existencia .Son precismente las necesidades de la hacienda estatal, unidas al proyento centralista delliberalismo, lo que provocará su incompatibilidad con la existencia de haciendas forales conrégimen fiscal propio . La guerra era una ocasión única que el gobierno aprovechará paralimar estas diferencias y conseguir que Navarra y Vascongadas contribuyan en la mismamedida que las otras provincias . La élite política navarra, amparada en la ley de 16 de agostode 1841 y en un discurso victimista, hará todo lo posible por defender este «status quo» .Todos estos fenómenos no repercuten sobre la sociedad navarra de una forma unívoca .Las consecuencias de la guerra no pudieron ser igual para todos, como tampoco no todos sebeneficiaban en la misma medida de la mayor o menor autonomía fiscal . Es evidente que laélite económica y política navarra llevaba, en este sentido, una ventaja considerable sobre elresto de la población
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