Revista FUERZA NUEVA, nº 142, 27-Sep-1969
“Enterrarlo con la mayor solemnidad”
Aún no tenía el Tercio patente de corso. Todavía encaja los mordaces comentarios y las picantes canciones de aquéllos que sólo lo ven trabajar, pero no luchar. Pero el Tercio espera su momento, aunque no por ello deja de tomar contacto con el enemigo, pero en escaramuzas y emboscadas; y en una de estas acciones cae el primer “novio de la muerte”.
Fue el 7 de enero de 1921: el cabo Baltasar Queija Vega, nacido el 21 de mayo de 1902 en las minas de Riotinto (Huelva). En el cuadro de honor que se conserva en el Museo de la Legión, consta: “Una escuadra de la 6ª Compañía de la 2ª Bandera, que se encontraba de servicio de protección de aguada entre el campamento y la kabila de Heni-Hassan, es agredido por sorpresa por un numeroso grupo de kabileños que intentan apoderarse de su armamento. Sobre el cabo de la escuadra, que a los primeros disparos cae gravemente herido, se lanzan algunos kabileños, gumia en mano, para rematarle y quitarle el arma.
El cabo Queija, caído en el suelo y herido grave, se defiende heroicamente sin dejarse arrebatar el fusil, recibiendo en la lucha numerosas cuchilladas que agravan su estado. La intervención de los legionarios de su escuadra ponen fuera de combate a varios atacantes y en fuga al resto, consiguiendo recoger al cabo con vida, aunque casi agonizante, que conserva firmemente el arma en sus manos…”
Enterado Millán Astray, que se encuentra ausente, cursa el siguiente radiograma. “Zoco Arba - El Jefe Legión a Comandante Legión. Al saber bautismo de sangre Legión con heroica muerte cabo 2ª Bandera, Baltasar Queija, os envío saludos. Legión vengará nuestros muertos. Enterrarlo con la mayor solemnidad. Millán”.
Ya tiene la Legión su primer muerto, ¿cuántos vendrán después?
“Tercios heroicos, legión valiente…”
Fue en julio de 1921, cuando el Tercio operaba en la zona de Tazarut, y a su campamento llegó la siguiente orden: “¡Dos Banderas a Melilla!”…
En el lento “Ciudad de Cádiz” embarcan. Con ellos van el mismo General Sanjurjo y el Jefe de “locos”. Los radios que se reciben a bordo son angustiosos: “Forzar la marcha”… porque Melilla perece, porque en Melilla están sueltos todos los diablos del infierno musulmán de Mirna, porque el pánico en Melilla es superior a la razón, y poner orden en aquel aquelarre dantesco es el objetivo a cubrir de la Legión. “Nuestras vidas responden de las vuestras”, dice Millán Astray desde el mismo buque al atracar, y empieza el rápido desembarco de la “canalla heroica” del Tercio de Extranjeros… “Vamos al frente vivos y ligeros. A la vanguardia, que es punto de honor…”, cantan mientras desfilan con música de “La Madelón”, porque ellos aún no tienen himno, y contener inicialmente aquella desbandada de fuerzas propias es la misión que se le encarga.
El entonces comandante Franco escribe en su libro “Diario de una Bandera”: “Los fugitivos a la llegada nos relatan los tristes momentos de la retirada; tropas en huida, las cobardías, los hechos heroicos, todo lo que constituye la dolorosa tragedia. Llegan desnudos, inconscientes, como pobres locos…”
¡Voluntarios para morir!
Quien hizo esta petición fue el teniente Aguya. Todos sus hombres dan un paso al frente aquel 15 de septiembre de 1921. Difícil fue elegir un cabo y quince legionarios de La 1ª. Cía de la 1ª Bandera, la que mandaba Franco. El cabo elegido dijo llamarse, al llegar al Tercio, “Suceso Terreros”, sus hombres ¡qué más da!, ¡quince de la Legión!
La misión encomendada era reforzar y sostener a toda costa el blocao “el Malo” o de “la Muerte”, y para él salieron con plena conciencia de no regresar. Antes de partir, entregaron el dinero que tenían al oficial: “Mi teniente, para que le compre usted vino a esos mangantes que se quedan”; “Para los hospitales, mi teniente", dice otro… y tras un ¡Viva la muerte!, saltan como gamos y corren hacia el blocao… y allí estaban cuando pudieron llegar nuestras unidades, muertos, porque la siniestra posición había hecho honor a su nombre… “Nadie en el Tercio sabía quién era aquel legionario…”
El credo se cumple “hasta caer reventados”
El credo legionario no es un simple mito. Se cumple fielmente. “El espíritu de marcha” refleja por entero la ineludible dureza de la vida legionaria. El coronel Labán, del Ejército francés, espectador de una marcha forzada para llegar pronto al lugar del combate, y en la que murieron de fatiga cuatro hombres, envió a la Legión el siguiente parte: “Mi Patria prenderá de vuestros pechos una preciada condecoración como premio al valor. ¡Gloria a los héroes!”
Pero no es solamente en la guerra donde los “locos” profesan con los hechos su credo. Hace solo seis años (1963), con motivo de la festividad de la Legión, se organizaron como en otros años, diversas competiciones atléticas y militares. Una de ellas consistía en una agotadora marcha por patrullas, y para comandar una de ellas fue designado el cabo primero Javier López Muñoz. El cabo aceptó sin réplica alguna, y tras superar angustiosamente los diversos obstáculos de la competición, hubo de entrar en la meta en brazos de sus hombres. Tres horas después moría. Inició el ejercicio enfermo sin dar cuenta a sus superiores, para cumplir fielmente con su credo; “Hasta caer reventado”.
La Legión “rapta” a la reina Victoria
Los Reyes de España tenían una deuda con la Legión, y fueron a visitarla a Dar-Riffien, su propio “santuario”. Ante el sublime espectáculo de aquellos hombres de acero, la Reina Victoria, la Reina “guapa”, llegó a llorar, y el Rey difícilmente contenía su emoción.
Se temía que el protocolo fuese desbordado, y efectivamente, cuando los “locos de Millán” rompieron filas se abalanzaron sobre la Reina, la tomaron dulcemente entre sus tatuados brazos y la depositaron con la admirable rudeza, y al mismo tiempo, ternura de una admiración sincera y de un azoramiento general, sobre la tribuna preparada para la regia pareja.
El entonces Jefe del Tercio, coronel Saiz de Lerín, miró al Rey de reojo en espera de “algo”... y no encontró nada. Bueno, sí, una sonrisa cordial de don Alfonso y una frase inolvidable: “Nunca la reina viajó mejor ni con tanta seguridad… Tus legendarios, coronel son únicos”....
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