A ver si el señor Galarreta (si en verdad es él, porque resulta extraño que mande una carta a un desconocido, y que el receptor de la carta ni siquiera conozca al remitente) se está confundiendo. Yo he leído el libro de cabo a rabo y todas las entrevistas están en primera persona, cuando resulta obvio que no han sido escritas por los entrevistados, sino que se trata de una licencia del entrevistador, por cierto muy común en periodismo y que nada desdice de quien lo escribe, que le da esa forma al testimonio: "Me llamo tal, nací en tal...".
Si el señor Galarreta concedió una entrevista hablando de su experiencia en la guerra a alguno de los autores, éstos, como con el resto de los entrevistados, habrá usado el mismo formato, escribiéndolo en primera persona, y de ahí habrá venido la confusión. Si él concedió la entrevista a los dos autores que aparecen como firmantes o a alguno de los que, previamente ya habían hecho entrevistas para el proyecto antes de este nuevo y definitivo intento (en el Semanal Digital se puede leer un poco de cómo fue la génesis del libro y las etapas por las que ha pasado), esta entrevista habrá aparecido en el libro, como las del resto de las entrevistas y con el mismo formato.
Al verla el señor Galarreta escrita en primera persona, igual ha pensado que los testimonios estaban escritos de puño y letra por cada uno de los protagonistas y por eso, pensando que se le atribuye un texto que él no ha escrito, es por lo que se ha desorientado.
Aquí lo que interesa saber es si esos datos de su testimonio son ciertos, y de si él los ha pronunciado y se los ha relatado a quien ha confeccionado el libro. De ser así, -y supongo que los autores guardarán celosamente el material de cada entrevista, con fechas de su realización y material audiovisual, o sonoro, de existir- no sólo no tendría base ningún tipo de acción legal, sino que la metedura de pata del Sr. Galarreta sería monumental.
Por cierto, cuando a uno lo entrevistan lo normal es que el entrevistado no supervise el texto antes de que se publique. Dado el consentimiento al periodista para que recoja su testimonio y respondidas sus respuestas, el entrevistado no tiene "derechos" sobre el texto resultante. Algunas veces el resultado se pacta, y otras, las menos, el entrevistado revisa el texto antes de su publicación, pero para exigir eso tiene que haberse aclarado antes de conceder la entrevista como condición para su realización. Muchas veces las entrevistas son de horas y horas, y de ellas el entrevistador tiene que sacar lo que crea más importante para ajustarlo al espacio en papel de que dispone. La selección del contenido de una entrevista corresponde a quien la redacta, y no al entrevistado.
Lo que importa aquí es saber si los datos son ciertos. Si son ciertos, obviamente provienen del propio Galarreta, y todo lo demás (que no ha revisado el texto ni lo ha escrito, ni le han avisado de cuando iba a publicarse...) es accesorio.
Por supuesto estoy haciendo conjeturas, pero me resultaría muy raro que alguien, por su cuenta y riesgo, se ponga a poner en boca de otro recuerdos de su infancia inventándoselos, y más para un libro que va a tener repercusión.
Desde luego, y comprendiendo que el señor Galarreta se haya confundido por esta circunstancia que comento de la primera persona, es de una imprudencia supina hacer lo que ha hecho, y más enviando ese escrito a desconocidos.
Voy a tratar de averiguar algo sobre este asunto, aunque creo que me resultará dificil. Si tengo alguna novedad, lo haré saber.
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