"REQUETÉS, DE LAS TRINCHERAS AL OLVIDO", DE PABLO LARRAZ Y VÍCTOR SIERRA-SESÚMAGA
- Ed. La Esfera de los Libros.
* Prólogo de Stanley Payne y epílogo de Hugh Thomas.
Hemos aquí EL LIBRO, con el impulso de Luis Hernando de Larramendi.
Hacía falta algo así en medio de tanta vorágine de pseudomemoria histérica. Un libro de justicia y rigor (Y hasta gratitud) por quienes fueron olvidados en su día por el propio régimen franquista, por quienes siguen olvidados por muchos historiadores (Como reconoce Hugh Thomas), por quienes siguen siendo falseados por esos nuevos milicianos de salón y farándula. Un libro para un pueblo que fue capital para la victoria contra la criminal Revolución, por la importancia que supuso Sevilla por su iniciativa y Navarra como pulmón de oxígeno leal para el bando nacional.
Una serie de testimonios de requetés y margaritas en muy distintas vicisitudes en compañía de una dosis fotográfica encomiable. Leyendo cada testimonio con avidez, cuánto recordaba esas historias de los abuelos, esas entrañables conversaciones que nunca dejarán de morar en mi corazón....
Son quizá pocos los testimonios de la presencia portuguesa y francesa en el carlismo del 36. No obstante, sí que hay documentación sobre la presencia de los rusos blancos; y también de algún requeté argentino que me parece más que entrañable.
Con todo, ¡cuán distintos son estos testimonios directos del odio, rencor, revancha, venganza e ignorancia del sectarismo progre-mediático! ¡Cómo se parecen -peligrosamente- estos nuevos chekistas al PSOE y al PCE de la época, y con el personaje común de Carrillo! ¡Qué distintos los motivos (más que legítimos) de crítica y oposición hacia el general Franco! Por supuesto se reivindica la participación en el conflicto como lo que fue: CRUZADA en defensa de la religión y la patria ante todo. Y un detalle que todo el pueblo español debe saber: Si en España pervive la bandera rojigualda y la Marcha Real fue en muy buena medida (Por no decir exclusiva) gracias a los carlistas. Las "condiciones" para el combate: En defensa de la religión católica y bajo la bandera de España. Tanta generosidad y altivez ha sido despreciada por tirios y troyanos, y ya es hora de remarcar en la realidad el valeroso papel jugado por tantas gentes legitimistas de España, siempre dispuestas a salvar a la patria y nunca en componendas con la ruina. Sin duda, para los falsarios anticarlistas habrá supuesto un mazazo por mucho que intenten arrimar el ascua a su sardina.
Hay testimonios que me han impactado más que otros. El que quizá más me ha llamado la atención ha sido el del requeté vallisoletano Julio Redondo Casado. Luego, quizá más "próximamente", destacaría testimonios como el del navarro Luis Martínez Erro y las cartas de la también navarra Sylvia Baleztena Azcárate.
Otra cosa que también me impacta es que aunque se reconocen las diferencias doctrinales más que evidentes para con el falangismo, existe respeto para los falangistas de primera hora en el frente y denuncia para los "camisas nuevas"; algo que también se percibe en las memorias del general Queipo de Llano. Eso refuerza más mi teoría de que el "Movimiento Nacional" - partido único de Franco es la génesis del socialismo de masas en especial extremeño y andaluz: Miserables ramplones que no quisieron combatir desde los primeros momentos y se arrimaron al sol que más calentó haciendo cobardías en la retaguardia y colgándose medallas que no le correspondían. Fueron encima premiados, que es lo triste. En las Vascongadas muchos del PNV se sumaron al invento, cosa que yo desconocía. Así que ya tenemos otra génesis que explica muchas cosas actuales.
Puede ser que los testimonios se centren más en el Frente Norte. No obstante, los autores han querido recoger en vivo y en directo testimonios de supervivientes, y por lo que se ve, donde más quedaba de ello era en Navarra, Vascongadas y Cataluña. Con todo, también hay testimonios de Galicia, Sevilla, Jerez de la Frontera, Madrid, Valladolid y Ciudad Real.
Mucha desmemoria e ingratitud ha habido para con el carlismo en España. Mucha leyenda negra, mucho olvido premeditado, mucha canallada venida de quien consiguió la victoria en buena medida por aquellas legiones de voluntarios entusiastas que lo dieron todo a cambio de nada, de todas las clases y todas las regiones. Una auténtica fuerza de choque popular que fue la primera en la vanguardia y la última en los pelotones de fusilamiento, tal y como quiso el gran Manuel Fal Conde. Desangrándose al grito de Dios, patria y rey como los héroes de la Independencia, su esencia fue olvidada como éstos.
Por supuesto, hay quien reconoce los fallos propios dentro de las filas internas carlistas. Para ello reitero el testimonio de Julio Redondo. Porque si bien contra el tradicionalismo español han venido de fuera a dividirlo, por desgracia tampoco ha faltado desde dentro, empezando por el conde de Rodezno. El régimen aprovechó toda la dolorosa y difícil coyuntura mejor que lo hubiera hecho el propio Cánovas, con toda la irracionalidad y la ingratitud del mundo.
Acaso la repercusión mediática de este libro ponga sobre la mesa un antes y un después de la mal llamada memoria histórica. Dios quiera que así sea. Ya era hora.
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