Si dos imbéciles se plantan delante de una Iglesia cualquier domingo por la mañana con la música a toda pastilla, sería de desear que alguien también saliera a decirles algo y les mandara parar. Es de suponer, sin embargo, que así no ocurriría, porque, claro... los cristianos nos hemos vuelto muy, muy civilizados y muy, muy europeos. Además aquí, lo normal es cagarse en la religión, quemar cruces y hasta organizar procesiones ateas en las semana santa... y que, al margen de dos o tres civilizadísimas y democráticas críticas, no pase nada.
La diferencia es evidente: unos tragan... y otros no. Unos parecemos unos mierdas y otros aún conservan su decencia y su hombría. Y como los musulmanes no tragan, porque era a ellos a los que me refería en segundo término, entonces se arma la de 'mahoma es el profeta' (remedo malintencionado de otra expresión similar, que suele utilizarse para temas idénticos) y hasta viene la policía a poner orden y detiene al individuo de los molestos ruidos. Demos gracias de que todavía a nosotros no nos haya quemado alguien todas nuestras iglesias. Lo que si os aseguro es que a los musulmanes nadie se atreverá a tocarles ni una teja de una sola de sus mezquitas... y aquél que se atreviera, lo pagaría con la vida. Y es que ellos aman y respetan a su religión, y además parecen estar dispuestos a dar incluso sus vidas y sus haciendas por defenderla.
La culpa, por tanto, es de ellos y solo de ellos... Pero jamás nuestra. Nosotros somos magníficos y democráticos.
La culpa es solo de ellos por no ser tan abiertos, tan modernos, tan democráticos y tan europeos como nosotros, y no permitir que unos imbéciles de mierda se pongan a la puerta de una de sus mezquitas, dispuestos a meter jaleo y a profanar sus rezos con sus infernales músiquitas idiotas y sus molestos ruidos indigestos.
¡¡CUÁNTO DEBIÉRAMOS APRENDER LOS CATÓLICOS ACTUALES DE ELLOS!!
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