Respecto a la interpretación que le doy a la figura de Frodo, Sam y Gollum, se debe a una serie de razones y una de ellas, para mi, de gran peso.
Las interpretaciones que se pueden hacer de su trabajo son muchas, y como no se trata de dogma alguno, pues para gustos, colores, otra cuestión es que los fundamentos de las interpretaciones tengan racionalidad o no la tengan, y se ajusten o no, a la mentalidad del autor.
La relacionada con su religiosidad y en la que se ha querido ver a Cristo en la figura de Frodo, obedece, en mi opinón, a la Misión, y la Compañía del Anillo en la que se quiere ver a los apóstoles, algo que veo muy forzado, en que se carga voluntariamente con el peso del Anillo, que representa el pecado, en que va en busca de "su Destino" para salvar al Mundo del horror que es la tiranía de Sauron y la esclavitud de los orcos (la mayoría de éstos eran elfos transformados por la acción de Melkor que los corrompía moralmente haciendo que su aspecto externo se degradase de forma horripilante), el cual, no lo olvidemos actúa en nombre de Melkor (Satán), pues es su lugarteniente.
Pero a mí no me encaja esta interpretación. ¿Por qué? Por tres motivos. El primero, es que se nos invita a "imitar a Cristo", y ¿cuántos Montes del Destino y Anillos de Poder hay? Evidentemente tantos como almas, pero ¿cuántas veces hay que ir a dicho Monte para salvar otras tantas veces a la Humanidad?
En segundo lugar, no dejo de encontrar que esa interpretación tiene algo de irreverente. Mientras que en la que he querido ver a la Humanidad doliente (Frodo), cargada con el pecado (el Anillo) buscando la salvación (destrucción del Anillo y derrota de la muerte), sufriendo toda clase de penalidades y caídas con la victoria final ayudado por la fe (Sam) para no caer en el abismo, es mucho menos comprometida, y en ella no hay nada irreverente.
En tercer lugar, porque el mismo Tolkien afirmó que él era católico, pero que no escribió ESDLA como una obra religiosa (1), al menos al principio no. Le dice al Padre Robert MURRAY (su preceptor y padre espiritual) que luego, cuando se hizo la revisión de la obra, se dió cuenta de que era una obra católica, pero esto sucedió 4 años después de haber acabado de escribirla y 8 meses antes de su publicación. Dicha carta fue remitida el 2 de diciembre de 1953. De todo ello podemos deducir que no había posibilidad alguna de cambiar su contenido.
Respecto a quiénes eran los elfos, para Tolkien eran "hombres", la representación de la "raza adánica" antes de la "Caída". Sin embargo, el propio Tolkien consideraba que su psicología era excesivamente materialista. Se supone que dicha raza debería ser más "espiritual", ya que para Adán había esperanza mientras que para los elfos sólo "inmortalidad sujeta al mundo."
Ante esto se puede objetar ¿pero qué dice este hombre? ¿Acaso los elfos no son sino invención suya tomados de las leyendas populares como miembros de las sociedades de las hadas? Podría perfectamente haberlos dotado de otras cualidades, pero no es así. Tolkien, en otra parte, sigue sorprendiendo con absurdas afirmaciones. En el ensayo Sobre los cuentos de Hadas y en Hoja de Niggle dice: "un hombre puede recibir de Dios el don de registrar una brusca vislumbre de la realidad o la verdad subyacente."
Cuando escribe El Silmarillion y acerca de las historias que contiene, afirma:
"Surgieron en mi mente como cosas dadas, y se vinculaban entre sí a medida que iban llegando. Una tarea absorbente aunque llena de interrupciones, no sólo por las necesidades de la vida, sino porque mi mente volaba hacia el otro polo y se entregaba a la lingüística; no obstante, siempre tuve la sensación de registrar algo que ya estaba allí, en alguna parte, jamás la de inventar."
Y en la "carta nº 211" dice:
"No conozco todas las respuestas. Gran parte de propio libro me desconcierta (...) la mayor parte de él fue escrita hace tanto ---hace algo más de 20 años---, que lo leo ahora como si fuera obra de un extraño."
Seguramente habrá habido psiquiatras y psicólogos que hayan intentado encontrar explicación a cuestiones como éstas. Seguramente habrán encasillado a Tolkien entre los "pirados" de este mundo, si es que no lo son ellos mismos claro, por que para mí, (que no he roto los espejos de mi casa y sigo mirándome en ellos cada día para afeitarme o para peinarme, por ejemplo), Tolkien no era un loco, sino un genio.
Esa frase de "una brusca vislumbre de la realidad o la realidad subyacente", me obsesiona desde hace años. Todo en la obra de Tolkien suena a arcaico, a muy lejano, extrañamente lejano. Recordemos que él mismo llegó a decir que la Tierra Media no tiene nada que ver con nuestro mundo histórico. Pero lo sorprendente es que el conjunto de relatos continuamente provocan una especie de evocación melancólica, una especie de permamente rememoración. Encuentro que todos nuestros atavismos están contenidos en la obra de este hombre, y no creo que haya alguien capaz de plasmarlos con tanta intensidad, continuidad y naturalidad. Vienen constantemente a nosotros como una llamada interior de profunda melancolía.
Por oposición, lo moderno aparece vacío, falto de sentido, sin vinculación real, devenido y superficial, de patética mediocridad materialista, de pobre negación de la sublime condición de la eternidad espiritual, de la ausencia de captación subliminal de la realidad interior, del devenido humano a la esclavitud de sus propios sentidos y a la vacua ignorancia.
No me puedo sustraer a la idea de que Tolkien expresa en forma literaria, lo que Platón hizo el eje de su pensamiento filosófico: un reflejo de la realidad expresada en el mundo de las ideas y el de las cosas. En definitiva, lo mismo que dice Tolkien: "Una brusca vislumbre de la realidad o la realidad subyacente."
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(1) En la Carta nº 165 afirma:
"...el de la Tercera Edad no era un mundo cristiano".
Y en la nº 269 especifica aún más:
"Con respecto del SDLA no puedo pretender tener conocimientos teológicos suficientes como para decir si la idea que tengo de los orcos es herética o no. No me siento obligado a que mi historia se ajuste a la teología cristiana formalizada, aunque en realidad mi intención era que resultara conforme al pensamiento y la creencia cristianas..."
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