Siempre me ha parecido absurdo que nuestros soldados participen en guerras que ni nos van ni nos vienen, o en misiones de paz para las que existen oenegés de sobra. Mientras tanto, nos tenemos suficientes efectivos para nuestra defensa, y ciudades como Ceuta y Melilla han sido abandonadas prácticamente y la morisma está allí a sus anchas. Estar integrados en la OTAN significa estar sometido a órdenes de superiores extranjeros que no necesariamente se ajustan a nuestros intereses. Es diferente de una alianza ante un enemigo común; en realidad significa ceder una considerable parcela de soberanía y de libertad, poco menos que una rendición. Y si para colmo es una organización masónica como la OTAN o la ONU, no puede sino tener malas consecuencias. Y encima terminan pagando el pato los pobres soldados y sus familiares.
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