Además es muy curioso el relativismo de los modernistas, pues inciden en la obediencia cuando ellos sólo obedecen cuando conviene, cuando no montan su fiesta. Lo mismo que es curiosa su obsesión por demonizar el pasado, pero sin embargo, teniendo la cara más dura que el cemento, acuden a éste e intentan ideologizarlo a su manera siempre y cuando les conviene para sus supuestas demostraciones.
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