Destaco esto porque creo que es claramente lo que nos toca hacer:
Existe mucha gente, muchísima, que está convencida de que la sexualidad debe darse entre un hombre y una mujer. Sólo que muchos se sienten solos y, por los motivos que fuesen, no se animan a levantar la voz, a proclamar las verdades de las que están íntimamente convencidos. He aquí lo que tenemos que hacer: animarnos a decirlo. Manifestar nuestro convencimiento y transmitir ese fuego a los demás. Si el buen Dios lo quiere, nos daremos cuenta de que muchos pensaban igual pero sólo se animaron a decirlo cuando nosotros nos animamos primero.
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