Tener una perspectiva de la época de que se trata es difícil para quien no la vivió. Se echan de menos para tratarla desde la perspectiva idónea textos periodísticos, incidencias, matices y polémicas (más bien subterráneas y de despacho) que conformaron lo que se llamó el bunker (años 1974-76) como contrapuesto a los aires aperturistas del gobierno y administración de Arias Navarro.

Las críticas del bunker a la situación de cambio sibilino del régimen hacia el europeísmo y los cambios de aire eran puntuales y con nombres y apellidos. Ahora bien, en la medida que la traición al régimen cuajó y se hizo oficial por tanto la continuidad (de principios¡¡) de Franco con Juan Carlos, el "bunker": o bien acabó identificado con Blas Piñar o bien se diluyó, pasando aquellos periodistas, políticos y militares de avanzada edad por lo general, al ostracismo y otros a posturas reformistas.

la Iglesia tampoco ayudaba nada sino todo lo contrario.

Como digo haría falta escarbar en historia, textos y artículos del bunker que denunciaban aquellas traiciones y cambios de chaqueta sistemáticos desde una perspectiva no tanto de reyes y fueros (cosa de carlistas) sino de fidelidad al ideario del 18 de julio (aunque ya para entonces con postulados mínimos).

Textos y denuncias del bunker eran habituales en El Alcazar, Arriba, Qué Pasa, Fuerza Nueva y más tarde en El Imparcial (1977); pero vamos, que no hacía falta ser carlista ni apelar a Borbones Parma (¡¡) para darse cuenta de la traición (políticos, periódicos ABC, Ya, Informaciones predicaban un franquismo light ).

Autores geniales del bunker denunciaban la traición: Rafael García Serrano ("La paz ha terminado") y Antonio Izquierdo ("Yo testigo de cargo"). Aunque dudo que en un foro procarlista esté bien visto publicar puntos de vista de esos autores que me parecen geniales y cuyo punto de vista es cabalmente el que se vivía entonces en la calle y en los medios.

Pero pasa el tiempo y llega gente como el sr. Martin Ant que ni había nacido entonces y se montan una película a base de hemerotecas de políticos carlistas despechados (que en aquel tiempo ni eran nadie ni tenían seguidores ni creaban opinión).

Conclusión: ambientes como el denunciado por el artículo de Rafael Gambra estaban también denunciados y atacados desde el bunker; no hacía falta entonces ser carlista para darse cuenta de eso ni los carlistas eran los únicos que caían en ello. Otra cosa es que el bunker desapareció y nadie lo reivindica (yo sí lo reivindicaría, mira por donde) y los carlistas continuaron erre que erre con su peculiar visión que ha podido engatusar a algunos jovencitos recién llegados a esto del antifranquismo (con una lamentable falta de perspectiva). Lo inconcebible es que encima quieran dar lecciones.