Una cosa está clara, o bien hubiera dimitido por las reformas que quería implantar Juan Alfonso, o por el contrario se hubiera reafirmado en la negativa a la legalización de partidos políticos hasta sus últimas consecuencias.
Desde luego, no hubiera "tutelado" ningún proceso de "democratización liberal" como hizo Torcuato y hasta cierto punto Arias. Le gustaban menos los partidos que a Jose Antonio Girón; de hecho, los DESPRECIABA con todas sus fuerzas. Más allá de que pudiera llevarse razonablemente bien con los estadounidenses, veía en el Sistema Parlamentario de partidos un "invento masónico" (y la masonería era la más odiada de las fuerzas para él). Ésto lo sabían bien los americanos, y, según me dijo a mi personalmente su nieto Julio Carrero, su familia siempre ha sostenido que por esa circunstancia EEUU al menos "consintió" el atentado, del que es seguro tenían plena constancia que iba a cometerse.
Para mí Carrero es el ejemplo claro de que, dentro del Régimen, no sólo eran falangistas o carlistas los que estaban radicalmente en contra de la implantación de la Democracia Liberal; a mi juicio TODO verdadero católico y patriota, que supiera de principios políticos e historia, lo estaba.
Marcadores