Es curioso lo que dice la dulce ministra autríaca; le gustan las cosas y (los estados) pequeños. Supongo que como el suyo, que pasó de ser una potencia católica capaz de dar estabilidad a toda centroeuropa a ser, en el plano internacional, la nada multiplicada por cero. El separatismo antiaustriaco provocó la Gran Guerra; y su descomposición significó nada menos que la aparición de Yugoeslavia con el resultado por todos conocido. Eso sí, sigue siendo un país muy bonito, amante de la música, aunque con parte de su territorio en manos italianas (el Tirol). De momento no les gusta la masiva inmigración ilegal, generalmente musulmana; es de suponer que tendrá que unirse al resto de países como Hungría para poder enfrentarse a ese fenómeno con algún éxito.A l'entrevista, Kenissl recorda que "els mapes canvien constantment". La ministra ha citat Leopold Kohr, un dels seus autors de capçalera, creador de la idea que "Allò petit és bonic" (Small is beautiful), per referir-se a la importància de les regions "històricament evolucionades". I ha cridat Madrid i tots els actors del procés a "pensar en tots els escenaris" i no tancar-se en una sola solució. Ha afirmat que aquests processos sempre s'han produït a la història d'Europa, i ha cridat els polítics a prendre la història i les relacions internacionals "des d'un punt de vista més ampli".
Dice que los mapas cambian constantemente (sólo hay que ver los antiguos Austria-Hungría). Pero si analizamos las relaciones internacionales "desde un punto de vista más amplio", la pobre Austria igual hasta desaparece de nuestra vista.
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