Fuente: El Pensamiento Navarro, 31 de Marzo de 1971, página 4.
CRÓNICA DE BILBAO
EL MARXISMO NO QUIERE A DIOS EN LA UNIVERSIDAD
Ha causado gran indignación la noticia publicada por “La Gaceta del Norte” el día 28-III-71, de la agresión al profesor Canals Vidal, de Barcelona.
Con ese acto cobarde, los comunistas han mostrado una vez más su verdadera cara.
Canals es un trabajador de la enseñanza. Es un modesto padre que lucha por sacar adelante a su numerosa familia. No tiene acciones de sociedades anónimas. No tiene asiento en ningún consejo de administración. Ni su conciencia ni su posición social le permiten explotar a ningún trabajador. Por ese lado no vemos nada que haya podido concitar contra él las iras de quienes se titulan defensores de los humildes.
Canals, a fuer de católico, es enemigo del totalitarismo en todas sus formas. Canals jamás vistió uniformes. Ni adoptó posturas marciales. Ni saludó con arreglo a ningún patrón. Ni ha creído en ningún mesías de circunstancias. Canals jamás fue fascista.
Canals ha dicho, y lo repetirá mientras viva, que el fin último del hombre es la visión de Dios.
Y es esto, la proclamación de esta verdad, la mayor de todas las verdades, la que ha concitado contra él las iras del marxismo, por segunda vez.
Y es que el comunismo no es más que la rebelión del hombre contra Dios. La defensa de los trabajadores, la lucha por la libertad, no son más que nubes de humo para ocultar sus verdaderos fines.
A los jóvenes comunistas no les molestan los catedráticos que presiden consejos de administración, que perciben dividendos que pueden proceder del sudor de los humildes. No les molestan los catedráticos a quienes por su presente, o por su pasado que quieren ocultar, se les puede calificar de fascistas. A ésos incluso les alaban. Les molesta el que proclama lo único que ellos no pueden admitir: que el fin último del hombre es la visión de Dios.
Porque según ellos el mejor empleo que se puede dar al hombre es hacerle producir, cuanto más mejor, y al morir convertir su cuerpo en abono para el campo.
Es una prueba de que, pese a lo que digan ciertos papanatas, el comunismo es el mismo que hace cincuenta años. Cuando nuestro Rey Don Jaime decía de él que era un robo y un crimen y que ningún gobierno que se estimase en algo debía establecer relaciones con los bolcheviques.
En las tertulias carlistas de Bilbao no se hablaba el domingo de otra cosa. Son muchos los correligionarios y aun ajenos al Carlismo que han manifestado su intención de enviar telegramas de protesta a la Universidad de Barcelona por tan vandálico acto.
IGNACIO DE ORDUÑA
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