Bien dices, en España. Y en un tiempo determinado. Dos límites muy concretos para hablar de lo absoluto. Límites que el Papa desencorseta en la Encíclica adjuntada.
Ahora bien, es en estos tiempos precisamente cuando parece que los hombres de Iglesia sí obligan a un absoluto político, tal cual es la democracia, y lo que es peor, no la forma de gobierno, en sí neutra, sino la ideología democrática perversa en sí misma.
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