No hay nada sospechoso en la Inmortale Dei (1885) para tener que haber desobedecido a lo que León XIII expone allí, y menos aun León XIII da a entender que hubiera que obedecer a regímenes criminales como sería el de la II República española.
Si es por el controvertido Ralliement con la República Francesa, habría que remontarse no a la Inmortale Dei sino a la "Au milieu des sollicitudes", de 1892, en la que Leon XIII distingue entre régimen político y legislación de ese régimen: cuando la obra legislativa es contraria a los derechos de Dios existe obligación de combatir esa legislación, aun acatando el régimen político.
El cuerpo de doctrina política de León XIII está formado no solo por Inmortale Dei sino por otras 13 encíclicas (Diuturnum illud, Humanum genus, Quod apostolici muneris...) que deben leerse y complementarse entre sí para entender el pensamiento político de la Iglesia.
Es sintomático que tras 1.900 años la Iglesia se preocupara de los regímenes políticos y de su legitimidad y caracteres: ocurría como con las herejías, que el Magisterio definía dogmas a contrapelo de los errores; que solo se arregla algo cuando se estropea; y ya tocaba definir los caracteres del Gobierno ideal ...a causa de los degenerados regímenes políticos del siglo XIX.
En cualquier caso, para combatir a la II República española bastaba apelar a la antigua doctrina del tiranicidio frente a los gobiernos meramente de facto, perseguidores de Dios y de la Iglesia.
No olvidemos que el Gobierno de la España nacional llamaba sedicioso al republicano.
Isabel II ya había sido derrocada diez años antes de que León XIII llegara al pontificado (1878). La encíclica "Cum multa" que León XIII dio a los obispos españoles para disociar la causa de la religión de los partidos políticos españoles data de 1879.
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