En la falacia número 7 se afirma que la doctrina del Purgatorio fue establecida por el papa Gregorio el Grande (en realidad, en español se llama San Gregorio Magno) "cerca del año 593 d.C." ¿En qué quedamos? ¿Es una fecha aproximada ("cerca de") o una fecha tan precisa como 593? Pues en realidad del Purgatorio ya se sabía mucho antes de esa fecha. Santa Perpetua, martirizada en 203, tuvo una visión en la que vio a su difunto hermano en el Purgatorio. Tras rezar por él, tuvo una segunda visión en que lo vio salir. Y un tal Abercio, que no sabe exactamente quién fue, dejó un epitafio datado a finales del siglo II en el que se lee: "Fui habitante de una destacada ciudad. Erigí este sepulcro mientras vivía para que pueda tener ante los hombres un lugar descanso para mi cuerpo. Me llamo Avircio. Soy discípulo del Pastor casto que apacienta en las montañas a sus rebaños, y cuyos grandes ojos todo lo contemplan. (...) Que todo el que lo entienda y esté de acuerdo ruegue por Abercio." Esto demuestra que ya en aquellos tiempos era habitual rezar por los difuntos. Aparte de eso, tenemos los escritos que dejaron Padres de la Iglesia como San Clemente de Alejandría (fallecido hacia 210 ó 215), San Cipriano de Cartago (muerto en 258), San Efrén de Siria (muerto en 373), San Cirilo de Jerusalén (muerto en 386), San Basilio de Cesarea (muerto en 379), San Gregorio de Nisa (muerto hacia 400), San Juan Crisóstomo (muerto en 407) y San Agustín (muerto en 430). También hablan del Purgatorio apologistas como Lactancio (muerto hacia 325) y otros autores como Tertuliano y Orígenes, que aunque parte de sus obras no sean totalmente ortodoxas, tienen también escritos aceptados por la Iglesia, y en todo caso hablaron del tema porque era una doctrina importante. Como siempre, las doctrinas se remontan al tiempo de los apóstoles pero algunos Padres y papas, inspirados por el Espíritu Santo, fueron exponiendo más en detalle la doctrina. Como hizo, por supuesto, San Gregorio Magno. Pero no se sacó la doctrina de la manga. Sólo la definió con más precisión.
El latín (que no lenguaje latino, esto apesta a inglés chapuceramente traducido) se habló en la Iglesia durante siglos, ¿qué es eso de que lo impuso el papa Gregorio (¿cuál de ellos, si ya para entonces había habido varios? Típico, nunca dan detalles precisos) 1600 años después de Cristo. El Concilio de Trento (1545-1563, o sea, medio siglo antes) fijó el canon de la misa e insistió en el uso del latín. Bueno, ¿y qué? ¿Es pecado? ¿Y qué es eso de que la Palabra de Dios prohíbe rezar y enseñar en lengua desconocida? Lo que, más que prohibir desaconseja San Pablo, es que no se haga como hacen tantos herejes pentecostales en sus reuniones, que se ponen a hablar en supuestas "lenguas" (esto puede ser síntoma de posesión, pero no me quiero desviar del tema) gritando palabras desconocidas. Pero el latín era una lengua que entendía toda persona medianamente culta, y aunque no tuviera tanta cultura las lenguas eran más próximas al latín, por lo que resultaba más transparente. De todos modos, se sabía más o menos lo que querían decir las oraciones por ser siempre las mismas en el propio de la misa, y en todo caso la predicación era siempre en lengua vernácula, cosa que ya estaba decretada desde muy antiguo. No olvidemos, en todo caso, que el latín tiene muchas ventajas, de lo cual ya se ha hablado bastante en Hispanismo.
Cuando dice que en la Iglesia primitiva nunca rezaban a María ni a los santos difuntos, vuelvo a remitirlos a las inscripciones de las catacumbas. Y a los textos de los Padres de la Iglesia y otros testimonios de la época. Es más, la oración más antigua que se conoce es Sub tuum praesidium (donde ya vemos la expresión "Santa Madre de Dios"). Se han encontrado papiros y otros documentos con esta oración en griego y en copto que demuestran que hacia el año 250 ya era una oración conocida. Lo mismo se puede decir del himno Acatisto, que se canta en la Iglesia Ortodoxa, y se conoce al menos desde el siglo IV.
Lo de que el Papado sea de origen pagano es otro disparate sin ningún rigor histórico. El título de Papa (que no significa otra cosa que padre, ¿acaso no les suena a papá?) se utiliza desde el tiempo del papa Siricio, muerto en 399. Luego sacan unas citas fuera de contexto en las que cualquiera que lo lea verá que Jesucristo jamás prohíbe el papado, y siempre omiten, cómo no, el famoso pasaje en que Jesús entrega las llaves a San Pedro y le promete que sobre esa piedra edificará la Iglesia. Más claro todavía para los católicos, pues la mayoría hablamos lenguas en que la diferencia entre Pedro y piedra es mínima (en francés, sólo de género). Que las Escrituras no digan claramente que San Pedro no estuvo en Roma no quiere decir que no estuviera nunca. ¿Acaso tenían que decirlo todo, adónde fueron todos siempre? Pero lo cierto es que lo dice en más de un lugar, en clave (¿y cómo no, si por las persecuciones romanas el Jefe de la Iglesia tenía que ser prudente y no decir abiertamente dónde estaba?) También hay otros testimonios de la época, y por supuesto de la arqueología. La autenticidad de los huesos de San Pedro enterrados en el Vaticano está confirmada.
En fin, mañana si Dios quiere seguiré refutando los disparates. Más adelante, tal vez pueda exponer más a fondo estas cosas, pero por el momento estas respuestas, aunque breves y escritas apresuradamente, pueden servir para devolver el golpe y demostrar los errores.
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