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Tema: Ifni

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  1. #1
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    Ifni

    En los 50 fue el escenario de la última guerra colonial con tropas españolas

    Hace 40 años España abandonó Ifni a Marruecos



    Si usted sabe que hubo una provincia española llamada el Sáhara español y que el Gobierno entregó en 1975, ya se merece un sobresaliente en historia contemporánea española. Si encima sabe dónde está Ifni y que también fue parte de España, ganará una matrícula de honor. Este pequeño territorio de la costa marroquí constituyó, en 1934, la última extensión de España fuera de su territorio. El 30 de junio de 1969 se arrió la bandera española y entraron los marroquíes. Desde hace meses, se producen protestas de sus habitantes contra el Gobierno marroquí. elmanifiesto.com

    29 de junio de 2009
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    Después de la Segunda Guerra Mundial, las dos grandes potencias vencedoras, Estados Unidos y la Unión Soviética, apoyaron la desaparición de los imperios coloniales europeos: India, Egipto, Argelia Birmania, Angola, Nigeria, Indonesia… Ni las pequeñas posesiones españolas en África, los restos que sobrevivieron al Desastre del 98, quedaron a salvo de estos movimientos emancipadores. En 1956, España y Francia reconocieron la independencia de Marruecos, al que España entregó además el norte del Sáhara Española, Tarfaya. En 1968 Manuel Fraga dejaba Guinea Ecuatorial al sanguinario Macías. Y en 1975, con Franco agonizando, el príncipe Juan Carlos (jefe de Estado en funciones) y el presidente Carlos Arias Navarro pactaron con Hassán II la entrega del Sáhara. ¿Quién recuerda el pequeño territorio de Ifni? En él murieron varias docenas de soldados españoles defendiéndolo de la invasión marroquí, pero unos pocos años después fue abandonado.
    El 30 de junio de 1969 se arrió la bandera española en Sidi Ifni, la capital de Ifni, un territorio de 1.500 kilómetros cuadrados a 150 kilómetros al sur de Agadir. La legitimidad española para ocuparlo provenía de la guerra con Marruecos de 1859-1860. No fue hasta 1934 cuando se establecieron tropas españolas en una zona desértica, sin más recursos que la pesca. ¡La última expedición africanista!

    El Gobierno marroquí recién independizado reclamó la soberanía sobre Ifni por las buenas y por las malas, y entre 1957 y 1958 tropas de Marruecos lo invadieron. En esa pequeña guerra, que fue silenciada por el régimen franquista, murieron en torno a 300 soldados españoles. El Ejército se contentó con retirarse en torno a la capital mientras Madrid llegaba a un acuerdo con Rabat. Entre 1958 y 1969, Ifni fue jurídicamente una provincia española, al igual que el Sáhara, cuyos actuales habitantes reivindican y luchan denodadamente contra el gobierno de Rabat por que se reconozcan sus derechos legítimos.

    Al igual que ha hecho con las demás zonas bajo control español, el régimen alauita se ha olvidado de Ifni en cuanto se apoderó de él. Como ocurre en Tánger, Tetuán o El Aaiún, todavía muchos de los mejores edificios son los construidos por los españoles. El abandono de Ifni es tal que en los últimos meses se han producido revueltas que Rabat ha aplastado con la Gendarmería. Los rebeldes llegaron a ondear la bandera española.

  2. #2
    Toronjo está desconectado Miembro Respetado
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    Respuesta: Ifni

    No se donde colgar esto.




    El Barranco del Lobo

    El desastre del Barranco del Lobo es una derrota sufrida, el 27 de julio de 1909, por los españoles en la zona montañosa del Rif, en las proximidades de Melilla.


    Montañas del Rif.Tuvo su origen en la compra de explotaciones mineras por parte de empresas españolas a El Rogui, un líder rifeño rebelde al sultán de Marruecos, Abd al-Aziz. El Rogui se había erigido como líder de las tribus rifeñas independientes de Marruecos. Cuando El Rogui vendió las explotaciones mineras muchas tribus, que antes le apoyaron, se sintieron traicionadas y ostigan a los trabajadores de las explotaciones consiguiendo paralizarlas. Peor suerte corrió El Rogui, es apresado por el sultán de Marruecos y encarcelado hasta su muerte. Presionado el Gobierno español por las compañías mineras y por el gobierno francés, por sus intereses económicos en la zona, consigue volver a poner en marcha las explotaciones mineras.
    Todo estallaría el 9 de julio. Los rebeldes rifeños atacaron las obras del ferrocarril destinado a la exportación del mineral extraído y mataron a varios trabajadores. Cuando la noticia llega a Madrid el gobierno, presidido por Maura, decide movilizar a los reservistas. Esta movilización genera muchas protestas y manifestaciones contrarias al envío de tropas, teniendo su expresión más dramática en la Semana Trágica barcelonesa (26 de julio al 2 de agosto).
    Tras varios días de escaramuzas, el 27 de julio de 1909, un columna dirigida por el General de Brigada Guillermo Pintos es sorprendida y atacada en el barranco del Lobo. Se produce una matanza en la que mueren más de 1.000 soldados (entre ellos el General Pintos). El atraso militar de las tropas españolas, la sorpresa y la complicada orografía del terreno dieron lugar a la matanza. El gobierno español siguió enviando tropas hasta acumular más de 40.000 efectivos en la zona. En el mes de noviembre el ejército español consiguió controlar la zona de Melilla y las explotaciones mineras.


    Recogida de cadáveres en el barranco del Lobo.
    "QUE IMPORTA EL PASADO, SI EL PRESENTE DE ARREPENTIMIENTO, FORJA UN FUTURO DE ORGULLO"

  3. #3
    Avatar de mazadelizana
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    Respuesta: Ifni

    Me ha contado una fuente muy fiable que en realida, lo que cedimos a Marruecos fue la soberanía del Sáhara, en ningún caso el territorio en si.

    "El vivir que es perdurable
    no se gana con estados
    mundanales,
    ni con vida deleitable
    en que moran los pecados
    infernales;
    mas los buenos religiosos
    gánanlo con oraciones
    y con lloros;
    los caballeros famosos,
    con trabajos y aflicciones
    contra moros".

    http://fidesibera.blogspot.com/

  4. #4
    Toronjo está desconectado Miembro Respetado
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    Respuesta: Ifni

    Guerra de Ifni



    La Guerra de Ifni enfrentó a fuerzas españolas con marroquíes en la pretensión por parte de estas últimas de controlar el territorio de Ifni y Tarfaya, por entonces bajo administración española como parte de sus posesiones en el Sáhara Occidental, al norte de África, entre octubre de 1957 y abril de 1958 y que culminó con el abortado asedio de la ciudad de Sidi Ifni.

    Esta guerra tuvo lugar en el contexto del proceso de descolonización de África durante la segunda mitad del siglo XX. La guerra fue dirigida fundamentalmente por elementos del Ejército de Liberación Marroquí, la antigua fuerza de liberación que luchó por la independencia contra los franceses, liderados por el dirigente del Istiqlal, Ben Hammu. Una vez obtenida la independencia, mientras que aproximadamente la mitad de los miembros del ejército de liberación se constituían en el Ejército Real Marroquí, el resto se dirigió al sur a conquistar las posesiones españolas en el norte de África. Los grupos armados marroquíes operaban por todo el territorio del Sahara, incluido el ocupado aún por Francia al este (hoy Argelia) y al sur (hoy Mauritania).


    Causas

    El territorio de Ifni fue cedido por el sultán de Marruecos a España en 1860. Durante las siguientes décadas y con la reticencia de Francia y el reconocimiento internacional obtenido en la Conferencia de Berlín (1884), se fueron estableciendo más poblaciones en la costa situada al sur de Ifni: Cabo Juby (Tarfaya), Saguia el Hamra, Villa Cisneros y La Güera (Río de Oro) (que formaron posteriormente el Sahara español). En 1946, todos los enclaves de la zona fueron agrupados en la denominada África Occidental Española.

    Tras obtener en 1956 la independencia, Marruecos empezó a expresar su interés por descolonizar las posesiones españolas, fundadas en los proclamados vínculos históricos y geográficos de dichos territorios con Marruecos. El sultán marroquí, Mohammed V, alentó los esfuerzos para reclamar las posesiones españolas y personalmente financió a los conspiradores anti-españoles en Ifni.


    Estallido

    Manifestaciones contra el dominio extranjero se produjeros en Ifni el 10 de abril de 1957, seguidas de disturbios y algún asesinato de leales a España. En respuesta, Franco envió dos banderas (batallones) de la Legión, fuerza de choque de élite de España, a El Aaiún en junio de ese año.

    Mientras tanto, las tropas marroquíes se agruparon en las inmediaciones de Ifni. El 23 de octubre, dos pueblos en los alrededores de Sidi Ifni, Goulimine y Bou Izarguen, fueron ocupados por 1.500 soldados marroquíes (muyahidín). El cerco de Ifni había comenzado. Dos banderas más de la Legión llegaron a las posesiones españolas antes del comienzo de las hostilidades (la Sexta Bandera llega a Ifni, en tanto que la Segunda se unió a la Cuarta y la Decimotercera en el Sahara español). También se desplazaron a Ifni una bandera paracaidista y un regimiento de infantería.


    El asalto de Ifni

    El 21 de noviembre, los servicios de inteligencia españoles en Ifni dieron cuenta de que los ataques de marroquíes operando desde de Goulimine eran inminentes. El 23 de noviembre, las líneas de comunicaciones españolas con los puestos avanzados en la frontera fueron cortadas, al tiempo que una fuerza de unos 2.000 marroquíes asaltaba las guarniciones del territorio de Ifni, así como el aeródromo y el arsenal de Sidi Ifni.

    Aunque la incursión marroquí contra Sidi Ifni fue fácilmente rechazada, los puestos avanzados cercados fueron abandonados o perdidos ante el ataque enemigo, en tanto que Tiliuin, Telata y Tagragra permanecieron bajo estrecho asedio.


    Tiliuin

    En Tiliuin, 60 tiradores (pertenecientes al Cuerpo de Tiradores de Ifni, un cuerpo mixto de soldados españoles e indígenas) defendían el puesto, así como a su población civil, ante el ataque de cientos de marroquíes. El 25 de noviembre, un intento de rescate fue autorizado por las autoridades españolas. Ante el veto de los Estados Unidos (aliado de Marruecos) para que España utilizara aviones o armas fabricados por ese país, se hubo de recurrir a cinco viejos Heinkel He-111 para bombardear las posiciones marroquíes, mientras que desde el mismo número de Junkers JU-52 saltaban en paracaídas 75 paracaidistas (15 de cada avión) al mando del capitán Sánchez Duque, sobre el puesto avanzado de Tiliuin, en tanto que un sexto lanzaba armas y suministros. Estas fuerzas también quedaron cercadas en el poblado.

    El 3 de diciembre, miembros de la Sexta Bandera de la Legión llegaron al puesto, rompiendo el cerco y reconquistando el aeródromo. Todo el personal civil y militar fue entonces evacuado por vía terrestre a Sidi Ifni, a donde llegaron el 6 de diciembre. Tras destruir las fortificaciones, Tiliuín fue abandonado definitivamente.


    Soldados de la bandera paracaidista española en la guerra de Ifni

    Telata

    La situación en Telata

    Telata tenía un puesto de policía muy apto para dicha función, pero en absoluto preparado para un ataque. Aun así sus defensores estuvieron muy por encima de lo que tuvieron que sufrir, con gran mérito a pesar de los constantes ataques, llegando los marroquíes hasta los mismos muros del fuerte sin poder conquistarlo.

    Al mando del puesto de policía se encontraba en aquellas fechas el Teniente Emilio Cuevas Puente (después Coronel), y distante a poco más de un kilómetro el destacamento de Tiradores, bajo el mando del capitán Niceto Llorente Sanz, con algo más de un centenar de soldados del grupo de Tiradores.

    A las 06.30 de la madrugada del 23 de noviembre de 1957, varios grupos del Ejército de Liberación Marroquí atacan el puesto de Telata, con intenso fuego de fusilería, ametralladoras y morteros. Tras repeler el primer ataque, el operador de radio informa que la defensa ha sido perfectamente organizada, produciéndose las siguientes bajas: en el grupo de Tiradores un muerto, cinco soldados y un sargento heridos, un policía musulmán muerto, un brigada herido grave (Luis Gutiérrez Nalda) y tres policías heridos.

    El puesto de Telata queda asediado y sus defensores deben hacer frente a continuas incursiones con un armamento obsoleto y escaso.

    En medio de los continuos ataques, entre los defensores destacan los casos de héroes como el soldado del Rgto. de Redes Permanentes y Servicios Especiales de Transmisiones, Joaquín Fandos Martínez, natural de Burriana (Castellón). Asignado al destacamento de Tiradores, cuando dejaba su puesto de operador de radio, relevaba a alguno de sus compañeros más agotados o levemente heridos de las posiciones defensivas, sin apenas descansar durante los nueve días siguientes al 23 de noviembre.

    El 1 de diciembre de 1957, se produce uno de los últimos y más duros ataques de los marroquíes. Entre las bajas de los defensores, Joaquín Fandos cae gravemente herido por el impacto de una granada de mortero, muriendo al día siguiente.

    La expedición de auxilio a Telata

    La expedición de auxilio al puesto avanzado de Telata fue claramente menos exitosa que la de Tiliuin. Tras abandonar Sidi Ifni el 24 de noviembre a bordo de viejos camiones, un pelotón de la Segunda Bandera paracaidista, al mando del teniente Ortiz de Zárate, avanzó muy lentamente por la pista que unía Sidi Ifni y Tiliuin (los camiones no podían ir campo a través, dado lo abrupto del terreno ifneño), puesto que los irregulares marroquíes habían interpuesto piedras en el camino. A esto había que añadir las frecuentes emboscadas realizadas por los marroquíes que, al día siguiente, causaron varias bajas, forzando a la expedición a abandonar los camiones y salir de la pista por la que transitaban. El 26 de noviembre, la comida se acabó. Los españoles, bajos de munición, reanudaron la marcha, sólo para sufrir de nuevo repetidos ataques enemigos y ser cercados.

    Aunque se les pudo enviar víveres desde aeroplanos, las bajas continuaron aumentando. Entre los muertos estaba el teniente Ortiz de Zárate.

    El 2 de diciembre, una columna de infantería que había salido de Sidi Ifni, compuesta por la 21ª compañía del IV Tabor de Tiradores de Ifni al mando del capitán Rafael López Andión rompe el cerco sobre los paracaidistas y entra a continuación en Telata. El puesto es destruido para no dejar refugio a los marroquíes. Los supervivientes de Telata y del batallón paracaidista estaban de vuelta en Sidi Ifni el 5 de diciembre. Habían sufrido cinco muertos y catorce heridos.


    El asedio de Sidi Ifni

    Los primeros ataques marroquíes habían sido más o menos exitosos. En el espacio de dos semanas, los marroquíes y sus aliados tribales bereberes habían conseguido controlar la mayor parte de Ifni, aislando las unidades españolas tierra adentro de la capital, Sidi Ifni. Ataques simultáneos habían sido lanzados por todo el Sahara español (territorio situado a 200 km al sur de Ifni), capturando guarniciones y emboscando convoyes y patrullas.

    Consecuentemente, las unidades marroquíes, reabastecidas y reforzadas en gran medida, se esforzaron en rodear y asediar Sidi Ifni, esperando incitar un levantamiento popular. Sin embargo, los marroquíes subestimaron la fortaleza de las defensas españolas de la ciudad. Abastecida desde el mar por tres buques de la armada española y protegida por una línea de posiciones defensivas, establecidas a lo largo de un perímetro de 27 kilómetros y a 8-10 km del centro de la ciudad, que para el 9 de diciembre albergaba unos 7.500 defensores, Sidi Ifni resultó inexpugnable. [aquí posiciones defensivas

    ] El asedio, que duró hasta junio de 1958, transcurrió sin grandes incidentes y relativamente sin derramamiento de sangre, ya que las fuerzas españolas y marroquíes concentraron sus recursos en los escenarios del Sahara español.

    La batalla de Edchera

    En enero de 1958, Marruecos redobló su dedicación a la campaña contra España, reorganizando todas las unidades militares en territorio español, como el Ejército de Liberación Saharaui. Mientras tanto, la Novena Bandera de la Legión es enviada al Sahara español a reforzar las tropas allí estacionadas.

    El 12 de enero, una columna del Ejército de Liberación Sahariano atacó la guarnición española en El Aaiún. Derrotados y forzados a retirarse por los españoles, esta columna centró sus esfuerzos en el sudeste de la colonia. La oportunidad se presentó al día siguiente en Edchera, donde dos compañías de la XIII Bandera de la Legión estaban llevando a cabo una misión de reconocimiento. Deslizándose sin ser vistos por entre las dunas junto a las columnas españolas, los marroquíes abrieron fuego.

    Emboscados, los legionarios lucharon para mantener la cohesión, repeliendo los ataques con fuego de mortero y armas ligeras. El episodio principal de la lucha lo protagonizó el primer pelotón, el cual se negó obstinadamente a retroceder ante el fuego marroquí, hasta que el enorme número de bajas le forzó a retirarse. Los sangrientos ataques continuaron hasta la caída de la noche, cuando las fuerzas marroquíes, demasiado desperdigadas y sin hombres suficientes para continuar el ataque, se desvanecieron en la oscuridad.


    Reconquista del Sáhara español

    En febrero de 1958, tropas franco-españolas lanzaron una importante ofensiva que desmanteló con éxito al Ejército de Liberación Sahariano. Por primera vez, el poder aéreo masivamente superior de los europeos fue aplicado, ya que Francia y España desplegaron una escuadra de 130 aviones (60 españoles y 70 franceses). Sobre el terreno se desplegaron 9.000 soldados españoles y 5.000 franceses. El Teniente General López Valencia, Capitán General de Canarias, comandaba las fuerzas españolas.

    Los primeros reductos en caer fueron las fortalezas montañosas marroquíes entre Tan-Tan y Saguia el Hamra. Bombardeadas desde el aire y con fuego de proyectiles desde tierra (de fuerzas españoles venidas de El Aaiún y Villa Bens y francesas de Fort Trinquet), el Ejército de Liberación sufrió 150 muertos y abandonó sus escondites montañosos y gran cantidad de material.

    El 10 de febrero, las banderas Cuarta, Novena y Decimotercera de la Legión, organizadas en una columna motorizada, expulsaron a los marroquíes de Edchera y ocuparon a continuación Tafurdat y Smara.

    El ejército español, avanzando desde El Aaiún y Villa Cisneros, junto a tropas francesas que operaban desde Fort Gouraud, atacaron contundentemente a los marroquíes el 21 de febrero, destruyendo las concentraciones del Ejército de Liberación Sahariano entre Bir Nazaran y Ausert.


    Consecuencias

    El 2 de abril se firman los acuerdos de Angra de Cintra entre los gobiernos español y marroquí. Por este acuerdo se entregaba a Marruecos la zona de Tarfaya (colonia de Cabo Juby), entre el río Draa y el paralelo 27º40', excluyéndose Sidi Ifni y el Sáhara español.

    España mantuvo la posesión de Ifni hasta 1969, consecuente a la resolución 2072 de las Naciones Unidas (1965) en la que insta a la descolonización de Ifni y el Sáhara Occidental. Sin embargo, el control español sobre el Sahara Occidental duró hasta que, de acuerdo con Marruecos (que organiza la Marcha Verde), se firmaron los Acuerdos de Madrid de 1975, donde España, Marruecos y Mauritania emitieron en Madrid una declaración de principios sobre el Sáhara Occidental, con arreglo al cual las facultades y responsabilidades de España, como Potencia administradora del Territorio, se transfirieron a una administración temporal tripartita, sin que la paralela declaración de independencia hecha por los nacionalistas saharauís (Frente Polisario) y la proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática se tradujeran en la creación de una nueva nación. Antes bien, fue el inicio de un conflicto que dura hasta hoy.
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  5. #5
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    Toronjo, ¿ podrías poner la fuente ? Gracias.

  6. #6
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    Amigo Ordoñez,
    No puse el enlace por se un trabajo, hecho en la mayor parte con Guerra de Ifni - Wikipedia, la enciclopedia libre y con fotos sueltas.
    Un abrazo y quede usted con Dios
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  7. #7
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  8. #8
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    Carmen Sevilla, en la guerra de Ifni


    Carmen Sevilla en la guerra de Ifni (1975), vista por Idígoras y Pachi

    Ahora está clarísimo, tras el estudio "Influencia del cuponsito en la Historia de España Contemporánea" que acaba de publicar la Fundación ONCE. Ahora ya es muy fácil saber por qué España no perdió Ifni en aquella oscura guerra de 1957. España tenía aún Ifni y el Africa Occidental Española, aquella parte de Villa Cisneros y por allí donde iban los pobrecitos soldados a quienes les tocaba "Africa", por lo que se cogían unas borracheras espantosas el día del sorteo de los quintos, cuando con tiza se pintaban en la espalda de la chaqueta dicha palabra terrible con una palmera y un camello y se iban de copas por los bares del pueblo, principalmente para olvidar que España era todavía una potencia colonial, cosa que no olvidaban ni la ONU, ni Mohamed V, ni su hijo Hassan II.
    Ahora está clarísimo que Ifni no se perdió porque aquella Navidad de 1957 del fregado de tiros con las "bandas incontroladas", Franco mandó a Carmen Sevilla a El Aaiun para elevar la moral de la tropa. Con la independencia de Marruecos, España había ya perdido el que se llamó Protectorado del Norte de Africa. Ni Larache ni Tetuán eran españolas. En Africa nos quedaba Guinea Ecuatorial, que aún no había aparecido el libertador Macías para convertirse luego en dictador de los negritos de la canción del Colacao. Y quedaban Ifni y Sáhara. De Ifni a las posesiones del Africa Occidental Española había una tiraíta buena, sobre todo en camello, que es como se iba por allí, que parecía que siempre estaban llegando los Reyes Magos. Pero desde aquí, Ifni y Sáhara aparecían como una sola cosa, hasta que definitivamente las perdimos tras la muerte de Franco y la Marcha Verde que organizó Hassan II con los padres de los marroquíes que ahora nos manda en las pateras, a quienes les dio una inquietante bandera americana.
    La de 1957 en Ifni fue una guerra con el moro en toda regla, aunque no se dijera así en los periódicos por la censura. España ha estado en guerra con el moro desde el siglo XIX hasta ayer por la mañana. Concretamente ha estado en guerra con el moro de Pedro Antonio de Alarcón a Carmen Sevilla. O del Tebib Arrumi a Gila. Junto con Carmen Sevilla fue Gila. Como entonces no había motorolas, Carmen Sevilla se llevó el teléfono de Gila para llamar a Madrid y preguntar si ya había televisión privada, si habían fundado Tele 5, y si Lazarov y estos señores tan buenos de la cadena le habían encargado ya lo del cuponsito de Miguel Durán. Por cierto que en el régimen de Franco era Gila tan antifranquista y tan significado estaba como rojo perdido, que cada vez que había una guerra con el moro, el dictador lo mandaba para animar a sus invictas tropas. Había guerra en Ifni a pesar de que el Caudillo hablaba en sus discursos de "nuestra tradicional amistad con los pueblos árabes". Nuestra tradicional amistad con los árabes consistía en que los árabes se hartaban de matar muchachos de Almonaster la Real o de Alcalá la Real en cuanto que empezaban a disparar sus fusilas. Porque como los moros hacían casi todos a pelo y a pluma, al fusil le llamaban la fusila.
    La de Ifni fue una guerra en toda regla, aunque no declarada. Con Marruecos, aunque Radio Nacional dijera que eran bandas incontroladas de moros sueltos que habían invadido nuestro territorio. Una guerra con las manos atadas. Nuestros Ejércitos estaban pertrechados con el material de desecho de la II Guerra Mundial que nos habían dado los americanos tras los acuerdos de 1952. Pero en esos acuerdos se establecía que tal chatarra bélica no podía ser utilizada contra Marruecos o los moros. En un principio, los moros nos dieron fuerte y flojo, y cayó un estudiante andaluz, de Jaén, alférez de las Milicias Universitarias de Montejaque, el héroe de aquella guerra: el alférez Rojas Navarrete. También sufrieron bajas a lo Apocalipsis Now los paracaidistas, la Legión, los regimientos de las guarniciones andaluzas, como Soria 9, el de la banda de música cofradiera, que llevó su banda contra las bandas de moros que mataban a nuestros muchachos.
    Lo más triste es que mientras Franco presumía de una España en paz, nuestros soldados de reemplazo morían en una guerra no declarada, en un Ifni que poco después fue proclamado "provincia española". Ganamos la guerra que no era guerra, y ello se explica por la presencia de Carmen Sevilla en el fregado. En plan Agustina de Aragón, dicen que cogió el teléfono de Gila, se asomó a una trinchera del desierto y les dijo a los moros: " Moro, hijo, ¿tú quien eres? ¿Mustafá? Pues mira, Mohamed, corazón, no pegues más tiros, ¿eh?, que vas a matar a uno de estos muchachos. Y además, Mohamed, o Mustafá, o como te llames, que aquí en España tenemos la paz de Franco y esto de la guerra no es plan... Así que ahora vais a dejar que estos muchachos tan simpáticos os ganen la guerra, y en cuanto el Caudillo nos falte, podéis ya organizar la Marcha Verde y nos podéis quitar Ifni y el Sahara, pero ahora no tires, Mustafá, o Mohamed, o como te llames, que le puedes dar a este muchacho tan guapo de Guadix..."
    Pious dio el Víctor.
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  9. #9
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    El último preso de Sidi Ifni


    Alfonso Carlos Alsúa vive en Irun con su esposa. En su vivienda guarda testimonios de hace ahora cincuenta años, cuando cayó preso en la guerra de Sidi Ifni, que enfrentó a España con Marruecos





    http://www.diariovasco.com/20071228/...-20071228.html





    SAN SEBASTIÁN. DV. «Nota del Ministerio del Ejército» titulaba a una columna El DIARIO VASCO el miércoles 27 de noviembre de 1957, en primera página. «Hace ya algunos meses, la paz y el orden en nuestros territorios de Sidi Ifni y Sahara vienen siendo alterados por la presencia en las inmediaciones de sus fronteras con el territorio marroquí, de bandas armadas del llamado Ejército de Liberación...», seguía con una prosa de la época. Comenzaba así la guerra de Sidi Ifni, otro enfrentamiento entre Marruecos y España que comenzó oficialmente el 23 de noviembre de 1957. El reino alahuita de Mohamed V reivindicaba a Franco los territorios costeros del sur marroquí colonizado por España hace dos siglos. Miles de soldados de reemplazo fueron destinados a Sidi Ifni, la capital de aquella provincia, y los alrededores para frenar las acometidas de los marroquíes armados. Entre ellos, muchos guipuzcoanos.

    Carlos Alsua vive en Irun. Nació en Pamplona pero lleva más de cuatro décadas viviendo en la ciudad fronteriza. Él tiene un imborrable mal recuerdo de aquel conflicto que hoy cumple medio siglo en medio del olvido institucional. Será que el Gobierno español quiere pasar en silencio por esta lucha histórica, tal y como están de heladas ahora las relaciones con el vecino marroquí.

    «Aquel es un pequeño territorio en el Sahara», describe con una portentosa memoria este jubilado irunés. Marruecos reclamaba la independencia de los protectorados a la Francia de De Gaulle y a la España de Franco. «Era marzo del año 1957 cuando me llamaron a filas y en junio ya estaba de policía del ejercito en Sidi Ifni». Le destinan al campamento de Tagraga. Nada más llegar al puesto de vigilancia, a 40 kilómetros, «hubo un ataque», recuerda. «No eran soldados uniformados, sino bereberes. Pero luego con el tiempo hemos comprobado que se trataba del ejército disfrazado como las tribus de la zona porque todo el armamento era del ejército marroquí, armado por España... ¿y mejor que el nuestro!», clama. Cada puesto contaba con quince policías, que debían dar la voz de alarma y defender su posición rodeados de dunas y desierto. Atentados y acosos continuos hasta que en agosto «cortaron una línea de teléfono. Fuimos varios policías para proteger su reparación», recuerda.

    Prisionero

    Cómo recuerda de nítida la fecha del comienzo de las hostilidades oficialmente: 23 de noviembre de 1957. Ya se lo esperaban tras meses de asaltos. «Atacaron todos juntos». Eran 2.800 soldados españoles, «contra 10.000-12.000 moros». En ese momento no piensan en las reivindicaciones de tierras por parte marroquí sino en defenderse de los ataques. Su grupo adelantado de vigilancia fue de los primeros en ser atacados. «Nos metimos en una casa de adobe para defender el paso hacia Sidi Ifni. Pero los marroquíes nos disparaban con morteros. Hasta que cayó el techo, luego toda la casa y nos hicieron prisioneros a los nueve. Vino un oficial en un jeep con bandera blanca a decirnos que nos llevaba al cónsul de Agadir. Estábamos solos y nos fuimos con él». En la población de Tabelcut. En la frontera.

    Iba armado con un fusil «naranjero» que se lo quitaron. «Nos habían mentido». Les metieron en un autobús, «atados al asiento con cuerdas por el cuello, las muñecas y los pies». Horas de viaje por aquellas carreteras de polvo cruzando las montañas hasta llegar a un campamento del ejército marroquí en Mirleb. «Estuvimos seis meses encerrados sin ver el sol. Nos pegaban sin motivo. Nos hacían ponernos de puntillas junto a una pared con la cabeza apoyada. Cuando te caías, te golpeaban con la culata del fusil o a patadas. O te quitaban pelos del pubis y te los metían en la boca». Comían sólo nabos «y bebíamos una agua sucia caliente por la noche». Les obligaban a cavar en el suelo. «Nos apuntaban con las armas haciendo con la boca ¿pum! para asustarnos». No llegaron a matar a ninguno, «pero hirieron a uno en una pierna con una bala que dijeron perdida».

    A los seis meses les trasladaron a otro puesto. «No nos pegaban ya. Nos daban algo de comer y llegaron más prisioneros». Así no sólo hasta que finalizó la guerra, en junio de 1958, «sino varios meses más hasta mayo del 59». Cuenta Alsúa: «García Guerra, un corso, viajó con Mohamed V a Córcega, donde fue liberado porque era francés y Marruecos quería congraciarse con Francia. Allí contó a los medios informativos que aún había soldados españoles prisioneros, a pesar de que la guerra había acabado». Las declaraciones llegaron hasta Madrid y allí se gestionó su liberación cuando la prensa se hizo eco del caso.

    No recuerda que hubiese oficiales prisioneros pero sí que su máximo responsable, el teniente Felipe Soto Fernández, de Zaragoza, llegó a general. décadas después. En esta guerra silenciada por Franco, murieron 300 soldados y otros 500 fueron heridos. Todos de reemplazo.

    La liberación

    Antes de que llegara el día de su liberación, recuerda Alsúa -nada que ver con los magníficos futbolistas iruneses- «nos dieron para comer carne podrida. Nos negamos y nos pegaron». Pero reconoce que el trato fue normal. «El día que nos liberaron era el 6 de mayo de 1959. Nos llevaron a un puesto y nos dieron una maleta vacía. No sabíamos qué pasaba, pero imaginamos que nos liberaban. Nos dijeron de ponernos un traje, de los cientos que había. Nos los probamos y nos llevaron en autobús a Rabat». Eran 40 y no les dijeron nada. «Nos metieron al palacio del rey. Nos dijeron que estuviésemos callados y firmes. Nos pusieron por filas. Llegó Mohamed V con su hijo Hassan y otras autoridades, como el embajador español. El rey nos dio la mano, sin hablar con nadie».

    Después se los llevó el embajador, se fueron a cenar y al día siguiente viajaron hasta Ceuta, de allí a la península, a Algeciras, a Madrid y desde la capital a sus respectivas casas. «A los meses nos llegó una encuesta del Ministerio del Ejército a ver qué tal nos habían tratado. Pero nunca nos preguntaron personalmente qué nos había pasado». Ahora, 50 años después, sí que se lo preguntan los de CiU «recordando el cincuentenario» y reclamando un reconocimiento económico.

    Tan poco les reconocieron su sacrificio como prisioneros. Cuando Carlos Alsua dejó de pasar la revisión de su cartilla militar al año siguiente porque se fue a Francia a trabajar en la construcción, la Guardia Civil le multó con 250 pesetas de primeros de la década de los sesenta cuando volvió para afincarse en Irun.

    Hoy vive feliz con su mujer en la ciudad irunesa y guarda carpetas de recuerdos de su paso por la guerra de Sidi Ifni que apenas la vivió pero la padeció como prisionero de los marroquíes. «He vuelto como turista hasta Agadir y no me ha apetecido seguir más abajo, hacia donde estábamos», susurra.

    Sí en cambio entró a visitar el palacio donde les despidieron el día de su liberación. Todo ello además lo ha recogido y contado en su página web Alsua y el Sahara
    Pious dio el Víctor.
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  10. #10
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  11. #11
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  12. #12
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  13. #13
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    No se donde colgar esto.




    El Barranco del Lobo

    El desastre del Barranco del Lobo es una derrota sufrida, el 27 de julio de 1909, por los españoles en la zona montañosa del Rif, en las proximidades de Melilla.


    Montañas del Rif.Tuvo su origen en la compra de explotaciones mineras por parte de empresas españolas a El Rogui, un líder rifeño rebelde al sultán de Marruecos, Abd al-Aziz. El Rogui se había erigido como líder de las tribus rifeñas independientes de Marruecos. Cuando El Rogui vendió las explotaciones mineras muchas tribus, que antes le apoyaron, se sintieron traicionadas y ostigan a los trabajadores de las explotaciones consiguiendo paralizarlas. Peor suerte corrió El Rogui, es apresado por el sultán de Marruecos y encarcelado hasta su muerte. Presionado el Gobierno español por las compañías mineras y por el gobierno francés, por sus intereses económicos en la zona, consigue volver a poner en marcha las explotaciones mineras.
    Todo estallaría el 9 de julio. Los rebeldes rifeños atacaron las obras del ferrocarril destinado a la exportación del mineral extraído y mataron a varios trabajadores. Cuando la noticia llega a Madrid el gobierno, presidido por Maura, decide movilizar a los reservistas. Esta movilización genera muchas protestas y manifestaciones contrarias al envío de tropas, teniendo su expresión más dramática en la Semana Trágica barcelonesa (26 de julio al 2 de agosto).
    Tras varios días de escaramuzas, el 27 de julio de 1909, un columna dirigida por el General de Brigada Guillermo Pintos es sorprendida y atacada en el barranco del Lobo. Se produce una matanza en la que mueren más de 1.000 soldados (entre ellos el General Pintos). El atraso militar de las tropas españolas, la sorpresa y la complicada orografía del terreno dieron lugar a la matanza. El gobierno español siguió enviando tropas hasta acumular más de 40.000 efectivos en la zona. En el mes de noviembre el ejército español consiguió controlar la zona de Melilla y las explotaciones mineras.


    Recogida de cadáveres en el barranco del Lobo.
    LA CAMPAÑA DE MELILLA (1909)



    Primer choque entre rifeños y españoles, que ocasionó el desastre del Barranco del Lobo y que se saldó con la ocupación de la zona colindante con Melilla y las minas de hierro.

    Antecedentes
    Entre 1902 y 1907, un tal Bou Hamara "El Rogui", que quiere decir "El Pretendiente", desafió la autoridad del sultán Abdelaziz y estableció una especie de reino independiente en el nordeste marroquí con el apoyo de las cábilas rifeñas, sumadas a su causa con la promesa de expulsar a los extranjeros franceses y españoles. En varias ocasiones rechazó los ejércitos que el sultán envió en su contra para someterle.
    El Rogui no tardó en traicionar el espíritu de independencia de los rifeños, y en el verano de 1907 otorgó la concesión de explotación de las minas de hierro del Monte Uixan a la Compañía Española de Minas del Rif, con derecho a construir un ferrocarril desde Melilla; y la de las minas de plomo del Monte Afra a la Compañía Francoespañola del Norte de África.
    Los rifeños no aceptaron las concesiones realizadas por "El Rogui" y se sublevaron en 1907 liderados por un tal Mohammed Ameziane "El Mizzian". Eliminado El Rogui, El Mizzian comenzó a hostigar a los españoles y consiguió paralizar los trabajos mineros en octubre de 1908. El gobierno español fue inmediatamente presionado por los intereses económicos mineros españoles, representados por el conde de Romanones y por Juan Antonio Güel, así como por los franceses, que amenazaban con intervenir en la zona si España no era capaz proteger los intereses nacionales franceses, representados por la mayoría de capital francés de la Compañía del Norte de África. La reanudación de los trabajos creó una situación de conflicto que dió pie a España a intervenir militarmente en la zona, dando lugar a lo que se ha dado en llamar la Campaña de Melilla.
    El Barranco del Lobo
    El 9 de julio de 1909 un grupo de trabajores que construían un puente de ferrocarril fue atacado por lo rifeños. El gobierno decidió la movilización de reservistas. La medida produjo innumerables protestas y manifestaciones en toda España, contrarias al envío de tropas a Marruecos. El momento más álgido fueron los sucesos conocidos como La Semana Trágica de Barcelona, cuando la protesta desembocó en una auténtica revuelta popular que duró desde el 26 de julio al 2 de agosto.
    Desde octubre de 1905 el general de división don José Marina Vega ocupaba el cargo de jefe de la Comandancia General Exenta de Melilla, dependiente directamente del Ministro de la Guerra y al cual debía de solicitarse permiso para realizar movimientos de tropas y la ocupación de posiciones. Tras los ataques de julio, el 27 de ese mes de 1909 el general Marina fué nombrado Comandante en Jefe del Ejército en Operaciones, con la misión de dirigir a todas las fuerzas que combatían y de organizar la llegada de las unidades procedentes de la Península. Desafortunadamente, la misma noche de ese 27 de julio una columna al mando del general don Guillermo Pintos, jefe de la Brigada Mixta de Madrid, fue atacada por los rifeños en el Barranco del Lobo, cerca de Melilla. Se produjo un desconcierto total y como resultado de la confusión murieron entre 1000 y 1500 soldados, entre ellos el propio general Pintos y un tercio de la oficialidad.


    Soldados españoles recogiendo cadáveres tras el desastre del Barranco del Lobo
    La toma del Gurugú
    A pesar de la contestación popular, alimentada tras conocer el desastre del Barranco del Lobo, el gobierno continuó la movilización de tropas y acumuló en Melilla un ejército de 40.000 soldados. En el mes de septiembre las tropas españolas tomaron el Monte Gurugú, liberando a Melilla de la presión de los rifeños. El 30 de septiembre el general don Darío Díez Vicario murió durante un reconocimiento ofensivo llevado a cabo sobre Zomo el-Jemís, situado al sur del Gurugú. A finales de noviembre las tropas españolas aseguraron el control de la zona colindante con Melilla y de la zona de las minas de hierro cercanas. Cuando se comenzó a percibir cansancio en los rifeños, el general Marina recibió la orden de entablar conversaciones con los jefes de las cábilas locales y a repatriar unidades. Como resultado, se cancelaron todos los planes de avance sobre el interior del Rif, los cuales contemplaban un desembarco en la bahía de Alhucemas, corazón del Rif.
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  14. #14
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    Hola Toronjo
    Creo que habría que abrir un hilo con Guerra del Rif.
    Saludos

  15. #15
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    El punto de vista naval

    50 ANIVERSARIO DEL CONFLICTO IFNI-SÁHARA

    Ricardo ÁLVAREZ-MALDONADO MUELA (Almirante)

    Antecedentes

    CUANDO empiezo a escribir estas líneas, hace cincuenta años que tuvo lugar el conflicto Ifni-Sáhara del que fui testigo presencial por estar destinado en el Estado Mayor de la Flota a bordo del crucero Canarias. De ahí que parte de lo que relato sea historia «vivida». También pretendo con este trabajo dar a conocer el silencioso papel que, como es habitual, desempeñó la Armada.

    En este conflicto, que tuvo lugar en 1957-58, peyorativamente llamado «guerrita de Ifni», las Fuerzas Armadas españolas tuvieron unas 800 bajas entre muertos, heridos y desaparecidos. Según el general Casas de la Vega en su libro La última guerra de África, fue «el precio de sangre que hubo que pagar porque España tenía derechos que mantener y deberes que cumplir».

    Y así se hizo: gracias a este sacrificio se continuó pescando en paz en el gran banco sahariano durante dieciocho años más y las islas Canarias pudieron disfrutar de un largo periodo de prosperidad y de la cobertura del glacis defensivo geoestratégico y área de influencia que para ellas representaba el Sáhara español.

    Hemos mencionado la pesca porque fue ésta el motivo que propició la ocupación de enclaves en la costa africana adyacente a las islas. Los fosfatos de Bucraa, descubiertos por un geólogo español, no se empezaron a explotar hasta finales de los sesenta.

    El 1946 los territorios de Ifni y del Sáhara Occidental se integraron en una sola entidad política y militar: el África Occidental Española o AOE. La ocupación española de estas tierras llevó consigo años de paz y amistad con los nativos y de tranquilidad para los cientos de barcos españoles queexplotaron los ricos caladeros que se extienden frente a la costa norteafricana, como ya lo venían haciendo sus antepasados desde varios siglos antes.

    Factores geográficos

    Los territorios del AOE en 1956 comprendían el enclave de Ifni, de plena soberanía española, de terreno montañoso y propicio a la guerra de guerrillas; la zona sur de nuestro protectorado marroquí, franja comprendida entre el río Draa y el paralelo 27o 40’ (actual provincia marroquí de Tarfaya), y el Sáhara español, que se extendía desde dicho paralelo hasta cabo Blanco. El Sáhara español al sur del mencionado paralelo nunca había sido dominado por Marruecos ni había formado parte de su territorio.

    En el extenso AOE, con más de 260.000 km2 y con una costa de más de 500 millas, no había en 1956 más puerto que el de Villa Cisneros, con un muelle para barcos de poco calado y grúas de descarga. En La Sarga, al sur de la península de Río de Oro, donde se encontraba Villa Cisneros, podían varar nuestras barcazas K y desembarcar en la playa vehículos y material pesado. En el resto del AOE había fondeaderos poco abrigados donde podían permanecer al ancla barcos mayores y barquear su carga a la playa aunque, debido a la fuerte resaca, estas faenas no podían realizarse todos los días del año. En Ifni, las limitaciones eran particularmente severas ya que la playa utilizable era sucia y peligrosa para la varada de las barcazas K, únicas embarcaciones anfibias de que disponía la Armada antes de diciembre de 1957.

    Aparte de esta playa de Sidi-Ifni, que constituía el acceso principal por vía marítima al aislado territorio de Ifni, en el AOE las más utilizadas eran las de Villa Bens en cabo Juby, en la zona sur de nuestro protectorado marroquí, y la de Sidi Atzam o del Aaiún a unos 30 kilómetros de la ciudad de este nombre.

    El Aaiún, con agua abundante, había pasado en poco tiempo de ser una pequeña agrupación de jaimas a constituir una ciudad con todos sus servicios, incluso con un aeropuerto. El Aaiún era la capital y la ciudad más importante de todo el Sáhara español. Esta ciudad estaba situada en lo que pudiéramos llamar ribera izquierda del hondo y seco cauce de la Saguia El Hamra, ancha y larga cortadura con muchas ramificaciones y recovecos donde se ocultaron al acecho más tarde bandas armadas enemigas.

    Por último, en el extremo sur de nuestra costa sahariana, en la pequeña península de cabo Blanco que cierra la bahía del Galgo, se encontraba La Güera, donde también se podía desembarcar. En dicha península estaba el puerto francés de Port Etienne.

    La playa de Sidi Atzam o de El Aaiún era por su situación el terminal marítimo más importante del Sáhara español. En ella se desembarcaba el personal y el material desde barcos que tenían que fondear a casi una milla de la costa por la existencia de una barra de arena de situación variable debido a los arrastres. Dicha barra obligaba a abordar la playa por una canal situada entre piedras donde rompía la mar. El barqueo se llevaba a cabo por medio de caleteras, pesadas lanchas así conocidas por los marineros canarios que o eran remolcadas por botes a motor o atravesaban el paso mediante una espía, hecha firme a un boyarín de amarre, de la que entraban. La faena de tomar la amarra, espiarse y abordar la playa esperando la ola requería destreza y audacia.

    Los barcos tenían que enmendar con frecuencia el fondeadero para que las anclas no se enterraran en el blando fondo de arena, lo que podía dar lugar a que al levar faltara la cadena. Por otra parte, permanecer al ancla frente a la playa de El Aaiún resultaba incomodísimo por la frecuente y fuerte mar de leva con la que era preciso contar durante la descarga.

    Para desembarcar camiones y vehículos pesados se utilizaban las barcazas K que llegaban de Las Palmas remolcadas por los RA (remolcadores de altura de la Armada). Como los arrastres formaban lomas de arena o camellones, la barcaza, a veces, varaba más lejos de lo conveniente, lo que hacía que su popa rabeara con el riesgo de atravesar la embarcación a la mar y no poder salir de varada. Si los camiones al desembarcar por la rampa de proa de la barcaza encontraban aguas más profundas de lo debido, sus motores se mojaban y se paraban. No pocas veces la marinería de los equipos de playa tenía que desembarrancar, con picos y palas, camiones hundidos en la arena hasta los ejes pese a los tirones dados por un tractor remolcador.

    Los prolijos pormenores descritos, que pueden extrapolarse a otras playas del AOE, permiten formarse una idea de lo frágil que era el cordón umbilical marítimo que proveía de todo lo necesario tanto a la guarnición militar como a la población civil de la zona norte de nuestro Sáhara.

    Afortunadamente, en el AOE se contaba con pistas y aeródromos para situar en ellos suministros y tropas aerotransportadas y sobre todo con la cercanía de las islas Canarias, desde donde se podían enviar refuerzos y prestar apoyo logístico a las unidades del Ejército que guarnecían el AOE, aparte de permitir a nuestros barcos servirse de las islas como base de operaciones, principalmente, del puerto militar de Las Palmas con su Arsenal.

    Situación política tras la independencia de Marruecos

    La relación con los nativos de estos territorios empezó a deteriorarse como consecuencia del establecimiento de unos impuestos sobre bienes de consumo en 1955 y el incremento de refugiados procedentes de Marruecos, huidos de la persecución de las autoridades del Protectorado Francés Marroquí, que propalaron entre los habitantes del AOE la oleada de anticolonialismo que por aquel entonces se extendía por todo África.

    Pero todo esto no fue más que el preludio de lo que ocurriría cuando, tras la reposición de Mohamed V en el trono (cuya causa había defendido España) el 7 de abril de 1956, se concedió la independencia a la zona norte de nuestro protectorado, dejando bien claro que conservaríamos nuestras plazas, peñones y territorios de soberanía (entre éstos Ifni y Sáhara) y que el futuro de la franja de terreno situada entre el río Draa y el paralelo 27o 40’ se decidiría más adelante en entrevista personal de Franco con el sultán. Mohamed V había reivindicado al caudillo todo el AOE.

    En la lucha por la independencia de Marruecos en la zona francesa se habían distinguido las llamadas bandas del Ejército de Liberación (brazo armado del partido independentista Istiqlal). Una vez declarada la independencia y organizadas las Fuerzas Armadas Reales (FAR), las bandas armadas, que no se disolvieron ni desarmaron, iniciaron su desplazamiento hacia el sur del país.

    En agosto de 1956 se acusó la presencia de una concentración de unos 800 hombres armados en la zona de Egleimin (población que sería más tarde cuartel general de las bandas), situada entre el río Draa e Ifni. Todos los puestos fronterizos marroquíes con este último territorio, y del río Draa al sur, pasasaron a ser ocupados por dichas bandas, no por destacamentos regulares de las Fuerzas Armadas Reales marroquíes. En septiembre de 1956 atravesaron los pasos del río Draa y en octubre se infiltraron en el Sáhara Español, llegando a penetrar hasta la altura de Villa Cisneros. Desde nuestro territorio atacaron con poco éxito los puestos fronterizos franceses de Argelia y Mauritania, evitando el enfrentamiento con las débiles guarniciones españolas del
    Sáhara.

    Los componentes marroquíes de las bandas fueron haciendo prosélitos tanto entre los naturales de Ifni como entre los saharauis, testigos presenciales de la condescendencia española. Los efectivos de las bandas fueron aumentando hasta alcanzar y superar los 3.000 hombres.

    Disponían de armamento portátil, subfusiles y morteros de 81 mm. La tercera parte eran desertores de los ejércitos coloniales francés y español y mercenarios extranjeros. El resto
    eran nativos: marroquíes y saharauis. No era fácil mantener efectivos tan numerosos en el Sáhara. Aparte de camellos —indispensables— que tenían las bandas, disponían de camiones robados en una base norteamericana de Marruecos y otros vehículos requisados, cedidos o comprados. La línea de aprovisionamiento de las bandas cruzaba Auserd en el sur. El principal proveedor de suministros era un comerciante de Sidi Ifni, Boaia, que fijó su residencia en Rabat y que en premio de sus servicios fue nombrado por Mohamed V gobernador de la provincia de Tarfaya cuando fue restituido a Marruecos el terreno situado entre el paralelo 27o 40’ y el río Draa.

    El envío de los primeros refuerzos

    Antes de la independencia de Marruecos las fuerzas del Ejército en el AOE eran cuatro tabores (batallones) de tiradores de Ifni. Tres en este territorio y otro en el extenso Sáhara recorrido por los Grupos Nómadas de Policía Indígena, compuestos, principalmente, por saharauis.

    A la Comandancia General de la Base Naval de Canarias estaban asignados el minador Neptuno, las corbetas Descubierta y Atrevida, las barcazas de desembarco K-1 y K-2 y los remolcadores de altura RA-1 y RA-2. Estas dos barcazas fueron adquiridas en 1948; eran de la clase LCT (4), de origen británico, y fueron destacadas a Canarias para atender las necesidades logísticas del AOE.

    Con posterioridad, ante el aumento de las necesidades como consecuencia de la situación, se agregaron a la Comandancia General de la Base Naval de Canarias los minadores Eolo, Marte y Júpiter por su capacidad para el transporte de tropas y material. En noviembre de 1957 la Atrevida fue relevada por el cañonero Vasco Núñez de Balboa. Era comandante general de la Base Naval de Canarias el vicealmirante Pascual Cervera y Cervera.

    Con motivo de un incidente en Tantán en marzo de 1956, Cervera dispuso la salida de la corbeta Descubierta con una sección de Infantería de Marina de la Agrupación de Canarias a bordo. La corbeta se mantuvo cruzando frente a la costa con la sección lista para desembarcar si así lo requería el gobernador general del AOE. Calmados los ánimos de los nativos, la Descubiertaregresó a Las Palmas el 3 de abril. El 9 de dicho mes volvió a salir con otra sección con destino a Ifni. Desembarcada la sección de Infantería de Marina a solicitud del gobernador, que era el general Pardo de Santayana, desfiló por la ciudad de Sidi Ifni para levantar la moral de la población española y mostrar a los «Baamaranis» (moros de Ifni) que España disponía de barcos y hombres para salvaguardar su soberanía en el territorio. También se enviaron allí una sección y una compañía de Infantería del Ejército desde Canarias.

    Como las guarniciones francesas en puestos limítrofes con nuestro Sáhara estaban siendo hostilizadas por las bandas infiltradas y se temía que pudieran atacar Port Etienne partiendo de La Güera, se envió allí otra sección de Infantería de Marina en los viejos Junkers 52 del Ejército del Aire. Dicha sección llegó a La Güera el 30 de abril. Más tarde fue reforzada por una compañía de fusiles y otra de ametralladoras que fueron transportadas por mar en la corbeta Atrevida. Cesada la alarma dicha fuerza regresó a Las Palmas. En el AOE sólo quedó una Sección de Infantería de Marina en La Güera y otra en Ifni con la misión de defender la cabeza de playa de Sidi Ifni.

    En la mar, las corbetas y el minador Neptuno establecieron una estrecha vigilancia a lo largo de todo el litoral para impedir desembarcos clandestinos de hombres y contrabando de armas que reforzaran a las bandas infiltradas por tierra. Pero a la vista del cariz que iba tomando la situación se decidió aumentar la guarnición del AOE con fuerzas del Ejército.

    Las primeras unidades enviadas fueron la 1.ª Bandera Paracaidista y la recién creada 13.ª Bandera de la Legión. La 1.ª Bandera Paracaidista fue transportada a bordo del Almirante Cervera de Cádiz a Puerto del Rosario (Fuerteventura), donde llegó el 7 de mayo de 1956.

    Desde Fuerteventura, la Aerotransportada podía acudir con rapidez a donde hiciera falta. La 13.ª
    Bandera fue transportada en el crucero Miguel de Cervantes y el transporte Almirante Lobo y enviada directamente al Aaiún. En junio, la 1.ª Bandera Paracaidista fue en puente aéreo trasladada de Puerto del Rosario a Sidi Ifni.

    Al tiempo que se llevaba a cabo el envío de estos refuerzos, las fuerzas indígenas de Tiradores de Ifni fueron en gran parte «europeizadas» con soldados de reemplazo.

    Como ya hemos indicado, el enclave de Ifni se abastecía por vía marítima mediante el desembarco en la playa de Sidi Ifni de las cargas transportadas en barco. El barqueo lo realizaba la Unidad de Mar del AOE, formada por nativos que llevaban a cabo estas penosísimas faenas con «carabos» (embarcaciones a remo moras). Sólo se disponía de un «único» vehículo anfibio. La resistencia pasiva de los indígenas al desembarco de tropas y material obligó a crear la Brigada de Marinería de Ifni, que se componía de 100 marineros y un contramaestre al mando del teniente de Infantería de Marina Pastor. Esta brigada llegó a Ifni el 13 de junio de 1956.

    Los días que el estado de la mar permitía el barqueo estos marineros trabajaban en prolongadas jornadas, sorteando, de ida, al barco fondeado, las «siete» olas, y regresando con sus embarcaciones cargadas a la playa. De forma similar, las barcazas K remolcadas por los remolcadores RA empezaron a efectuar ininterrumpidos viajes a las playas del Sáhara, donde aquéllas podían varar y desembarcar vehículos y carga general.

    Pero a principios de 1957, cuando las bandas armadas fueron incrementando aún más sus efectivos, se hizo evidente que con los refuerzos enviados no se podían defender los puestos aislados del interior si eran atacados por ellas, y mucho menos pretender su expulsión. La máxima «habilidad y tacto diplomático» recomendado por Madrid al general gobernador se había traducido en un hacer la vista gorda, que había acarreado la pérdida del prestigio de España entre la población saharaui y su desafección a nuestra causa.

    Francia mantenía en las fronteras del AOE varias posiciones con importante guarnición: Tinduf en Argelia, Fort Trinquet, Fort Gouraud, Benamera y Port Etienne en Mauritania. En total, unos 4.600 hombres bien armados y motorizados con unos 700 vehículos y cerca de un centenar de aviones.

    Estas guarniciones eran las hostigadas con escaso éxito por las bandas armadas partiendo de territorio español.

    La transigencia con las bandas mientras no nos atacaran tenía, forzosamente, que tener un límite. En enero de 1957 las bandas atacaron a un destacamento francés que marchaba por su zona y cerca de la nuestra de Port Etienne a Atar. El resultado de la acción fue desfavorable a las bandas, que se vieron obligadas a regresar con sus bajas a territorio español. Fue necesario enviar en el Eolo desde El Aaiún a Villacisneros una compañía de la Legión, que recibió orden de desarmar a una partida de unos cien hombres en Auserd. Exigida su rendición, el jefe de la partida impuso como condición que sus hombres fueran evacuados a Marruecos. Por orden superior se accedió a ello. En el mayor secreto los prisioneros fueron escoltados por legionarios y su jefe evacuado en avión.

    En la frontera del territorio de Ifni cundió la alarma por pequeños pero constantes incidentes ocurridos en los puestos limítrofes. La propaganda del Istiqlal estaba calando hondo entre los habitantes del territorio.

    Ese mismo mes de enero se decidió relevar la 1.ª Bandera Paracaidista, que como hemos dicho se encontraba en Ifni, por la 2.ª que estaba en su acuartelamiento de Alcalá de Henares. Esta intrascendente operación demostró palmariamente la limitación que representaba la inexistencia de un muelle en Sidi Ifni, así como la carencia de medios de desembarco adecuados.

    El 24 de enero de 1957 la 2.ª Bandera Paracaidista embarcó en Cádiz en el minador Neptuno y en el transporte Tarifa. El 26 ambos buques fondearon frente a Sidi Ifni. Por el estado de la mar el barqueo no se pudo iniciar hasta el día 30. Fueron desembarcados solamente 153 hombres de la 2.ª Bandera.

    Subieron a bordo de los citados buques 76 de la 1.ª. De nuevo el mal tiempo obligó a suspender la operación. Los barcos tuvieron que levar y dirigirse a Las Palmas. En puente aéreo Gando-Ifni se tuvo que llevar a cabo el relevo.

    En él se habían invertido nada menos que diecinueve días. En febrero las bandas armadas establecidas en el Sáhara español tuvieron un duro encuentro con las fuerzas francesas a las que ocasionaron muchas bajas al sur de Tifariti.

    La postura de España era delicada. Si actuábamos duramente contra las bandas podíamos terminar enfrentándonos con Marruecos promoviendo una indeseada escalada. Si las dejábamos actuar libremente nos enemistábamos con Francia. Por otra parte, una excesiva condescendencia entrañaba una dejación de soberanía.

    Cambio de Gobierno y fracaso de la política seguida en el AOE

    El 25 de febrero de 1957 se produjo un cambio en el Gobierno, que no supuso en los ministerios militares alteración sustancial de la política seguida hasta entonces de restricción al máximo de los gastos de defensa. Del nuevo Gobierno formaron parte Ullastres y Navarro Rubio, artífices del plan de estabilización proyectado ese año y puesto en práctica en 1959. Lo que más incidencia podía tener en los sucesos que se estaban produciendo en el AOE era la continuación en la Subsecretaría de la Presidencia del Gobierno del almirante Carrero, lo que en principio significaba la continuidad de la política a seguir en África dictada directamente por la Presidencia al general gobernador del AOE.

    El 21 de marzo de 1957 el almirante Carrero Blanco, ante la delicada situación en que se encontraba España, dirigió un escrito al gobernador del AOE, general Pardo de Santayana, en el que le indicaba la política de compromiso que debía seguir. Ésta consistía, en su aspecto político, en tratar de convencer a los saharauis de las intenciones anexionistas de Marruecos respecto al Sáhara, lo que significaba la pérdida de las libertades que España les garantizaba y que, con el tiempo, llegarían a la concesión de la independencia, y en el militar, proceder frente a las bandas armadas de la forma siguiente: si las partidas eran débiles, desarmarlas; si eran fuertes, evitar el choque armado; y si su acción iba dirigida contra los franceses, informar a éstos de sus movimientos e intenciones. En la franja de terreno comprendida entre el río Draa y el paralelo de 27 40’, que era «protectorado» y no zona de plena soberanía española, la prudencia debía extremarse al máximo. La primera medida no dio resultado. Al contrario, se detectó un trasiego de notables saharauis por los pasos del Draa, que iban y venían de Egleimin e incluso de Rabat, donde acudían a rendir pleitesía al sultán de Marruecos. Las deserciones de nuestros soldados indígenas aumentaron, así como los actos de sabotaje a líneas telefónicas y postes de conducción eléctrica en el territorio de Ifni.

    Los incidentes originados por la entrada de unidades militares francesas que perseguían a las bandas dieron lugar a reclamaciones por nuestra parte. Pese a todo, de hecho, todavía no se había producido una agresión directa a nuestras escasas fuerzas ni a nuestras instalaciones. Pero la política seguida no podía mantenerse después de la agresión a un puesto español en el Sáhara y del asesinato de un capitán moro del Ejército español, al cual habían de seguir otros muchos oficiales y suboficiales indígenas afectos a España.

    Desde el punto de vista militar, lo más urgente era motorizar nuestras unidades saharianas. A paso de camello no se podía acudir con prontitud al interior para imponer nuestra autoridad.

    Como los únicos medios de desembarco de vehículos de que se disponía eran las dos barcazas K, éstas tuvieron que afanarse en llevar camiones y jeeps, tanto a la playa de El Aaiún como a la de La Sarga en Villa Cisneros. El 17 de junio de 1957, el crucero Méndez Núñez y el transporte Tarifa salieron de Ceuta con la 4.ª Bandera de la Legión, que desembarcó en Villa Cisneros el día 21. Era la tercera unidad tipo batallón enviada al Sáhara desde los primeros incidentes. El 20 de ese mes se infiltraron en nuestro territorio de Ifni activistas del llamado Ejército de Liberación para sublevar a la población indígena, lo que aconsejó enviar una compañía de la recién llegada 4.ª Bandera a Ifni, que en la corbeta Atrevida embarcó en Villa Cisneros y desembarcó en la playa de Sidi Ifni.

    Todos los indicios apuntaban a que los hilos de la trama los movía Marruecos, es decir, el propio Mohamed V. De ahí que desde el Gobierno General del AOE se solicitara el envío de refuerzos y se propusiera el entendimiento con los franceses. En espera de la llegada de refuerzos, especialmente de vehículos para motorizar a las dos banderas de la Legión que ya había en el Sáhara, al nuevo Gobernador del AOE, el general Zamalloa, que había tomado el mando el 23 de junio en relevo de Pardo de Santayana, se le ordenó abandonar todos los puestos del interior de nuestro Sáhara y concentrar todas las fuerzas en él desplegadas en cuatro puntos: Villa Bens en cabo Jubi, El Aaiún y su playa, Villa Cisneros-El Aargú y La Güera. También se le concedió autorización para iniciar conversaciones con el general francés Bourgunt, con objeto de planear acciones combinadas. La medida de abandonar posiciones del interior era militarmente acertada pero políticamente perjudicial. En Ifni, en contra de lo decidido en el Sáhara, continuaron ocupados todos los puestos del interior.

    La actividad desplegada por las bandas del Ejército de Liberación, tanto al norte como al sur del río Draa, y las concentraciones de ellas en la zona de Egleimin, produjeron la natural inquietud y propició un cambio de política por parte de España.

    Cambio de política: Plan «Madrid» y cooperación con Francia

    El 27 de julio de 1957 se reunió en Madrid, bajo la presidencia de Franco, la Junta de Defensa Nacional. En ella se decidió cambiar radicalmente de política: hasta entonces se había consentido la presencia de las bandas armadas en el Sáhara; ahora se pretendía expulsarlas. Todas las propuestas de Zamalloa, que fue convocado a esta reunión, fueron aceptadas.

    Fue precisamente la Armada la que recomendó que no se pusiera en marcha ningún plan de ataque a las bandas infiltradas en el Sáhara hasta que no se dispusiera de medios de transporte y desembarco suficientes, ya que era consciente del ingente problema que se avecinaba para poner en tierra las fuerzas que harían falta y, después, aprovisionarlas. En tal sentido se empezaron a movilizar barcos mercantes y se iniciaron gestiones con las Marinas norteamericana y francesa para obtener los medios anfibios necesarios para el desembarco de tropas y material en Villa Bens, playa de El Aaiún y Villa Cisneros.

    La idea de la maniobra en tierra consistía en limpiar de bandas armadas la Saguia El Hamra por medio de dos columnas motorizadas españolas que partirían de Villa Bens y de El Aaiún y otras dos francesas que lo harían desde Fort Trinquet. Todas estas columnas convergerían en Smara, donde además saltaría la Bandera Paracaidista del Ejército del Aire. Después se llevaría a cabo otra operación similar en el sur, partiendo las fuerzas españolas de Villa Cisneros y de El Aaiún y las francesas de Fort Trinquet, Fort Gouraud y Port Etienne para converger en Bir Nazaran en el centro de nuestro Sáhara y en Ausert al sur de éste.

    Todo ello implicaba, por parte española, desplegar en el Sáhara dos grupos de Caballería Motorizada, un Grupo de Artillería, cuatro Banderas de la Legión y cinco Batallones de Infantería, además de los servicios correspondientes. En total, unos 9.000 hombres con más de 400 vehículos. Los Grupos de Caballería (Santiago núm. 1 y Pavía núm. 4), como puntas de lanza de las columnas atacantes, serían dotados con carros M-24 norteamericanos y vehículos AAC (Auto Ametralladora Cañón) de segunda mano comprados a Francia. A Ifni se enviarían, aparte de las fuerzas que allí estaban, entre ellas la Bandera Paracaidista, tres batallones más de Infantería del Ejército. Hasta el mes de noviembre de 1957 no se pudieron realizar las primeras operaciones de transporte de todas estas fuerzas al AOE.

    Actividades de la flota en el otoño de 1957

    Como se puede deducir de todo lo expuesto, las unidades de la Armada que hasta entonces habían operado en permanencia en aguas del AOE habían sido las asignadas a la Comandancia General de la Base Naval de Canarias.

    La Flota, núcleo principal de la Fuerza Naval, continuó en sus bases de la Península para llevar a cabo las maniobras de otoño previstas en su plan de actividades. El comandante general de la Flota era el vicealmirante Pedro Nieto Antúnez desde mayo de 1957.

    En septiembre de 1957 la Flota estaba organizada en tres divisiones y se componía de cinco vetustos cruceros que habían participado en la Guerra Civil, Canarias, Almirante Cervera, Miguel de Cervantes, Galicia y Méndez Nuñez, y ocho destructores de la clase Churruca de los años veinte. De estos buques, el Galicia y el destructor Ulloa se encontraban en reparación. Los Álava y Liniers, de la misma clase pero de construcción más reciente, estaban pendientes de emprender sus obras de modernización, así como los de la clase Audaz. Tanto los cruceros como los destructores, carentes de sensores, no contaban con posibilidades antisubmarinas ni antiaéreas. Sí se demostró en la campaña de Ifni que conservaban una capacidad artillera no desdeñable contra blancos en tierra, de la que se supo sacar partido.

    Por otro lado, según señalaba el almirante Meléndez en uno de sus partes de campaña refiriéndose a los destructores: «La falta de capacidad de sus evaporadores obligaba a racionar el agua a casi tan sólo la necesaria para beber, lo que junto a la calidad de las faenas grises de marinería, las malas máquinas de lavar, las cocinas de carbón y la falta de espacio en los sollados, hacía que las dotaciones de los buques al cabo de sólo cinco días de navegación presentaran un aspecto verdaderamente deplorable». En la campaña de Ifni los destructores llegaron a hacer dieciséis días de mar consecutivos.

    Las tres divisiones de la Flota iniciaron los ejercicios preliminares de otoño en aguas próximas a sus bases de Ferrol, Cádiz y Cartagena y después pasaron todas al Mediterráneo para las maniobras de conjunto. Precisamente en esas maniobras participaron por primera vez los dos primeros destructores de la clase Fetcher cedidos por la Marina norteamericana, Lepanto y Ferrandiz, recién llegados a España y que no fueron destacados, supongo que por consideraciones políticas, a aguas del AOE. El 3 de noviembre toda la Flota se encontraba en Palma de Mallorca, lista para realizar ejercicios de tiro y de lanzamiento de torpedos el día siguiente. En estas condiciones de alistamiento se recibieron órdenes de transportar tropas al AOE y prestar apoyo al Ejército en sus aguas.

    Precisamente este día se había iniciado, conforme al plan previsto de concentración en las zonas de El Aaiún y Villa Bens, la retirada de Tantán, el 6 se llevaría a cabo la de la guarnición de Smara y el 10 la de Auserd. El cariz de la situación tras el incremento de las concentraciones llevadas a cabo por las bandas que se habían detectado era alarmante pese a los bombardeos esporádicos realizados por nuestros viejos He-111 contra ellas.

    La Flota en aguas del AOE

    Para cumplir las misiones ordenadas la Flota se dividió en varias agrupaciones: la Agrupación «A» la componían los cruceros Canarias, Méndez Núñez y los destructores Churruca, Gravina y José Luis Díez. La Agrupación «B», los cruceros Cervantes y Cervera y los destructores Miranda, Antequera, Jorge Juan y Escaño.

    El día 4 la Agrupación «A» se dirigió a Ceuta. En los cruceros Canarias y Méndez Núñez embarcó la VI Bandera de la Legión del Tercio Duque de Alba, y en el Canarias, aparte de otro material, trece camiones. Estos barcos, que salieron el 5 y el 7, desembarcaron en el Puerto de la Luz los hombres y el material transportado. Posteriormente, en aviones T-2, la VI Bandera fue
    enviada a El Aaiún desde la base de Gando. El 11, con todo su material y efectivos, se encontraba en la capital del Sáhara.

    El Cervera y el Cervantes llegaron a Melilla el 11 y embarcaron al Batallón «Cabrerizas», unidades de ingenieros y equipos quirúrgicos. Los destructores se incorporaron a los cruceros en el Estrecho. Toda la Agrupación se encontraba a la altura de Ifni el 14 de noviembre. Desde allí barajó la costa a poca distancia de tierra hasta Villa Cisneros, donde desembarcó la fuerza
    transportada. Ésta fue la operación ALDEBARÁN, que aparte del transporte de tropas indicado tenía por misión enseñar el pabellón en nuestras aguas del AOE.

    En vuelos directos realizados por quince aviones T-3 (bimotores Douglas recién adquiridos en Norteamérica), empezó a salir el día 5 con destino a cabo Juby desde Melilla la II Bandera de la Legión. El 11 se encontraba toda ella en Villa Bens.

    Del 9 al 15 de noviembre la 3.ª División de la Flota, compuesta por el Méndez y los destructores Churruca y Gravina, a los que se agregó el José Luis Díez, realizó la operación SIRIUS con el mismo propósito que la ALDEBARÁN.

    Consistió también en barajar la costa a la menor distancia posible de tierra desde Ifni a Villa Cisneros para impresionar a los indígenas del AOE.

    Esta Agrupación recibió al mismo tiempo la orden de reconocer a fondo buques y pesqueros que navegaran por la zona comprendida entre Ifni y Villa Cisneros, especialmente la situada entre los paralelos 27o 40’ y 29o 10’, es decir, entre el límite norte de nuestro Sáhara y el territorio de Ifni.

    Las instrucciones cursadas para impedir el contrabando de armas por vía marítima establecían que dentro de las seis millas fiscales cualquier mercante extranjero sospechoso podía ser visitado e inspeccionado con la máxima cortesía. Dentro de las tres millas incluso podía ser apresado.

    Barajar la costa tan cerca de tierra era peligroso por la poca confianza que merecían los levantamientos hidrográficos existentes. Durante la noche, para hacer notar la presencia de los barcos, se encendían proyectores y se disparaban proyectiles iluminantes.

    El 16 de noviembre de 1957 toda la Flota se encontraba concentrada en el Puerto de la Luz en Las Palmas de Gran Canaria. De allí se trasladó al de Santa Cruz de Tenerife.

    La agresión a Ifni y el apoyo de fuego naval

    El 23 de noviembre se produjo la agresión a Ifni por las bandas incontroladas del Ejército de Liberación, invadiendo nuestro territorio de soberanía unos 1.500 hombres. Algunos puestos
    avanzados fueron tomados y otros quedaron cercados. Un grupo de unos doscientos hombres trató de avanzar hacia la ciudad de Sidi Ifni, pero fue rechazado. Igual suerte corrieron los que por el sur intentaron ocupar el aeródromo.

    El levantamiento en masa de los nativos, con el que contaban los invasores, no se produjo. De cualquier forma, la situación fue crítica los días siguientes y estaba lejos de ser controlada.

    Con gran celeridad se procedió a enviar a Ifni desde El Aaiún la VI Bandera de la Legión por vía aérea y dos compañías de Infantería desde Canarias. En otro puente aéreo la 1.ª Bandera Paracaidista se transportó a Ifni desde su acuartelamiento en Alcalá de Henares. El Ejército del Aire prestó su apoyo a los puestos cercados mediante el bombardeo y ametrallamiento de los sitiadores y el lanzamiento de municiones y suministros.

    El día 24, es decir, el siguiente a la agresión, la Flota recibió orden de dirigirse a Cádiz y transportar tropas de Cádiz a Gran Canaria. El 25 salió de Tenerife y el 27 se efectuó en Cádiz el embarque de tropas de la forma siguiente: el Batallón Expedicionario del Regimiento de Cádiz núm. 41 con su impedimenta en el Canarias, el Batallón Expedicionario del Regimiento de Soria núm. 9 con su impedimenta en el Cervantes y la 201 Compañía Paracaidista y 52 toneladas de municiones en el Méndez Núñez. Conforme se concluía el embarque en cada crucero se salía navegando con independencia con destino a Canarias.

    En la noche del 28 de noviembre, al interceptar el Canarias un radio del almirante de la Base Naval de Canarias al ministro de Marina informando de la suma gravedad de la situación en Ifni, el almirante de la Flota decidió alterar la misión encomendada a los cruceros ordenando a éstos dirigirse directamente a Sidi Ifni a 20 nudos para desembarcar allí, con los medios de barqueo disponibles, las unidades transportadas. El Canarias fondeó en Sidi Ifni la mañana del 29, el Méndez lo hizo por la tarde de dicho día y el Cervantes al amanecer del 30.

    En Sidi Ifni se encontraban el minador Neptuno y los mercantes Paloma y Río Sarela. Este último hacía las veces de almacén flotante donde, sin prisas, se transbordaba la carga para llevarla a la playa con condiciones de mar favorables.

    El 30 de noviembre fondeó también en Ifni el transbordador Virgen de África con el Batallón Expedicionario del Regimiento de Pavía n.o 15 a bordo.

    Ese mismo día llegó, en aviones DC-3, una compañía de ametralladoras de Infantería de Marina de la Agrupación de Canarias desde Gando, al mando del capitán Francisco González Ibáñez, que ocupó posiciones para defender la cabeza de playa y proteger los desembarcos.

    Ya había en Ifni, aparte de la Brigada de Marinería del AOE, una sección de Infantería de Marina y otra de Marinería armada, que habían llegado en la Atrevidael 30 de agosto de 1957. Todas estas fuerzas quedaron a las órdenes del comandante de Marina. El barqueo de todas las tropas y del material se efectuó con los botes de los cruceros y con los carabos tripulados por los hombres de la ya mencionada Brigada de Marinería de Ifni. En un carabo cabían 20 hombres con su impedimenta. Una vez cargado, un bote a motor lo remolcaba hasta las proximidades de las rompientes. Allí, largado remolque, el carabo, a remo, atravesaba éstas y varaba en la playa saltando a la arena los soldados que transportaba. El bote a motor remolcador también se enviaba cargado de soldados. El bote esperaba delante de las rompientes a que el carabo regresara vacío; en él embarcaba el personal que iba en el bote y el carabo cruzaba las rompientes y lo ponía en tierra. De esta forma se procuró acelerar el desembarco. El batallón embarcado en el Virgen de África se puso en tierra por este procedimiento, con carabos y botes del Canarias. El autor de este artículo participó en estas faenas con otros oficiales a las órdenes del capitán de corbeta Fraga Ferreiro, tercero del Canarias.

    La prolija descripción que antecede pone de manifiesto cómo en 1957 la Armada tuvo que suplir, como tantas veces, con su celo, la carencia de medios adecuados. Con toda la razón había aconsejado posponer la toma de la iniciativa hasta no disponer de los medios requeridos para desembarcar con seguridad y rapidez en playa las unidades del Ejército que, conforme al plan previsto, iban a limpiar de bandas armadas el Sáhara español.

    Entendemos que este oportuno envío de refuerzos a Ifni contribuyó en gran medida a restablecer en tierra la comprometida situación en que se encontraban nuestras tropas a finales de noviembre y principios de diciembre de 1957 en dicho territorio.

    El 3 de diciembre el Méndez, con la insignia del contralmirante Meléndez, salió de Las Palmas para Sidi Ifni. Los destructores de su división también se destacaron a realizar distintas misiones de presencia en El Aaiún y de transporte entre Cádiz y Canarias. Al almirante se le había encomendado, concretamente, mantener contacto personal con el gobernador general del AOE, acudir al lugar de la costa donde fuera necesaria su presencia y facilitar enlace radiotelegráfico.

    El 4 de diciembre el Méndez Núñez fondeó en Sidi Ifni, donde también se encontraba el Vasco Núñez de Balboa. El contralmirante Meléndez estableció contacto personal con el general Zamalloa, poniéndose de acuerdo para prestar apoyo de fuego y logístico y establecer procedimientos de enlace radio. En aquellos días la mayor preocupación del general Zamalloa era liberar a los puestos cercados en el interior del territorio, para lo cual se emprendieron las operaciones PAÑUELO (salto de una Compañía Paracaidista en Tiluin), NETOL y GENTO.

    Pero lo más alarmante era que nuestro servicio de información estimaba como probable un ataque de las bandas por el norte, con eje de avance Agadir-Mirleit-Tabelcut (este último era el puesto fronterizo de la frontera norte del territorio), con consentimiento y posible colaboración del Gobierno marroquí, y otro ataque por el sur con bandas procedentes del Draa.

    En Egleimin y Tantan se habían detectado concentraciones muy numerosas.

    Para hacer frente a esta situación, la aviación recibió orden —que posteriormente fue cancelada— de bombardear masivamente Tantan, posición abandonada en la zona sur del Protectorado. Pero unas bombas arrojadas en un puesto perdido en el desierto no podían ser resolutivas y por ello se decidió recurrir a la Armada para advertir a Mohamed V, que no podía continuar aplicando su equívoca política de apoyo encubierto —a veces descarado— a las
    bandas incontroladas que habían invadido el territorio de Ifni.

    La demostración naval de Agadir

    La orden de llevar a cabo esta demostración se cursó la mañana del 6 de diciembre de 1957. El mensaje del jefe de Estado Mayor de la Armada dirigido al comandante general de la Flota decía: «Disponga V. E. que Méndez, Canarias, José Luis Díez, Gravina, Escaño y A. Miranda al mando CA Jefe 3 División de la Flota hagan lo antes posible demostración sobre Agadir, donde a corta distancia costa permanecerán hasta nueva orden con artillería cubierta apuntando tierra para hacer fuego recibida orden expresa Ministro de Marina. Sidi Ifni será punto de concentración amanecida sábado siete». El mensaje fue descifrado a las 1330 horas del día 6 en el Canarias. Es obvio que, en principio, se autorizaba la penetración en aguas jurisdiccionales
    marroquíes. El puerto de Agadir se encontraba a unas noventa millas al NNE de Sidi Ifni. El Méndez, de los seis buques que iban a efectuar la demostración, era el único que se encontraba en Ifni. El Canarias estaba atracado en Santa Cruz de Tenerife, donde había desembarcado el comandante general de la Flota para emprender vuelo a Madrid, en donde había sido convocado.

    El AJEMA aclaró, en otro mensaje posterior, que la frase «artillería cubierta apuntando tierra» debía entenderse en el sentido de que durante la demostración se efectuarían ejercicios doctrinales de artillería en periodos de tiempo que se consideraran oportunos.

    El día 6 los destructores se encontraban desplegados de la siguiente forma: el Gravina en El Aaiún, el Díez en viaje de El Aaiún a Ceuta y los Escaño y Miranda navegando de Cádiz a Las Palmas. Todos desempeñando cometidos relacionados con la crítica situación de Ifni. El Canarias salió de Santa Cruz de Tenerife a las 1730 horas del 6 para, pasando por la Bocaina, aproar a Sidi Ifni.

    En otro mensaje del jefe de Estado Mayor de la Armada, recibido a las 0045, se fijaba las 1000 del día 7 como inicio de la demostración, y se concretaba que se harían dos pasadas frente a Agadir en las condiciones señaladas.

    El Canarias, desde el sur de Arrecife, aproó a Ifni a 25 nudos. Como no podía llegar a tiempo para reunirse con los demás buques en Ifni al amanecer del 7 y estar en Agadir a las 10, el almirante Meléndez fijó un punto de encuentro situado a 15 millas al 200o de Agadir.

    A las 0615 del 7 el Méndez Núñez, que había salido del fondeadero de Sidi Ifni rumbo a Agadir, ya se había reunido con los destructores. Hasta las 0910 no se avistaron el Canarias y el Méndez, ordenándose línea de fila en el siguiente orden: Méndez, Canarias, Díez, Gravina, Escaño y Miranda. La formación quedó establecida a 1021, arrumbándose a Agadir. A las 1103 se inició la primera pasada hacia el norte a ocho nudos con rumbo sensiblemente paralelo a la costa, en zafarrancho de combate y cañones cargados apuntando a tierra por estribor. A las 1135 se invirtió el rumbo por contramarcha pasando a 0,4 millas de la punta del muelle de poniente el puerto de Agadir con los cañones apuntando por la otra banda. A las 1218 se tocó retirada y a las 1712 se dislocó la fuerza, dirigiéndose el Méndez y el Gravina a Sidi Ifni y el Canarias a Tenerife. Los otros tres destructores se dirigieron al fondeadero de La Bocaina para dar petróleo al Díez, que tenía que reanudar su viaje a Ceuta y Melilla.

    Dada la premura con que hubo que actuar no fue posible concentrar todos los buques participantes con antelación suficiente en el fondeadero de Sidi Ifni para tener un intercambio personal de impresiones con todos los mandos, como pretendía el almirante Meléndez y aconsejaba la delicada índole de la operación. Por ello fue preciso dar por radioteléfono —por los poco fiables TRN4 de HF y fonía—, en clave, un extracto de la operación que se iba a ejecutar, ya que los destructores desconocían los pormenores, corriendo el riesgo de que un error de descifrado diera lugar a un incidente de consecuencias graves. Como era obligado, se hizo hincapié en que no se abriría el fuego sin orden expresa.

    Como no se fijó la distancia a la que había que pasar de Agadir, el almirante Meléndez decidió acercarse a 700 metros de la luz existente en la punta del muelle de poniente del puerto. Como tampoco existían lo que hoy llamamos «reglas de enfrentamiento», el almirante Meléndez preguntó cómo tenía que reaccionar si se le disparaba desde tierra. Se le contestó: «No es de esperar que ocurra lo que manifiesta. De ocurrir se retirará fuera de alcance en espera
    de instrucciones».

    Durante la demostración se avistaron varios aviones, que de ser hostiles hubieran supuesto un alto riesgo para la formación y para el cumplimiento de la misión. Durante ambas pasadas se reconocieron el hotel Gautier y el edificio Satas, así como la refinería con sus depósitos de combustible hacia los que apuntaron amenazadoramente las torres de proa del Canarias. En la parte moderna de la ciudad no se vio tráfico alguno. En la zona de poniente se observó algún tráfico de camiones y en el muelle algunos indígenas; uno de ellos impertérrito con una caña de pescar en la punta del muelle. Desde el puente de estado mayor del crucero Canarias vimos cómo en la ciudad empezaron a izarse banderas multicolores. Eran los pabellones nacionales de diferentes países mostrados por quienes pretendían poner de manifiesto la presunta propiedad no marroquí de determinados edificios. En aquella mañana de apagado sol y calma chicha, el expectante silencio sólo era roto por los golpes secos de los atacadores y las estentóreas voces de cargar.

    En un radio interceptado se decía que las autoridades de Agadir habían informado al Gobierno de Rabat de que una formación naval española de unos «diecisiete» buques cargados de hombres y material se encontraba frente a Agadir con la intención de efectuar un desembarco. Se tuvo información de que las Fuerzas Reales Marroquíes acudieron apresuradamente para impedirlo.

    Las de guarnición en Agadir permanecieron inicialmente acuarteladas. La prensa francesa se hizo eco de esta demostración, publicando en el París Match un extenso artículo.

    Sea como fuere, todo parece indicar que el efecto disuasorio ejercido en el ánimo de Mohamed V le hizo rectificar su política de apoyo a las bandas. De hecho su heredero, el futuro Hassan II, se había reunido con los jefes de las bandas en Rabat para planificar la campaña. Para hacerse cargo de cuál era la situación militar basta señalar que el día de la demostración se combatía encarnizadamente en Ifni para liberar los puestos cercados de Tingsa y Tenin.

    En la evacuación de este último estuvo a punto de ser totalmente aniquilada aquel día una Sección del Regimiento de Soria núm. 9. De los treinta y dos hombres de la sección sólo cuatro resultaron ilesos. Mandaba esta sección el alférez de complemento Francisco Rojas Navarrete, que murió heroicamente.

    Se le concedió a título póstumo la Medalla Militar Individual. Fue el primero y único oficial de la Milicia Universitaria que obtuvo tan honrosa y preciada recompensa. Que Mohamed V entendiera el callado mensaje de los cañones de nuestros buques parece confirmarlo su actitud negociadora a partir de entonces. Quizá se convenciera que la vía del diálogo, a largo plazo, podría ser más rentable que su apoyo a las bandas y su connivencia con ellas.

    Las operaciones en Ifni y el apoyo de fuego naval

    Terminada la demostración, el Méndez Núñez y el Gravina fondearon en Sidi Ifni, el Churruca se situó frente a la cabeza de playa de El Aaiún, mientras que el Canarias y los destructores Escaño y A. Miranda quedaron de reserva en el Puerto de la Luz para acudir a donde fuera necesario. La intención del almirante de la Flota era mantener en permanencia un crucero y dos destructores fondeados en Ifni y El Aaiún o patrullando frente a la costa relevándolos cada quince días.

    El Cervantes con el A. Antequera y el Jorge Juan se apostaron en Ceuta y el Cervera y el Díez en Málaga en misión de cobertura a nuestras plazas del norte de África, por si se producía una escalada, y listos para embarcar y transportar con rapidez otras unidades del Ejército al AOE si hacían falta.

    El 9 de diciembre el Méndez Núñez realizó bombardeo de hostigamiento sobre blancos en tierra en Ifni con artillería de 120 mm. Se tiró sobre Telata, Mesti y Si Uarsig. En total hizo 69 disparos. El día 10 se recibió en el Méndez Núñez un mensaje que decía que el enemigo se estaba concentrando para atacar la ciudad de Sidi Ifni y que con objeto de obstaculizar el ataque y desmoralizarlo se hostigara con artillería una zona del norte y otra del sur del territorio. El Méndez disparó diez salvas. También lo hicieron el Churruca y el Vasco Núñez de Balboa, que dispararon otras tantas sobre blancos situados al sur de Tabelcut. El 11, a petición, se volvió a hacer fuego y por la noche se dispararon iluminantes. En total, los días 9, 10 y 11 el Méndez efectuó 132 disparos de 120 mm sobre tierra.

    Pero el fuego sobre tierra tuvo que ser suspendido a requerimiento del Ministerio de Asuntos Exteriores, que en aquellos momentos consideró que el bombardeo de la costa no era oportuno. La orden de no disparar fue cancelada poco después, sin duda porque las negociaciones emprendidas no debían estar progresando todo lo debido. Sea como fuere, el caso es que la Flota continuó prestando apoyo de fuego en Ifni.

    Hasta el 14 de diciembre duró la presencia del Méndez y el Churruca frente a Ifni. El 15 de diciembre llegaron el crucero Canarias y los destructores A. Miranda y Escaño, que permanecieron frente a Ifni hasta el 27 de diciembre.

    El 20 de diciembre tuvo lugar una operación de rectificación del perímetro defensivo establecido en torno a Sidi Ifni, que tenía por objetivo la ocupación del vértice Buyarifen en el norte. La unidad designada para llevar a cabo esta operación fue el 2.o Tabor de Tiradores de Ifni, muy reforzado. Tanto los destructores como el Canarias prestaron apoyo de fuego. En la preparación artillera los destructores dispararon 10 salvas cada uno y el Canarias 14 con
    la batería de 120 mm de Er sobre la ladera oeste del monte. Más tarde se dispararon 44 salvas de 203 y 120 sobre la cumbre. La operación empezó a las 0700 de la mañana y a las 1300 se apreció desde los barcos que la Infantería había coronado la cima. La resistencia fue dura y el objetivo ocupado desbordándolo por el oeste para tomarlo de revés. La ladera de poniente del monte era la orientada hacia el mar. A petición, el Canarias disparó siete salvas con la batería de Br de 120 mm sobre el Bumayod, otra cima situada al norte del Buyarifen, así como otras 26 del mismo calibre sobre la cota 324, también al norte de este último.

    El 24 de diciembre se esperaba un ataque a Sidi Ifni. Con objeto de demostrar vigilancia activa y disuadir al enemigo, el gobernador general solicitó fuego de hostigamiento. El Canarias hizo 34 disparos de 120 mm sobre la cota 578 situada en el macizo de Adrar Buzgui al sudeste del Buyarifen.

    El 25, en plenas operaciones de rectificación por el sur del perímetro defensivo de Sidi Ifni en el sector de Sidi Sedam, el Canarias disparó 19 salvas de 120 sobre la cota 360 y 4 de 203 sobre blancos situados al sur de la pista Sidi Seman-Biugta. Durante su permanencia en Ifni los destructores recibieron petróleo del Canarias, que les aprovisionó en la mar, maniobra que
    empezó a hacerse habitual.

    El 27, el Canarias y los destructores Escaño y A. Miranda que, como hemos visto, pasaron las Navidades de este año prestando apoyo artillero a las fuerzas del Ejército, fueron relevados por el crucero Galicia y por los destructores Gravina y Antequera. El Galicia había terminado sus reparaciones el 19 de diciembre y el Antequera vino a Ifni desde Ceuta.

    El periodo que siguió fue más tranquilo en tierra. Aunque se reanudaron los ataques enemigos contra diversos puntos del dispositivo defensivo los días 4 y 10 de enero, tuvieron más carácter de acciones de reconocimiento que de intentos de ruptura.

    El almirante de la Flota enjuició así la participación de sus barcos en este periodo del conflicto: «El desarrollo de la misión en Ifni ha constituido un magnífico entrenamiento para las dotaciones. La eficacia de éstas ha ido mejorando por día. Los viejos destructores han soportado con buen resultado los dieciséis días de continua actividad sin ninguna avería de importancia.

    Superados ciertos defectos iniciales conforme el personal se fue familiarizando con el material, se acusó una notable mejora en la eficacia artillera. Sobre todo el tiro sobre costa del Canarias es eficaz y se lleva a cabo de forma que se tira por encima de las tropas con entera confianza».

    En párrafos anteriores se ha aludido a un perímetro defensivo establecido alrededor de Sidi Ifni. Dicho perímetro fue consecuencia de un plan de defensa desarrollado por el Estado Mayor Central del Ejército hasta en sus más mínimos detalles. Por decisión superior no se permitió al general Zamalloa recuperar todo el territorio que había sido abandonado, como era su deseo, sino consolidar el perímetro fijado. La necesidad de espacio para proteger el entorno de Sidi Ifni (ciudad, playa, aeropuerto e instalaciones militares) contra disparos de artillería fue la que impuso las rectificaciones llevadas a cabo del cinturón defensivo y la posesión de determinadas crestas dominantes. Ésta fue la razón de la ocupación del vértice Buyarifen y la extensión por el sur hacia Sidi Seman de nuestras líneas defensivas.

    La última acción ofensiva de cierta entidad llevada a cabo por nuestras tropas en Sidi Ifni, después del establecimiento del cinturón defensivo, fue la operación PEGASO. Esta operación consistía en una acción ofensiva en dirección norte, hacia Tabelcut, con posterior retirada hacia la línea de partida. La situación de Tabelcut en la costa, en el borde de la frontera norte del territorio, permitía contar con el apoyo artillero de la Flota. Esta acción la llevaron a cabo la VI Bandera de la Legión y la II Paracaidista, ambas muy reforzadas, el 19 de febrero de 1958. Las unidades destacadas en Ifni eran, entonces, el crucero Galicia y el destructor A. Miranda. El primero se situó frente a Tabelcut y el segundo más al sur. El crucero efectuó 16 disparos de 152 mm sobre el macizo de Yebel Bu Gamin, 22 sobre Tabelcut y 6 sobre Ib Buchini al este del primero. El destructor batió Id Buchini con 20 disparos, Ercunt con 16 y las alturas del macizo antes citado con otros ocho. Como, pese al apoyo artillero, el ímpetu de penetración de las unidades participantes estaba llegando al límite y además estaban sufriendo muchas bajas, se decidió lanzar una Compañía de la Primera Bandera Paracaidista sobre Ercunt, objetivo ya batido por el A. Miranda. Este lanzamiento implicaba el riesgo de que los paracaidistas cayeran sobre el mar. La compañía indicada la mandaba el capitán Pedrosa. El lanzamiento fue preciso y decisivo. La enérgica resistencia del enemigo al avance de nuestras tropas cedió de repente y, desmoralizado, huyó a la desbandada, pero el saldo de bajas fue demasiado oneroso. Esta operación ratificó la decisión ya tomada de renunciar a la conquista del terreno abandonado.

    Las operaciones en el Sáhara y la obtención de medios de desembarco

    En párrafos anteriores hemos centrado nuestra atención sobre lo acaecido en Ifni. Ahora tenemos que retroceder algo en el tiempo para relatar lo sucedido en el Sáhara después de la invasión de Ifni por las bandas «incontroladas» con el beneplácito de las Fuerzas Reales Marroquíes.

    El 25 de noviembre de 1957 fue atacada la cabeza de playa de El Aaiún. El tiroteo duró cinco horas y hubo bajas por ambas partes. El hecho era alarmante, ya que era el principal punto de aprovisionamiento de la zona norte de nuestro Sáhara, a treinta kilómetros de la ciudad de El Aaiún. Además, entre ésta y la playa había una cadena de dunas ideal para la ocultación y el movimiento a cubierto de tiradores a pie.

    El 30 del mismo mes se produjeron otras dos agresiones: una al convoy de abastecimientos procedente de la cabeza de playa y otra al faro de cabo Bojador.

    El ataque al convoy, del que intentaron apoderarse, fue rechazado por la compañía que lo escoltaba. El faro fue saqueado y el personal tanto militar (dos soldados) como civil fue hecho prisionero. Indudablemente, la fechoría fue perpetrada con la complicidad de dos soldados de la Policía Indígena Sahariana.

    La corbeta Descubierta, que ocupó el faro con un trozo de desembarco, informó así: «Cabo Bojador ha sido totalmente saqueado. Se ven señales de violencia en muebles y puertas. Manchas de sangre en paredes. Encontrados cartuchos de fusil iguales a los utilizados por indígenas en El Aaiún. Destrozada totalmente la radio. Violentado garaje con desaparición del camión. Recogida alguna correspondencia oficial y particular. Efectos personales en completo desorden. Alevosa agresión a un faro de carácter internacional donde se alojaba personal civil». Hay que añadir que los «prisioneros españoles », entre los que había tres mujeres y dos niños, no fueron liberados hasta mayo de 1959.

    La cabeza de playa de El Aaiún fue atacada de nuevo los días 20, 21 y 22 de diciembre. Ataques que fueron rechazados. El 21, el Neptuno desembarcó una sección de Infantería de Marina.
    Ese mes un transporte norteamericano hizo entrega en Cádiz a la Armada española de trece lanchas de desembarco del tipo LCM, que quedaron depositadas en el caño dieciocho de San Fernando a cargo del Cuartel de Instrucción de Marinería, iniciándose seguidamente la formación y adiestramiento del primer grupo de dotaciones. El 24 de diciembre entraron por la frontera de Irún los vehículos franceses AAC (auto-ametralladora-cañón) que iban a dotar a los grupos de caballería motorizada destinados a operar en el Sáhara. Parte del material de éstos, los conductores y los carros M-24 con que también iban a contar los mencionados grupos, se trasladaron de Cádiz a Las Palmas en el transbordador Plus Ultra.

    El 13 de enero tuvo lugar el combate de Edcheda, donde hicimos muchas bajas al enemigo pero tuvimos también el mayor número de bajas propias.

    Para llevar a cabo las penosas faenas de desembarco de personal, vehículos y carga general que se avecinaban se envió a la cabeza de playa de El Aaiún, cuyas pésimas condiciones hidrográficas han sido descritas, una sección de marinería del crucero Canarias al mando del teniente de navío José Díaz del Río.

    El 19 de ese mismo mes, y para la defensa de tan importante cabeza de playa, llegó una compañía de Infantería de Marina del recién creado Grupo Especial a bordo del Marte al mando del capitán Galiana. Esta fuerza sería más tarde reforzada con otra compañía del indicado Grupo que llegó a la playa de El Aaiún en dicho minador el 8 de febrero al mando del capitán Iglesias.

    Aparte de su misión principal de defensa de la cabeza de playa, la primera compañía participó en misiones de limpieza y reconocimiento en la desembocadura de la Saguia El Hamra.
    También se envió al AOE la Unidad Especial de Zapadores Anfibios del Tercio de Baleares al mando del capitán Gorordo para realizar misiones de reconocimiento de playa y demolicionesde obstáculos con objeto de abrir canales de acceso a las lanchas de desembarco.

    La Marina francesa nos cedió el buque de desembarco Odet (ex USS LST 815), que se dio de alta en la Lista Oficial de Buques de la Armada y cuyo mando se entregó al capitán de corbeta Alfonso de las Heras. También nos cedió seis lanchas de desembarco del tipo LCM, y en los desembarcos intervino el buque-dique francés Foudre (ex USS LSD 2). Así, los medios de desembarco con que llegó a contar la Armada fueron: un LST, dos barcazas K y 19 lanchas del tipo LCM. Con ellos y con el auxilio del Foudre se pudieron poner en las playas de El Aaiún y Villa Bens el personal y el material de los dos grupos de Caballería Motorizada, dos baterías del Regimiento de Artillería 19 y una Compañía de Morteros de 120 mm, aparte de otros muchos vehículos para motorizar a otras unidades que ya estaban en el desierto e ingentes cantidades de material.

    Durante los meses de enero y febrero de 1958, en que se efectuaron esos desembarcos masivos y se llevaron a cabo las operaciones ofensivas previstas en el Sáhara, las unidades navales asignadas a la Comandancia General de la Base Naval de Canarias —aparte de todas las de desembarco— eran los minadores Neptuno, Marte y Júpiter, el cañonero Vasco Núñez de Balboa, la corbeta Descubierta y los remolcadores de altura RA-1 y RA-2. De la Flota continuaban en aguas de Canarias-AOE los cruceros Canarias, Galicia y Méndez Núñez y los destructores Churruca, Gravina, Escaño, A. Antequera y A. Miranda.

    Durante los desembarcos y operaciones posteriores en tierra todos los barcos se mantuvieron fondeados en El Aaiún, Villa Bens y Sidi Ifni o navegando frente a la costa. El 24 de enero el Foudre llegó al fondeadero de El Aaiún, donde ya se encontraban otros medios de desembarco. El Grupo Santiago desembarcó en esta playa el 26 de enero y el Pavía en la de Villa Bens. El 31 de enero desembarcó la K-2en Villa Bens los 10 carros de combate M-24 que quedaban del Grupo Pavía. El 1 de febrero habían terminado de desembarcar todas las unidades del Ejército que iban a tomar parte en las operaciones previstas con sus vehículos, armas y material pesado.

    Las necesidades logísticas determinadas por el Estado Mayor del Gobierno Militar del Sáhara para quince días de operaciones hicieron que se considerara necesario acopiar 450.000 litros de gasolina para 400 vehículos, 280 toneladas de municiones, 200 toneladas de víveres e incluso 300 bidones de 200 litros de agua. Estos últimos para la columna que iba a partir de Villa Bens. Aparte del combustible indicado para los aviones de apoyo aéreo-táctico que iban a aprovisionarse en el aeropuerto de El Aaiún, se decidió situar en éste, como reserva, 90.000 litros adicionales de gasolina. La mayor parte de estos suministros fueron desembarcados en playa con los medios de desembarco anfibios de la Armada.

    El 10 de enero del 1958 la organización del Mando en el AOE fue modificada, creándose dos Gobiernos Generales, uno en Ifni y otro en el Sáhara, dependientes en lo militar del Mando Unificado de Canarias.

    El del Sáhara lo tomó el general de brigada de Caballería Héctor Vázquez, a cuyas órdenes se inició la ofensiva el día 9 de febrero de 1958. Se limpió de bandas enemigas toda la Saguia El Hamra y sus múltiples ramificaciones y recovecos. Se recogió un inmenso motín en armas abandonadas por el enemigo y el día 14 toda su «intendencia», compuesta fundamentalmente por 400 camellos y 1.000 cabras. El 19 habían terminado las operaciones con la destrucción del enemigo o su fuga. Como estaba previsto, la Bandera Paracaidista saltó sobre Smara ocupando esta histórica población antes de que llegaran a ella las columnas motorizadas.

    Las operaciones en el sur del Sáhara duraron del 20 al 24 de febrero. Terminaron con un reñido combate en las rojizas arenas de Sebjet Tennuaca en pleno desierto, donde se portaron valerosamente los soldados del batallón Cabrerizas que también había sido motorizado. Como en Alhucemas en 1925, tanto en el norte como en el sur del Sáhara las tropas españolas tuvieron el honor de llevar el peso de los combates. De esta forma, todo el territorio del AOE al sur del río Draa quedó totalmente limpio de bandas y sometido de nuevo a la autoridad de España.

    Durante estas operaciones, concretamente entre el 9 y el 16 de febrero, permaneció el Canarias frente a la playa de El Aaiún para prestar auxilio con sus medios a los desembarcos de aprovisionamientos y prestar apoyo de fuego naval si era necesario. Así, durante las noches del 10, 11 y 12 disparó proyectiles iluminantes sobre la costa en previsión de posibles ataques en tan importante cabeza de playa. Cometidos similares, como hemos dicho, prestaron otros buques de la Flota en los puntos de desembarco. En Ifni, después de la operación realizada el 19 de febrero de la que hemos hecho un resumen y que terminó con el salto de Ercunt, las tropas españolas se establecieron sólidamente en el cinturón fortificado previsto. De hecho, se renunció a ocupar de nuevo todo ese montañoso territorio. Ni se disponía de fuerzas suficientes ni,
    sobre todo, las condiciones del fondeadero y playa de Sidi Ifni permitían abastecer por mar, con continuidad, las que hubiera hecho falta situar y mantener en el territorio con una mayoría de población indígena promarroquí. Se pagaron las consecuencias de no haber construido al menos un cargadero en un territorio de soberanía española ocupado desde 1934, cuando desembarcaron
    en él las tropas del coronel Capaz.

    Además la guerra, como todas las guerras, estaba resultando demasiado cara, ya que el esfuerzo que hubo que hacer para movilizar los medios puestos en juego fue grande y el Gobierno había decidido poner en marcha el Plan de Estabilización Económica que tan buenos resultados dio. Por otro lado, en la mente de Franco se afianzaba la idea de que el territorio de Ifni, aunque de plena soberanía, con el tiempo, sería mejor entregarlo a Marruecos.

    La franja de protectorado entre el Sáhara y el río Draa era imposible retenerla tras la independencia de Marruecos, y fue entregada formalmente a las Fuerzas Reales Marroquíes poco después de concluido el conflicto. Las fuerzas españolas permanecieron en Ifni hasta 1969, en que todo el territorio fue entregado a Marruecos.

    Consideraciones finales

    En este conflicto quedó plenamente demostrada la necesidad que tenía la Armada de disponer de medios de desembarco, y como consecuencia emprendió con decisión la obtención de la Fuerza Anfibia que precisaba. La contribución de los medios de desembarco fue imprescindible en tan particular teatro de operaciones para llevar a cabo con éxito las operaciones pertinentes. Del esfuerzo logístico que supuso situar en el AOE los hombres y el material que hicieron falta para hacer frente a la situación da idea el haber tenido que recurrir para su transporte por vía marítima a los siguientes buques mercantes: Ciudad de Oviedo, Ciudad de Salamanca, Ciudad de Tenerife, Ciudad de Alicante, Plus Ultra, Virgen de África, Domine, Poeta Arolas, Viera y Clavijo, Paloma, Gran Tarajal y Capitan Mayoral; aparte, claro está, de todos los de guerra capaces de embarcar tropas y material.

    Con independencia de la labor realizada por los buques y embarcaciones de desembarco y tropas de Infantería de Marina, no cabe omitir el brillante y abnegado papel desempeñado por las demás unidades de la Armada que operaron en el AOE, tanto en misiones de vigilancia como de apoyo logístico o de fuegos. Estas últimas, principalmente, en Ifni.

    Difícilmente se podría sacar mayor partido de unos buques anticuados pero magníficamente construidos y convenientemente mantenidos que, gracias al esfuerzo y espíritu de sus motivadas dotaciones (constituidas mayoritariamente por marineros de reemplazo), pudieron salir airosos pese a sus muchos años de servicio y a las duras pruebas a que fueron sometidos.

    Comentario aparte merece la demostración naval de Agadir, que puede calificarse de acción de presión resolutiva en un ambiente de crisis al borde de la escalada, que conducía a un enfrentamiento directo con Marruecos. Nadie podía sospechar que unos barcos viejos próximos al desguace pudieran, con su presencia y amenaza de empleo de la fuerza, prestar tan gran servicio. A partir de entonces se percibió un cambio en la actitud política de Mohamed V respecto a las bandas a las que abandonó a su suerte facilitando su aniquilamiento.



    De la Revista General de Marina de Marzo de 2008

  16. #16
    Avatar de Ordóñez
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    Respuesta: Ifni

    Muchas gracias txapius por exponer tan interesante documento.

  17. #17
    Avatar de muñoz
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    Respuesta: Ifni

    Que curioso que fuera durante la república cuando se conquistó totalmente el Sahara.¿Alguien podría contar algo sobre la campaña del 34?

  18. #18
    Avatar de Villores
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    Re: Ifni

    Y hablando de vascos que lucharon en Sidi Ifni (fue uno de los contingentes de españoles más importantes en aquella guerra):
    JUAN MADERAL OLEAGA

    Cruz Laureada de San Fernando

    El legionario D. Juan Maderal Oleaga, que el día 13 de enero de 1958 tomó parte en la acción de guerra de Edchera, encuadrado en la 3ª sección de la 1ª Compañía de la XIII Bandera Independiente de la Legión, cuya sección era mandada por el Brigada legionario don Francisco Fadrique Castromonte estaba excelentemente conceptuado por su espíritu legionario, valor y serenidad, presentándose siempre voluntario para cuantas ocasiones de riesgo y trabajo se le ofrecían. Dicho legionario estuvo hasta el último momento de su vida cooperando eficazmente con el brigada Fadrique Castromonte en la lucha entablada por la sección citada contra un enemigo triple numéricamente, emboscados en las orillas del lecho seco de la Saguia el Hamra, por el que cubriendo el flanco izquierdo de la 2ª Compañía de la XIII Bandera, progresaba dicha Sección, atacada de frente y por los flancos, viéndose precisados los componentes de la misma a acciones de combate cuerpo a cuerpo para impedir la penetración del enemigo, tan superior en número y apoyado en un terreno favorable para sus fines. Cuando el brigada Fadrique Castromonte, ante la imposibilidad de seguir avanzando, ordenó establecerse en defensiva y posteriormente el repliegue de los supervivientes y evacuación de las bajas, el legionario Maderal Oleaga permaneció junto a su superior protegiendo la retirada, dando constantes muestras de arrojo y valor, hasta que fue alcanzado por el fuego enemigo muriendo heroicamente al lado de su jefe, dando prueba evidente de su desprecio por la muerte y el sacrificio hecho voluntariamente en beneficio del resto de sus compañeros. De los treinta y un hombres que componían la Sección fueron baja veinte, incluso el jefe de la Sección y los tres mandos de pelotón.




    O.C de 5 de enero de 1966 (D.O. nº 5

    Su hermano, también legionario, fue cobardemente asesinado por ETA:

    El 16 de marzo de 1979, ETA asesinaba en Bilbao a JOSÉ MARÍA MADERAL OLEAGA, empleado de Iberduero y ex legionario. José María había salido de su domicilio, en la calle Urazurrutia, hacia las 7:45 horas para dirigirse a pie hacia su trabajo en las instalaciones que la empresa Iberduero posee en la calle Tercio Ortiz de Zárate. A la altura del número 31 de la calle Bilbao la Vieja, tres encapuchados armados le salieron al paso. Al percatarse de la situación, el antiguo legionario pidió auxilio, momento en que uno de los agresores se adelantó, disparando varios tiros que le alcanzaron en la cabeza y el tórax. Recibió siete impactos de bala y falleció casi en el acto. Testigos presenciales del asesinato manifestaron que los agresores huyeron a pie, atravesando el Nervión por el puente de la Merced.
    José María Maderal Oleaga era presidente de la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Vizcaya, y hermano de Juan Maderal, legionario muerto en el barranco de Edchera (antiguo Fuerte Chacal) en Ifni (Sáhara) el 13 de enero de 1958. A Juan Maderal se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando por su valor en combate. En 1968 el Ayuntamiento de Bilbao acordó dedicarle una plaza en Erandio. Tal y como informa ABC (01/09/1968) ETA intentó boicotear el acto haciendo circular octavillas en las que, erróneamente, se decía que Maderal luchó en la guerra civil matando vascos.
    Personas allegadas a José María Maderal informaron de que hacía unos dos años había recibido amenazas de la banda terrorista. Tenía 49 años y regentaba un bar llamado El Legionario en la calle Conde Mirasol de Bilbao. El bar era propiedad de la Hermandad y punto habitual de reunión de sus quinientos socios. Natural de Bilbao, estaba casado con dos hijos.
    El funeral en la iglesia de San Antón de Bilbao se celebró al día siguiente sin incidentes destacables. Al mismo asistieron, entre otros, Girón de Velasco, el presidente de la Hermandad Nacional de Caballeros Legionarios, y Pilar Careaga, ex alcaldesa de Bilbao desde 1969 a 1977 sustituyendo a Javier Ybarra. Nueve días después, el 25 de marzo de 1979, Pilar sufrió un atentado terrorista en Guecho del que salió viva de milagro, pues una de las balas quedó alojada en el pulmón.


    También estuvo en la guerra de Sidi Ifni el Tte. Cnel. de Infantería Carlos Díaz Arcocha, de familia carlista, que fue el primer jefe de la Ertzaintza y asesinado también por ETA el 7 de marzo de 1985.
    Pious dio el Víctor.

  19. #19
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    Respuesta: Ifni

    Ifni

    La presencia española en Ifni data de la época de los Reyes Católicos, cuando Diego García de Herrera fundó el establecimiento de Santa Cruz de la Mar Pequeña (1476). La importancia del establecimiento derivaba del tráfico de esclavos para las plantaciones de caña de azúcar de Canarias. Los españoles fueron desalojados en 1524 por los bereberes de la zona.
    El territorio y su capital, Sidi Ifni, fué reconocido a España por Marruecos el 26 de abril de 1860, mediante el Tratado de Paz y de Amistad entre Españaa y Marruecos firmado en Tetuán tras una corta guerra, pero la presencia española fue inexistente hasta 1934, cuando el coronel Capaztomó posesión de la zona. No obstante, los limites de la colonia, fijados por un tratado de 1912 con Francia, son notablemente más reducidos que los establecidos en 1860.

    Hasta 1952, Ifni tuvo el estatus de protectorado. En ese año se convirtió en parte del Africa Occidental Española (entidad que agrupaba las colonias del Sahara español y cabo Juby, su capital era la actual Tarfaya, en Marruecos).
    En 1957 Ifni ocupaba una extensión de unos 1.700 kilómetros cuadrados, y se encontraba situado al sur del nuevo Marruecos.
    Contaba con unos 40.000 habitantes, el 10 % eran de origen europeo y el 90% restante indígenas. Su capital, Sidi-Ifni, tenía una población de unos 8.000 habitantes de los que el 40 % eran españoles y el resto nativos. El 2 de marzo de 1956 Francia había concedido la independencia de su Protectorado y España lo hizo el 7 de abril, naciendo así el reino de Marruecos.
    Actualmente Ifni pertenece a la provincia de Tiznit, tiene unos 54.000 habitantes, su capital : Sidi Ifni.
    Geogróficamente Ifni es una franja de tierra de unos ochenta kilómetros de costa y veinticinco kilómetros hacia el interior situado entre las estribaciones del Anti-Atlas y el océano Atlántico. Se encuentra a unos 300 km. de la isla de Lanzarote. El clima es árido, con una pluviosidad escasa e irregular y temperaturas altas y regulares. La población está compuesta fundamentalmente por la tribu bereber de los baamarani, de religión musulmana.
    Existen cultivos de cebada, argán (el pasto característico de los camellos) y trigo. Los españoles introdujeron el cultivo del ricino, de cuyas semillas se pueden extraer aceites lubricantes, y del henequén (planta amarilidácea), que proporciona fibras textiles. Ganadería extensiva de ganado lanar y bovino, caprino, además de camellos y explotaciones pesqueras en la costa.
    Marruecos reclamó el territorio en diversas ocasiones. La primera en agosto de 1957, alegando que el tratado franco-español de 1912 había sido derogado. A finales de 1957 se produjeron graves incidentes fronterizos, siendo las guarniciones de Ifni atacadas por tropas irregulares lideradas por nacionalistas marroquíes, autodenominadas Ejército de Liberación Marroquí. El ELN se hizo con el control de la mayor parte de Ifni . Este conflicto, que también afectó al Sahara Español, se denomina generalmente la guerra olvidada. Y si bien esta guerra no fué nunca formalmente declarada ni finalizada, España y Marruecos firmaron el 1 de abril de 1958 los acuerdos de Angra de Cintra, por los que se cedía Cabo Juby (con capital en Villa Bens, actual Tarfaya) a Marruecos en junio de 1958, en cumplimiento de los acuerdos de independencia de Marruecos en 1956. Sin embargo, el territorio perdido en Ifni no fue recuperado, pasando a Marruecos. La administración de España sobre el territorio de Ifni era efectiva solo en las inmediaciones de la capital, Sidi Ifni.
    La colonia se mantuvo durante apenas 35 años, desde que un grupo de soldados al mando del coronel Capaz la había ocupado el 6 de abril de 1934. La guerra que nunca se declaró y cuyo sello de paz oficial jamás fue estampado duró unos ocho meses.
    La noche del 23 de noviembre de 1957 estuvo a punto de ocurrir un desastre. Estaba todo dispuesto para que guerrilleros marroquíes controlados secretamente por el actual rey Hassán, entonces príncipe heredero, asesinaran en sus casas a todos los habitantes de Sidi Ifni y que tomaran todos los fortines del interior del territorio, cuando la indiscreción de la cuñada de un policía nativo y la fidelidad de este a su capitán evitaron la tragedia: le advirtió del ataque previsto.

    El asalto al polvorín y la toma de la ciudad fracasó estrepitosamente pero se saldó con un puñado de muertos, y todos los puestos del interior quedaron asediados. Son terribles las historias que han contado los supervivientes que durante unos diez días estuvieron cercados, hasta que las fuerzas paracaidistas recién creadas y los legionarios que calzaban alpargatas para combatir en un terreno de arena y piedras consiguieron liberarlos. Muchos de estos liberadores murieron en el empeño, como muchos de los asediados, y algunos nombres se conservan en el recuerdo y en el afecto de sus familias: el alférez de las Milicias Universitarias Rojas Navarrete, el teniente Ortiz de Zárate…
    Las dolorosas anécdotas son innumerables. El primer muerto ilustre, el comandante Alvarez Chas, cayó al mar en un viejo Heinkel 111, con toda su tripulación, por un error en el momento del aterrizaje.
    El glorioso ejército carecía de casi todo: los aviones eran antiguallas de los años treinta; los Junkers que Alemania había enviado a comienzo de la guerra civil, a falta de bombas lanzaban bidones de gasolina provistos de un sistema de explosión artesanal ideado por un teniente; a los soldados se les entregaban hasta cinco viejos fusiles Máuser, pensando que alguno pudiera funcionar.
    La administración Eisenhower había prohibido la utilización por parte de las fuerzas españolas de cualquier tipo de material moderno cedido por Estados Unidos, bajo el pretexto de tratarse de una guerra colonial. Marruecos también era un aliado de los norteamericanos.
    Durante los siguientes años, la presión internacional (en varias resoluciones de las Naciones Unidas 14 de diciembre de 1960, 16 de diciembre de 1965 hizo que España comenzara las conversaciones con Marruecos que desembocaron, a comienzos de 1969, en el acuerdo de devolución del territorio a Marruecos. La bandera española se arrió en Sidi Ifni el 30 de junio de 1969.
    El soldadito Emilio unjubilado se encontraba con la emisora “Cabeza de Fonía de la evacuación” en el gobierno militar de Las Palmas de Gran Canarias; por lo que me considero de los últimos de Sidi Ifni.

    La guerra olvidada.
    El general Mariano Gómez de Zamalloa, recibió en su despacho de gobernador general de Sidi Ifni, un telegrama de Madrid con el siguiente texto: “Representante bandas armadas asegura a partir 12,00 horas día 30 harín alto el fuego ese sector. Observe cuidadosamente actitud enemigo, extremando precaución. Fuego propio totalmente prohibido. Aviación no debe volar”. Ese día era el 30 de junio de 1958. El texto del telegrama decía de manera velada que la guerra había terminado.

    Pero ¿qué guerra? ¿Existió alguna vez una guerra en Ifni?
    Es verdad que murieron al menos 300 españoles y que más de 500 fueron seriamente heridos en las batallas, que muchos miles de soldados de reemplazo lo pasaron muy mal en las trincheras y puestos de vigilancia montañosos de aquel enclave africano, y hasta época tan reciente como 1969 en los que seguían existiendo esos puestos a todo lo largo de la frontera y en el que los soldados se dedicaban a conversar e intercambiar alguna cosa con los marroquíes, pero ¿aquello fué una guerra?
    En el lenguaje oficial de entonces se calificó el asunto como incidente, la censura de noticias fue tan dura, perfecta y rigurosa que cuatro décadas más tarde hasta el mismo nombre del escenario se ha borrado casi por completo de la memoria de la mayoría de españoles. No obstante, aquellos acontecimientos deben considerarse como la última guerra internacional que ha mantenido España.
    En los sesenta, Sidi Ifni floreció como nunca y los militares cobraban tres veces su salario (A los soldaditos nos pagaban diariamente 5,50 pts, creo que en la Península les daban una peseta con cincuenta céntimos)
    Muchos todavía añoran la que fué hermosa ciudad colonial, el hotel España se llama Belle Vue, el cine Avenida está cerrado, en la fachada del ayuntamiento se lee Hotel de Ville, la iglesia de Santa Cruz, descabalgadas las campanas y tapiada la gran cruz, es sede de los juzgados; el palacio del gobernador sigue siéndolo, pero de Hassán (que nunca ha querido ir a ocuparlo); el aeródromo al que volaba Iberia es un campo de matorral para cabras…
    Ifni constituyó desde 1958 (terminada la guerra ignorada) hasta enero de 1969 (retrocesión a Marruecos) una provincia española, regida por un gobernador general, que enviaba procuradores a las cortes franquistas.
    "QUE IMPORTA EL PASADO, SI EL PRESENTE DE ARREPENTIMIENTO, FORJA UN FUTURO DE ORGULLO"

  20. #20
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