Blas Piñar es presidente de honor de nuestra formación en reconocimiento a una carrera política en la que dejó lo mejor de su ingenio y su hacienda a lo largo y ancho de nuestra geografía en defensa de Dios y de España.
Yo no me avegüenzo de Blas Piñar, estoy muy orgulloso de que ostente la presidencia honorífica y considero que por los sacrificios que realizó, y por haber puesto siempre su preclara inteligencia y su arrebatadora oratoria al servicio de la más pura idiosincrasia española, merece ésta y muchísimas más consideraciones.
Pero Blas Piñar tiene 86 años, y aunque los valores que con tanta brillantez defendió siguen siendo igual de vigentes que lo han sido y serán siempre, la coyuntura es bien distinta a la de sus mejores años de actividad política.
Nos guste o no, vivimos en democracia, Piñar y Fuerza Nueva lograron muchísimas cosas, entre ellas dejar un ejemplo preclaro e indeleble para todos aquellos patriotas que consideren que los valores que se derivan del cristianismo son los más beneficiosos para España y los que más se ajustan a su Historia y su identidad.
Pero Piñar fracasó en su intento de preservar un Régimen sentenciado desde bastante antes de la muerte del general Franco y cuya voladura se llevó a cabo desde dentro. Un Régimen que fue traicionado y desmantelado precisamente por los que, ironías de la vida, habían jurado defenderlo. Soy de los que creen que Blas Piñar era consciente de que esa era una batalla perdida, pero que consideraba que había que dar. Desde luego su gran testimonio no ha caído en saco roto.
Y es precisamente de ahí de donde surge Alternativa Española, un partido político que si algo ha aprendido es que de Fuerza Nueva a día de hoy, todos los proyectos políticos que se han opuesto frontalmente al sistema, han fracasado, se han inmolado en aras de la "pureza doctrinal".
Todos sabemos que la ortodoxia está muy bien, pero hay que saber difrenciar entre esencial y contingente.
Los brazos en alto son contingentes, las boinas rojas son accesorias, los "flechas y pelayos" son contingentes y su época ya ha pasado.
Lo esenecial es Dios y la unidad de la Patria Española hoy, en el siglo XXI, cuando las estrategias y los métodos de ayer se han demostrado obsoletos y totalmente ineficaces. "No somos los últimos del ayer sinó los primeros del mañana" rezaba una de las mejores pegatinas que editó Fuerza Nueva. Soy de los que creen que es en el momento presente cuando estamos más obligados que nunca a demostrarlo.
De lo que se trata es de preservar y promover los valores de siempre aplicando estrategias actuales. Y es ahí donde los que siguen alzando el brazo y cantando el Oriamendi, fallan. A mí me parece muy respetable que una persona se siga considerando franquista 30 años después de la muerte de Franco y siga alzando el brazo y todo lo que le de la gana, pero no en un acto de Alternativa Española. Esta formación ha optado por otra estrategia para crecer y ha realizado un esfuerzo psicológico para aceptar que no estamos en 1975 que otros muchos no han llevado a cabo. Esos otros muchos que siguen reivindicando a Franco, a Nocedal, a Vázquez de Mella o a quien sea como valores políticos y no como referentes doctrinales e históricos, en Alternativa Española no tienen cabida, y además, y esto es una observación personal, considero que le hacen un flaco favor a España con esa actitud tan nostálgica como improductiva.
Sobre la viabilidad o no del proyecto no voy a entrar porque me considero patriota pero no vidente. Lo único que puedo decir es que si milito en este partido es porque considero muy novedosa e ilusionante su estrategia, que es la única que queda por probar, y que por tanto creo que tiene posibilidades reales de influir en la sociedad y fomentar un clima católico y patriota, que es de lo que se trata con más o menos concejales.
En resumen es un partido de carácter nacional, fie a la ortodoxia y novedoso en la estrategia. No voy a entrar en el juego de criticar a otras formaciones porque a mí la que me ocupa es la mía y porque es algo que considero nocivo, pero tampoco me agrada que desde partidos que nos cumplen con los tres requisitos formulados se ataque al mío, aunque sólo sea porque el que tiene el tejado de vidrio no debe tirar piedras al del vecino.
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