He respondido la opción: "Me da lo mismo", por una mera cuestión de falta de fe en el futuro, y porque pienso también que tener que elegir en la actualidad (y subrrayo esto último de "en la actualidad") entre "monarquía" o "cualquier otra cosa" tengo que decir, para mi mas absoluto desconcierto, que me resulta una cuestión baladí en sí mísma, si el gobierno se realiza siempre bajo los principios tradicionales de la Doctrina Social de la Santa Iglesia Católica (cosa harto improbable hoy día...) y siempre que el poder civil se ejerciera en todo momento de manera totalmente alejada del actual sistema liberal-capitalista, socialista-marxista o socialista-herético (cosa aún mas improbable hoy día todavía...).
Yo quiero un gobierno católico y me da igual que el gato que sentemos en la poltrona sea verde o sea negro, siempre y cuando cazara buenos ratones y se mantuviera férreo en la tradición del cristianismo. Deseo un sistema que asegure plenamente que no vayan a darse desviaciones ni corrupciones, o relativismos a esta regla de gobierno, y por desgracia, esa seguridad hoy día no me la da ningún modelo de gobierno.
Ya he dicho en alguna otra ocasión que, en la actualidad, no creo en ningún rey, ni creo en ningún otro reinado que en el Reinado de Nuestro Señor Jesucristo. Hasta entonces... me conformo con tener un buen gobierno que sea católico, y sepa ser justo justo y bueno, y quiera gobernar según la tradición de la Doctrina Social de la Iglesia, alejado siempre y en todo momento de cualquier tentación de "confraternizar" o "contemporizar" en nada con el actual modelo liberal, por muchas críticas que recibiera por este "sectarismo" o "integrismo" (que es así como sería visto y presentado al mundo por el resto de naciones instaladas en el actual sistema y por sus medios de contaminación social). Esta actitud férrea en la tradición de nuestro gobernante sería el acto mas REVOLUCIONARIO que podría hacerse contra el actual sistema político.
DOCTRINA SOCIAL CATÓLICA FRENTE AL LIBERALISMO, ésto es lo que pido. Y cumpliéndose este principio me daría exactamente igual que el gobernante se ajustara sobre su cabeza una corona o solamente llevara un sombrero. El triunfo de la Ciudad de Dios, que decía San Agustín, es lo que deseo.
Y por eso grito ¡¡VIVA CRISTO REY!!.
Un saludo
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