Tema: Tópicos y prejuicios a la hora de presentarte como tradicionalista

Depende un poco de cómo lo presentes y de la inteligencia del interlocutor. La mayoría de la gente está programada por la escuela para reaccionar en contra de ciertas palabras o conceptos, por lo que suele convenir dar un rodeo si la otra persona no maneja conceptos serios y sólo elementos propagandísticos.

Lo cierto es que los que trabajaban en los señoríos trabajaban mucho cuando, pero tenían unos 180 días de vacaciones al año. La riqueza de expresiones culturales de la Edad Media es producto en gran medida de la gran cantidad de tiempo libre que tenían. La cultura prefabricada y facilona actual, es resultado justamente de lo contrario.

Depende un poco de cómo lo presentes y de la inteligencia del interlocutor. La mayoría de la gente está programada por la escuela para reaccionar en contra de ciertas palabras o conceptos, por lo que suele convenir dar un rodeo si la otra persona no maneja conceptos serios y sólo elementos propagandísticos.

Es cierto, la mayor parte de la gente reacciona así por ignorancia. Pero, pensándolo bien, no me sorprendería que algunos reaccionen así deliberadamente para caricaturizar a propósito al tradicionalismo, como forma de ridiculizarlo y así descalificarlo. Es una táctica muy común en rojos, progres y liberales: todo aquello que no encaja dentro del discurso comúnmente aceptado, no merece ser tomado en cuenta; todo lo que se sale diez grados a la derecha, a la izquierda, arriba o abajo de sus marcos, son extravagancias peligrosas.

Lo cierto es que los que trabajaban en los señoríos trabajaban mucho cuando, pero tenían unos 180 días de vacaciones al año. La riqueza de expresiones culturales de la Edad Media es producto en gran medida de la gran cantidad de tiempo libre que tenían. La cultura prefabricada y facilona actual, es resultado justamente de lo contrario.

Es verdad. Se trabajaba mucho, pero la finalidad no era obtener excedentes, sino solo tener lo necesario para satisfacer las necesidades propias de uno y sus familias; de forma que, una vez que se tenía lo necesario ya no tenía sentido acumular y seguir produciendo, y en vez de ello, se prefería dedicar el tiempo a otras actividades (no económicas, propiamente dichas). Eso era lo común en todas las economías no capitalistas. Como la gente no estaba inmersa en la cultura del capitalismo, no producía para acumular y tener excedentes; la finalidad de la producción era tener lo necesario. Eso está bien documentado. Claro, varios historiadores interpretan con ojos modernos ese fenómeno y lo evalúan negativamente, resaltando lo mucho que se perdió o se dejaba de producir (Le Goff creo que es uno de los que hace un juicio en este sentido). Para ellos, al parecer, la finalidad del hombre es la producción, y no es la producción la que está en función del hombre. De más está decir que no se dan cuenta del otro aspecto de esta vida no centrada en lo económico: el poder dedicar el tiempo a otras actividades más espirituales.

¿Y qué me dicen de la manía de atacar a la Iglesia? Estoy acostumbrándome -lo que me preocupa- a ciertos tópicos sobre ataques gratuitos y sin fundamentos, a veces vomitivos, al catolicismo. Tengo por mucho, repetido el discurso de muchos que se consideran creyentes pero que ni locos practican porque la Iglesia esto o aquello... Como si con "creer" bastara: "Yo creo en Dios, pero no en la Iglesia...", "¿Tú has visto el Vaticano?, ¿eso es el mensaje de Dios?, ¡Jesús está en la pobreza!...

Hace poco, en un pequeño debate improvisado, una conocida empezó a hablarme sobre la película de "Avatar" y a afirmar que el cristianismo se cargó la convivencia de los pueblos que, según ella, vivían en perfecta armonía y avance cultural, hasta que "llegaron los cristianos y quemaron la biblioteca de Alejandría e impusieron el oscurantismo"...
Sin entrar en explicarle la "leyenda negra" promulgada a los cuatro vientos por la masonería, le contesté que estaba hablándome de una "película", y empecé a darle datos que no quería escuchar como por ejemplo, que no era menos cierto que, en aquel tiempo, ardieran Obispos o que, esa convivencia entre los pueblos no era tan "bonita" como desde ciertos sectores se nos vendía.

El debate, entonces, giró radicalmente y la conocida empezó a criticar la riqueza de la Iglesia Católica. Aproveché que su línea argumental se apoyaba en los franciscanos/jesuitas como ejemplo del mensaje de Jesús (pobreza) para plantearle lo siguiente: Lo que ellos decidieron fue precisamente eso: el voto de pobreza, al mismo tiempo que propugnaban que en los templos (el altar sobre todo) no se debía reparar en ofrecer lo mejor a Dios. Le dije: ¿y por qué no íbamos a ofrecer a Dios nuestro mejor arte? ¿Es que a caso tenemos que volver a las catacumbas o, celebrar las misas en garajes?

Como no entraba en razón, no pude más que recurrir a lo esencial: Dios nos ama y el mensaje de la Cruz es lo que debe movernos. Gozar las misa con nuestros hermanos es esencial para nosotros, católicos, y la invité a que viniera conmigo para que se quitase prejuicios. No lo conseguí. Ella es más feliz, poco más que adorando a la naturaleza...

Rezar por ellos y por todos los enemigos de la Iglesia, compañeros.
El único acto que nos queda. Eso, y leer.