De aquellos barros, vienen estos lodos. da la impresión de que además de escandalizar lo que está sucediendo, también extraña. Pero hay que establecer ciertos supuestos previos: primero, comentar no significa empatizar, simpatizar ni compartir. Segundo, todos estos movimientos tienen unas causas y representan unas consecuencias. Ponerles límites porque no son católicos no es ni medianamente lógico, pero es que además igual es preferible que las sociedades europeas Acaban islamizadas, ¿no nos estamos quejando constantemente de la hipotética por ahora Eurabia? ¿acaso en este mismo sitio no se ha despotricado por activa y por pasiva hablando de estos problemas, que si Al-Marsilia, que Londonistán, hoy materializado?

Un rasgo que define la ideosincrasia de cada pueblo es cómo se ve a si mismo, ¿acaso alguien cree que todas esas gentes carecen de argumentos y convencimiento de que están actuando correctamente y en legítima defensa? Las influencias de Évola son ínfimas en esa gente, si acaso a nivel de cuatro pirados, generalmente inmaduros, tal como pasa aquí, porque para "evolianos" los tenemos en España a puñados. Lo que hay son otras cuestiones, lo que hay es un enfrentamiento larvado de civilizaciones y al que le pilla en medio va dado. Todo esto no son sino los prolegómenos de lo que nos espera en un futuro. Esto es, siguiendo un símil muy actual, un sunami que está empezando a crecer.

Hay a quienes no les gusta ni oír hablar del tema, pero ahí están Los Evangelios en cuyos contenidos encontramos pasajes más que inquietantes, un Apocalipsis de San Juan que habla de Gog y Magog, del "Rey del Norte" y del "Rey de Egipto". Nada de interpretaciones, pero si de meditaciones y búsqueda de explicaciones ante lo que pasa, hechos y acontecimientos que ni sociólogos, ni antropólogos sociales sinceros encuentran explicación.

Luego, buscar un Carlismo o un Falangismo fuera de nuestras fronteras no tiene sentido, son dos fenómenos históricos y políticos exclusivamente hispanos, pero si hay paralelismos, fuerzas no organizadas, corrientes muy minoritarias, con las que podría haber un grado de conexión, entendiendo previamente que Carlismo y Falangismo, tienen tantas diferencias entre si como similitudes. En el mundo anglosajón tenemos esto:

El distributismo es aplicable hoy

Por un distributismo español

Decía TOLKIEN: "Tierra Media...no es el nombre de una tierra de nunca jamás sin relación con el mundo en que vivimos. Es sólo un empleo del inglés medio middel-erde o erthe, una alteración del inglés del inglés antiguo Middangeard: <<el nombre de las tierras habitadas de los Hombres entre los mares>>

CARTAS TOLKIEN, "Carta 165".

La Tierra Media es una idea asentada sobre Europa. Más abajo en azul, lo que tengo escrito en mi firma desde hace tiempo, el texto está publicado en 1958, ¿premonitorio o fácilmente deducible a partir de la filosofía política de BERDIAEFF?

"Aragorn tiene éxito allí donde Carlos y otros fracasaron. En lugar de la derrota y el llanto en el campo de Culloden, tenemos la victoria y el regocijo en el campo de Cormallen. En la Tierra Media la buena vieja causa triunfa. Los Dúnedain, tan semejantes por su historia a los jacobitas, carlistas y legitimistas, obtienen al fin la victoria."

J.R.R. Tolkien. Señor de la Tierra Media Edición de Joseph PEARCE. MINOTAURO. Pág., 82


No estamos ante problemas nacionales, sino ante un problema común que está transformando toda Europa. En cada país están reaccionando a su manera, aquí seguimos mirando las moscas mientras de vez en cuando nos rasgamos las vestiduras o echamos una caña al caletre, según gustos y pareceres.





"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."


En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47