Pues a mí me parece tan aventurado decir que Ramiro Ledesma no se consideró fascista como pretender no existían fascistas en España. La frase que cita ReynoDeGranada yo la interpreto de diferente manera (la pongo en contexto):
En este discurso, que por otro lado es de inspiración fascista ("las dos palancas", que diría el propio Ramiro), yo entiendo que Ramiro Ledesma no dice que no le guste el fascismo, sino, al contrario, que si no se puede salvar España a través del fascismo pues hay que dejarlo de lado.Hay hoy en España dos cosas inesquivables, dos angustias, a las que hay que dar expansión histórica gigantesca. Una, extirpar la poquedad actual de España, dar a los españoles una Patria fuerte y liberadora. Otra, satisfacer los anhelos de justicia de la gran mayoría de la población, que vive una existencia difícil y encogida, muchas veces miserable. Estos dos son imperativos de tal relieve, que su logro debe estar por encima de todo, presidiendo la empresa revolucionaria de los españoles, tras su grandeza y liberación. Y para darles cara se pisotea todo lo que haya que pisotear, desde la ordenación económica vigente hasta el tipo de vida melindroso y chato de las actuales clases directoras. Las palabras valen poco. Si esa empresa requiere que se verifique al grito de '¡Abajo el fascismo!', pues a ello
Estas otras palabras del propio Ramiro, directamente hablan por sí mismas:
No pretendo entrar a valorar el fascismo aquí, simplemente decir que no puede contarse lo que no es. Y es que pretender ver al falangismo y el fascismo como movimientos disociados (cuando no antagónicos) no se corresponde de ninguna manera con la realidad, son malabares hechos de manera interesada. Y, bueno, si tuviésemos una máquina del tiempo para viajar a 1940, se nos declaraba fascista hasta el apuntador. Pero a toro pasado nadie quiere estar en el bando perdedor.El fascismo es la forma política y social mediante la que la pequeña propiedad, las clases medias y los proletarios más generosos y humanos luchan contra el gran capitalismo en su grado último de evolución: el capitalismo financiero y monopolista. Esa lucha no supone retroceso ni oposición a los avances técnicos, que son la base de la economía moderna; es decir, no supone la atomización de la economía, frente al progreso técnico de los monopolios, como pudiera creerse. Pues el fascismo supera a la vez esa defensa de las economías privadas más modestas, con el descubrimiento de una categoría económica superior: la economía nacional, que no es la suma de todas las economías privadas, ni siquiera su resultante, sino, sencillamente, la economía entera organizada con vistas a que la nación misma, el Estado nacional, realice y cumpla sus fines.
Marcadores