Y debe tenerse en cuenta que el golpismo, las conspiraciones militares e intervención de militares en política fueron algo "normal" o por lo menos frecuentísimo en todo el mundo (excepto en EEUU e Inglaterra y países de su órbita) en Hispano-América, África, Asia y por supuesto en Europa durante los siglos XIX y XX. No llamaba la atención en absoluto, era una especie de accidente, y se mantenían relaciones diplomáticas con golpistas sin ningún problema Otra cosa era la posterior represión de los enemigos políticos, aunque no siempre era cruenta.
Yo recuerdo que en mi adolescencia, en los 70, noticias golpistas y derrocamientos en Africa eran mensuales. No se llegaba a saber si era más dictador el derrocado que el golpista. Y en Hispanoamérica el baile era también continuo, poniendo como quitando dictadores (aparte de Videla y Pinochet, estuvo Banzer en Bolivia, Uruguay con Bordaberry, Somoza en Nicaragua, Stroesner en Paraguay, Velasco Alvarado en Perú, antes Trujillo en la Rep. Dominicana, en Brasil...). No se escandalizaba nadie, no había nada de particular, solo los comunistas (salvo cuando el tema les dejaba en evidencia como los Kmers rojos en Camboya..., de los que hoy tampoco dicen nada) que nunca eran de fiar.
Lefebvre era personaje de otra época y como cualquiera de entonces estaría acostumbrado a esos vaivenes. El solo veía el lado favorable o no para el catolicismo, sin más complicaciones: el de Pinochet, como otro golpe de tantos.
Y repito que la histeria actual es fruto de la caída del comunismo y del volcarse antiguos comunistas en reescribir la historia, en "buenos y malos" según el sentido marxista, usando para ello las palabras "golpe de Estado, dictador, dictadura, derechos humanos, genocidio" contra todos los que en aquel entonces solo pretendían prevenir a sus países de dictaduras, gulags, genocidios y campos de concentración precisamente de aquel comunismo al acecho.
Los sacralizados "modos democráticos" actuales son una especie de pacto tácito entre el antiguo marxismo y liberales antes temerosos del comunismo.
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