Estimados amigos: Creo que la primera trampa que nos ponen es la del lenguaje. Se está hablando de "gays" en este hilo, y yo -personalmente, no les llamo así: "alegres", sino como en el Siglo de Oro los llamaban nuestros antepasados, por caso Quevedo: "bujarrones"... O más recientemente, "maricones" como diría Camilo José Cela.

Llamarlos "gays" es darles el gusto de llamarles "alegres", y no creo yo que haya "alegría" en ningún vicio, y menos todavía en lo contra-natural.

Los bujarrones se han apartado -por sus tendencias, y más todavía por su praxis- de la "ortofisis" (esto es, de la naturaleza ordenada): y ahí no hay alegría. Miradles la cara en sus cabalgatas, son la viva estampa de la provocación y la procacidad. Así es como aparentan la alegría y la fiesta que no tienen. Sería también interesante saber los casos de violencia doméstica en aquellas "uniones de bujarrones" que comparten casa. El índice sería más elevado de lo que están dispuestos a reconocer las estructuras mediáticas que los favorecen y miman.

Aquilífero: la cita es de Louis Ferdinand Céline, y creo recordar que está en su libro "Viaje al centro de la noche"; literalmente, viene a decir: "El culo (sic) es la mina de oro del pobre".