Otra cosa que no me gusta del fútbol es que los equipos se compran jugadores unos a otros. Es decir, compran seres humanos como si fueran mercancía. Esto siempre me ha recordado al esclavismo, aunque los traten bien y les paguen mucho. Y para colmo, por si no parecía suficientemente esclavista, hoy en día futbolistas de raza negra en equipos europeos. Al menos cuando yo era chico lo normal era que los futbolistas fueran naturales de su país. Es más, entre los del Barça y el Español abundaban los apellidos catalanes, en el Atlético de Bilbao y Real Sociedad apellidos vascos y en el Celta de Vigo apellidos gallegos, ya que solían ser de la propia ciudad de la que fuera el equipo. Pero eso era cuando el fútbol era un deporte y no un negocio.
Marcadores