Fuente: Hoja Oficial del Lunes, 2 de Junio de 1975, página 10.
FAL CONDE, UN ESPAÑOL EJEMPLAR
La muerte nos acaba de arrebatar a quien ha sido ejemplo de fervorosa fe cristiana, profundo patriotismo e inconmovible lealtad a los gloriosos ideales de la Tradición. A un español ejemplar.
Y el corazón y la mente se resisten a creerlo. Porque para nosotros, para el pueblo tradicionalista, Don Manuel Fal Conde, nuestro Jefe Delegado de la Comunión Tradicionalista en los tiempos difíciles de la Patria, aunque enfermo desde hacía largos años, prácticamente sin poder actuar, era todo un símbolo en que se resumían las mayores virtudes de la raza.
Con un prestigio moral tan extraordinario (no sólo entre toda la gran familia carlista, sino entre numerosos españoles de buena voluntad, que, aun sin compartir sus ideales, conocían y admiraban su gran inteligencia; su clara visión del futuro; su sólido espíritu cristiano, y, como tal, social, soñando con una gran Obra Nacional Corporativa en beneficio principalmente de las clases más humildes, desterrando las luchas partidistas y de clases; su entereza; su valor; su austeridad franciscana y honradez insobornable, ligado a su inmenso espíritu de sacrificio, por encima de su propia conveniencia particular), su pérdida puede bien calificarse de irreparable. Más aún cuando su presencia de hombre sin tacha, y uno de los pilares de la Cruzada (en estos momentos en que tantos la ponen ahora en entredicho o “chaquetean”), era más necesaria.
En muchos recios corazones, especialmente del sufrido pueblo carlista, hay lágrimas de verdad, pena sincera. Porque Don Manuel Fal Conde fue un hombre fuera de serie, y el tiempo, cuanto más transcurra, le ira haciendo justicia, aunque estimamos que ya es hora –la muerte hace olvidar en las almas nobles cualquier herida o resentimiento– de que se reconozcan sus valiosos servicios a la Patria.
Los que formamos parte de la generación del 18 de Julio. Los que continuamos leales a aquella fecha histórica en que se inició la Cruzada que había de salvar a España del comunismo –es conveniente recordarlo a los ciegos de mente, desagradecidos y olvidadizos que la quieren enterrar–, y, con ello, de convertirnos en una colonia soviética, como lamentablemente vienen padeciendo numerosos países europeos en pleno siglo XX, y actualmente en peligro la Península Ibérica de que la Historia se repita, no podemos pasar por alto su labor sin desmayos al noble servicio de la Patria, interviniendo de forma decisiva en la preparación del citado glorioso Alzamiento, con un fervor tal que estaba dispuesto, según está demostrado y reconocido, caso de no querer comprometerse las demás fuerzas, a alzarse la Comunión Tradicionalista, nuevamente, sola con sus requetés.
Mientras tantos políticos –salvo excepciones muy honrosas–, en medio del desastre, aconsejaban “paños calientes”, sin atreverse a reaccionar virilmente.
Ése era Don Manuel Fal Conde. Un español de cuerpo entero. Un auténtico Quijote que, en medio de un mundo materializado y oportunista, renunció a honores y posibles riquezas en la hora del triunfo por lealtad a sus firmes convicciones.
Prefirió, como tantos mártires de la Historia del Carlismo, morir pobremente, sacrificando su vida por España.
Por eso nos queda el consuelo a todos los buenos tradicionalistas, y, en particular, a los antiguos combatientes del Requeté, de que haya sido leal hasta la hora de su muerte al lema de nuestra ordenanza: “Ante Dios no serás héroe anónimo”.
Por eso Don Manuel Fal Conde, muerto físicamente, continuará viviendo eternamente entre nosotros, y su vida será perenne y valioso ejemplo para las generaciones presentes y futuras, alentándonos desde el Cielo (donde estamos seguros lo habrá acogido la misericordia divina) a continuar luchando sin desalentarnos, en estos momentos de dudas y zozobras, de confusión y divisiones, por una España mejor para todo el pueblo español, unidos con nuestra fe de cristianos y patriotas en una auténtica comunión.
Por todo eso y mucho más, los antiguos combatientes de Tercios de Requetés de la Cruzada no te olvidamos.
Manuel Ángel Viéitez Pérez
(Secretario de la Junta Nacional de la Hermandad de Antiguos Combatientes del Requeté)
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