Conozco a lebaniegos que así me lo han dicho. "Aquí llamamos montañeses a los de Santander, Torrelavega, Lamasón, todo lo de "abajo". Todo esa zona es la Montaña". Evidentemente saben que también el término "la Montaña" se usaba para denominar a la provincia, pero ellos, espóntaneamente, cúando alguién tenía que bajar a Santander, a Torrelavega, por ejemplo, decían "tengo que ir a la Montaña", etc.
Fíjate, Comillano, en esta frase de 1891, que concuerda pefectamente con lo anterior.
Por eso en toda la Montaña, y aún fuera de ella, pues de los de la Liébana
no se llaman montañeses, tanto por ambición como por amor propio.
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Amador de los Ríos. España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza e historia. (1891)
Vuelvo a colgar otra curiosidad.
La escritora cántabra Concha Espina, en un artículo publicado el 2 de abril de 1927 en el diario madrileño La Libertad, aunque escrito en marzo de ese mismo año, cuenta como gracias a las importantes cantidades económicas que invirtió en su tierra, se le había adjudicado en la entonces denominada Provincia de Santander de forma afectuosa el título de Duque de Cantabria:
"Dicen que una vez a Cantabria la gobernó un duque. (...) Revive hoy en nosotros con fuerte obstinación la memoria de aquella jerarquía. Duque de Cantabria decimos, y nos suena muy bien, no a la frase y hueca redonda, sino a recio poderío, saturado por la braveza del mar y del monte, a rehabilitación señorial, ancha y robusta, hincada en la Historia, con masteleros navegantes, con surcos fértiles, camino de las Américas. Es que nos sugestiona la imagen actual de un hombre a quién instintivamente se ha llamado en nuestro país Duque de Cantabria. (...) Este montañés, Duque de Cantabria por aclamación sentimental de un pueblo y por derecho de tributos económicos, tiene cerca de sí la mano blanca de una musa que coincide siempre con el ademán extendido de millonario."
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