Uno de los poetas argentinos más renombrados fue Baldomero Fernández Moreno. Nació en Buenos Aires en 1886 pero su padre era de la Montaña, concretamente trasmerano natural de la localidad de Bárcena de Cícero. En 1892 volvió el padre, junto a su familia, a su localidad natal. En 1897 su padre regresó a Buenos Aires y entre 1898 y 1899 vivió en Madrid en casa de unos tíos. Murió en Buenos Aires el 7 de julio de 1950, de un derrame cerebral cuando 73 años de edad.
Uno de sus libros más famosos es "La Patria desconocida" de 1942. De él he extraído las siguientes líneas, en las que el pueblecillo que se nombra, San Pedro, es una aldea cántabra situado en el Valle de Soba. El padre de Baldomero era pariente de Avelino Gutiérrez, ilustre doctor sobano natural de dicho pueblo de San Pedro, español a ultranza , que también vivió en Argentina dónde fue una eminencia. La Academia Nacional de Medicina de Argentina entrega cada dos años un Premio Avelino Gutiérrez. Veamos las líneas del poeta Fernández Moreno:
"Yo no era montañés, como todos mis compañeros. Yo me sabía una excepción. Yo era cosa clara y radiante que implica la palabra argentino en su dulce sonoridad. Yo suspiraba por mi suave Argentina, con todas las potencias de mi alma aspiraba a la patria desconocida. En el otro pueblecillo, San Pedro, llamado sin duda así porque desde él, tan alto estaba, podría verse el llavero celestial, sólo gasté temporadas, pero tan sabrosas que el espíritu y la pluma han tenido necesidad de evocarlas. ¡Y qué trabajo engorroso! No hay idea entre nosotros, hijos de la pampa, de cómo son aquellos pueblecillos ni sé qué adelanto con insistir en que estaba en Cantabria y en plena Montaña. Habría que llevar el índice hasta el mapa y ponerlo, caso de que lo encontráramos, sobre el minúsculo punto negro correspondiente, y que a su contacto, como a un conjuro, se iluminara por un momento para que todos lo viéramos y luego fuera más fácil intentar su descripción. Ni tampoco nos servirían de ayuda nuestras localidades montañesas. Siempre les faltarían siglos de historia, la parcelación en pequeñas propiedades, el aprovechamiento de una vara de tierra y hasta la pobreza, todo lo cual adoba de un modo tan especial el paisaje y sus hombres. ¡Quién me habría de decir a mí, niño de diez o doce años, que andando el tiempo habría de traer envuelto ¡en mas cuartillas, dibujado con la voz en el espacio, aquel pueblo tan pobre, tan reducido que confundía sus casas y chozas con la piedra y la tierra, y cuyos habitantes tenían un aspecto tan de corteza, tan de pedrusco, pero tan nobles y tan limpios como los robles y los arroyos"
En "Guía caprichosa de Buenos Aires.. Baldomero Fernández. Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1965" aparece el siguiente texto:
Uno era de Logroño, otro de Palencia, dos de Santander. Los observé con todo cuidado : eran jóvenes. Venían directamente de la aldea, de llevar las vacas al monte, de beber de bruces en un regato, de ayudar a misa. Traían una transparencia y una inocencia de cristal, de invierno con sol. Sobre todo uno de ellos, con el pelo castaño al aire. El de Palencia, que estaba sentado, y más alto, le pasaba la mano por la cabeza, como animándole. Cuatro pequeños emigrantes, cuatro conquistadores de traje de confección y corbata suelta. Irrumpí en conversación:
¿Así que tú eres de Comillas?
— Sí, señor.
Baldomero Fernández Moreno.
— Sí, señor.
— ¿Y el marqués? —
¿Mi tío? . Bueno.
Yo les dije que había vivido en Bárcena, Cantabria. Sonreían y no me querían creer, pero les di tantos datos, que iban desde el olor del prado al salir de la escuela hasta el son de las campanas, con una bandada de vencejos entre ambos, que acabaron por convencerse. Y al rato, fui como mi padre, y como ellos, y como yo. Les hablé del trabajo, de la voluntad, de la economía, de todo lo que ellos sabían mucho mejor que yo. — Sí, pero las Américas están muy explotadas — dijo el más despabilado, que lo eran todos.
Tiene dedicado en Santander un busto ubicado en uno de los bancos de la avenida de Reina Victoria que fue descubierto por el embajador de Argentina, José Campano, con la siguiente dedicatoria: "Poeta argentino, cantor de la Montaña. Ofrenda del Centro Montañés de Buenos Aires al Instituto Cultura Hispánica de Santander". A lo largo del respaldo del banco está grabado el siguiente fragmento poético: "
... un parlar montañés de viejecita bruja que narra una conseja mientras mueve la aguja el mismo que ennoblece, hermano, mi cantar". «Honró con su presencia el descubrimiento de este busto el Excmo. Sr. D. José Campano, embajador de Argentina el 13 de septiembre de 1974»,
La biblioteca pública del trasmerano municipio de Bárcena de Cícero lleva su nombre: "Biblioteca Pública Municipal Baldomero Fernandez Moreno"
http://www.escritorescantabros.com/e...baldomero.html
En 1933, a uno de sus hijos, entonces con cinco años de edad y llamado Manrique, el poeta Baldomero Fernández le dedico esta entrañable poesía en 1933:
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