Respuesta: Franco volia incorporar Lleida a Aragó
La Historia es la Historia, lo que se pretendía era acabar con el separatismo nacionalista. Pero esta no era una solución, empezando por su ilegitimidad y continuando porque hubiera sido un mamarracho cuyos efectos hubiesen sido aún peores que lo que hoy conocemos.
Franco fue capaz de hacer cosas positivas, pero también tuvo sus paranoias: una Armada Imperial"; su frontal oposición a potenciar el Carlismo en el País Vasco como única vía real para frenar y acabar con el separatismo vasco (recomendación que le hicieron una comisión de militares que habían estudiado el asunto); no querer ni oír de hablar de la restauración de la Monarquía Tradicional; rechazar de plano la posibilidad de que la República Dominicana se convirtiese en una comunidad autónoma voluntariamente integrada en España; no haber hecho una transmisión de poderes cuando todavía no era un anciano decrépito; no haber nombrado a otro sucesor... y ahora esto.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Marcadores