Con boina roja y brazo en alto... Eso sucedía en 1939.el Caudillo, con uniforme de Infantería y tocado con boina roja, saludó a quienes le esperaban y con sonrisa y brazo en alto
¿Quien se imaginaría entonces que 30 años después nombraría Franco como sucesor a Juan Carlos, hijo de don Juan de Borbón, hombre de reconocida simpatía hacia el liberalismo?
Por otra parte, aterra comprobar que a los únicos que juraron sus cargos en serio, creyendo en las verdades eternas que juraban, les estaba reservado por la Historia el desprecio y el olvido. Y que solo se mantendrían vigentes y gozarían de perfecta (y longeva salud) los regímenes nacidos o bien de perjurios o de ateísmos, o de matanzas de religiosos...
En todo este horror debe encerrarse un profundo arcano, que quizás en la otra vida, esperemos, nos sea revelado.
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