Respuesta: Medicina antroposofica y ortomolecular
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autosuficientes
Disculpa, no voy a entrar en plémicas sobre lo que es la medicina o no, pero te recomienda que leas "La estructura de las revoluciones científicas" de Thomas Kuhn un científico, y luego me cuentas lo del paradigma de la medicina Una y la ciencia una. Para mí mientras alguien o algo cure a un paciente es un médico y una medicina. Saludos
Hay algunos aspectos a considerar en este amago de discusión: en efecto el ensayo de Thomas S. Khun La estructura de las revoluciones científicas y sus secuelas como Segundos pensamientos sobre paradigmas, aunque parte de la condición de físico del autor, sus planteamientos se hacen extensivos a lo que es el quehacer empírico o científico. Para ello plantea en sus argumentaciones la consideración de una clasificación de lo que es "ciencia extraordinaria" o "paradigma" que se establece ante nuevos descubrimientos, contrastaciones y admisión de la nueva teoría o incluso modelo, a modo sustitutorio del viejo paradigma ya superado. Y la "ciencia ordinaria" que se practica a diario en centros educativos o en hospitales, por citar dos casos. Y es que la obra de Khun se enmarca en las ya clásicas discusiones epistemológicas entre empiristas y metafísicos. De hecho la publicación del título citado dió paso a un congreso en Londres en el que participaron eminentes epistemólogos como Lakatos, Musgrave, etc., etc.
Por otro lado la Medicina, con mayúscula, en efecto es UNA, luego hay ramas o especialidades, necesarias dada la complejidad del organismo humano y de las algo más de 4.000 enfermedades que lo afectan. Y la Medicina es paradigmática, por tanto científica, gracias al gran número de descubrimientos mediante estricta investigación que ha ido realizando a través de los siglos, y lo es por la aplicación "rutinaria" del día a día, sea en atención primaria o en el tratamiento y cirugía de problemas mayores.
Sin embargo, hay aspectos que siguen, y creo que seguirán, sometidos a discusión, por ejemplo y desde un enfoque socio-antropológico "¿qué es la enfermedad? y ¿quién es el enfermo?
Pero aun así planteadas, estas dos cuestiones no presuponen un reconocimiento ni explícito, ni implícito, de la realidad o la legitimidad de las actuaciones de individuos "que curan". Si tal fuese cierto, todos seríamos médicos en algún momento de nuestras existencias, como todos seríamos policías, abogados, jueces, árbitros de fútbol, toreros, ingenieros, arquitectos, fontaneros o mecánicos, por ejemplo.
Un médico no es sólo alguien que diagnostica y cura, un médico es un especialista en la somatología humana y, suele ser incluso, un especialista también en la parte anímica. Todo el componente humano de la medicina sabe que el diagnóstico y terapia de la enfermedad están asociados a la psiqué del enfermo. Pero, además, la diagnosis y el tratamiento no se hacen asociándolos al medicamento, éste es parte sólo, sino al conocimiento de causas anteriores y efectos posteriores. A ello hay que añadir la práctica de un compromiso que supone una puesta en común para todo el mundo de cualquier descubrimiento, mientras el curandero se reserva "sus secretos" para sí.
Por último, a un enfermo no se le pueden dar explicaciones hablándole de "paradigmas". El enfermo tiene tal confianza en su médico que raya en la fe.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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