A ver; yo puedo violar a diez niñas y luego decapitarlas. Despues puedo estar lleno de culpa y arrepentimiento, pero el mal ya está hecho, no dejó de ser un monstruo por mas que me confese y todo lo que quieras, ya estoy condenado.
A ver; yo puedo violar a diez niñas y luego decapitarlas. Despues puedo estar lleno de culpa y arrepentimiento, pero el mal ya está hecho, no dejó de ser un monstruo por mas que me confese y todo lo que quieras, ya estoy condenado.
Déjese de analogías que no se siguen y que no guardan relación con el tema: Einstein participó en el estudio y desarrollo del uso de la energía nuclear, pero NO fabricó ninguna bomba y aún menos la arrojó. Más todavía, no hubo una sola carta a Roosevelt, sino dos y mientras en la primera animaba a la construcción de armas nucleares por el peligro que suponía que los nazis estaban ya desarrollándola, en la segunda le encareció que parase el programa nuclear. Desde luego, usted no tiene madera de abogado.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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