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Tema: Benedicto XVI y Galileo

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  1. #1
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    Re: Benedicto XVI y Galileo

    Pero Valmadian; si el texto y las citas del mismo a las que usted alude no son mías sino del entonces Cardenal Joseph Ratzinger en una conferencia que pronunció en la Universidad de La Sapienza en 1990.

    Estas valientes palabras no le salieron gratis, pues fueron usadas por los profesores y estudiantes ateos de esa misma Universidad para impedir la conferencia inaugural del año académico que el Papa Benedicto XVI iba a pronunciar en 2008.

  2. #2
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    Re: Benedicto XVI y Galileo

    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    Pero Valmadian; si el texto y las citas del mismo a las que usted alude no son mías sino del entonces Cardenal Joseph Ratzinger en una conferencia que pronunció en la Universidad de La Sapienza en 1990.

    Estas valientes palabras no le salieron gratis, pues fueron usadas por los profesores y estudiantes ateos de esa misma Universidad para impedir la conferencia inaugural del año académico que el Papa Benedicto XVI iba a pronunciar en 2008.
    Si, ¿y? Hasta donde yo sé, al Santo Padre se le atribuye infalibilidad en materia de Fe y que yo sepa también, ni el geocentrismo, ni el heliocentrismo lo son. Disculpe, pero no intente enrredarme.

    ¿Conoce y ha leído este título?:

    Creación y Evolución. Un encuentro con el Papa Benedicto XVI en Castel Gandolfo. Prólogo del Cardenal Christoph Schönborn. Editorial CLARET, edición de 2007 y primera edición española Barcelona 2008.

    Editado por Stephan Otto Horn SDS y Siegfried Wiedenhofer, por encargo del círculo de antiguos alumnos del Papa Benedicto XVI.

    Texto de la solapa:

    En el año 2005, el arzobispo de Viena, cardenal Christoph Schönborg, con un artículo que publicó en el New York Times provocó un debate sobre creación y evolución que tuvo repercusión mundial. El Papa Benedicto XVI encargó al cardenal que abordase con más detalle esta problemática y la discusión de aquel momento alrededor del evolucionismo y el creacionismo, pidiéndole que en la reunión anual de antiguos alumnos se debatiese sobre este tema. Este libro documenta el interesante encuentro convocado por el Papa Benedicto XVI en el año 2006 en su residencia de verano de Castel Gandolfo para tratar el tema de la creación y la evolución. El libro contiene las ponencias que se leyeron sobre ciencias naturales, filosofía y teología, así como el debate siguiente en el que el papa Benedicto XVI también intervino."

    Según sus planteamientos personales ¿considera que puede haber fundamento para una reunión así con tales contenidos? O, por contra, la posición de la Iglesia es clara al respecto, en cuyo caso ¿para qué celebrar semejante debate?

    Mire al Papa en la Universidad de La Sapienza la razón del boicot no fue otro que el de la condición del propio Santo Padre. Y esta "costumbre totalitarista" es muy frecuente en muchas universidades por parte de rojos y materialistas ateos que "no permiten" que se les lleve la contraria desde cualquier posición que no sea la suya. Y, ya el energúmeno de Richard Dawkins quiso impedir la visita del Santo Padre a Gran Bretaña, y sin saber siquiera de qué iba a hablar. Sólo por el hecho de ser católico y punto. Lo dicho no intente enrredarme, porque eso no es permisible. Conteste usted si sabe y si no déjelo estar.
    Xaxi dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  3. #3
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    Re: Benedicto XVI y Galileo

    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    Pero Valmadian; si el texto y las citas del mismo a las que usted alude no son mías sino del entonces Cardenal Joseph Ratzinger en una conferencia que pronunció en la Universidad de La Sapienza en 1990.
    Se me había olvidado comentar algo sobre esto que afirma. Yo no me he referido a las palabras de Ratzinger, esas ni las he mencionado. He replicado a sus comentarios, los de usted. Por favor relea mi respuesta y aún queda un aspecto en el tintero: hablar del mito como referido al helicocentrismo de Galileo. Para mito el geocentrismo. Pero ya hablaremos de lo que es un mito.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  4. #4
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    Re: Benedicto XVI y Galileo

    Se me había olvidado comentar algo sobre esto que afirma. Yo no me he referido a las palabras de Ratzinger, esas ni las he mencionado. He replicado a sus comentarios, los de usted. Por favor relea mi respuesta y aún queda un aspecto en el tintero: hablar del mito como referido al helicocentrismo de Galileo. Para mito el geocentrismo. Pero ya hablaremos de lo que es un mito.
    Pero es que trato de decirle que esos comentarios no son míos. Lo de Ernst Bloch, lo de Feyerabend, lo del mito del caso Galileo, etc... no son comentarios míos, sino comentarios hechos por el entonces Cardenal Ratzinger en su conferencia de 1990.

    El Cardenal Ratzinger expresaba en esa conferencia de 1990 su opinión sobre Galileo y yo simplemente he transcrito esa opinión sin entrar en si estoy o no de acuerdo con ella, sino simplemente constataba el contraste de la misma con la otra opinión expresada el pasado 14 de febrero por el Papa sobre Galileo (ese ha sido mi único comentario personal mío: el constatar y dar cuenta de ese contraste, pero todo lo demás pertenece al discurso del Cardenal Ratzinger).

    Es evidente que todo este mal entendido ha sido por no haber yo resaltado de una forma distinta (lo puse sólo entre comillas) la parte de mi mensaje concerniente al discurso del Cardenal Ratzinger, dando pie a la confusión de que se trataba de un comentario mío cuando en realidad era del Cardenal Ratzinger.

    Para ya salir de manera definitiva de toda duda reproduzco aquí otra vez la parte de mi mensaje que consiste en la transcripción de la conferencia del Cardenal Ratzinger. Para que no haya duda pongo a continuación otra vez los comentarios del Cardenal Ratzinger, no los míos.

    "En la década pasada, la resistencia de la creación a dejarse ser manipulada por la humanidad ha surgido como un nuevo elemento en la situación cultural total. La pregunta de los límites de la ciencia, y los criterios que debe observar, ha llegado a ser inevitable.

    Particularmente emblemático de este cambio del clima intelectual, a mi parecer, es el camino diferente en que se ve el caso Galileo.

    Este episodio, que fue poco considerado en el siglo XVIII, fue elevado a un mito de la Ilustración en el siglo siguiente. Galileo apareció como una víctima de aquel oscurantismo medieval que dura en la Iglesia. El bien y el mal fue bruscamente distinguido. Por una parte, encontramos la Inquisición: un poder que encarna la superstición, el adversario de la libertad y la conciencia. Por otra parte, están las ciencias naturales representadas por Galileo: la fuerza del progreso y la liberación de la humanidad de las cadenas de ignorancia que lo mantuvieron impotente ante la naturaleza. La estrella de modernidad brilla por la noche oscura de la oscuridad medieval.

    Hoy, las cosas han cambiado.

    Según [Ernst] Bloch, el sistema heliocéntrico – así como el geocéntrico – está basado sobre presuposiciones que no pueden ser empíricamente demostradas. Entre éstas, un papel importante desempeña la afirmación de la existencia de un espacio absoluto; esta es una opinión que, en cualquier caso, ha sido anulada por la Teoría de la Relatividad. Bloch escribe, en sus propias palabras: ‘a partir del momento que, con la abolición de la presuposición de un espacio vacío e inmóvil, el movimiento ya no es más producido hacia algo, sino que hay sólo un movimiento relativo de cuerpos entre sí, y por lo tanto la medida de aquel [movimiento] depende en alto grado de la opción de un cuerpo para servir como un punto de referencia, en este caso ¿no es simplemente la complejidad de cálculos que hace poco práctica la hipótesis [geocéntrica]? Entonces como ahora, uno puede suponer que la tierra está fija y el sol como móvil”.

    Curiosamente, fue exactamente Bloch, con su Marxismo Romántico, quien estaba entre los primeros a oponerse abiertamente al mito [Galileo], ofreciendo una nueva interpretación de lo que pasó: la ventaja del sistema heliocéntrico sobre el geocéntrico, él sugirió, no consiste en una mayor correspondencia a la verdad objetiva, sino únicamente en el hecho que nos ofrece mayor facilidad de cálculo. A este punto, Bloch sigue únicamente una concepción moderna de ciencias naturales. Lo que es sorprendente, sin embargo, es la conclusión que él esboza: “una vez que la relatividad de movimiento es dada por supuesto, un antiguo sistema humano y cristiano de referencia no tiene ningún derecho a interferir en cálculos astronómicos y su simplificación heliocéntrica; sin embargo, tiene derecho de permanecer fiel a su método de conservar la tierra con relación a la dignidad humana, y ordenar el mundo en cuanto a lo que pasará y lo que ha pasado en el mundo”.

    Si ambas esferas de conciencia son otra vez claramente distinguidas entre sí bajo sus respectivos perfiles metodológicos, reconociendo tanto sus límites como sus derechos respectivos, entonces el juicio sintético del filósofo agnóstico escéptico P. Feyerabend parece mucho más drástico. Él escribe: “la Iglesia en la época de Galileo fue mucho más fiel a la razón que Galileo mismo, y también tuvo en cuenta las consecuencias éticas y sociales de la doctrina de Galileo. Su veredicto contra Galileo era racional y justo, y el revisionismo puede ser legitimado únicamente por motivos de oportunismo político”.

    Desde el punto de vista de las consecuencias concretas del punto decisivo que representa Galileo, sin embargo, C.F. Von Weizsacker da otro paso avanzado, cuando él identifica “un camino muy directo” que conduce de Galileo a la bomba atómica.

    Para mi gran sorpresa, en una entrevista reciente sobre el caso Galileo, no me hicieron una pregunta como ¿‘Por qué trató la Iglesia de entrar en el camino del desarrollo de la ciencia moderna?’, sino más bien exactamente lo opuesto, es decir: ¿‘por qué no tomó la Iglesia una posición más clara contra los desastres que seguirían inevitablemente, una vez que Galileo había abierto la caja de Pandora?’

    Sería absurdo, sobre la base de estas afirmaciones, construir una apologética apresurada. La fe no crece desde el resentimiento y el rechazo de la racionalidad, sino de su afirmación fundamental y de ser inscrita en una todavía mayor forma de razón …

    Aquí, deseé recordar un caso sintomático que ilustra el grado al cual las dudas de la modernidad sobre sí han crecido hoy en ciencia y tecnología."




    Lo que acabo de transcribir son los comentarios del Cardenal Ratzinger y sólo del Cardenal Ratzinger. No son comentarios míos.

    Espero que ya esté definitivamente aclarado el asunto y le pido perdón por el malentendido.
    Última edición por Martin Ant; 20/02/2013 a las 17:09

  5. #5
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    Re: Benedicto XVI y Galileo

    Aclarado y disculpado, pero debemos mantener una más que clara y evidente distancia entre nuestras aportaciones personales y las citas que se realicen, incluida la referencia más completa posible de la fuente a la que se haya acudido.

    Y ya volviendo al tema, le diré que no cambio ni una coma de lo que expuse en mensajes anteriores, antes al contrario, encuentro tales discursos confusos y contradictorios. Entrar a continuación en un debate acerca de la posición de Ratzinger cuando era cardenal, o su posición todavía vigente de Papa, acorde con la Doctrina de la Iglesia sería irnos muy lejos de la discusión. Por tanto, prefiero centrarme en el hecho que aconteció cuando era todavía cardenal. Hombre sumamente inteligente, intelectual, profesor, teólogo...etc., sorprende que en aquella ocasión se dejase llevar no sé si de ingenuidad, buenas intenciones, entablar un diálogo con el materialismo más rabioso y recalcitrante..., no sé, pero me parece un sinsentido.

    Desde hace años considero que con el tema de Galileo, para ser más precisos, "el proceso de Galileo" más que el heliocentrismo en si, no han hecho otra cosa que marear la perdiz. Cuando JPII en 1979 encargó una comisión investigadora que se ocupara del asunto, parecía que iba a dar carpetazo de una vez, ya en un sentido, ya en otro. Y una vez concluidos los trabajos, el 31 de octubre de 1992 no responsabilizó a sus predecesores, ni a la Sancta Congregatio Inquisitionis, sino a la globalidad de los teólogos de entonces. O sea, un buen lavado de manos al respecto. Por tanto, el asunto Galileo sigue durmiendo en el limbo de esas cuestiones incómodas y espinosas.

    Pero la cuestión que aquí nos puede interesar es si esto ha sido siempre así, si el revisionismo se ha planteado después del CVII o ya con anterioridad hubo algún intento, aunque tímido, al respecto.

    Para consultar cualquier duda que me surge relacionada con la Tradición, la Doctrina, los hechos de la actual situación de la Iglesia y dando por cierto que en estas materias soy lego o católico de a pie, siempre tengo a mano un ya venerable texto que me sirve de obra de consulta permanente:

    Religión y Moral, Julio BONATTO, Canónigo. Editorial LITÚRGICA ESPAÑOLA. 584 páginas. 2ª Edic. Barcelona 1934.

    Texto aprobado por la SAGRADA CONGREGACIÓN DEL CONCILIO (Vaticano I)

    NIHIL OBSTAT: Agustín Mas Folch 13 de septiembre de 1933

    IMPRIMASE: Manuel, obispo de Barcelona

    Por mandato de S.E.I. Dr. Ramón Baucells Serra.

    Canc. Scrio.



    Texto que he citado ya en varias ocasiones en diversos hilos. Pues en sus páginas se menciona el tema de Galileo. Tengamos presente que este libro fue editado con anterioridad a la deriva de los cambios introducidos por el CVII. Y en sus páginas 88 y 89 dice así:

    "Se objeta un hecho lamentable: la condenación de Galileo. Fue éste un sabio insigne y el principal fautor del sistema llamado Copernicano, del nombre de su primitivo autor. Copérnico había sostenido la nueva doctrina en un libro que dedicó al Papa Paulo III, y no había experimentado oposición alguna por haberse limitado a proponerla como una hipótesis. Cuando Galileo intentó sostenerla, se encontró con una oposición encarnizada.

    Su sistema era contrario, efectivamente, al sentido obvio de la Biblia, cuyo relato de la Creación, literalmente entendido, señala la tierra como centro del universo. En ella se dice, además, que Josué detuvo el sol (... 1 ...) Era contrario también a la evidencia de los sentidos (...2...), no menos que a la idea corriente de que la tierra, morada del rey de la creación, era el centro del sistema mundial en cuyo derredor giran las estrellas y se extiende el inmenso pabellón del cielo. No es, pues, de maravillar que la mayor parte de sabios y eruditos, incluyendo entre ellos a Bacon y a Descartes (...3...), vieran con malos ojos las teorías de Galileo, sobre todo no habiendo resuelto, ni mucho menos, las numerosas dificultades que se ofrecían. Galileo llevó la cuestión al campo de las disputas teológicas. A fuer de buen cristiano quiso sincerarse contra la acusación de querer desmentir la Escritura, y sostuvo que los pasajes de la Biblia citados por sus adversarios (...4...) no habían de ser tomados en su sentido literal. Tenía toda la razón, pero los tiempos exigían prudencia. Dado el abuso que de la Escritura hacían los protestantes, cualquier novedad en materia de interpretación escriturística despertaba recelos. Manteníase la prohibición de separarse del sentido literal sin un motivo suficiente. Y no parecía un motivo suficiente la nueva doctrina por no haber sido aún cumplidamente demostrada (...5...)

    Los teólogos romanos estimaron contraria a la ciencia y a la Biblia la teoría copernicana. La Congregación del Santo Oficio intimó a galileo que en lo sucesivo no la defendiera como tesis, sino tan sólo como hipótesis, evitando toda discusión teológica en torno a la misma. Galileo, que era de espíritu muy religioso obedeció, y sostuvo su doctrina como hipótesis en el Saggiatore. Pero, luego, publicó el Dialogo sui massimi sistemi ( el Tolemaico y el Copernicano), en el cual insinuó sus ideas valiéndose de personajes fingidos, llegando a encarnar al propio Urbano VIII en la persona de Simplicio. Desatóse una terrible tormenta. Acusado de insubordinación, de infidelidad a la palabra empeñada y de herejía, fue condenado a la pena de cárcel,conmutada luego en arresto dentro de la Villa Piccolimini y más tarde en obligatoria residencia en su finca de Arcetri, cerca de Florencia, donde prosiguió sus estudios, muriendo asistido por su discípulo Torricelli (...6...) y por un sacerdote que le envió su amigo San José de Calasanz.

    ¿Qué juicio nos merece este hecho? ¿Queremos ver en él una lección de prudencia dada a los hombres de Iglesia por la Providencia divina para que sean cautos en invadir el campo de la ciencia? Sea, enhorabuena. Admitamos el error de la Congregación romana. Pero no exageremos las cosas hasta el punto de hablar de torturas y, sobre todo, de impugnar la extensión de la infalibilidad del Papa basándose en un posible error de la Congregación del Santo Oficio. Dios no permitió que Urbano VIII condenase públicamente una teoría que él, personalmente, pudo estimar entonces como herética.


    Puedo asegurar que este libro no tiene nada, absolutamente nada, de modernista, es más en otras páginas condena el modernismo.

    NOTAS: son mías.

    (1) ¿ Y cómo se demuestra que no fue la Tierra la que en realidad se detuvo? Y hago esta precisión porque en el pasaje de Josué se menciona no sólo el Sol, sino también la Luna y, curiosamente lo hicieron según el relato en dos lugares, si, "lugares" distintos y con nombres toponímicos:

    "¡Sol, detente sobre Gabaón!
    Y tú, Luna, sobre el valle de Ayalón!
    Y el sol se detuvo y se paró la Luna.
    Hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos." Jos. 10, 12-13

    Esto es un imposible desde cualquier punto de vista astrofísico y astrométrico. Por supuesto que fuese la Tierra la que dejase de rotar, otro imposible. En cambio, no es un relato a creer literalmente, pues no forma parte del dogma y si presenta claramente todos los elementos escriturales de la metáfora.

    (2) Desde los tiempos más antiguos del hombre hasta aquella época, prácticamente no había instrumentos tecnológicos que hubiesen permitido muchos siglos antes del tiempo de Galileo observar la naturaleza entera, toda, de un modo diferente. Es comprensible que se considerase que el número de estrellas era pequeño, pues a simple vista y con la mejor de las noches posibles y desde el ecuador, se podrían llegar a contabilizar unas 6.000, dato éste hoy en día establecido mediante técnicas sencillas que cualquiera puede poner en práctica. Bien, pues con un telescopio de observador aficionado que tenga 203 mm (8 pulgadas) de abertura en el objetivo se puede incrementar la capacidad visual, a ojo desnudo, en 841 veces más (entendiéndose que el observador debe tener una vista perfecta), y otro instrumento, como por ejemplo de 16 pulgadas (406 mm) lo hará 3.364 veces. la progresión es geométrica. Unos simples primáticos de 50 mm de abertura y con 10 aumentos ya permiten observar aproximadamente 150 mil estrellas. El número de objetos estelares que puede captar un telescopio de aficionado de gran abertura puede alcanzar los 100 millones. Y esto no se debe entender como aumentos. Los más convenientes entre éstos en si, apenas rebasan los 300 en las mejores condiciones atmosféricas.

    (3) Sorprendente verdad, pero ¿por qué habrían de mirar con malos ojos la teoría expuesta por Galileo? Porque la presentaba un hombre de la Iglesia Católica.

    (4) No eran los relativos a los establecidos por la Doctrina Católica.

    (5) Y si la hubiese demostrado -era imposible, porque contenía errores-, ¿la habrían aceptado? Y es que ya demostró algunas cuestiones como las órbitas de las lunas jupiterianas que llevan su nombre, o los accidentes lunares, y fue en vano, algunos hasta se negaron al simple acto de poner el ojo sobre un ocular que no se entiende ni como servía para algo. En mi pueblo a eso se le llama la política del avestruz: esconder la cabeza en un agujero en el suelo ante la presencia del león.

    (6) Evangelista Torricelli - Wikipedia, la enciclopedia libre

    Todos los subrayados y las negritas son mías. en el texto no he tocado ni una coma, incluidas algunas minúsculas que yo considero deberían ser mayúsculas, pero las he dejado tal cual aparecen en el original.

    Saludos en Cristo.
    Última edición por Valmadian; 21/02/2013 a las 02:10
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  6. #6
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    Re: Benedicto XVI y Galileo

    Quisiera corregir una equivocación.

    El discurso del 15 de Marzo de 1990 del Cardenal Ratzinger defendiendo valientemente la condena de la Iglesia Católica contra el error de Galileo, no tuvo lugar en la Universidad La Sapienza de Roma, como erróneamente dije, sino que tuvo lugar en Parma.

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