Lo cierto es que un tanto por ciento elevado de norteamericanos no sabe situar a España en un mapa. Resulta paradójico que en el país tecnológicamente más avanzado del mundo, haya una masa tan ignorante de población. Por ejemplo, hace unos años en una de las múltiples encuestas que realizan sobre ellos mismos descubrieron que casi la mitad de los encuestados creía que George Washington era un cantante de rock. Algo que no es tan extraño si consideramos la costumbre tan extendida que tienen de poner nombres de personajes y héroes a los niños. Pero no por ello deja de ser un indicio claro de ignorancia. Y esta tiene varias causas posibles: un sistema educativo nefasto -hay que recordar que nosotros lo importamos con la lay del 75, o sea, la EGB-; la tiranía de la especialización que hace que, por ejemplo, un ingeniero agrónomo sea especialista en manzanas "golden" y no sepa nada de patatas. La existencia de una red gigantesca de medios de comunicación de todo tipo: desde cadenas de televisión locales hasta casi un ordenador por cabeza, pasando por emisoras de radio en cada esquina. El bombardeo de información, o de desinformación, es tal que alcanza niveles de anarquía; algo similar a lo que ya sucede de hecho en la Red donde todo el que quiere, listo o tonto, inteligente o rematadamente imbécil, suelta lo que cree, lo que cree entender y saber, descalifica a todo el que no sigue sus argumentos, al otro porque es creyente, al de más allá porque es rojo o facha, en una secuencia incontable y ya infinita que ha procurado que nada tenga verdadero valor. Eso es anarquía y de ahí, finalmente, vendrá la tiranía.
Y ya entrando en los resultados de esta encuesta, -una más de las que hay y todas sesgadas pues dependen de la intención del encuestador y del modo en que se formulan las preguntas-, lo primero que se ha de destacar es que todos los cristianos, incluidos los católicos, el grupo de población aplastantemente mayoritario, somos creacionistas por el hecho de ser creyentes. Ahora bien, la interpretación de la Creación es distinta según de qué grupos se trate. Hay que partir de que en el texto del Génesis Dios habla a los hombres sobre sí mismo e indica que Él ha creado el Universo y el mundo, que está contenido en el Universo. Pero no dice cómo, ni explica de qué medios se ha valido. Tampoco explica cual es la duración de cada día, porque El Génesis no es un libro de Ciencia, ni de Historia. Habla pues con un lenguaje alegórico, y la prueba de ello la tenemos en que el séptimo día "descansó". ¿Qué pasa, es que Dios se cansa, se fatiga por el enorme esfuerzo de crear? Esto sería un absurdo si fuese literal, pues Dios no es materia, ni está en la misma, ni depende de ella, por tanto no hay cansancio que valga. En el hexamerón,o los Seis días de la Creación se ofrece una explicación inspirada a Moisés para que, a su vez, la explique a su pueblo y éste lo pueda entender, y el séptimo día -para los judíos el sábado- es indicación de que también deben descansar y no hacer nada a imitación de Yavhé. Nótese el hecho de que si los días fuesen realmente los de la semana, Dios habría iniciado su obra en un domingo, lo que tampoco tiene sentido alguno pues en tal momento no existía ni el espacio ni el tiempo.
Ahora bien, ¿es que hay muchos americanos que creen en la literalidad del texto del Génesis? Bueno, pues son muy libres de ello siempre que no pretendan imponer tal creencia a nadie. Como católico soy creacionista, pero conjugo con ello perfectamente lo que la ciencia, o capacidad del hombre otorgada por Dios, nos va mostrando en un penoso proceso de siglos y siglos, sobre su obra. No veo, pues, contradicción alguna, salvo que haya quien se empreñe en negar lo que es una evidencia continua -(un ejemplo puede ser lo afirmado por un grupo de investigadores italianos que han llegado a la conclusión absurda de que la imagen de la Sábana Santa se formó como consecuencia de la energía liberada por un terremoto, y es que cuando un idiota quiere parecerlo, además de serlo, no tiene más que abrir la boca)-, o la contraria, como es pretender pasar por ciencia lo que no es más que creencia y fe.
Por otro lado, la polémica sobre la hipótesis de la evolución y su enseñanza o no en las aulas, viene de muy atrás y así lo plantean específicamente los evangélicos, tal como se especifica en los resultados de la encuesta, al exigir que se enseñe el creacionismo en lugar de la evolución. Pues en realidad ni lo uno ni lo otro. La evolución porque formando parte de la ciencia, tiene abiertas más de 70 líneas de investigación y ninguna es capaz de demostrar nada ni de llegar a conclusión cierta. Pero si se ha podido comprobar que existen las adaptaciones y que éstas provocan pequeñas mutaciones, es decir, si está probada la existencia de una microevolución. Donde falla estrepitosamente es en afirmar que tal o cual especie ha evolucionado de aquélla otra en un periodo de tiempo de cientos de millones de años. Sencillamente, a falta de medios mejores que los actuales no es lícito afirmar las cosas así por no poder establecer secuencias temporales que mostrasen millones de microadaptaciones. Por tanto, a lo sumo que se debería llegar es a explicar qué sostiene tal hipótesis darwinista y sobre qué se trabaja en las principales líneas de investigación, pero no afirmar como un hecho cierto y comprobado una veracidad que no existe por ninguna parte. A su vez, tampoco se puede explicar el creacionismo en las aulas, en lugar del evolucionismo, porque tal como indiqué más arriba, no es ciencia y se podrá mencionar como alternativa según la creencia literalista de algunos grupos. Esto es como esos que creen que por gritar más fuerte tienen más razón. El absurdo de la pretensión lo podemos ver en un simple ejemplo. Volvamos del revés el calcetín e imaginemos que en una facultad de Teología y dentro de la asignatura de Ontología, se estudian en laboratorio "procesos bioquímicos moleculares". La conclusión que podemos obtener es que se trata de cuestiones muy distintas. La Filosofía intenta acercarse al conocimiento de las cosas por sus primeras causas, la Biología intenta explicar qué procesos intervienen en los seres vivos y cómo se producen. De tal modo, en clase de ciencias no se puede explicar el creacionismo y es que el campo de este, si acaso, estaría adecuadamente integrado en la clase de filosofía. Luego que cada cual elija la explicación que más le satisfaga. Pero fundamentalmente y tal como decimos aquí, "no se pueden mezclar las churras con las merinas".
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