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Tema: CLIMATISMO, la ideología de Greta

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    CLIMATISMO, la ideología de Greta

    A propósito del demagógico discurso de esta histérica niña, no viene mal hacer un repaso acerca de en qué consiste y en qué se fundamenta la Ideología del CLIMATISMO, la nueva moda a la que se están "apuntando" todos los que demuestran que les encanta la tiranía. Hubo un libro, publicado ya hace siete años, del que se dio información en Infocatólica, mientras la masa de medios silenció ¿por ignorancia de su publicación o a propósito en esta campaña de ocultación y mentiras? Su autor, un profesor universitario, especialista en Ciencia del Clima no tuvo la oportunidad de hablar en la ONU y, si, en cambio, una graduadita en secundaria. ¿El mundo al revés? NO, el mundo hecho añicos. ¿Sociedad moderna civilizada? NO, el régimen lumpen de la corte de los milagros.


    InfoCatólica-Daniel Iglesias
    (8/5/2014)


    Comentario al libro de Steve Goreham

    "The Mad, Mad, Mad World of Climatism, Mankind and Climate Change Mania"(New Lenox Books, New Lenox IL USA, 2012)

    Steve Goreham

    Climate Science Coalition of America
    Executive Director
    The University of Chicago


    Éste es un libro sobre el “climatismo”, término que el autor define como “la creencia en que los gases de efecto invernadero de origen humano están destruyendo el clima de la Tierra” (p. 2), por medio de un calentamiento global catastrófico. La tesis principal del libro es que el “climatismo” es una ideología sin respaldo científico sólido, pese a lo cual “casi cada gobierno, universidad, organización científica y empresa [e iglesia] del mundo ha adoptado el climatismo” (pp. 2-3).

    El capítulo 1 presenta a los principales representantes del climatismo (IPCC=Panel Intergubernamental del Cambio Climático, Al Gore, James Hansen, etc.) y sostiene que ahora el cambio climático es un gran negocio para muchos y explica cómo se llegó al actual estado de cosas, desde el testimonio del Dr. James Hansen ante el Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado de los Estados Unidos y la creación del IPCC en las Naciones Unidas (ambos hechos ocurridos en 1988), pasando por la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (en 1992) y la firma del Protocolo de Kyoto (en 1997).


    El capítulo 2 sostiene que la energía renovable es una solución ilusoria del supuesto calentamiento global porque es muy cara, provee relativamente poca energía y no reduce significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero; y además porque la energía eólica y la energía solar son intermitentes y los biocombustibles son un pobre sustituto de la gasolina.

    En ese mismo capítulo Goreham presenta siete cambios principales en el estilo de vida impulsados por partidarios del climatismo: electrificación de los vehículos, descarbonización de las viviendas, empresas “verdes”, la reducción de los viajes aéreos, las dietas vegetarianas, la reducción del tamaño de las familias e incluso el cambio del gobierno y la economía (algunos “climatistas” abogan por la eliminación de la democracia y el capitalismo). A continuación el autor presenta “el espectro del gobierno global” (pp. 35-38), “el dilema de las naciones en desarrollo” (pp. 38-40) y “el lío del comercio de carbón según el sistema cap-and-trade (tope-y-comercio)” (pp. 40-44).

    Al final del capítulo 2, Goreham resume el asunto de una forma elocuente: “Parar el calentamiento global es la máxima prioridad de la ideología del climatismo. Eso es más importante que el desarrollo económico, la libertad, la democracia, el capitalismo y el bienestar de las naciones pobres. Ciertamente es más importante que tu auto, tu familia, tu dieta, tu casa, tu viaje y tu estilo de vida. Bienvenido al loco, loco, loco mundo del climatismo. Es un mundo de comidas vegetarianas y bocadillos de insectos, autos diminutos, lámparas fluorescentes y créditos de carbono. Es un mundo en el que tus hijos son medidos por el tamaño de su huella de carbono, más que por el contenido de su carácter. Es un mundo dirigido por burócratas globales que no son responsables ante ningún votante. Es un mundo de energía eólica, solar y de biocombustibles, subsidiada por el gobierno y cara. Los proponentes del climatismo afirman que todo esto, y más, es necesario si vamos a salvar el planeta.” (pp. 44-45).

    Los capítulos 3-5, que tratan de la ciencia del clima, constituyen el núcleo del libro. Presentan fuertes argumentos científicos que tienden a mostrar que "el cambio climático se debe a ciclos naturales de la Tierra, impulsados por el Sol y otras causas naturales, y que las emisiones de origen humano desempeñan sólo una parte muy pequeña [de ese cambio]” (p. 7).

    El capítulo 3 presenta las cuatro premisas básicas que proveen el fundamento de la teoría del calentamiento global antropogénico:


    • El aumento de las temperaturas globales de la superficie terrestre.
    • El aumento del dióxido de carbono en la atmósfera.
    • El efecto invernadero en la atmósfera.
    • Las proyecciones de los modelos de computadora del clima.


    Se estima que la temperatura de la superficie de la Tierra ha aumentado alrededor de 0,7 °C desde fines del siglo XIX. Los proponentes del “climatismo” (o catastrofismo climático) sostienen que este aumento de temperatura no tiene precedentes en la historia moderna. Sin embargo, el capítulo 4 tiende a demostrar que el “Calentamiento Moderno” (el de los últimos 130 años) no es anormal.

    Decenas de estudios científicos indican que en el Período Cálido Medieval (900-1300 dC) las temperaturas eran al menos tan altas como en la actualidad. En 982, cuando los vikingos llegaron a Groenlandia, el nombre que dieron a esa isla (Groenlandia=Tierra Verde) no fue una broma irónica. Allí encontraron “matorrales de abedul de seis metros de altura debido al clima cálido” (pp. 56-57). Agrego que hasta el siglo XIII los vikingos cultivaron trigo en Groenlandia, que hoy tiene un clima mucho más frío, con un 80% de su superficie cubierta de hielo. El autor señala que en esa misma época “Inglaterra era un productor de vinos, con catorce vides diferentes cultivadas comercialmente. A pesar del reciente calentamiento del siglo XX, las temperaturas aún no favorecen la producción de vino en Inglaterra.” (p. 57).

    El Período Cálido Medieval fue seguido por un período más frío: la Pequeña Edad de Hielo (1300-1850). “Los períodos más fríos siempre han sido tiempos de privación humana, y la Pequeña Edad de Hielo no fue una excepción. Los registros históricos europeos describen temporadas de cultivo más cortas, aumento de las hambrunas y enfermedad durante la Pequeña Edad de Hielo. En 1695, Islandia estaba completamente rodeada de hielo, que se extendía al sudeste hasta las Islas Faroe. La población de Islandia cayó un 50 por ciento durante la Pequeña Edad de Hielo.” (Ídem).

    Hay muchas evidencias científicas de que el Período Cálido Medieval y la Pequeña Edad de Hielo no fueron eventos locales, sino globales. Además, el Período Cálido Medieval y la Pequeña Edad de Hielo son sólo dos de los numerosos períodos cálidos y fríos alternados que integran la historia climática de la Tierra.

    ¿Existe actualmente un calentamiento global? La respuesta a esta pregunta es más compleja de lo que parece a primera vista. Depende de la escala temporal elegida:

    • En una escala de decenas de miles de años, hoy estamos ubicados en un período cálido interglacial, y probablemente cerca del pico de ese período. A largo plazo corresponde esperar la próxima edad de hielo, con temperaturas entre 5 y 10 °C menores que las actuales (cf. pp. 79-80).
    • En una escala de siglos, es muy razonable pensar que “el aumento de 0,7 °C en las temperaturas medias es parte de un calentamiento [natural] de largo plazo a medida que la Tierra se recupera de la Pequeña Edad de Hielo”
    (p. 69).

    • En una escala de años, se han sucedido últimamente tres períodos diferentes:

    1. Un período de enfriamiento de 1940 a 1975. En los años ‘70 se produjo una fuerte corriente alarmista sobre el “enfriamiento global” muy similar a la que poco después se centró en el “calentamiento global”.
    2. Un período de calentamiento global de 1975 a 1998. Este período de tan sólo 23 años representa la base principal del actual alarmismo sobre el “calentamiento global”.
    3. Un período, de 1998 hasta hoy, en el que la temperatura global se ha mantenido casi constante o con una pequeña tendencia descendente. En esta escala, el calentamiento global terminó hace ya 16 años.


    Goreham señala que estas variaciones de temperatura de corto plazo pueden ser explicadas por fenómenos cíclicos naturales tales como la Oscilación Sureña El Niño y la Oscilación Decenal Pacífica (cf. pp. 66-69).

    “Por lo tanto, la base para toda la alarma, el aumento de temperatura de los últimos años del siglo XX, no es anormal en términos del tamaño del cambio, la velocidad del cambio o los niveles de temperaturas medidas. Los datos históricos muestran que las temperaturas durante el Período Medieval Cálido y otras eras recientes de la historia del clima de la Tierra fueron más cálidas que las de hoy. Además, la Oscilación Decenal Pacífica y otros ciclos de temperatura explican plenamente el calentamiento moderno, sin necesidad de los pretendidos impactos de los gases de efecto invernadero de origen humano. La conclusión climatista de que el Período Cálido Moderno es anormal no es apoyada por la evidencia histórica.” (p. 69).

    En el Capítulo 5, Goreham critica otras cuatro conclusiones científicas básicas del climatismo.

    1. ¿El dióxido de carbono (CO2) conduce el clima de la Tierra?

    Según el climatismo, el CO2 conduce el clima de la Tierra; y, más aún, lo ha conducido a lo largo de toda la historia. La pequeña contribución del CO2 al efecto invernadero atmosférico, que es sólo uno de los muchos procesos físicos de la Tierra, se ha convertido en la explicación de la marcha global del clima, y hasta de los terremotos y tsunamis.

    Sin embargo, el clima de la Tierra es un sistema caótico y complejísimo, en el que intervienen cientos de factores, entre ellos la radiación del Sol, los rayos cósmicos de las estrellas, la fuerza gravitatoria de la Luna, las nubes, los volcanes, las corrientes oceánicas, etc. “Sólo cuatro de cada diez mil moléculas del aire son dióxido de carbono. En toda la historia humana, las emisiones de origen humano son responsables de agregar sólo una fracción de una de esas cuatro moléculas” (p. 72).

    Los océanos tienen más de 250 veces la masa de la atmósfera y retienen unas 1.000 veces más calor. “Pero los climatistas están obsesionados con el efecto invernadero, el calentamiento causado por la absorción de la radiación infrarroja saliente de los vestigios de gas dióxido de carbono” (p. 74). La contribución del CO2 al efecto invernadero atmosférico es de tan sólo el 19%. El 75% corresponde al vapor de agua y las nubes, y el 6% al metano y otros gases. Del 25% correspondiente al CO2 y al metano, sólo un 3% es de origen humano. Por lo tanto, en principio la humanidad es responsable de menos de un 1% del efecto invernadero.

    Hacia el final de esta sección, Goreham cita al físico Freeman Dyson, quien sostiene que los modelos de computadoras de los climatólogos describen muy mal el mundo real. Éste “está lleno de cosas como nubes, vegetación, suelo y polvo, que los modelos describen de un modo muy pobre” (ídem).

    2. ¿El aumento del CO2 se debe al hombre?

    La variación del CO2 de la atmósfera a lo largo del tiempo se estima midiendo la composición de las burbujas de aire atrapadas en hielo o contando el número de estomas de hojas de plantas. Por lo común los climatistas se basan en el primer método. El segundo método ha dado resultados de hasta 400 ppm (partes por millón) de CO2 en el año 500 d.C., un nivel superior al actual. Además, ha mostrado cambios de más de 50 ppm por siglo, un cambio que, según los climatistas, sólo puede ocurrir debido a emisiones de origen humano.

    Los datos de los núcleos de hielo de la estación Vostok en la Antártida muestran una fuerte correlación entre la temperatura y la concentración de CO2 en los últimos 400.000 años. De allí los climatistas, desestimando la teoría clásica de los Ciclos de Milankovich, deducen que la variación del CO2 ha sido la causa principal de las cuatro edades de hielo y los cinco períodos cálidos interglaciales de esos años. Sin embargo, una mirada más atenta muestra que la concentración de dióxido de carbono, aunque tiene una evolución similar a la temperatura, sigue a ésta con un retardo de unos 500 años, por lo que sus cambios no pueden ser la causa de los calentamientos y enfriamientos. “Lo más probable es que las temperaturas crecientes calentaron los océanos, los cuales luego se desgasificaron de dióxido de carbono, causando el aumento del CO2 atmosférico” (p. 80).

    Por otra parte, debido a la Ley de Henry, los 6 mil millones de toneladas de carbono emitidas anualmente por el hombre deben ser vistas en relación, no solamente con los 750 mil millones de toneladas de la atmósfera, sino con los 40.000 miles de millones de toneladas de carbono de todo el sistema del clima.

    3. ¿El vapor de agua produce una realimentación positiva?

    El dióxido de carbono, por sí mismo, no puede causar un calentamiento global catastrófico. Los modelos del clima alcanzan sus conclusiones alarmantes asumiendo que el vapor de agua multiplica el calentamiento producido por el CO2.

    Sin embargo, un conjunto creciente de datos indica que la sensibilidad del clima a los cambios de nivel del dióxido de carbono atmosférico es baja.

    A) Las mediciones desde satélites muestran que el nivel de vapor de agua atmosférico se mantuvo relativamente constante en los últimos 30 años.

    B) Recientes publicaciones científicas han sostenido que el efecto del vapor de agua podría ser una realimentación negativa (o sea, una amortiguación del calentamiento), en vez de positiva.

    C) Los modelos del clima de los catastrofistas (=climatistas) predicen la formación de un “punto caliente” en la tropósfera, centrado sobre el Ecuador; pero las mediciones de temperatura realizadas desde los años ’60 por miles de globos no muestran ninguna señal de ese “punto caliente”.

    4. ¿Es correcto ignorar al Sol?

    El climatismo sostiene que el Sol es un factor poco significativo en el cambio climático debido al carácter muy constante de su enorme influencia en el clima. De 1610 a 1995 hubo una muy buena correlación entre el número de grupos de manchas solares y la temperatura de la Tierra. La gráfica correspondiente encaja bien con los dos mayores fenómenos climáticos del período: la Pequeña Edad de Hielo y el Período Cálido Moderno. Pero aunque esa correlación era muy alta, los cambios en los niveles de irradiación de la luz solar eran tan pequeños que no parecía que pudieran explicar los cambios de temperatura.

    Sin embargo, en los años ’90 científicos daneses (Svensmark, Marsh y otros) encontraron el eslabón faltante del clima: los rayos cósmicos y las nubes. Con base en datos experimentales, Svensmark formuló la siguiente teoría: “La actividad de las manchas solares refuerza el viento solar, o campo magnético solar, el cual bloquea una porción de los rayos cósmicos que entran a la atmósfera de la Tierra. Menos rayos cósmicos significan menos iones creados por colisiones con los gases atmosféricos. Menos iones proveen menos núcleos de condensación de nubes para la formación de nubes de baja altitud. Menos nubosidad de bajo nivel refleja menos luz solar, por lo que más luz solar es absorbida por la tierra y los océanos de la Tierra, haciendo que la Tierra se caliente” (p. 96).

    Una disminución del nivel de actividad de las manchas solares produce el efecto inverso: un campo magnético solar más débil, más rayos cósmicos que entran a la atmósfera, una Tierra más nubosa y más fría.

    Goreham concluye el capítulo subrayando que el mundo es como parece ser:

    “el Sol, el tiempo y las nubes y los ciclos de los océanos son las fuerzas dominantes que dan forma al clima de la Tierra. El dióxido de carbono, ese gas invisible y vestigial que es culpado de nuestra predicha destrucción del clima, es sólo una parte minúscula del cuadro” (p.99)

    1. ¡Los océanos están subiendo! ¡Los océanos están subiendo!

    Los climatistas predicen que, de no mediar un combate exitoso al calentamiento global antropogénico, éste derretirá los casquetes polares de hielo, causando una elevación catastrófica del nivel de los océanos. Las distintas predicciones apocalípticas difieren bastante entre sí, pero en general estiman una elevación de varios metros del nivel del mar durante el siglo XXI, que afectaría gravemente a cientos de millones de personas. Por ejemplo, James Hansen (NASA) prevé que hacia 2100 la temperatura global aumentará 3°C y el nivel del mar subirá 25 metros, lo cual sería verdaderamente catastrófico. La principal evidencia aducida por los climatistas es la disminución del casquete polar ártico, que en el otoño de 2007 alcanzó su tamaño mínimo en 30 años.

    Sin embargo, los registros históricos muestran que en el pasado se han dado muchas situaciones similares de escasez del hielo ártico. Éste tiende a crecer y decrecer, en ciclos impulsados por fuerzas naturales. Además, el hielo ártico flota sobre el Océano Ártico, por lo que, incluso si se derritiera enteramente, no afectaría el nivel global de los mares. Por último, el hielo ártico es sólo el 1% del hielo del planeta. El 90% de éste corresponde al casquete polar antártico, que en promedio está creciendo. ¡Más aún, en el mismo otoño de 2007, el hielo antártico alcanzó su tamaño máximo en 30 años! El casquete de hielo de Groenlandia (8% del hielo global) está estable.

    Desde la última edad de hielo (hace 20.000 años) los océanos se han elevado unos 120 metros por causas naturales. En los últimos 150 años, los océanos se han elevado a una velocidad de casi 20 centímetros por siglo. A pesar del creciente nivel de las emisiones de gases de efecto invernadero, no se ha detectado una aceleración de la elevación de los mares en los últimos 50 años. Goreham concluye que la humanidad no puede detener el ascenso de los mares: los océanos no pueden ser domados eliminando una molécula de CO2 por cada 10.000 moléculas del aire. “Los niveles del mar se elevarán y caerán por causas naturales, y la humanidad necesitará continuar adaptándose al cambio climático, exactamente como lo ha hecho por miles de años” (p. 112).

    2. Tiempo loco y disparates de nieve

    Todas las semanas, en algún lugar del planeta, hay una sequía, una inundación, un huracán, un gran tornado o un gran incendio forestal. Estos eventos son partes normales del caótico clima de la Tierra, pero ahora los climatistas los atribuyen al calentamiento global. El IPCC afirma que el calentamiento global está causando tormentas tropicales más fuertes.

    Sin embargo, la evidencia empírica no concuerda con ese alarmismo. En los últimos 35 años, a pesar del aumento de temperatura de la superficie del mar, no se advierte una tendencia creciente de la actividad global de los ciclones tropicales. La cantidad anual de tornados fuertes en los Estados Unidos tiene una clara tendencia decreciente desde los años ’70. Además, los tornados generalmente son más frecuentes en los años más fríos, no en los más cálidos.

    Uno de los principales expertos en huracanes, el Dr. Christopher Landsea, renunció al IPCC debido a la politización de sus reportes, supuestamente científicos. Goreham concluye lo siguiente: “Las pretensiones de los alarmistas están basadas en eventos anecdóticos y memorias cortas, sin base científica… [Los datos no] muestran una tendencia de aumento del clima severo. La física climática básica predice una reducción de las tormentas mientras la Tierra se calienta. Sin embargo, los catastrofistas del tiempo continúan alarmando a nuestros ciudadanos. ¡Al diablo con los hechos, adelante a toda velocidad!” (p. 120).

    La sección titulada “¿La nieve es una señal del calentamiento global?” (pp. 120-124) es muy divertida. Hasta 2008, todos los científicos climatistas señalaban la reducción de las nevadas como una evidencia del calentamiento global. Pero después de tres inviernos muy fríos (2008-2011), que pusieron en ridículo las predicciones de instituciones como la Oficina Meteorológica del Reino Unido, los climatistas cambiaron su cuento: las nevadas se convirtieron en “evidencia” del calentamiento global.

    3. Grandes embustes sobre el cambio climático

    El autor dedica la mayor parte del Capítulo 8 a rebatir cinco tesis que considera como “algunos de los mayores embustes pretendidos por proponentes del calentamiento global catastrófico” (p. 127).

    Los climatistas suelen afirmar que el dióxido de carbono es un contaminante peligroso; pero el CO2 es un gas invisible e inodoro que no causa humo ni smog y no es dañino para los humanos hasta niveles muchísimo mayores que los de la atmósfera. Además, el CO2 es “verde”: es alimento para las plantas y es fundamental en la fotosíntesis vegetal. Cientos de estudios científicos muestran que mayores niveles de CO2 atmosférico hacen que las plantas crezcan más, y más rápido. Hace 50 millones de años los niveles de CO2 eran mucho mayores que hoy, y la vida floreció abundantemente (cf. pp. 128-132).

    • Los climatistas suelen afirmar que el cambio climático pone en peligro la salud. Sin embargo, tanto el sentido común como los estudios científicos aseguran que se enferma y muere más gente en las estaciones frías que en las cálidas. No en vano muchos jubilados norteamericanos se van a vivir a Florida o Texas, no a Alaska o Dakota del Norte (cf. pp. 132-136).

    Los climatistas suelen afirmar que el calentamiento global, a través del derretimiento del hielo ártico, está destruyendo el hábitat del oso polar y causando su extinción. Sin embargo, en el último medio siglo la población total de osos polares se ha más que duplicado, de unos 9.000 ejemplares en 1960 a unos 23.000 hoy (cf. pp. 136-138).

    • Los climatistas suelen afirmar que las emisiones de CO2 de origen humano están haciendo más ácidos a los océanos, desafiando a la vida marina en una escala sin precedentes en decenas de millones de años. Sin embargo, el agua de mar es básica, con un pH de 8,2. Una duplicación del CO2 atmosférico disminuiría el pH oceánico a 7,9, aún básico, pero menos. Los océanos nunca serán ácidos. La única preocupación con algún asidero se refiere a los arrecifes de coral; pero los corales de la Gran Barrera de Arrecifes crecieron casi constantemente entre los años 1600 y 2000, exceptuando una pequeña disminución desde 1990. Además, es un hecho comprobado que los peces y corales viven bastante bien en condiciones ácidas, cerca de respiraderos de CO2 en el fondo del océano (cf. pp. 138-140).

    • Los climatistas suelen afirmar que la abrumadora mayoría de los científicos del clima aceptan la teoría del calentamiento global antropogénico. Sin embargo, más de 4.000 científicos firmaron el Llamamiento de Heidelberg oponiéndose a la Agenda 21 de la Cumbre de la Tierra de Rio de Janeiro (1992), que estaba muy marcada por la ideología climatista. Además, más de 40.000 científicos norteamericanos han firmado el Proyecto Petición del Calentamiento Global, que afirma lo siguiente: “No hay una evidencia científica convincente de que las emisiones humanas de dióxido de carbono, metano u otros gases de efecto invernadero están causando o causarán, en el futuro previsible, un calentamiento catastrófico de la atmósfera de la Tierra y una ruptura del clima de la Tierra. Además, hay una evidencia científica sustancial de que los aumentos del dióxido de carbono atmosférico producen muchos efectos beneficiosos en los ambientes naturales vegetales y animales de la Tierra” (p. 142).

    En la sección final del Capítulo 8, el autor cita a Lenin (“Dennos a un niño por ocho años y será un bolchevique para siempre”) y a continuación dice que los gobiernos están empleando las técnicas de los regímenes totalitarios para adoctrinar a los niños y jóvenes en la ideología climatista. Vale la pena reproducir el párrafo final del capítulo:

    “Los embustes del cambio climático penetran toda la sociedad de hoy. Líderes intelectuales, gobiernos, grupos ambientalistas, universidades, liceos, escuelas elementales, medios de noticias y ciudadanos equivocados alrededor del mundo repiten interminablemente estos embustes. Nuestro aire está siendo llenado con peligrosa contaminación de carbono; el ozono aumentará; sufriremos muerte prematura por olas de calor; vamos a estar plagados de malaria, virus del Oeste del Nilo y parásitos; la hiedra venenosa cubrirá la tierra; los osos polares morirán de hambre; y los océanos se volverán ácidos. Debemos educar a los niños para poder evitar estos desastres. El Camarada Lenin habría estado orgulloso” (p. 144).

    1. Mala ciencia–temperatura, el IPCC y emails reveladores

    En el Capítulo 9, Goreham critica a fondo tres aspectos de la moderna ciencia del clima:

    • “Los mismos registros de temperatura sobre los cuales está basada la alarma del calentamiento global están afectados por el error y la exageración.

    • El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático [IPCC], la autoridad mundial reconocida del cambio climático, no es objetivo, sino fuertemente tendencioso hacia políticas climáticas activistas.

    • Y correos electrónicos reveladores de los principales científicos climáticos del mundo muestran un patrón de selección tendenciosa de datos, engaño, esfuerzos para suprimir la evidencia contraria y, en general, mala práctica científica” (pp. 145-146).

    Acerca del primer aspecto (temperatura) destacaré tres puntos:

    • La red mundial de estaciones de temperatura cayó de más de 6.000 estaciones en 1960-1990 a menos de 1.500 estaciones en la actualidad (cf. pp. 147-148).

    • Un estudio de 2007 mostró que más del 70% de las estaciones de temperatura de los Estados Unidos (consideradas las mejores del mundo) están en condiciones inadecuadas por la cercanía del sensor a una fuente artificial de calefacción, lo que afecta las mediciones de temperatura (cf. pp. 148-149).

    • Varias instituciones gubernamentales, mediante “ajustes” cuestionables, han inyectado una tendencia al calentamiento en los datos crudos de temperatura (cf. pp. 149-153).

    Acerca del segundo punto (IPCC), destacaré tres puntos:

    • Desde su creación en 1988, el IPCC abrazó decididamente la teoría del calentamiento global antropogénico catastrófico. Nunca analizó objetivamente si el cambio climático estaba conducido principalmente por fuerzas naturales o si el resultado neto del calentamiento global podría ser positivo para la humanidad (cf. pp. 153-154).

    • El IPCC impulsa el consenso para apoyar una posición política. Esto se logra seleccionando autores principales que apoyan la teoría referida y dándoles poder editorial autoritario para controlar el contenido del reporte final (cf. pp. 155-156).

    • Los reportes del IPCC incluyen pronósticos alarmistas científicamente infundados sobre la desaparición de los glaciares del Himalaya, la deforestación de la Amazonia y la caída de la producción agrícola en África, reconocidos luego como errores serios (cf. pp. 156-158).

    El tercer aspecto (emails reveladores) se refiere al “Climategate” (es decir, el Watergate del clima). Este escándalo estalló en noviembre de 2009, en vísperas de la Conferencia Climática de las Naciones Unidas en Copenhague, y contribuyó al fracaso de esa Conferencia. Alguien no identificado descargó en Internet más de 1.000 documentos e emails de la Unidad de Investigación Climática (CRU = Climate Research Unit) de la East Anglia University, de Inglaterra. La CRU es un actor clave de la climatología mundial. Reúne todos los datos de temperatura del mundo y los procesa. Los emails filtrados muestran, entre otras cosas graves, cómo muchos de los principales climatólogos (autores importantes de los reportes del IPCC que guían las políticas ambientales de todos los gobiernos del mundo) amañaron los datos para promover la teoría del calentamiento moderno anormal. Para colmo de males, la CRU admitió en 2009 que ya no dispone del conjunto original de datos de temperatura global, sino sólo de los datos procesados: un gravísimo error de práctica científica (cf. pp. 158-163).

    La actuación de las tres comisiones creadas para investigar el Climategate fue tan escandalosa como el Climategate mismo. Básicamente, se dedicaron a blanquear rápidamente la situación (cf. pp. 163-166).

    En noviembre de 2011, en vísperas de la Conferencia Climática de las Naciones Unidas en Durban, Sudáfrica, ocurrió el “Climategate 2”: una segunda liberación anónima de emails de la CRU (esta vez 5.200). Estos emails agravaron el escándalo del Climategate. Entre otras muchas cosas, muestran que Phil Jones, Director de la CRU, propuso a varios científicos borrar todos sus emails para eludir las leyes de libertad de información. También muestran la fuerte influencia de la CRU en la BBC, orientada a impedir la cobertura informativa de científicos escépticos sobre el calentamiento global antropogénico (cf. pp. 166-168).
    Goreham concluye el Capítulo 9 diciendo: “Por increíble que parezca, este proceso científico defectuoso ha hecho descarrilar al mundo en torno a un gas vestigial de la atmósfera” (p. 170).

    2. Financia mi estudio del clima

    Para no alargar mucho más esta ya larga reseña, me limitaré a decir que la caricatura contenida al principio del Capítulo 10 resume muy bien el contenido del capítulo. Un universitario recién graduado con un doctorado en ciencia se encuentra ante una encrucijada, debiendo elegir entre dos caminos. A su izquierda se abre el camino del climatismo, que conduce hacia contratos de investigación, riqueza, aprobación de los pares, premios, permanencia asegurada en la universidad y fama mediática. A su derecha se abre el camino del realismo, que conduce hacia la acusación de “negacionismo climático”, falta de contratos de investigación, burla de los medios, privación, crítica de los pares y pobreza (p. 171). No es de extrañar que, por convicción o conveniencia (o una mezcla de ambas), la mayoría elija el camino del climatismo…

    1. Rayos de sol, céfiros y combustible verde y frondoso

    En el Capítulo 11, el más largo del libro, Goreham critica las políticas energéticas impulsadas por la ideología climatista.

    Las fuentes “medievales” de energía renovable (sol, viento, leña, fuerza animal) fueron reemplazadas por hidrocarburos durante los últimos dos siglos porque estos últimos entregaban más potencia, eran más baratos y estaban disponibles cuando se los necesitaba. Ese reemplazo fue un factor crucial del desarrollo económico moderno. Las sociedades desarrolladas usan mucha energía per cápita. Hoy muchos intelectuales de élite (Paul Ehrlich, Al Gore, el Club de Roma, etc.) propugnan una limitación del uso de energía. “¿Qué mejor forma de reducir el crecimiento energético que abrazar el climatismo? Si las emisiones de origen humano están destruyendo el clima de la Tierra, entonces el uso de carbón, petróleo y gas debe ser detenido. Además, la promoción de energía renovable ineficiente y costosa es un método excelente de retardar el uso global de energía” (p. 186), y por tanto retardar el desarrollo económico.

    A pesar de más de 20 años de alboroto mediático y de la enorme ayuda financiera de los gobiernos, muchas predicciones sobre una masiva transición a la energía renovable han fallado estrepitosamente. De 1973 a 2009, la porción de los hidrocarburos en el suministro mundial de energía descendió apenas del 87% al 81% (un 6%); y casi todo su descenso se explica por el ascenso de la energía nuclear del 1% al 6% (un 5%). En 2009, las formas de energía solar, eólica y geotérmica (sumadas) representaron un 0,8% de la energía del mundo. Los biocombustibles y desechos representaron el 10,2%, pero la mayor parte de ese cantidad correspondió a leña, carbón vegetal y estiércol utilizados en países pobres. Sólo la décima parte de ese porcentaje (o sea, alrededor de un 1% de la energía mundial) correspondió a los biocombustibles “modernos”.

    Las principales desventajas de la energía solar y la energía eólica son tres: son formas de energía diluida, intermitente y de alto costo. La densidad energética de la luz solar y el viento es baja. Una planta de generación de electricidad de 1.360 MW de potencia promedio entregada ocuparía 0,4 km2 para una planta de gas, 1,6 km2 para una planta de carbón, 4,2 km2 para una planta nuclear, 340 km2 para una planta eólica y 900 km2 para una planta solar. Por otra parte, debido a su carácter intermitente, la energía solar y la energía eólica no encajan bien en los actuales sistemas eléctricos de potencia. No pueden reemplazar a las centrales de “carga base” porque no son de bajo costo ni pueden operar las 24 horas; pero tampoco sirven en un rol de “seguimiento de carga” porque el pico de demanda es a menudo de noche, cuando no se cuenta con energía solar, y porque la energía eólica varía demasiado como para contar con ella para cubrir la demanda pico. “Hacia fines de 2010, Alemania había construido más de 20.000 turbinas eólicas y Dinamarca más de 5.000. Pero ninguna de ambas naciones ha sido capaz de cerrar ni una sola planta de energía basada en carbón” (p. 199). Además, el costo variable de la energía basada en carbón o gas natural es de 2-5 centavos de dólar por KW-hora, mucho menor que el costo de la energía eólica o solar. Por último, varios estudios de casos reales muestran que los sistemas de energía eólica no reducen significativamente las emisiones de CO2. Incluso desde el punto de vista climatista, la promoción a ultranza de la energía eólica es un gigantesco esfuerzo en vano (cf. p. 199).

    Los gobiernos del mundo han abrazado con entusiasmo la promoción de los biocombustibles (etanol y biodiesel) para reducir las emisiones de CO2 de los sistemas de transporte, fijando metas muy ambiciosas para la sustitución del petróleo por biocombustibles y subsidiando fuertemente a estos últimos. Sin embargo, además de los grandes subsidios, los biocombustibles presentan otras desventajas importantes:

    A) Para producir la misma cantidad de energía que un litro de gasolina, se necesitan 4,5 litros de etanol.

    B) El biodiesel entrega más energía que el etanol, pero los cultivos de biodiesel tienen un bajo rendimiento por hectárea. Por lo tanto, la cantidad de tierra requerida para proveer cantidades significativas de etanol o biodiesel es enorme. La Unión Europea debería convertir un 70% de su tierra agrícola para proveer un 10% de sus necesidades energéticas.

    C) La producción de etanol requiere 40 veces más agua que la de gasolina; y la producción de biodiesel a partir de soja usa 268 veces más agua que la de gasolina.

    D) La demanda creciente de maíz y soja para biocombustibles causó la duplicación de los precios de esos productos en el período 2000-2010, poniendo en peligro la seguridad alimentaria de millones de personas pobres.

    E) Por último, la producción y el uso de biocombustibles contaminan el aire e incluso aumentan las emisiones de CO2. La hipótesis contraria se debió a un grave error de “contabilidad” que ya ha sido reconocido: los cultivos necesarios para producir biocombustibles sustituyen mucha vegetación que absorbería grandes cantidades de CO2. Cuando esta sustitución se toma en cuenta, los biocombustibles dejan de ser “neutrales respecto al carbono”. Incluso desde el punto de vista climatista, la promoción a ultranza de los biocombustibles es un gran error.

    Los automóviles eléctricos tenían la mayor parte del mercado automotriz norteamericano a principios del siglo XX. En el siglo XXI el climatismo está impulsando un resurgimiento de los autos eléctricos; pero éstos todavía sufren las mismas desventajas importantes que causaron su desaparición hace un siglo: alcance corto, tiempo de carga largo, costo alto y poca vida útil de la batería. A pesar de la fanfarria de marketing y los incentivos gubernamentales, los autos eléctricos vendidos en los Estados Unidos en 2011 fueron unos 20.000, sobre un total de 13.000.000. “Incluso volúmenes de venta mayores no tendrán un efecto perceptible sobre las emisiones, dado que la mayor parte de la electricidad usada [por los autos eléctricos] es producida en plantas de energía que queman carbón o gas” (p. 214).

    La sección titulada “Montañas de subsidios: la locura climática en Europa” (pp. 214-220) critica la falta de sentido económico del celo casi misionero con el que las naciones europeas promovieron la energía renovable en las últimas dos décadas.

    La sección titulada “El mito del pico del petróleo” (pp. 220-222) recuerda muchas predicciones completamente fallidas sobre el próximo fin de las reservas de petróleo y muestra que éstas han crecido y siguen creciendo constantemente.

    La sección titulada “La revolución del fracturamiento hidráulico [o fracking]” (pp. 222-226) afirma que el fracking está dando resultados espectaculares y tiene el potencial para entregar cantidades casi ilimitadas de gas y petróleo a precios asequibles. En los Estados Unidos, en los últimos 30 años, se han perforado más de 500.000 pozos usando la técnica del fracking y los casos de incidentes documentados de contaminación del agua son sólo dos, y sus causas son discutidas.

    Goreham concluye el Capítulo 11 diciendo: “A todos nos gustaría creer que la energía renovable es la respuesta, pero no lo es. La revolución de la energía renovable propuesta por el climatismo es un espejismo. El mundo permanece abrumadoramente basado en combustibles de hidrocarburos. El enorme volumen de uso global de energía significa que los diluidos, intermitentes y costosos renovables serán incapaces de proveer una porción significativa del uso global de energía en las próximas décadas, si es que alguna vez lo serán. Pero la buena noticia es que la humanidad no se quedará sin fuentes energéticas de hidrocarburos en el corto plazo. Al contrario, la revolución del fracturamiento hidráulico promete siglos de suministro de gas natural y posiblemente petróleo, si el mundo puede sacudir las equivocadas garras de la locura climática.” (p. 226).

    2. ¡Usted no puede hacer estas cosas!

    En el Capítulo 12, el autor presenta unos cuantos ejemplos de comportamientos tontos inspirados por la ideología climatista. Mencionaré sólo tres de ellos.

    1. Las cremaciones de cadáveres emiten muchas toneladas de CO2 por año. Una compañía australiana encontró una solución a este serio problema climático: un proceso de hidrólisis que disuelve un cuerpo en cuatro horas. La propaganda de la firma dice que la solución resultante puede ser usada para regar rosales (cf. p. 228).

    2. Cada camello salvaje de Australia expulsa unos 45 kg de metano por año. Hay 1.200.000 camellos salvajes en Australia, lo cual constituye un problema climático casi tan serio como las emisiones de la cremación humana mundial. Una ley aprobada en Australia en 2011 aspira a la reducción de las emisiones de metano a través de la eliminación de las cabras, ciervos, cerdos y camellos salvajes. Se dispara a las pobres bestias desde helicópteros (cf. p. 231).

    3. El Primer Ministro británico Tony Blair dijo en 2004 que todas las nuevas escuelas deberían ser modelos de desarrollo sostenible. Siguiendo la visión de Blair, una escuela de Londres construyó en 2010 un aula de “cero carbono”. Costó US$ 38.000 y no puede ser usada por los niños todo el año porque es enconadamente fría en invierno (cf. pp. 232-233).

    1. Climatismo, encaminado hacia una quiebra

    En el Capítulo 13 (el último del libro) Goreham sostiene que el climatismo se encamina hacia una caída estrepitosa. Las temperaturas globales reales del período 1990-2012 muestran claramente que todos los modelos de computadora del IPCC están equivocados. También las mediciones del cambio del calor contenido en los océanos en 2004-2012 divergen absolutamente de las proyecciones de los modelos (cf. pp. 238-240). Después de 20 años de alarmismo, es claro que la catástrofe climática no está ocurriendo. “La ciencia climática saltó a una conclusión equivocada hace más de 20 años, y ahora el climatismo está impulsado por dinero” (p. 240).

    Después de 20 años de negociaciones políticas y de muchas cumbres mundiales sobre el clima, no ha habido logros significativos. La emisión global de gases de efecto invernadero de 2010 fue un 45% mayor que la de 1990. La tasa de crecimiento de las emisiones del período 1990-2010 fue igual a la del período 1970-1990. Está cada vez más claro que los remedios del climatismo han fracasado. Recientemente muchas naciones recortaron sus subsidios a la energía renovable.
    “¿Cuántos subsidios permanecerán después de que la gente se dé cuenta de que los humanos no están destruyendo el clima de la Tierra?” (p. 244).

    La Unión Europea sigue auspiciando una reducción del 80% de las emisiones de CO2 para el año 2050. Aunque las emisiones europeas se redujeron un 7% de 1990 a 2009, gran parte de ello se debió a un desplazamiento de la producción por importaciones. Por ejemplo, las emisiones de las industrias británicas bajaron un 22%, pero las emisiones asociadas al consumo en el Reino Unido subieron un 12%. En los hechos, el concepto de desarrollo sustentable está íntimamente asociado a la creencia en el calentamiento global antropogénico. “Pero dado que la naturaleza, no el hombre, controla el clima, la filosofía del desarrollo sustentable está edificada sobre una falsedad” (p. 246).

    Reproduzco los párrafos finales del libro:

    “Cada día, 25.000 personas mueren por causas relacionadas con el hambre en las naciones en desarrollo. Más de 1.000 millones de personas tratan de sobrevivir con menos de $ 1,25 por día. 2.500 millones de personas no tienen saneamiento adecuado. 1.400 millones no tienen electricidad, y casi 1.000 millones no tienen acceso a agua potable. Cada año, 2 millones mueren de SIDA. Casi 2 millones mueren de tuberculosis. La malaria, la neumonía y las enfermedades diarreicas matan millones más (cada una).

    La tragedia del climatismo es el mal uso de recursos en una escala vasta. Como discutimos en el Capítulo 1, el mundo gastó 243.000 millones de dólares en 2010 en energía renovable para tratar de “descarbonizar” los sistemas energéticos. Más de un billón [= un millón de millones] de dólares fue gastado en los últimos diez años, y los gobiernos e industrias están en camino de desperdiciar otro billón en los próximos cuatro años en programas climáticos tontos. Cada año, el gasto en el fútil intento de parar el calentamiento global es el doble del gasto en […] ayuda internacional. Imagine los beneficios para los pobres del mundo si los gastos en descarbonización pudieran ser redirigidos a resolver los problemas del hambre, la enfermedad y la pobreza.

    Hoy, miles de millones de personas creen en la teoría del calentamiento global antropogénico. Pero, año tras año, las temperaturas no siguen las predicciones de los modelos, los niveles del mar no suben anormalmente, los osos polares prosperan y los desastres predichos no ocurren. Los ciudadanos del mundo lo resolverán. Los cambios en la opinión pública ya muestran que los ciudadanos están empezando a aprender la historia verdadera. La quiebra del climatismo será estruendosa.

    Apresuremos la caída del climatismo y el despertar de la humanidad a la realidad del clima. El cambio climático es natural y los autos son inocentes. Reasignemos los vastos fondos gastados en tontos esfuerzos para combatir el calentamiento global, para a cambio resolver los verdaderos problemas acuciantes de la humanidad” (ídem).

    2. Mi opinión sobre el libro

    En mi opinión, se trata de un libro magnífico, sumamente interesante: muy bien escrito y argumentado, muy claro y ordenado, lleno de información relevante, bien documentada, con muchas ilustraciones y gráficos excelentes. Además, es un libro muy entretenido. Al principio de cada capítulo, una buena caricatura y una cita (con frecuencia humorística) presentan el tema central del capítulo. El texto tiene muchos recuadros notables, en los que el humor suele estar presente. Algunas de las series de recuadros se titulan así: “¡Castiguen a los negacionistas!”, “Titulares chiflados sobre el cambio climático”, “¿Hipocresía climática?”, “Predicciones fallidas”, “El Efecto Gore”, “Plata grande para el cambio climático”, etc. El prólogo, escrito por Harrison Schmitt, ex Senador de los Estados Unidos y ex astronauta del Apolo 17, resume en ocho puntos breves y contundentes el fuerte alegato del libro (cf. pp. v-vi).

    En mi opinión, las principales limitaciones de este libro son las tres siguientes.

    A) Goreham asume, sin cuestionamientos, la existencia del efecto invernadero atmosférico. Pienso que habría sido oportuno por lo menos mencionar que los físicos alemanes Gerhard y Tscheuschner han publicado un paper de 115 páginas titulado Falsification of the Atmospheric CO2 Greenhouse Effects within the Frame of Physics, para demostrar que el efecto invernadero atmosférico es contrario a las leyes de la física. La versión 4 del paper (de 2009) se encuentra aquí:

    http://arxiv.org/pdf/0707.1161.pdf.

    B) Goreham no analiza en detalle si o en qué medida las actuales políticas ambientales y energéticas orientadas principalmente a combatir el calentamiento global podrían estar justificadas por otras razones, independientemente de su motivación principal. Pienso que al respecto se puede decir lo siguiente. Si se llegara a la conclusión (muy plausible) de que el Calentamiento Global Antropogénico Catastrófico (CGAC) no existe, cada una de esas políticas debería ser reexaminada en profundidad y sin prejuicios. En esa hipótesis, subsistirían dos problemas principales: la contaminación del aire y el futuro agotamiento de las reservas de petróleo y gas natural.

    A diferencia del supuesto CGAC, el problema de la contaminación del aire no es una tragedia global, sino un problema local mucho más manejable, restringido básicamente a las grandes ciudades. Muchas ciudades lo han resuelto con base en simples medidas urbanísticas. Los créditos de carbono, los impuestos al carbono y otras medidas semejantes están totalmente fuera de lugar en este escenario. El CO2 no contamina el aire; y la contaminación causada por los tubos de escape de los autos a nafta se puede reducir mucho mediante la construcción de sistemas de transporte colectivo eléctricos (como los trenes subterráneos), la promoción del uso de bicicletas, la prohibición de circulación de automóviles con números de placa par o impar en días alternados y muchas otras medidas semejantes. No sería necesario en absoluto trastornar toda la economía mundial prosiguiendo la actual cruzada fervorosa contra el CO2.

    En cuanto a la finitud de las reservas de hidrocarburos, si el CO2 no está destruyendo el clima y el problema de la contaminación del aire de las ciudades se puede resolver sin mayores dramas, entonces no hay por qué considerar el uso de petróleo o gas como una nueva especie de pecado capital. Sin dejar de lado la investigación y el desarrollo de formas alternativas de energía, podremos seguir usando sin remordimientos petróleo o gas, mientras estén disponibles en abundancia. Los precios del mercado de combustibles nos indicarán en qué momento convendrá iniciar una transición fuerte hacia otras formas de energía. La promoción a ultranza (sin sentido económico) de las formas de energía renovable está fuera de lugar en este escenario.

    C) Goreham no analiza en profundidad cuáles son las causas subyacentes de la ideología climatista. Pienso que se trata de un fenómeno complejo, pero que entre sus factores más determinantes cabría señalar al neomaltusianismo, que sustenta hoy a una suerte de imperialismo demográfico. A continuación reproduzco dos citas del libro de Goreham que apuntan en esa dirección, que ameritaría una mayor investigación:

    "En la búsqueda de un nuevo enemigo para unirnos, se nos ocurrió la idea de que la polución, la amenaza del calentamiento global, la escasez de agua, el hambre y similares encajarían en ese rol. Todos estos peligros son causados por la intervención humana, y es sólo a través de actitudes y conducta cambiadas que ellos pueden ser vencidos. El verdadero enemigo, entonces, es la humanidad misma” –Alexander King, fundador del Club de Roma, think tank ambientalista (1991)” (p. 21).

    “"Somos demasiadas personas; por eso tenemos calentamiento global… sobre una base voluntaria, todo el mundo debería comprometerse a que uno o dos hijos es todo” –Ted Turner, magnate de los medios y padre de cinco hijos (2008)” (p. 33).

    3. ¿Por qué escribí esta reseña?

    Probablemente a varios lectores les parezca raro o inadecuado que yo haya publicado esta reseña de un libro sobre el calentamiento global en este blog, dedicado a temas religiosos. Mis motivos principales son dos.

    El primero es que la religión está íntimamente conectada con la moral y que las actuales políticas ambientales y energéticas, orientadas principalmente a combatir el supuesto Calentamiento Global Antropogénico Catastrófico (CGAC), plantean un problema moral social de primerísima magnitud, como surge de los elocuentes párrafos finales del libro, citados por mí más arriba.

    El segundo es que ya han aparecido referencias al supuesto CGAC en muchas declaraciones y documentos eclesiásticos, y que muchas de ellas parecen dar por buena la teoría del CGAC, al menos en cierta medida. Cito los siguientes ejemplos, elegidos de entre muchos otros semejantes:

    • Ante el cambio climático, la Santa Sede exige medidas serias

    • Ante las elecciones al Parlamento Europeo. Véase el punto 5: “Somos custodios de la creación y debemos profundizar en nuestra decisión de respetar y alcanzar los objetivos de emisión de CO2, promover el entendimiento internacional sobre el cambio climático, comprometernos a adoptar un enfoque más ecológico e insistir en que la sostenibilidad es un elemento fundamental de cualquier política de crecimiento o desarrollo.”

    • Las campanas suenan por el clima

    • ¿La respuesta de los católicos ante el cambio climático? Organizaciones católicas de EE.UU piden que se respete la creación Véase que la declaración de esas organizaciones católicas asume plenamente la teoría del CGAC.

    Como contraejemplo, cito también a una voz profética que clama en el desierto contra los peligros del ideologizado catastrofismo climático:

    Cambio climático y la reingeniería de las religiones, por el Pbro. Dr. Juan Claudio Sanahuja.

    Habiendo leído y reflexionado bastante sobre este tema, mis consejos para los ministros de la Iglesia, por si acaso a alguno de ellos le interesa conocerlos, son dos: escuchen “las dos campanas” en el actual debate científico y político sobre el “cambio climático” y extremen los esfuerzos para evitar que las aguas puras de la doctrina moral social católica se mezclen (en medida grande o aun pequeña) con las aguas turbias del catastrofismo climático. (Fin).

    Daniel Iglesias Grèzes
    ALACRAN dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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    Re: CLIMATISMO, la ideología de Greta

    Lo que dicen los ecologistas sobre el IPCC: https://www.ecologistasenaccion.org/...odelos-e-ipcc/


    Cambio climático, modelos e IPCC

    1/03/2015 | Clima (tema), Nº 84

    El problema es más crítico si se consideran diversas dinámicas, como las realimentaciones.

    Iñigo Capellán-Pérez y Carlos de Castro [1]. Revista El Ecologista nº 84.


    Un análisis de la metodología del IPCC revela luces pero también sombras. Mientras que el diagnóstico del problema resulta notable, las soluciones planteadas para reducir esas emisiones adolecen de importantes sesgos, y están muy condicionadas por el paradigma científico, tecnológico y social imperante. Pero también se ignoran diferentes dinámicas, interacciones y realimentaciones de los sistemas que pueden ser muy relevantes a la hora de agravar el ya dramático problema del cambio climático.

    El Panel Intergubernamental del Cambio Climático o IPCC (por sus siglas en inglés: Intergovernmental Panel on Climate Change) es una organización internacional nacida en 1988, creada a la estela del éxito de la estrategia contra el agujero de la capa de ozono [2]. El panel se encarga de desarrollar evaluaciones científicas sistematizadas sobre la información científica, técnica y socioeconómica actual sobre el riesgo, potenciales consecuencias y posibles soluciones del cambio climático. Sin embargo, es importante aclarar que a pesar de su reputación como cuerpo científico independiente, el IPCC es un proceso híbrido entre comunidad científica y representantes políticos (gubernamentales), como no podría ser de otra manera en un organismo nacido en el seno de Naciones Unidas.

    A lo largo de sus más de 25 años de historia, el IPCC ha alcanzado importantes logros, entre los que cabe destacar la intensa colaboración científica internacional (831 expertos y expertas de 85 países en el último informe) con la capacidad de revisión de miles de artículos y realización hasta ahora de 5 grandes informes de síntesis (1990, 1992, 2001, 2007, 2014), así como de otros de temas más específicos [3]. Con el tiempo, este enorme esfuerzo ha logrado divulgar el desafío del cambio climático a la población (principalmente de los países desarrollados) así como colocarlo, aunque en muchos casos solo de forma nominal, en las agendas de la mayoría de países del mundo; siendo su reputación oficial internacional refrendada por la obtención del Nobel de la Paz en 2007.

    Sus informes están divididos en 3 áreas principales: la ciencia física del cambio climático (GT1), impactos, adaptación y vulnerabilidad (GT2) y mitigación (GT3). Sin embargo, una radiografía de la metodología del IPCC revela luces pero también sombras. Mientras que los capítulos dedicados al diagnóstico del problema son notables (principalmente GT1; por ejemplo estimando las emisiones acumuladas máximas para evitar un calentamiento “peligroso”), las soluciones planteadas para reducir esas emisiones adolecen de importantes sesgos (principalmente GT3). No en vano, cualquier análisis de propuesta de escenarios futuros es de facto una propuesta con un fuerte componente político por un lado, y que está, por otro, condicionado por el paradigma científico (y también social, como argumentaremos) en que se engloba.

    La metodología del IPCC, un reflejo de su época

    Como organismo oficial, los escenarios explorados por el IPCC son un esfuerzo (¿inconsciente?) de trazar una línea continuista en lo sustantivo con el business-as-usual (extrapolación de tendencias pasadas) actual. Por ejemplo, a pesar de su diversidad, los escenarios socioeconómicos propuestos proyectan que, hacia 2100, la renta per cápita media global crecerá entre 2 y 14 veces (incluyendo en todos ellos una reducción de las desigualdades), mientras que los escenarios de emisiones sin políticas climáticas prevén incrementos de temperatura para el final del siglo superiores a los 3,5 ºC (recordar que se suele tomar el nivel de 1,5-2 ºC como límite seguro). Esta incoherencia, que el cambio climático no sea a la postre un problema para el progreso desde el punto de vista convencional, o que se interpreten las políticas climáticas como un coste [4], pone de manifiesto fallos importantes en la lógica metodológica con importantes secuelas en la comunicación efectiva del problema.

    Puesto que todo modelo [5] es una simplificación de la realidad, repasaremos brevemente a continuación aquellas hipótesis que se manejan habitualmente y que son las responsables de alcanzar estos sorprendentes resultados.

    1. Abundancia de recursos y predilección por las soluciones tecnológicas

    No se consideran limitaciones de recursos energéticos no renovables (los materiales ni son mencionados) a largo plazo. Así, en la práctica, se asume que, de no aplicarse políticas que restrinjan su uso, su extracción seguirá aumentando a lo largo del siglo XXI. Esto sin discutir la incertidumbre ni valorar las crecientes evidencias que sugieren el declive de origen geológico en la extracción de combustibles fósiles en las próximas décadas [6]. El caso del petróleo es paradigmático, ya se sabe con certeza que el pico de producción del petróleo convencional se alcanzó a mediados del 2000. El mecanismo por el cual automáticamente se asume que la tasa conjunta de descubrimientos futuros y sustitución por fuentes alternativas siempre será mayor que la tasa de declive es la creencia en una mejora tecnológica infalible (vía mejoras de eficiencia, nuevas tecnologías o fuentes de energía).

    Por otro lado, se asume que en aquellos escenarios de fuerte reducción de emisiones, las nuevas energías renovables (principalmente biomasa, solar y eólica) serán capaces, técnicamente, de rellenar el hueco dejado por las fósiles. De nuevo, se pasa de puntillas por los obstáculos que se interponen: baja densidad energética que redunda en relativamente bajos potenciales biofísico-sostenibles, escalabilidad, intermitencia, etc. El ejemplo de la biomasa es paradigmático, simulándose tecnologías (como la biomasa de segunda generación en combinación con el almacenamiento y captura de carbono –esta última también aplicada a las fósiles–, que aún no están maduras ni se sabe si lo estarán algún día. Por no hablar de otras divagaciones como la geoingeniería, que algunos gobiernos presionan reiterativamente para incluir en los informes [7].

    El acento se pone así en las políticas de oferta por su relación con las innovaciones tecnológicas, mientras que las políticas de demanda (por ejemplo cambios de estilos de vida, dietas, etc.), aunque se reconoce su importancia, en la práctica rara vez son modeladas.

    2. Linealidad y modelos de equilibrio

    Los modelos empleados son modelos principalmente lineales, es decir con pocas realimentaciones (feedbacks) entre la biosfera y el subsistema humano. El sistema socioeconómico genera unas emisiones que se traducen en incrementos de temperatura. Sin embargo, no se modelan los impactos derivados de ese incremento de temperatura sobre el resto de variables del sistema (por ejemplo: productividades agrícolas, pérdida de biodiversidad, ecosistemas, escasez de agua, migración de población, etc. y el efecto de todos ellas de nuevo sobre el sistema socioeconómico), lo que lleva a los disparatados resultados comentados más arriba. Existen otras realimentaciones que no se tienen en cuenta, y es fácil imaginar multitud, como por ejemplo: los efectos del declive en la calidad de los recursos minerales a medida que decrece su mena [8], la conexión crisis energética-economía, la relación entre desigualdad y estabilidad social, etc. (ver Figura 1 y 2).


    Figura 2: Típico esquema rico en realimentaciones de los Modelos de Dinámica de Sistemas; más próximos a una realidad que es compleja:
    a) la crisis energética causa crisis económica;
    b) el cambio climático necesita adaptación que requiere energía;
    c) los impactos del cambio climático causan crisis económica;
    d) la economía genera impactos sobre la biodiversidad y esta sobre la economía;
    e) el cambio climático genera pérdida de biodiversidad y esta reduce su capacidad de regular el clima.


    Si bien es cierto que la integración de las realimentaciones es una tarea ardua y compleja, ignorarlas sistemáticamente lleva a resultados totalmente alejados de la realidad. La falta de realimentación es característica, de nuevo, de una visión típicamente economicista, de “funciones de equilibrio estático” en vez de algo más físico y realista (dinámico) que trate de caracterizar al sistema. De este modo, las irreversibilidades no son tampoco tenidas en cuenta (por ejemplo, los temidos “puntos de no retorno”).

    3. Reduccionismo científico: mirando los árboles en vez de al bosque

    El reduccionismo, entendido como la hipótesis de que la suma de las partes es igual al todo, es predominante en los modelos. Aunque tiene su campo de validez para aplicaciones específicas, no lo es sin embargo para los sistemas biofísicos y socioeconómicos caracterizados por comportamientos no lineales y realimentaciones. Así, aunque en el discurso se admiten las interacciones con otras dimensiones de la crisis ecológica de la biosfera, al no integrarse en los modelos se pierde completamente el sentido cualitativo de los escenarios futuros.

    De esta manera, el método lento de revisión de la literatura (consenso científico), la confusión de la carga de la prueba (una ciencia anti-precavida [9]), y la no consideración de realimentaciones, inducen a la obtención de tendencias conservadoras/lineales, que a menudo son desmentidas por los propios hechos al publicarse los informes; en efecto, es la función exponencial la característica de procesos realimentados positivamente. Así, sistemáticamente, las previsiones de subida del nivel del mar se incrementan en cada informe (a igualdad de emisiones) y sistemáticamente el deshielo del polo norte se prevé que ocurrirá antes en cada informe (modelos del GT1). No olvidemos que ambos fenómenos realimentan a su vez al propio sistema climático.

    Por otro lado, recientemente se publicó una actualización de la evaluación de los “Límites Planetarios” (ver Figura 3), que puso de manifiesto que se han superado los umbrales de seguridad en 3 variables críticas además del cambio climático: pérdida de biodiversidad y alteración de los ciclos de nitrógeno y fósforo. De forma similar, en 2005 se evaluó que la mayoría de ecosistemas del planeta están en serio declive [10]. Así, el acento no se debería situar tanto en la evaluación por separado de cada límite, sino en las interacciones entre las variables (como en la Figura 2), puesto que la superación de un único umbral durante un cierto tiempo tendría la capacidad de provocar realimentaciones en los subsistemas de la biosfera que podrían incluso inducir cambios de estado permanentes en esta [11]. Además, como sabemos por experiencia, los umbrales ( tipping points. Ver figura 4) se pueden superar sin ser perceptibles para quienes observamos. Inercias y retrasos que, de nuevo, no son modelables en el paradigma del equilibrio estático.


    Propuesta

    Detrás de estas HIPOTESIS se encuentra un cóctel de mitos culturales profundamente arraigados, junto con la predominancia de la economía convencional (neoclásica, ortodoxa) como “instrumento científico” para el asesoramiento político. En su lugar, pensamos que la ciencia que necesitaríamos requeriría de un cambio metodológico cualitativo caracterizado por el enfoque holista y basado en el principio de precaución, que permitiera acelerar la toma de decisiones eficaces. Su aplicación llevaría, con seguridad, a objetivos de transformación social más perentorios y ambiciosos que las habituales soluciones que confían en la innovación tecnológica.

    Así, sería necesario reconocer (y modelar en consecuencia) que en realidad el cambio climático es una componente más de las crisis medioambientales y energéticas. Por otro lado, la aplicación de la ciencia que necesitaríamos requeriría un cambio de paradigma en el modo de hacer ciencia (que por otro lado, vemos que ya está en camino, aunque ¿llegará a tiempo?), así como que el sistema socioeconómico actual adoptase una actitud de cooperación global y de anticipación al medio-largo plazo.

    Notas y referencias
    - Brysse, K.,et al., 2013. Climate change prediction: Erring on the side of least drama? Glob. Environ. Change 23, 327–337. doi:10.1016/j.gloenvcha.2012.10.008
    - IPCC, 2014. Climate Change 2014: Mitigation of Climate Change. Fifth Assess. Rep. Intergov. Panel Clim. Change.
    - Mohr, S.H. et al., 2015. Projection of world fossil fuels by country. Fuel 141, 120–135. doi:10.1016/j.fuel.2014.10.030

    Notas
    [1] Grupo de Energía, Economía y Dinámica de Sistemas de la Universidad de Valladolid

    [2] Destacar, sin embargo, las diferencias en la magnitud de ambos problemas: mientras que el agujero de la capa de ozono es provocado por unos compuestos químicos empleados en algunas aplicaciones concretas, las emisiones de efecto invernadero proceden de nuestro sistema energético y alimentario global.

    [3] http://www.ipcc.ch

    [4] El hecho de considerar que las inversiones para evitar una catástrofe climática sean consideradas como un coste es otro absurdo metodológico. El artificio matemático se alcanza puesto que no se valoran los costes de la no-acción.

    [5] Nos referimos aquí principalmente a los llamados modelos climáticos de análisis integrado (Climate Integrated Assessment Models) que son los utilizados por el GT3.

    [6] http://www.eldiario.es/ultima-llamada/c ... 25495.html

    [7] | Grupo ETC ... ngineering

    [8] Límites a la disponibilidad de minerales

    [9] ¿Se trata de demostrar con el 90% de probabilidad que determinado impacto catastrófico puede ocurrir, o bien, tomando el principio de precaución, que nos bastaría un 10%, por ejemplo, de probabilidad para tener en cuenta ese impacto potencial?

    [10] MEA, 2005. Millennium Ecosystem Assessment. Ecosystems and Human Well-being: Scenarios, Global Assessment Reports. Island Press.

    [11] Barnosky, et al., 2012. Approaching a state shift in Earth/'s biosphere. Nature 486, 52–58. doi:10.1038/nature11018 En palabras de Ferrán Puig Villar: “Un problema inherente a los sistemas es que la superación del umbral de estabilidad (a menudo irreversible, o reversible sólo con histéresis) no tiene por qué presentar señal perceptible alguna. Dos ejemplos. El Titanic ya estaba técnicamente hundido algo antes de que nadie viera el iceberg e intentara, infructuosamente, bordearlo. Dada su posición y velocidad, su masa, su capacidad máxima de frenado, su radio máximo de giro, la resistencia mecánica de los laterales, la configuración interna del buque, etc., hubo un momento en que ya era imposible evitar el hundimiento, mientras pasaje y tripulación seguían de fiesta. Ése es el tipping point auténtico, el punto a partir del cual la vida propia del sistema convierte en inútil la mejor estrategia de los gestores más lúcidos. El sistema había dejado de ser controlable antes de avistar el iceberg, por lo menos en aras de la finalidad mínima deseada, como era mantenerlo a flote”. http://ustednoselocree.com/2014/12/27/h ... -actual-3/

    [12] Steffen, W. et al, 2015. Planetary boundaries: Guiding human development on a changing planet. Science 1259855. doi:10.1126/science.1259855

    [13] http://500px.com/photo/5814383
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  3. #3
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    Re: CLIMATISMO, la ideología de Greta







    “Y no hace falta comprar un bote de champú cada mes, mi madre lo rellena con agua y no se gasta nunca“.





    Greta Thumberg:
    Maldito capitalismo opresor me robaron mis sueños, contaminan mi planeta con plásticos, estamos al borde de una extinción masiva.

    Also Greta:
    *mmm que rico desayuno, mira que lindo envoltorio, gracias a las grandes empresas capitalistas que financian mis tours*

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  4. #4
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    Re: CLIMATISMO, la ideología de Greta

    Se nos está vendiendo la idea de que esta niña piensa y actúa en nombre de la Ciencia, cuando como mucho no tiene más formación que la educación secundaria que se imparte en Suecia, si es que la tiene, porque por lo que sabemos el curso anterior se dedicó a estar en huelga todo el día (antes se llamaba día de holganza, o sea, día de vaguear) y en lo que llevamos del presente se dedica a pasearse por el mundo con su mantra, por supuesto con todos los gastos pagados y subvencionados. Lo importante de esta moderna abeja Maya, se parece a la de la serie, es lograr que se alcance el cambio económico. Vamos que su participación encaja más, al menos bajo cuerda, en un consejo de administración globalista, en el que se han trazado unas líneas de actuación y se espera llegar a que la cuenta de resultados sea favorable para ellos, aunque para eso arruinen a medio planeta. Para eso vale esta niñata de asuntos sucios, pero hasta el momento, y salvo junto a unas fotos con un apache, o dándole la manita a Francisco (el Papa), con un cartelito y una mirada que da miedo, no se ve que la niñata valga para causa mejor.

    Por supuesto, que nadie le pregunte nada concreto, si es que se puede hacer, porque o no sabe y no contesta, lo más probable en el noventa y tantos por ciento de las ocasiones, o soltará su perorata ya bien aprendida. Así el autor del siguiente artículo publicado en el diario El Mundo puede esperar sentado, mejor dicho, tumbado a la bartola una respuesta a su muy bien fundamentado artículo. Él, y todos los afectados que menciona.



    Greta Thunberg y las pensiones

    VICENTE LOZANO

    Martes, 8 octubre 2019

    Tan científico -o no- es decir que la temperatura del mar va a subir un grado hasta 2050, como que en esa fecha necesitaremos 36.000 millones de euros adicionales para pagar las pensiones si no se reforman.


    ¿NO SE han preguntado nunca por qué los políticos de izquierda siguen a pies juntillas las predicciones de algunos expertos sobre el cambio climático y, en cambio, desprecian las que hacen otros expertos sobre el peligro que corren las pensiones públicas? Y no me digan que existen diferencias entre los científicos del clima y los macroeconomistas a la hora de prever el futuro porque les saco el documento Los límites del crecimiento, redactado en 1972 y encargado al MIT por el Club de Roma, fruto del análisis realizado por éste en 1970.

    La principal conclusión de ese informe era que con el crecimiento que entonces experimentaban la población mundial, la explotación de los recursos naturales, la contaminación y la producción de alimentos se mantenía sin variación, los recursos del planeta llegarían a su límite en cien años. Todas esas variables han crecido exponencialmente y nadie piensa ahora que la Tierra vaya a colapsar en 2070.

    A lo que vamos. Las predicciones son lo que son. Pero si estamos a las predicciones, estamos a las predicciones en todo, ¿no? Porque los mismos datos hay para creernos que el calentamiento de la tierra existe, como que el crecimiento demográfico en España va a poner en peligro el cobro de una pensión pública decente. Y el Gobierno y los partidos de izquierda se afanan en convencernos en eso de la transición energética, mientras que hacen oídos sordos a la reforma en profundidad de la Seguridad Social. El Banco de España ha vuelto a recordar en los últimos días que el sistema es insostenible si no se modifica sustancialmente porque necesitaría una cantidad de recursos que la economía española no puede generar.

    Sería interesante poner el mismo fervor en luchar contra el calentamiento de la Tierra que en impedir que la Seguridad se venga abajo. Pero es que luchar contra el calentamiento de la tierra es políticamente sexy, mientras hablar a los españoles -sobre todo a los menores de 40 años- sobre las penurias de su jubilación puede quitar votos. Las pensiones de hoy podrán actualizarse según el IPC, como anunció ayer P... S... Lo que no se atreve a decir el presidente en funciones es qué va a pasar con las de la próxima generación.

    Tan científico -o no- es decir que la temperatura del mar va a subir un grado hasta 2050, como que en esa fecha necesitaremos 36.000 millones de euros adicionales para pagar las pensiones si no se reforman. ¿Qué tal otra Greta Thunberg -y de su misma edad- que clame a los políticos por su pensión?


    https://www.elmundo.es/opinion/2019/...c1d8b463c.html
    Última edición por Valmadian; 08/10/2019 a las 23:01
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    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  5. #5
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    Re: CLIMATISMO, la ideología de Greta

    Hace unas semanas Manuel Llamas nos recordaba en Libremercado, las falsas predicciones de los ecolo-getas que nunca se cumplen:

    -1967: "Hambruna terrible para 1975"
    -1969: "Todos desaparecerán en una nube de vapor azul para 1989"
    -1970: "Edad de hielo en el año 2000"
    -1970: "América sufrirá racionamiento de agua en 1974 y racionamiento de alimentos en 1980"
    -1974: El agujero de ozono es un "gran peligro para la vida"
    -1980: "La lluvia ácida matará la vida en los lagos"
    -1988: Las Maldivas estarán bajo el agua en 30 años
    -1989: La subida del nivel del mar "destruirá" a la mayoría de países en el año 2000
    -2000: "Los niños no sabrán qué es la nieve"
    -2004: Gran Bretaña tendrá clima siberiano para 2020
    -2008: El Ártico se quedará sin hielo para 2018
    -2009: El Ártico se quedará sin hielo para 2014
    -2013: El Ártico se quedará sin hielo para 2015
    -2014: Tan sólo restan 500 días antes del "caos climático"

    Ante la ola de frío polar que hemos padecido en noviembre con temperaturas inusuales de enero en otoño, porque noviembre es otoño no invierno (algo que muchos parecen desconocer) vemos que la primera consecuencia es que… ¡Por favor que alguien le diga a Greta que no venga en bikini a España! Ya saben la niña del exorcista ante Trump, la niña obsesiva con síndrome de Aspergen y sueca, o sea de Suecia, el paraíso del “gili-progres del mundo uníos” para hundirnos a todos…

    Tan paraíso es aquello que actualmente Suecia lidera el ranking de violaciones, que es lo que tiene meter en una población de 8 millones de habitantes a 3 millones de musulmanes refugiados de Siria, Irak o Irán entre las rubias suecas y que ahora por miedo se tiñen el pelo de negro e incluso se ponen velo islámico para andar por sus barrios de noche. El paraíso socialdemócrata sueco hace aguas por todas partes, pero ese no es el tema de hoy.


    Como decía, la segunda consecuencia del frío polar es que a los calentólogos del cuento climático les costará un poco más vender su mercancía averiada, aunque tampoco mucho porque el personal anda muy adoctrinado en el decálogo de mandamientos giliprogres; tampoco recibe otra información, y la cosa del tiempo les entretiene mucho en TV, que si llueve, que si nieva, que si hay sequía en Bollullos de Abajo, etc… siendo el tema de conversación más demandado en todos los silencios por los ascensores.

    En 2007, el galardonado Nobel Al Gore hacía la predicción de que la capa estival de hielo ártico podría desaparecer en tan sólo 7 años, han pasado 12 años y no sólo no ha desaparecido, sino que es más gruesa, entonces a Al Gore le concedieron todo tipo de premios como el Príncipe de Asturias pero sobre todo el sujeto se puso a recaudar fondos a diestro y siniestro. Y como seguían sin apreciarse variaciones significativas en las temperaturas, los calentólogos temiendo por sus subvenciones y por sus negocios encontraron una varita mágica, pasaron de llamarlo “calentamiento global” a llamarlo “cambio climático” que vale para todo, y quiere decir que si hace 40º en agosto es por culpa nuestra y que le van a caer 3 eco-impuestos más, y que si hace frío en enero también es por culpa nuestra y que nos van a caer otros 4 eco-impuestos más. En cualquier caso, los ecolo-getas aseveran que nos vamos a abrasar y ahogar por el mar igualmente y que vayamos sacando la cartera, teniendo menos hijos, comiendo hierbas silvestres y en bicicleta por la autopista.

    Y es que el tiempo sube y baja, y cada año viene algo diferente, no es un reloj que cada 21 de junio y cada 21 de diciembre se regula como el climatizador de casa y pone la misma temperatura… y así ha sido toda la vida. Y cuantas más subvenciones cobraban los ecolo-getas para darnos conferencias sobre si nos íbamos a abrasar al baño maría o al vapor... resulta que aunque ya nadie lo recuerda, los dos últimos inviernos no han podido ser más fríos y crudos: Rusia sufrió la mayor ola de frío de los últimos 100 años, Turquía amaneció nevado, congelado y sus vuelos cancelados, en Europa occidental murieron 20 personas por la última ola de frío del invierno pasado, en EE.UU la ola de frío causó estragos en la mitad de sus estados y España vivió las temperaturas más bajas desde 2008, etc.

    En cualquier caso estamos seguros que la Tierra cambiará su clima durante los próximos 100.000 años, como lo ha hecho siempre, posiblemente para congelarnos más con otra glaciación... Pero ¡Menudo chollo! 100.000 años viviendo del cuento del eco-rollo climático.


    Y ahora como antes hicieron con el homosexualismo, los gurús y estrategas de la basura del Marxismo Cultural nos están dando especialmente la vara con el apocalipsis del cambio del clima climático (junto al feminazismo) para “mentalizarnos” de que nos van a freír a “ecoimpuestos” de tal manera que tiembla el misterio, buscando dominarnos y pastorearnos de otra manera más, sin olvidar que detrás de la niña zumbada sueca están las empresas que la patrocinan y quieren hacer su agosto a costa de meterle el miedo a todos ustedes en el cuerpo. Economistas de Libre Mercado han hechos cálculos que estiman que aplicar las ideas de Greta Thunberg supondría un impuestazo de 60.000 millones de euros que pagarían todos ustedes.



    Luis del Pino por su parte asevera que “Cuando una supuesta teoría científica (la estafa del calentamiento global) necesita crear niños-estrella tipo Greta Thunberg para "explicarse" por vía sentimental es porque, en realidad, no es una teoría científica. Lo del calentamiento global es solo política. Peor: una secta”. Y nos recuerda que la medición UAH utilizando los instrumentos de los satélites de la NASA sólo percibe un aumento de 0,02 grados de temperatura desde 1998 a 2016, o sea menos del margen de error, y por tanto no hay variaciones significativas, porque en los próximos 20 años podría ser 0,02 grados menos.

    Javier Giral Palasí

    https://www.elcorreodemadrid.com/opi...al-Palasi.html

    Última edición por ALACRAN; 04/12/2019 a las 20:41
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

  6. #6
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    Re: CLIMATISMO, la ideología de Greta

    Cuando en un medio público se difunden gilipolleces como éstas, es para cesar a media plantilla, particularmente porque este medio está sostenido por TODOS a base de un impuestazo tras otro. Esto roza el terrorismo moral e intelectual, además de constituir una monstruosa mentira y se deben exigir responsabilidades a la CAM por las falacias mostradas en su Canal de televisión. A tomar el pelo a su padre porque ya está bien y hay mucho periodista en las listas del paro, porque esto es una vergüenza.


    Las profecías climáticas de Telemadrid: dengue, fiebre amarilla y chikunguña en El Retiro

    El informativo de la cadena pública predice a través de realidad virtual los efectos devastadores del supuesto cambio climático en la capital.

    Libre Mercado 2019-12-03

    El informativo de la cadena pública predice a través de realidad virtual los efectos devastadores del supuesto cambio climático en la capital.

    Lourdes Maldonado presenta las enfermedades que se pueden contraer con el cambio climático | TeleMadrid


    Telemadrid ha recreado en su informativo del mediodía el Parque de El Retiro mediante realidad virtual. Su presentadora, Lourdes Maldonado, ha aparentado estar dentro del parque narrando cómo será en el año 2050. La exposición ha empezado acusando a la mano del hombre del calentamiento global y ha vaticinado un Madrid con un clima tropical soporífero.

    Mientras ha descrito poco menos que un apocalipsis climático, la periodista ha alertado de que la temperatura subirá cinco grados dentro de treinta años. De no hacer nada, "espacios como El Retiro terminarían por transformarse por completo. Madrid tendría el mismo clima que Marrakech, ¡imaginen qué calor! Las primaveras serán más secas y nuestros árboles se verán afectados. Serán menos densos y especies como el roble desaparecerán para dar paso a especies invasoras como las acacias", avisaba la periodista mientras se quitaba la chaqueta y un sol virtual iba cambiando detrás de ella en la imagen.

    Lourdes Maldonado presenta las enfermedades del cambio climático que afectarían a los madrileños I Telemadrid

    La puesta en escena prosigue. Maldonado recuerda que el aumento de un grado y medio de las temperaturas hará que llueva de forma continuada y "como consecuencia las aves emigrarían a otras zonas". Mientras vuelve a ponerse la chaqueta y los nubarrones invaden la pantalla, llega el momento de la predicción más dramática para los ciudadanos del Madrid del 2050. El hecho de que nos quedemos sin pájaros atraerá la presencia de insectos como el mosquito tigre. Por lo tanto, en El Retiro se podrían contraer, según el informativo público, "las enfermedades de la chinkunguña, el dengue o la fiebre amarilla".

    Pero el inquietante pronóstico, por si fuera poco, va más allá. El Retiro se convertirá en un espacio letal para los que osen a pasear entre su peligrosa fauna y flora, pero el resto de la capital tampoco se salva de las temidas profecías del canal de todos los madrileños. "El resultado puede ser devastador. Los cristales, el hormigón o el asfalto harán que las temperaturas se disparen y aumente, lo que se conoce como isla de calor", relata la presentadora mientras un trozo de suelo se quiebra ante sus pies y la eleva virtualmente hasta el cielo abrasador digital.

    "Las ciudades serán más calientes por el día y no conseguirán enfriarse por la noche con un impacto directo sobre la salud. Los médicos advierten del aumento de las alergias, dermatitis, o casos de cáncer de piel", ha señalado Maldonado a modo de conclusión.


    https://www.libremercado.com/2019-12...ro-1276648930/
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  7. #7
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    Re: CLIMATISMO, la ideología de Greta

    Un piloto de Iberia destroza los argumentos de Greta Thunberg, ‘sacerdotisa’ del cambio climático, la nueva religión para tontos de todo el mundo


    Rodrigo de Castilla.-

    Es muy penoso lo que está ocurriendo con esta niña. Y deberíamos todos avergonzarnos de colaborar con la explotación vil y salvaje de una menor que, gracias a su condición de Asperger (que NO deficiencia o enfermedad) es presa fácil de los sinvergüenzas de sus señores padres y de los profetas del alarmismo sobre las tremendas mentiras del cambio climático “antropocéntrico”. La culpa no es de ella; la culpa es, sin la menor duda, de los responsables de una menor de edad que evidentemente ha sufrido un temible lavado de cerebro. Lavado de cerebro que, dada su condición de Asperger, al provenir de alguien en quien confía, y al ser ampliado y sostenido por sus padres, ella otorga una confianza de un absoluto completo. Y así estamos.

    En realidad, lo del “cambio climático” es muy fácil de explicar. Y los expertos lo saben. Y lo han explicado. Pero parece que resulta más conveniente adoctrinar a las masas sobre una falsedad manifiesta que contar la verdad. Y el motivo es evidente: si el mundo está preocupado por una catástrofe que no existe, no se preocupará de que las élites estén robando su dinero mediante la especulación macroeconómica. O mediante la manipulación de los gobiernos estatales. ¿Cuanta gente se va a olvidar esta semana del golpe de estado “con sordina” que está preparando el Frente Popular en España? Pues la mayoría. Porque ya sabemos que la mayoría es, aproximadamente, el conjunto de los mediocres.

    En fin. A la inefable Greta, a sus lamentables progenitores y a Soros & Co. se los desmonta muy fácilmente. Que la gente quiera entenderlo, ya es otro problema.

    La cosa es así de fácil, señoras y caballeros:

    El “Cambio Climático” explicado para tontos:

    ¿Está cambiando el clima? SÍ

    ¿Es por culpa del hombre? ¡NO!

    ¿Cuando empezó a cambiar el clima? El clima cambia desde que existe el clima.


    ¿Es importante el CO2 para la temperatura? ¡NO! El CO2 representa una minúscula fracción de todos los gases que existen en la atmósfera. Imaginemos dos campos de fútbol. Uno a continuación del otro. Bien; pues justo el CO2 en la atmósfera serían los 5 cms finales de la longitud de 2 estadios. ¿Debemos creer que hay mucha diferencia entre 5 o 7 cms?

    El CO2 sirve para aumentar el crecimiento y el tamaño de las plantas en todo el planeta. A más CO2, más vegetación. A más vegetación, más CO2 se absorbe. A más CO2 consumido por las plantas, más oxígeno generado por las mismas. Y, por supuesto, a más CO2 consumido por el aumento de la vegetación, MENOS CO2 atmosférico.

    ¿Está claro ya o hago un croquis?

    ¿Y que más podríamos decir de la VinaGreta? Perdón, de la niña Greta.

    ¿Qué podemos decir cuando una Iglesia luterana de Suecia acaba de proclamarla -en público y por escrito- como la sucesora de Jesucristo?


    El caso es que, para desmontar todo este circo falso de opereta -la Opereta de Greta- contamos con el anónimo testimonio que un piloto de Iberia ha publicado, de forma anónima, en Facebook. Y lo ha hecho de forma anónima porque de hacerlo con nombre y apellidos, su seguridad personal y la de su familia hubiera estado en riesgo. Este es el nivel de los “activistas por el clima”. Macarras ignorantes. Pasen, pasen y lean:

    “Ayer hicimos el vuelo Madrid / Buenos Aires, Airbus 350 de nueva generación. Consumimos 70.000 kilos de queroseno, llevando 350 pasajeros. Recorrimos 5560 millas náuticas , que son unos 10.000 kilómetros desde Madrid a Buenos Aires. Si dividimos, nos sale que cada pasajero consumió 2 kilos de queroseno cada 100 kilómetros. 70.000 dividido entre 100, y dividido entre 350 pasajeros. ¿Fácil, no?

    No conozco ninguna máquina tan eficiente, y que además lo haga a más de 900 kilómetros / hora. Todo esto sin contar la carga de pago (transportamos carga en las bodegas, también), que haría que el consumo por pasajero bajara de los 2 kilos por 100 kilómetros. Ahora dile a tu coche que te consuma 2 kilos a los 100, pero que vaya a 900 km/h. También te puedes ir en barco, como Greta, y en tan solo 21 días, a motor, no a vela, llegarías al puerto de Barcelona , y desde ahí te puedes ir en bici a Madrid, otros dos días, sino duermes, o cinco días más, si vas caminando. Pero supongo que vuestro tiempo tendrá algo de valor para vosotros (tardamos 11 horas 47 minutos)

    No voy a entrar en que la mayor parte de los gases de escape se expulsan a 40.000 pies de altura, en la tropopausa, sobre el Atlántico, muy lejos de las fábricas de Beijing, Shanghai, Méjico, São Paulo o cualquier otro centro industrial sobre el que actualmente no hay ningún tipo de control de emisiones.

    Pero esa es otra historia…

    En fin, que no te engañen. Los aviones no son el problema”



    Un piloto de Iberia destroza los argumentos de Greta Thunberg, ‘sacerdotisa’ del cambio climático, la nueva religión para tontos de todo el mundo – Alerta Digital
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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    Re: CLIMATISMO, la ideología de Greta

    El Papa al COP25: «Todavía es posible limitar el calentamiento global»

    Por INFOVATICANA | 04 diciembre, 2019

    «Nos enfrentamos a un «desafío de civilización» en favor del bien común y a un cambio de perspectiva que sitúa esta misma dignidad en el centro de nuestra acción, que se expresa claramente en el «rostro humano» de las emergencias climáticas».

    Esta semana ha comenzado la Cumbre sobre el Clima (el COP 25). Dicha cumbre se está celebrando en Madrid dada la imposibilidad de celebrarlo en Chile, debido a las protestas que asolan el país andino, con quema de iglesias incluida.

    El Papa Francisco ha querido sumarse al evento, enviando por una parte al cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, algo así como su número dos «oficial», y ahora se ha querido sumar él mismo enviando un mensaje a Carolina Schmidt, Ministra de Medio Ambiente de Chile y presidenta de Cop25, y a los participantes de la citada cumbre.

    Les ofrecemos el mensaje del Santo Padre, publicado por la Oficina de Prensa de la Santa Sede y que fue leído por el cardenal Parolin en la cumbre de Madrid.


    Mensaje del Santo Padre

    A Su Excelencia, la Sra. Carolina Schmidt, Ministra de Medio Ambiente de Chile, Presidente de la COP25, Vigésimo quinto período de sesiones de la Conferencia de los Estados Parte en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático

    (Madrid, 2-13 de diciembre de 2019)

    El 12 de diciembre de 2015, el COP 21 adoptó el Acuerdo de París, cuya aplicación «requerirá un compromiso concertado y una dedicación generosa por parte de cada uno»[1].

    Su rápida entrada en vigor, en menos de un año, y las numerosas reuniones y debates destinados a reflexionar sobre uno de los principales desafíos para la humanidad, [2] el del cambio climático, y a identificar las mejores formas de aplicar el Acuerdo de París, han puesto de manifiesto una creciente toma de conciencia por parte de los distintos actores de la comunidad internacional de la importancia y la necesidad de «trabajar juntos en la construcción de nuestra casa común»[3].

    Lamentablemente, después de cuatro años, debemos admitir que esta conciencia sigue siendo bastante débil, incapaz de responder adecuadamente a ese fuerte sentido de urgencia de acción rápida que exigen los datos científicos de que disponemos, como los descritos en los recientes informes especiales del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC)[4] Estos estudios muestran que los compromisos actuales de los Estados para mitigar el cambio climático y adaptarse a él distan mucho de ser los que realmente se necesitan para alcanzar los objetivos establecidos en el Acuerdo de París.

    ¡Demuestran lo lejos que están las palabras de las acciones concretas!

    En la actualidad, existe un creciente acuerdo sobre la necesidad de promover procesos de transición, así como una transformación de nuestro modelo de desarrollo, para fomentar la solidaridad y reforzar los fuertes vínculos entre la lucha contra el cambio climático y la pobreza. Así lo demuestran también las numerosas iniciativas que se han puesto en práctica o están en marcha, no sólo por parte de los gobiernos, sino también de las comunidades locales, el sector privado, la sociedad civil y las personas. Sin embargo, sigue siendo motivo de gran preocupación la capacidad de esos procesos para respetar el calendario exigido por la ciencia, así como la distribución de los costos que requieren.

    Desde esta perspectiva, debemos preguntarnos seriamente si existe la voluntad política de destinar con honestidad, responsabilidad y coraje, más recursos humanos, financieros y tecnológicos para mitigar los efectos negativos del cambio climático, así como para ayudar a las poblaciones más pobres y vulnerables que son las más afectadas [5].


    Numerosos estudios nos dicen que todavía es posible limitar el calentamiento global. Para ello necesitamos una voluntad política clara, previsora y fuerte, decidida a seguir un nuevo rumbo que apunte a reorientar las inversiones financieras y económicas hacia aquellas áreas que realmente salvaguarden las condiciones de una vida digna de la humanidad en un planeta «sano» para hoy y para mañana.

    Todo esto nos invita a reflexionar concienzudamente sobre la importancia de nuestros modelos de consumo y producción y sobre los procesos de educación y sensibilización para hacerlos coherentes con la dignidad humana.

    Nos enfrentamos a un «desafío de civilización» en favor del bien común y a un cambio de perspectiva que sitúa esta misma dignidad en el centro de nuestra acción, que se expresa claramente en el «rostro humano» de las emergencias climáticas. Sigue habiendo una oportunidad, pero no debemos permitir que se cierre. Debemos aprovechar esta ocasión mediante acciones responsables en los ámbitos económico, tecnológico, social y educativo, sabiendo muy bien que nuestras acciones son interdependientes.

    Los jóvenes de hoy muestran una gran sensibilidad a los complejos problemas que surgen de esta «emergencia». No debemos cargar a las próximas generaciones con los problemas causados por los anteriores. Debemos darles, en cambio, la oportunidad de recordar a nuestra generación como aquella que renovó y actuó -con conciencia honesta, responsable y valiente- la necesidad fundamental de colaborar para preservar y cultivar nuestra casa común. ¡Ojalá podamos ofrecer a la próxima generación razones concretas para esperar y trabajar por un futuro bueno y digno! Espero que este espíritu anime el trabajo de la COP25, a la cual deseo mucho éxito.

    Reciba, señora Presidenta, mis más cálidos y cordiales saludos.

    Vaticano, 1 de diciembre de 2019

    FRANCISCO

    [1] Palabras después del Ángelus, 13 diciembre2015.
    [2] Cfr. Laudato si’, n. 25.
    [3] Cfr. Laudato si’, n. 13. Cfr. Mensaje a la COP 23, Marrakech, 10 noviembre 2016.
    [4] Cfr. IPCC: Summary for Policymakers of the Special Report on the impacts of global warming of 1.5°C above pre-industrial levels and related global greenhouse gas emission pathways, in the context of strengthening the global response to the threat of climate change, sustainable development, and efforts to eradicate poverty, 6 October 2018. IPCC: Summary for Policymakers of the Special Report on Climate Change, Desertification, Land Degradation, Sustainable Land Management, Food Security, and Greenhouse Gas Fluxes in Terrestrial Ecosystems, 7 agosto 2019; IPCC: Summary for Policymakers of the Special Report on The Ocean and Cryosphere in a Changing Climate, 24 septiembre2019.
    [5] Cfr. Papa Francisco Vídeo-mensaje con ocasión de la Cumbre sobre la Acción Climática, New York, 23 septiembre 2019.

    https://infovaticana.com/2019/12/04/...miento-global/



    Hasta donde se sabe, el Papa NO es un científico, ni está en posesión de conocimientos ciertos y objetivos sobre estos temas como para juzgar que los informes del IPCC son verdaderos y, por contra, ignora completamente los informes de expertos en muy diversas materias que contradicen los resultados del Panel en cuestión. Nuevamente, este Papa se sale de lo que es su misión. ¿Estará de acuerdo con la PROCLAMACIÓN de esa iglesia luterana sueca elevando nada menos que a categoría de SUCESORA de Jesucristo a la niñata-farsa de este espectáculo indecente?
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

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    Re: CLIMATISMO, la ideología de Greta

    Los jóvenes de hoy muestran una gran sensibilidad a los complejos problemas que surgen de esta «emergencia» Papa Francisco

    (Ver su discurso dirigido a la Cumbre-Farsa de Madrid en el post anterior)



    EL ESCRITOR DA UNA LARGA LISTA DE ELEMENTOS CONTAMINANTES QUE LOS 'COMPROMETIDOS' JÓVENES USAN SIN FRENO

    Sánchez Dragó desmonta en un plis plas todas las mentiras ecológicas de la secta de la «bruja» Greta Thunberg

    "Me pregunto cuántos, entre los líderes de la demagogia, los teenagers indignados y las listillas que barren hacia dentro, están dispuestos a prescindir de la calefacción y del AC"

    JUAN VELARDE
    -
    01 Dic 2019 -

    Fernando Sánchez Dragó no engaña a nadie y es uno de esos intelectuales que no sigue como un borrego a la masa, sobre todo cuando se trata de cuestiones que se siguen porque, de repente, ha surgido de la nada una especie de ‘Mesías‘ que viene a enmendar la plana a todo Cristo.

    Al columnista de El Mundo le sucede eso mismo este 1 de diciembre de 2019 con esa ‘líder’ de la ecología llamada Greta Thunberg:

    Europa declara el estado de emergencia climática. Sí, y yo declaro que me va a tocar el gordo esta navidad. Los chicuelos se echan a la calle con pancartas en las que avisan a los políticos de que su paciencia se está agotando. Tengo ahora ante los ojos una fotografía que parece tomada en el mayo francés. Una hilera de chicas monísimas y de chicos pijísimos vociferan consignas ultraecológicas y se lo pasan pipa. La bruja Greta avanza hacia Portugal no a horcajadas de una escoba, sino en la hamaca de un catamarán de lujo para desplazarse desde Lisboa hasta Madrid en un automóvil detox y montar en la cumbre del clima el numerito que tantos réditos le da.
    El escritor se hace una pregunta de cajón:

    Me pregunto cuántos, entre los líderes de la demagogia, los teenagers indignados y las listillas que barren hacia dentro, están dispuestos a prescindir de la calefacción y del AC, a apagar de por vida las pantallas de sus PC, a tirar a la basura –¡no, no, a la basura no!– las baterías de sus smartphones, a tener sólo dos jeans y dos bragas de solterona en su fondo de armario, a no practicar el deporte del shopping durante el Black Friday, a llevar sus coches, sus patinetes y sus bicicletas al chatarrero, a cargarse a pedradas las bombillitas de la navidad, a no pasar el weekend en el chaletito de la sierra con enanos en el jardín, a no morder el anzuelo de las ofertas low cost para ir y venir en veinticuatro horas a Cancún haciendo escala en Kiev, a ducharse con un hilillo de agua fría tan solo una vez a la semana.
    Y prosigue cuestionándose si esos jóvenes serán capaces de:

    No calzarse unas zapatillas New Balance para hacer running en las cintas del Gymage, a no llevar en las mochilitas del Primark un botellín de falsa agua mineral para que sus pieles se hidraten y sus cutis no se marchiten, a no ponerse auriculares inalámbricos conectados al iPhone, a no calzarse en la muñeca un iWatch para colgar fotos cursis en Instagram, insultar a alguien en Facebook, garabatear máximas de maestro Ciruelo en Twitter e informar por WhatsApp a l@s amig@s de que están desayunando churros en una chocolatería, a no zamparse un McMenú Extreme con medio litro de Coca-Cola Zero en el McDonald’s más cercano o un contenedor de palomitas en el estreno de la última película de la Disney…
    Concluye Dragó con una verdad universal:

    Todo eso, jovencitos, contamina cantidubi, alimenta las cuentas corrientes de los plutócratas e infla los beneficios de las multinacionales. No sois víctimas del Sistema. Sois sus proveedores, sus lacayos y sus fuentes de financiación.


    Juan Velarde
    Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.


    https://www.periodistadigital.com/pe...-689404199339/
    ALACRAN dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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    Re: CLIMATISMO, la ideología de Greta

    Ya pasó el eco-viernes 6, por fin se acabó la mandanga del eco-aquelarre de los eco-frikis en la eco-castellana. Se reunieron por miles, aunque según cada fuente que se consulta las cifras son dispares, pero todavía no he visto una eco-fotografía aérea de la "eco-manifa" y no sé sí se debe a que ya de era de noche, aunque la eco-concentración previa se hizo con luz diurna todavía, o es que no conviene y así saco tres y cuento veinte. Pero sí hay imágenes que nos muestran que esto es otra o eco-farsa del eco-comunismo que está azotando el mundo en nombre del ECO-NOM que nos quieren imponer a la brava, por la fuerza, por que les da la gana a ellos sin que cuente lo que decimos los demás que, en general y sin entrar en detalles, somos la mayoría, porque nos chupamos el dedo, no nos enteramos de nada y nada sabemos, que para eso están ellos, los todólogos del eco-cambio calentón. Todo consiste en disfrazarse de imbéciles, con toda clase de trapos y porquerías, o de ponerse encima disfraces que nos cuentan eco-milongas, como el trajecito de oso polar cuando en treinta años el censo de los de verdad ha pasado de ocho mil a más de veinte mil, y aunque las causas son diversas, es que los osos polares en lugar de ser una especie en peligro de extinción, ha descubierto que acercándose al hombre se tiene la pitanza asegurada; pronto veremos osos polares con collar y caseta en lugar de su puesto como alfombra.

    Otros se han traído aquí el eco-Amazonas para continuar con el sínodo, pues éste, después de mucho ruido, se está empezando a diluir y es que sucede sin duda por su enorme profundidad y calado social. Bueno, pues han venido para hacer más de lo que son, el indio. Y digo yo si eso mismo no deberían hacerlo en Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela ,Surinam, Guayana y la Guayana Francesa, que son los países amazónicos. Porque ya me gustaría saber qué puede hacer ese stalinista de Bardém, al que no le gusta soltar un céntimo y si coger, coger y coger, ya sea desde su casa en Beverly Hills, la de Panamá, o la de Madrid (o alrededores), al igual que la masa de mindundis nacionales, para mejorar la situación del "pulmón" del planeta, que no es tan pulmón como dicen, ya que ese papel le corresponde a los océanos, si las autoridades a las que sí compite ocuparse pasan de ello. Pero hay que venir al eco-manifestódromo madrileño para montar el eco-circo, aunque todos los destrozos en jardines, parterres y eco-guarrería, la paguen luego los cotizantes madrileños con sus impuestos.

    Y vino la niña, y vino a asustarnos, y amenazó a todos los políticos porque no le hacen caso, y vino en un catamarán que lleva dos motores diésel, y que nadie se olvide que según los expertos en navegación en esta época del año lo hizo a contracorriente a causa de las corrientes marinas, o sea, que a vela naranjas de la China. Y después se vino en un eco-tren-hotel de lujo desde Lisboa, y hubo que establecer cordones de seguridad moviendo policías y sus medios a diésel para que este gremlin con coletas a lo Pipi Calzaslargas no le pasase nada, aunque ella vaya con los colmillos de abajo asomando en su rictus de perro bulldog amenazando a todo aquél que mira. Y vuelvo a preguntarme ¿y ésta mocosa macarra de instituto poligonero sueco, qué méritos tiene? ¿qué ha hecho por solucionar los problemas de la Humanidad? Y los niñatos descerebrados de hoy que la siguieron (tampoco fueron muchos la verdad), a ninguno le faltaba su smart-phono que de "eco" no tienen nada, pues todos funcionan con baterías de litio, uno de los minerales más contaminantes que existen, haciéndole la competencia a las eco-baterías de los eco-coches eléctricos, llenas de plomo hasta los bordes y de ácidos que disolverían el acero, pero ahí estaban los eco-nenes contaminando a destajo con sus chustillas, sus eco-condones, sus eco-Coca-Colas, eco-hamburguesas eco-veganas que saben a carne porque se asan en las mismas parrillas que los costillares, todos ellos con sus habituales complejines infantiloides de no se sabe qué como no sea el de sus propias ignorancias.

    Como diría un castizo, y nos parió la abuela , porque si ya había una cordillera de problemas, ahora nos montan una prefabricada de padre y muy señor mío. Todo sea para ellos, para "salvar el planeta", pero no sabemos sí de nosotros los que no somos "eco", aunque hagamos mucho más que cualquiera de esos mamarrachos que le dedican un día al año a hacer el gili-imbécil, o la gente que dedican los trescientos sesenta y cinco días de año a cuidar de su tierra, bosque o tierra de labranza, su huerto, su jardín mimado, su terraza ajardinada, sus geranios y claveles en sus balcones, a no usar ni el transporte público, o que no se amontonan viviendo en rascacielos o en colmenas. Porque nos amenazan, una vez más, con un apocalipsis planetario eco-climático cuando yo creo que el apocalipsis son ellos, precisamente ellos. El apocalipsis-zombi de los zombies que se tragan el cuento de estos terroristas morales.



    Hasta el moño de la coleta de Greta, antisistema de visa oro y muñequita diabólica.


    Por Javier Navascués Pérez

    2019-12-07


    Vuelve la pesadilla antes de Navidad de Tim Burton y al avariento Scrooge del cuento de Dickens se le aparece el fantasma del cambio climático. Anoche soñé que volvía Greta a Elm Street. Lo reconozco, tengo pesadillas con la niña, que me fulmina con sus pupilas asesinas si me equivoco al reciclar en el contenedor. Greta evoca a las gemelas del resplandor, a la niña de la familia Addams, a la señorita Rottenmeier, al ama de llaves de Rebeca...definitivamente es una reviviscencia feminista de Chucky, es la muñeca diabólica. ¿Estamos de acuerdo todos y todas?

    Me remuerde la conciencia si viajo en avión y no puedo dormir pensando si estaría dispuesto a dar mi vida por el planeta si Greta me lo pidiese. Ya no rezo las 3 avemarías al acostarme, ahora rezo a la madre tierra con el santo temor de no ofenderla con un pecado ecológico. Me duermo musitando la jaculatoria por un mundo sostenible, Santa Greta de Suecia ayúdanos....

    Ella es la jueza suprema que juzgará a la humanidad del nuevo gran pecado contra el ecologismo. Ella es la lideresa del Nuevo Orden Mundial que ha venido a salvar a la madre tierra. Una niña repelente que desafía al mismo Trump, perdonándole la vida. ¿Quién te ha dado todo el poder mocosa? ¿Acaso el poder supremo sin rostro?

    En mayo de este año la niña apareció en la portada de la revista Time, esa biblia progre, que la canonizó como «líder de la próxima generación» y señaló que muchos la ven como un modelo a seguir, una especie de diosa del pensamiento único.

    Muchos estudiantes querrán seguir su ejemplo. ¿Para que estudiar si puedo ser una activista guay viajando por el mundo? Lo mismo debieron pensar los niñatos de los CDR hasta que arreció el frío y ya no le ven sentido a hacer acampadas urbanas por una república que no existe.

    La niña chunga, que recuerda a las juventudes hitlerianas, aunque se declare antifascista y feminista, ha estilizado su cara de torta y ha dulcificado su mirada, debe ser que la comida ecológica adelgaza y le ha cogido gustillo a ser aclamada por millones de fans. Ha sufrido el síndrome de Ana Gabriel que del pelo a hachazos batasuno y sus camisetas sudadas, se feminiza en las montañas suizas compitiendo en pijerío con Tamara Falcó.

    Estoy convencido que el fenómeno mediático de Greta se ha creado en el laboratorio del Nuevo Orden Mundial para adoctrinar a las masas fofas y probablemente para desviar la atención de algo más gordo que estén tramando.

    Para los que manejan los hilos de todo es sumamente fácil crear un personaje que ocupe las portadas de todo el mundo, la mayoría de medios fingen que la toman en serio porque obedecen a su amo. Al fin y al cabo, es una broma como la del pequeño Nicolás, aunque con menos gracia. Es la nueva flautista de Hamelín para sacar a todas las ratas antisistema de sus cloacas.


    https://www.elcorreodemadrid.com/nac...ues-Perez.html
    Última edición por Valmadian; 07/12/2019 a las 19:56
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

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    Re: CLIMATISMO, la ideología de Greta

    En el enlace al artículo se puede ver un primer plano del barquito de papel en el que ha llegado la nena. En una peligrosa escenificación que, muy estudiada sin duda, recuerda mucho a la llegada de Jesucristo a Jerusalén. En cualquier caso, nada estuvo improvisado o dejado al azar, y sino léase el artículo, liberal sin dudarlo, pero poniendo negro sobre blanco toda esta demagogia de la peor clase para entender de qué carajo va toda esta farsa planetaria, porque lo que se supone que sabe esa estúpida niña es cero, vamos que es un lorito de repetición de lo que ha de hacer y decir.



    Las cuatro cifras más absurdas de la odisea de Greta Thunberg

    La activista sueca ha tardado tres semanas en hacer un viaje que se puede realizar en unas horas. ¿Le ha salido rentable su gesto al medio ambiente? EFE

    Soriano Domingo 2019-12-07


    Greta Thunberg ha llegado a tiempo para participar en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 2019 (COP-25). Ha pasado casi un mes desde que salió de un puerto de Virginia, en EEUU, para cruzar el Océano Atlántico en un catamarán propiedad de una pareja australiana. Tras tres semanas de travesía, el barco llegó a Lisboa el pasado martes. Luego, la joven sueca descansó un par de días antes de partir hacia Madrid en el tren nocturno que une las dos capitales ibéricas. Y este viernes, por fin, a eso de las 9.00 de la mañana, arribaba a la Estación de Chamartín, unas horas antes de la multitudinaria Marcha por el Clima en la que participó.

    Casi todo lo que ha rodeado este viaje se ha movido entre dos extremos. En un lado, los adoradores de Thunberg, que la reverencian con una exaltación semi-religiosa, con carteles, cánticos y lemas que hasta hace no tanto tiempo se reservaban para los templos. En el contrario, los que recuerdan que estamos ante una niña de 16 años a la que se le han diagnosticado importantes trastornos neurobiológicos y los que se preguntan si es legítima la utilización (¿explotación?) de su figura por parte de sus padres, de los grandes empresarios que la patrocinan y de los gobiernos de medio mundo.

    En medio, una ciudadanía atónita ante una gesta (o gesto) a mitad de camino entre una campaña de publicidad, el deporte de aventura y la reprimenda planetaria. Porque es obvio que lo que se esconde detrás de este viaje no deja de ser una lección de una joven que ha admitido que no espera que todos sigamos su ejemplo, pero que sí quiere marcar la pauta del camino a seguir. Así lo explicaba, esta semana, El País:

    <<Ella aclaró luego ante cientos de simpatizantes y decenas de periodistas que no espera que otros hagan el mismo sacrificio. Pero añadió que su viaje es un mensaje a los poderosos para que tomen medidas cuanto antes para desincentivar prácticas contaminantes.>>

    El "sacrificio" que el joven elegido acepta sufrir para redimir a la humanidad. ¿A qué suena todo esto?

    Pero más allá de la discusión sobre la figura de Thunberg, es interesante preguntarse si su viaje tiene algún sentido. O, por expresarlo de otra manera, si es un buen modelo a seguir. Es decir, si la humanidad saldría beneficiada si se generalizase su ejemplo. Hay muchas cifras que invitan a pensar lo contrario. Los siguientes son cuatro datos que nos dicen que la odisea de la joven sueca ha podido ser muy rentable desde el punto de vista publicitario, pero que para salvar al planeta no marcha demasiado bien encaminada.

    - 82 años: según la web especializada, Our World in Data, en 1800, la esperanza de vida no llegaba a los 40 años en ningún país del mundo, ni siquiera en los más ricos e industrializados. Ahora, la media a nivel mundial es de 71 años, aunque en todos los países occidentales supera los 80. En Suecia, país de origen de Thunberg hablamos de 82 años de esperanza de vida.

    También el uso de energía se ha disparado en los últimos dos siglos: de 5.762 TWh en 1800 a 153.595 TWh en 2017.

    Es cierto que, como recuerdan constantemente los estadísticos, correlación no es igual a causalidad. Y tampoco en esto hay una relación lineal: usar más energía per cápita que no disparará la estadística de esperanza de vida de un país. Si así fuera, EEUU estaría a la cabeza de ambas tablas, cuando son Japón, España, Francia o Italia los que dominan la clasificación de países por esperanza de vida aunque tienen un consumo medio de energía por habitante más bajo que en otros lugares.

    Y sí, la energía se puede usar para el bien (un quirófano iluminado) o para el mal (una bomba nuclear o un plan soviético de regadío que termina desecando el Mar de Aral). Pero, en general, ha sido una fuente de progreso. El incremento en la población mundial, que ha pasado desde los apenas 1.000 millones de 1800 a los más de 7.000 millones de la actualidad, y la mejora en todos los indicadores de bienestar a los que podemos recurrir (esperanza de vida, renta per cápita, años de escolarización, acceso al agua potable, reducción de la violencia…) no habrían sido posibles sin un uso masivo de las fuentes de energía. De todas, pero sobre todo de las energías fósiles, que han sido las más accesibles y baratas durante décadas.

    ¿De vuelta a la cueva?

    En este sentido, lo más extraño del viaje de Greta es, precisamente, el formato y los medios de transporte elegidos. Si lo miramos con un poco de distancia, no se entiende muy bien qué lección quería ofrecer.

    Desde hace miles de años, el ser humano ha intentado protegerse ante los fenómenos naturales. Y lo ha hecho usando su imaginación y con la energía como principal aliado. Nuestros antepasados en las cavernas podían tener una tecnología muy poco avanzada (apenas el dominio del fuego y unas pocas herramientas de mano) pero ya entonces sabían que debían aplicarla para alejarse de una naturaleza que por una parte es nuestra aliada, porque nos garantiza el sustento diario, pero también puede convertirse en el principal peligro para nuestras vidas. Si miramos a su fin último, encender una hoguera a la entrada de una cueva es tan antinatural y tan artificial como tener una casa con domótica. Lo natural habría sido quedarse en el bosque, con los monos. Pero el ser humano decidió desde un inicio que no quería ser otro mono y que quería superar los límites que aquella naturaleza le imponía.

    Por eso suena tan extraño que alguien decida arriesgarse de esa manera y meter en un barco, durante tres semanas (por no hablar del viaje de ida), a una joven de 16 años para hacer que cruce el Atlántico Norte en mitad de uno de los otoños más complicados, por la meteorología, que se recuerdan. Y que rechace uno de los mejores inventos que la humanidad se ha dado nunca: el avión, un medio de transporte seguro, barato para lo que aporta y muy veloz. Exactamente, ¿qué querían demostrar con esta idea?

    - 4.100 millones: como ya hemos dicho, Greta declaró, nada más llegar a Lisboa, que no esperaba que nadie más siguiera su ejemplo. Pero entonces no queda claro para qué lo hizo, porque se supone que los modelos sirven para imitarse.

    Esta idea de que hay que dejar de volar (o de usar otros muchos inventos y avances tecnológicos) tendría unas implicaciones enormes en nuestras vidas. Según cifras de la IATA, en 2017, cogieron un avión 4.100 millones de personas en todo el mundo (un récord que, probablemente, se superará este año). ¿Sería bueno que todos ellos o la mitad o la cuarta parte dejaran de hacerlo?

    Pues no parece una buena idea. Por una parte, la decisión de dónde pasar las vacaciones debería ser de cada uno de nosotros. Sí, es justo que paguemos por todos aquellos costes que generamos, también por la contaminación (como veremos en el siguiente epígrafe), pero a partir de ahí, no parece que acabar con los viajes en avión sea una iniciativa demasiado provechosa.

    Para empezar, se reducirían las relaciones entre países y comunidades. El turismo, el comercio o la inmigración nos han traído un planeta más conectado, más unido, más dependiente en el mejor sentido de la palabra, más pequeño. Esto tiene retos, qué duda cabe, pero son muchas menos las consecuencias negativas que positivas. Imaginemos qué ocurriría si estuviéramos más alejados de nuestros congéneres, a los que apenas veríamos ni conoceríamos porque no nos mezclaríamos en aeropuertos, playas, despachos y museos. No vivimos en un mundo perfecto; pero, si nos alejamos unos de otros, tendremos menos confianza es nuestros congéneres, menos riqueza procedente del intercambio y la especialización, menos actividad económica…

    Pero, además, hay un aspecto importante: ¿es "sostenible", por usar esa palabra que ahora tanto gusta, el modelo de vida de Greta? Pues tampoco lo parece. Si esos cientos de millones de personas que ahora hacen ese turismo convencional que ella desprecia con sus actos intentasen replicar su viaje, el impacto en el medio ambiente, esta vez sí, sería terrible: imaginemos miles o millones de barcos cruzando el Atlántico cada año: de dónde sacarían el material para construirlos, cuántos desperdicios acumularían, qué impacto tendrían estos viajes en la vida de la fauna marítima…

    Ya sabemos que eso no ocurrirá. Pero ahí también surge una pregunta interesante: el de un "modelo" de conducta que sólo es sostenible si lo hace una reducidísima élite, que se significa y da lecciones con un estilo de vida que sería imposible que todos imitásemos. Los verdaderos expertos en medio ambiente llevan años explicando que, si de verdad hablamos de "sostenibilidad", los ejemplos que se llevan las fotos de las portadas no suelen ser los más adecuados (al menos, si admitimos que todos tenemos derecho a ellos, no sólo unos pocos privilegiados).

    Por resumirlo en una imagen: lo sostenible es Benidorm, donde cientos de miles de veraneantes pasan sus vacaciones aprovechando al máximo las infraestructuras existentes (carreteras, alumbrado, suministros básicos…). Un tipo en una cabaña de madera en mitad de la montaña queda muy bien para Instagram, pero si todos tratásemos de imitarle, entonces sí arrasaríamos ese medio ambiente que en teoría se quiere proteger.

    De nuevo, esto no quiere decir que, durante nuestras vacaciones, tengamos que ir todos a la playa y a los destinos más populares o recluirnos en una tienda de campaña en una montaña perdida. Que cada cual elija según sus gustos. Pero, eso sí, las lecciones del ecologismo moderno tendrían unas derivadas, si se generalizasen, que sus promotores casi nunca explican.

    - 5.250 dólares: tres semanas en barco, a 35 horas a la semana (tomamos una jornada laboral corta), teniendo en cuenta que la productividad media del trabajador medio sueco asciende a unos 50 dólares la hora (y aquí no contaremos a los acompañantes): el resultado es que, si el compatriota medio de Thunberg la imitara, se produciría una pérdida de 5.250 dólares con una reducción mínima del CO2 emitido a la atmósfera. Y a eso habría que añadir los costes de construir el barco, los suministros de esas tres semanas, etc.

    Pero aquí nos centraremos en el tiempo perdido. Porque el tiempo es dinero y es tecnología desarrollada, horas de I+D, creatividad, nuevas formas de uso de la energía... Los recursos son limitados y, de entre todos ellos, el más limitado y, también, el que nos otorga posibilidades infinitas es la imaginación del ser humano. No deberíamos malgastarlo así. Por eso, si uno tiene una reunión en Nueva York y otra en Madrid, lo más eficiente, barato y sostenible es que vuele en avión.

    Meterse en un barco durante un mes puede ser un pasatiempo o una forma de retarse a uno mismo. Si es hubiera sido la motivación de Thunberg, no habría nada que decir: sería uno más de esos aventureros a los que les apasiona ponerse a prueba, como esos nadadores que cruzan el Canal de la Mancha o los escaladores que acumulan ochomiles.

    Pero esto no tiene nada que ver. Su odisea por el Atlántico no buscaba ese objetivo. La idea es señalarnos y acusarnos; decirnos que tenemos que viajar menos y dejar a un lado algunos de los mejores inventos que nunca hemos tenido a nuestra disposición.

    Como toda externalidad, los residuos de las energías fósiles suponen un problema: el usuario internaliza sus beneficios (viajar rápido y seguro) y externaliza los perjuicios (contaminación). No es sencillo, pero hay formas mucho más eficaces de tratar ese desequilibrio que con la prohibición o la limitación: la más lógica es fijar un precio. Si cada avión que surque los cielos tiene que pagar un pequeño extra por los efectos que genera en el medioambiente, casi todos los incentivos estarán bien alineados.

    Por un lado, las aerolíneas invertirían en aeronaves lo menos contaminantes posibles (o, incluso, que pudieran volar sin combustibles fósiles o que sólo los usaran para el despegue).

    Y los precios algo más elevados animarían a algunos pasajeros a buscar alternativas. No todos dejarían de viajar en avión. Probablemente, la reducción en el tráfico aéreo sería muy pequeña. Pero la medida sí haría que volar implicase asumir todos los costes: a partir de ahí, sería algo más rentable el uso de teleconferencias, el turismo de proximidad o el consumo de cercanías. Sin prohibiciones y sin ejemplos exagerados, todos tendríamos un pequeño incentivo a reducir el uso de combustibles fósiles.

    - 19,67 billones: además, viajar menos en avión también tendría un coste indirecto. Como decíamos anteriormente, el crecimiento económico de los últimos dos siglos, con las espectaculares mejoras en el nivel de vida que ha traído aparejado, ha sido una de las consecuencias de los grandes avances en el uso de la energía, desde la Revolución Industrial hasta nuestros días.

    Pero esos avances no han caído del cielo: han sido fruto del trabajo de miles de seres humanos que han cooperado, a veces sin saberlo, desde todos los rincones del globo. La humanidad crece en parte por imitación (todos hacemos aquello que vemos que funciona) y en parte por colaboración (los mejores ingenieros se reúnen para poner en común su conocimiento y unos aprenden de otros) y en parte por la especialización que trae la división del trabajo (y que sería mucho más limitada sin nuestros medios de transporte).

    Sin esa imitación (imposible sin el comercio) y esa colaboración (para la que es inevitable el transporte, las tecnologías de la comunicación y el uso de energía) todavía estaríamos en 1750, empezando a intuir los beneficios de las primeras máquinas de vapor.

    Según la Organización Mundial del Comercio, en 2018 el comercio mundial (sólo el internacional, es decir: exportaciones a otros países) produjo un intercambio de mercancías por valor de 19,67 billones de dólares. Y a eso habría que sumarle los servicios y otras transferencias de rentas entre países. ¿De verdad queremos terminar con esa globalización que tantos beneficios ha generado?

    Por ejemplo, pensemos en Thunberg y en su estilo de vida: sabemos que viaja en medios de transporte no contaminantes y que es vegana. Es evidente que éste es un modelo de vida que sólo puede mantener gracias a las tecnologías que desprecia.

    Así, el catamarán que la trajo a Lisboa se pudo desarrollar gracias al trabajo conjunto, durante decenas de años, de cientos de ingenieros, empresas e inventores que poco a poco fueron perfeccionando la tecnología naval. Y todos ellos se comunicaron, trabajaron e intercambiaron información gracias al carbón y al petróleo; a la electricidad que encendía sus ordenadores, la gasolina que les llevaba en coche al trabajo y la calefacción que les alejaba de las enfermedades en invierno; a las grandes empresas que les empleaban y financiaban sus investigaciones; a las industrias en las que se ensamblaban los componentes de sus inventos.

    Aquí volvemos casi al principio, pero no está de más recordarlo: todas las innovaciones de las que disfrutamos -también de las que presume Thunberg, desde el papel reciclado a la agricultura ecológica, pasando por los coches eléctricos o la ropa de acampada- son fruto de un crecimiento económico que no se habría producido sin un uso intensivo de la energía.

    En este punto, además, habría que ver con qué materiales se ha construido ese catamarán y cuánta energía se ha necesitado para producirlo. Porque, a lo mejor, la huella ecológica neta per cápita de un puñado de ricos occidentales cruzando el océano en barco es muy superior a la de cada una de las 300 personas que se apiñan en un vuelo transoceánico.

    Y algo parecido podría decirse del veganismo, esa moda que se vende como natural cuando es lo más artificial que podamos imaginar. Por supuesto, cada uno puede decidir comer lo que quiera. Pero no nos engañemos: cuando el ser humano estaba en contacto de verdad con la naturaleza, comía y cazaba animales para alimentarse, vestirse, calentarse... Sólo una sociedad tan rica como la de 2019 puede permitirse los complementos nutricionales que las páginas especializadas en veganismo-vegetarianismo recomiendan o la variedad de materias primas (plantas, semillas, algas, vegetales, frutas, derivados de los vegetales…) que pone a nuestra disposición ese capitalismo tan denostado.

    En Suecia, en el año 1800, ser vegano probablemente no era una alternativa. Los cereales y los vegetales a disposición de los antepasados de Thunberg quizás no tenían los nutrientes necesarios. De hecho, el alargamiento de la esperanza de vida de los últimos dos siglos está directamente relacionado con el incremento en el consumo de calorías (sí, también de los animales) y con la variedad en los alimentos que comemos.

    Las ensaladas de quinoa (un alimento original de los Andes), las hamburguesas de tofu o la leche de soja son capitalismo, comercio, globalización, energía, transporte, combustibles fósiles… en formato tetrabrik. Natural es cazar un reno con una lanza y asarlo en una hoguera. Un complemento vitamínico B12 es lo más artificial y alejado del medioambiente que podamos imaginar.


    https://www.libremercado.com/2019-12...816.1523101450
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    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  12. #12
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    Re: CLIMATISMO, la ideología de Greta

    Y retorciendo el rizo de lo hiperbólico llegamos a la blasfemia y el sacrilegio con todo esto. Hay que advertir que el uso que hace de las ideas el articulista tiene un sentido de extrema crítica, aunque inicialmente la lectura del artículo pueda provocar más de un rebote. Pero lo que se denuncia es la manipulación que se está haciendo y que encaja perfectamente con esa nueva religión mundial del NOM y que tanto está afectando al Vaticano. Y lo que se reclama es la Venida de Cristo, la de verdad, no un panfleto histriónico hecho por farsantes que no saben lo que es ni la vergüenza.



    Greta es Jesucristo

    Esto no va de política. Esto va de religión. De religión y de milenarismo.[/U][/B] EFE

    José García Dominguez 2019-12-06


    Esa chica, Greta, es Jesucristo. Y el único error profesional de los directivos de su equipo de márketing celestial ha sido renunciar a que se nos apareciera en Madrid montada en un burrito mientras los miles de alumbrados fieles que han acudido a recibir su buena nueva climática agitaban hojas de palma a su paso. Pero un error, ya se sabe, lo puede tener cualquiera, incluso el consejo de administración de Dios S. A. Porque esa chica, Greta, es Dios hecho carne, carne de plató televisivo por más señas. Y se equivocan los críticos que aún no han entendido que es Dios. Porque no estamos ante un fenómeno que quepa interpretar solo ni prioritariamente en clave política. No estamos ante otra vulgar batallita rutinaria entre la izquierda, más proclive a controlar las emisiones contaminantes de la industria, y la derecha, más sensible a no lesionar los intereses económicos de los grupos empresariales cuya actividad productiva genera externalidades con efectos nocivos sobre el medio ambiente. Eso sería simple y prosaica política. Pero esto no va de política. Esto va de religión. De religión y de milenarismo.

    Y que el catalizador de la venida a la Tierra de Greta haya sido el asunto del clima, en el fondo, resulta anecdótico, secundario. El detonante podría haber sido cualquier otro. Porque lo en verdad sustantivo en el fenómeno Greta no es esa niña en sí misma ni su mensaje ecologista, sino el hambre inconsciente de religión de esos rendidos creyentes que concita a su paso por todo el mundo. Creyentes que, muy erradamente, se tienen por ateos o agnósticos en su inmensa mayoría. Porque a esas masas audiovisuales que conmueve Greta lo que las galvaniza no es la angustia por el deterioro del medio ambiente sino la nostalgia de Dios. El vacío que dejó en ellos aquel Dios distante y severo de la Biblia cuya muerte súbita certificó Nietzsche allá a finales del XIX.

    Entre las mentiras canónicas que dan forma a la visión del mundo que los habitantes de la era contemporánea compartimos, acaso la más falsa sea esa que sostiene que ahora vivimos en una época histórica secularizada. Todo lo contrario, sin embargo. En Europa la religión salió por la puerta en el siglo XVIII para volver a entrar por la ventana poco después, solo que cubierta con otros mantos, mucho más toscos y carentes del oropel estético del misterio cristiano, que la hacían menos reconocible a primera vista. El culto a la ciencia y al Progreso de los positivistas del XIX fue uno de ellos, y no el más nocivo, por cierto. El comunismo, aunque los jóvenes de ahora no lo sepan ni les importe, fue lo mismo: una religión laica llamada a instaurar el reino de Dios, del Dios justiciero, en la Tierra. Y el culto neopagano y panteísta que se encarna en la mirada ida de esa pobre niña loca no es más que un epígono, el enésimo, de los sucedáneos que han intentado cubrir el vacío de Dios. Ese vacío desolado que cualquier telespectador español puede constatar cada noche recorriendo las decenas de programas de echadoras y echadores de cartas que hacen su sórdido negocio con la triste soledad interior de sus víctimas. Olvidad, pues, la política. No es política. Es Dios. Y se nos ha aparecido.



    https://www.libertaddigital.com/opin...ucristo-89440/
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    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

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  13. #13
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    Re: CLIMATISMO, la ideología de Greta

    El profeta Elías y el cambio climático


    Por Javier Garisoain

    La mentira del calentamiento global es una versión refinada del terror que provocó“La guerra de los mundos” de Orson Welles. Una patraña destinada a establecer en última instancia una dictadura mundial. La literatura lleva siglos advirtiéndonos de esta amenaza.

    Ahora no son los marcianos ni los selenitas ese enemigo exterior que impulsa a la masa al sometimiento sino la engañifa climática. ¿Será esta la mentira definitiva? No lo creo. Este terror apocalíptico ya lo han experimentado antes en nuestras carnes con otras medias verdades: la capa de ozono, la gripe aviar, las armas de destrucción masiva, las vacas locas, el ébola… son solo algunos ejemplos de las campañas sembradas para ensayar un poder que se autojustifica por el terror y en nombre de la seguridad.

    No es verdad que el hombre tenga poder sobre el clima. La Tierra se mantiene en un admirable equilibrio porque así lo quiere Dios. Los milagros solo Él los hace. Él es el único que puede mandar diluvios o poner fin a la sequía. Está todo escrito. Lean la historia de Elías en el primer Libro de los Reyes. Les hará pensar. Aquel profeta anunció al rey Ajab -y lo demostró- que el fin del cambio climático llegaría cuando se abandonara el culto idolátrico al dios Baal. Fue entonces Yavé quien acabó con la sequía y restableció el “orden climático” por medio de su profeta Elías. Es una estupidez creer que los microbios humanos podamos tener fuerza como para cambiar la temperatura de una bola que gira a 30Km por segundo alrededor del Sol, una estrella de fuego que arde a 15 millones de grados, y que está a 150 millones de Km de la pequeña Tierra. … Y mientras tanto nosotros extrañados porque la temperatura de esta bolita azul pueda oscilar en uno o dos grados más allá de nuestras costumbres.

    Oigan. Si de verdad les preocupa el clima hagan rogativas al Dios Creador del Universo, y abandonen esas ideologías raquíticas que recuerdan al inútil Baal. Y lean la Biblia. Por ejemplo la instructiva historia de José. ¿No se acuerdan de las vacas gordas y las vacas flacas? Aquello que preocupaba al Faraón también era un cambio climático. ¿Y qué hizo José? ¿Buscó acaso una niña autista para que ejerciera de sacerdotisa animista? ¿Se dedicó a aterrorizar a la gente exigiendo de paso más poder? No. Lo que hizo fue construir graneros.
    Y en cuanto a esa pobre niña no teman, no es el Anti-Cristo. No llega a tanto. La pobre Greta es, como mucho, una especie de Anti-Juana de Arco. Pasará.




    https://www.ahorainformacion.es/blog...bio-climatico/

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  14. #14
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    Re: CLIMATISMO, la ideología de Greta

    Cuanto al tiempo y a las circunstancias no hay, hermanos, por qué escribir. Sabéis bien que el día del Señor llegará como ladrón en la noche. Cuando se dicen <<Paz y seguridad>> (1), entonces, de improviso, los sobrevendrá la ruina como los dolores del parto a la preñada, y no escaparán.

    (1) Así, literal. Nácar-Colunga, edición de 1964

    (San Pablo, Epístola a los I Tesalonicenses 5, 1-3)
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  15. #15
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    Re: CLIMATISMO, la ideología de Greta

    Se podría afirmar que ya estamos en guerra, aunque la mayoría no se haya dado cuenta. El conflicto no es nuevo, viene de antiguo, mucho más incluso de un par de siglos atrás, pero hoy debido a un gran cambio de circunstancias se ha extendido de una forma mucho más evidente, más generalizada y está tomando ya visos muy alarmantes. Que estamos en los últimos tiempos, no me cabe duda alguna, aunque no se trata del final de la especie humana, o del fin del planeta como afirman los calentólogos, aunque algo barruntan. No, se trata del final de los tiempos históricos, del fin de lo que pretende acabar con el Occidente. No deja de ser paradójico que el sistema económico surgido de Europa se haya expandido por casi todo el mundo, y se pretenda acabar con la Europa cristiana, que es el Occidente. Pruebas de ello las tenemos en la pretensión de sustituir el Cristianismo, por un islamismo creciente, las identidades históricas que han habitado Europa desde la Prehistoria por un multiculturalismo disolvente que acabará por formar una masa homogénea informe. Las tradiciones -esas herencias culturales que se transmiten de generación en generación-, dejarán de tener sentido porque los nuevos habitantes vienen con otras ajenas y extrañas, pero todas ellas, las recibidas por los jóvenes europeos y las que vengan de todos los lugares que sean, también serán despreciadas por esas mismas generaciones más jóvenes extra-europeas. Al final será eso que he dicho antes, una sociedad informe. Hace años un grupo musical de Guinea Ecuatorial visitó España, o lo que empezaba a quedar de ella, y recuerdo que una de sus canciones, mezcla entre lo popular y lo más reciente, decía "La tradición es nuestra identidad". Sin tradiciones, las que sean, cada país o cada grupo étnico o social, deja de ser lo que es para convertirse en otra cosa, generalmente amorfa.

    Hoy ya estamos en un conflicto de proporciones mundiales y de consecuencias imprevisibles. Por ahora sólo es ideológico, por ahora sólo nos señala un camino hacia el totalitarismo más grande que se ha conocido en toda la Historia. Y sobre esto se está construyendo la ideología ambientalista, el climatismo que de científico no tiene nada, porque lo que caracteriza a la Ciencia es su método, y éste exige que toda hipótesis sea sometida a contrastación mediante la oportuna crítica fundamentada también en otros datos. A veces es parcial pero otras la crítica puede ser total. ¿Acaso se ha escuchado siquiera a los científicos -los de verdad, no los funcionarios del IPCC de la ONU-, explicar en qué pueden estar fallando las predicciones, en qué no coinciden los datos? En ningún momento se ha escuchado a los críticos, más aún se les ha vilipendiado, cuando no silenciado. Pues eso no es Ciencia, eso es PSEUDOCIENCIA, superstición ideológica, dogmatismo cientifista.

    Es patético, es insultante, escuchar a una niñata que apenas tiene la Secundaria, hablar de Ciencia. En este caso, "generosamente", Greta Thunberg remitió a la Ciencia, dicho en sentido general e impreciso, que se hable desde tales ámbitos aunque la cuestión es desde cuáles, ya que a ella la triturarían en la primera frase. Pero ella tiene un papel más mesiánico, a ella le han encomendado que haga de salvadora del planeta, algo para lo que sólo con su triste figura es suficiente.


    Greta Thunberg: “No tenemos más tiempo para excluir a la ciencia”

    Dejando de lado las lágrimas, el enfado y las frases moralizadoras, la activista sueca ha hablado hoy en el plenario de la COP25 con cifras y evidencia científica. Ha querido ceder el protagonismo a la labor de los investigadores y se ha apoyado en los datos que aporta el IPCC para repetir su mensaje: “La gente está dispuesta a cambiar”
    .

    https://agenciasinc.es/Noticias/Gret...r-a-la-ciencia


    Y a esa nueva religión mundial, también se está contribuyendo desde la cúpula del Vaticano. Todavía no he escuchado ni una sola palabra, ni una referencia, ni una sola interpretación sobre los signos de los tiempos o sobre la Parusía de la que se habla en Los Evangelios. Sólo vemos alarma climatista, espíritu calentólogo, en quienes deberían explicarnos otras cosas, ¿o es que acaso el abandono del Cristianismo no nos ha llevado a esta situación que, por otra parte, es tan natural como inevitable, perfectamente profetizada en San Mateo o en San Lucas? No nos hace falta intentar plantear especulaciones para sacar conjeturas del Apocalípsis de San Juan, porque seguramente están todas equivocadas. Basta con las previsiones que nos marcan los otros evangelistas citados. Pues no, resulta que en el Vaticano ven las cosas como la niñata sueca o como el grandísimo científico Bardem... ¡Nöbel para él ya! porque es figura de la ofensiva comunista que hay detrás de toda esta farsa, de tras de todo este montaje tiránico.

    ¿De qué acoso habla esta cría? ¿Niños hablando de ciencia, pero qué carajo saben?

    https://www.lne.es/cambio-climatico/...a/2567735.html

    ¿Están ganando, ganando qué? ¿la guerra ideológica? ¿o más bien la idiótica?

    https://www.lne.es/cambio-climatico/...a/2568191.html


    Mientras tanto cada vez es más visible de qué trata todo esto.

    Contracumbre escéptica en Madrid: "¿Dónde está la emergencia climática? ¡Si no la hay!"

    Un instituto libertario estadounidense organiza un simposio en un hotel madrileño para contrarrestar los argumentos oficiales sobre el cambio climático que se discuten en la COP25

    https://www.elconfidencial.com/tecno...cop25_2363471/

    Veánse otros resultados. En la foto del enlace, la mesa de importantes "científicos"

    https://www.europapress.es/epagro/no...204120626.html


    Ya hasta se plantean cómo generar empleos a costa de esta mamandurria. Vamos que tenemos aquí el chocolate del loro a la vista para todos los zánganos y zánganas que no quieren trabajar y sí chupar de los impuestos que pagamos y pagaremos los demás.

    https://es.euronews.com/2019/12/11/a...versaciones-de


    Y ell@s tan contentos con su mesianita de juguete, vamos que no tardaremos en ver a la Barbie Greta, para que todas las niñas se pidan una. Y, por supuesto, deberían también sacar un Ken Bardem. Aunque con burlas o sin ellas, el tema es de suma gravedad, porque esto es una guerra auténtica, a ver sí la gente ya lo va entendiendo: GOG y MAGOG.


    La pantomima ambientalista

    Axel Kaiser señala que el tema del medio ambiente, particularmente el calentamiento global, ha adquirido un carácter dogmático-religioso como ningún otro tema de la época moderna.


    Pocos temas en la época moderna han adquirido un carácter más religioso que el del medio ambiente, en especial el calentamiento global. La histeria verde se globalizó con el documental de Al Gore. Una verdad incómoda en 2006, en la que el posterior Nobel de la Paz haría una serie de predicciones catastróficas que no ocurrieron dentro de los plazos anunciados y que, por lo visto, no sucederán.

    De ahí en adelante, el negocio del calentamiento global creció en la forma de miles de millones de dólares de subsidios gubernamentales y de ONG para todo tipo de investigaciones y proyectos que, de alguna manera, se vincularan con el apocalipsis climático. Los profetas del fin de mundo —nada nuevo en la historia humana— dicen que la ciencia está clausurada y se encargan de perseguir como hereje a cualquiera que se atreva a poner en duda su tesis.

    Pero como cualquiera que haya leído a Karl Popper entiende, lo que distingue a la verdadera actitud científica del dogmatismo ideológico y religioso, es la apertura que la primera tiene a aceptar evidencia en contrario y la realización de que las verdades científicas avanzan sobre la base de conjeturas y refutaciones. En otras palabras, sólo un enunciado que puede potencialmente ser demostrado como falso es realmente científico, lo que implica que la verdad nunca es definitiva. Afirmar que todos los cisnes son blancos, por ejemplo, es un enunciado de ese tipo, pues un experimento que recolecte suficiente información podría concluir que hay cisnes negros. Sostener que Dios nos guía en la Tierra no lo es, ya que no hay experimento posible con la capacidad de refutarlo. Se trata, en este último caso, de un dogma o una cuestión de fe.

    El clima sin duda es, en principio, un asunto científico, extremadamente complejo por lo demás. Pero la actitud de muchos de quienes abrazan la agenda climática es religiosa, pues no están dispuestos a aceptar la posibilidad de que emerja evidencia que rebata su análisis. Más allá de si tienen razón o no —tal vez la tengan—, los profetas del apocalipsis se han identificado de tal manera con su causa que les resulta imposible concebir la opción de que las cosas no sean como dicen. Por eso, a cada científico —incluidos premios Nobel en física— que plantea escepticismo sobre el “consenso” instalado lo linchan y acusan de ser financiado por las corporaciones petroleras.

    La última moda en este irracionalismo —la tendencia de privilegiar emociones por sobre la búsqueda de la verdad— es la adoración de una joven de 16 años con Asperger a la que han presentado como la salvadora de la humanidad, a pesar de que no posee los mínimos conocimientos sobre el tema del que habla. Se trata de un verdadero escudo humano de la causa ambientalista al que difícilmente se puede someter a un escrutinio riguroso, por lo cruel que parecería cualquiera que lo intentara.

    Esto es tan evidente, que a sus defensores no les importó el hecho de que, como informó el medio alemán Taz, el viaje que Greta Thunberg realizó en velero desde Europa a Nueva York bajo el pretexto de que así no generaría emisiones, culminó dejando un rastro de carbono mayor que si hubiera tomado un avión. Ello, porque fue necesario enviar a cinco personas en un vuelo transatlántico para poder traer la embarcación de regreso a Europa. Es más, incluso el capitán que lo condujo durante la travesía anunció que regresaría en avión a su país. Así, en lugar de haber volado ella con su acompañante, volaron seis personas para hacer posible la puesta en escena, la que tuvo mucho de show, pero poco de conciencia ambiental.

    En un tiempo la tendremos en Chile, donde seguro moverá hasta las lágrimas a opinólogos, intelectuales, políticos y a las hordas de redes sociales. Esperemos que al menos en su viaje hasta acá sus managers consideren comprarle un pasaje en avión, de lo contrario nos habrá acercado un poco más al holocausto que dicen querer evitar.

    (Este artículo fue publicado originalmente en El Financiero (Chile) el 3 de septiembre de 2019.)


    https://www.elcato.org/la-pantomima-ambientalista
    Última edición por Valmadian; 12/12/2019 a las 20:45
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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    Re: CLIMATISMO, la ideología de Greta

    LAS CATÁSTROFES QUE LLEVAN ANUNCIÁNDONOS DESDE HACE DÉCADAS Y NO OCURRIERON

    La primera ‘negacionista’ es la realidad: las predicciones fallidas del ecologismo

    Mie 11·12·2019

    El progresismo ha encontrado en el ecologismo, y más concretamente en el ecocatastrofismo, una eficaz bandera para promover sus tesis políticas. Y el que lo contradice es tachado de ‘negacionista’.

    El planeta sólo era una excusa: Greta Thunberg revela la agenda ideológica que lleva a España

    Los datos que no nos cuentan los ecologistas: deberían dar la murga a China y no a España

    Que la izquierda use ‘palabras-policía’ para impedir el normal debate de ideas no es nada nuevo. Hasta ahora ya la hemos visto llamar facha, racista, homófobo, retrógrado, transfóbico, machista y sexista a todo aquel que cuestiona alguno de sus dogmas ideológicos. Pervertir el debate sobre el medio ambiente era lo único que le faltaba. En estos momentos ya no es siquiera necesario atreverse a llevar la contraria a la izquierda si quieres ser señalado. Para que te llamen ‘negacionista’ -una palabra que suena a nazi- basta con dudar, ya no de la existencia de un cambio climático, sino de la tesis de que sea originado por el hombre y no por la actividad solar.

    El caso es: ¿existen motivos para dudar? Lo que manejan los ecoalarmistas son teorías, y no evidencias científicas, y como tales teorías pueden ser cuestionadas. Por otra parte, en este asunto podríamos aplicar la enseñanza que muchos recibimos del famoso cuento de «Pedro y el lobo». ¿Por qué hemos de creer a quienes ya nos han anunciado con anterioridad todo tipo de catástrofes que no se han cumplido? Veamos algunos ejemplos:

    1968: El profesor Paul R. Ehrlich, de la Universidad de Stanford, publica «The Population Bomb», influyente libro en cuyo prólogo anuncia: «En los años setenta y ochenta, cientos de millones de personas morirán de hambre». Cinco décadas después no sólo no se han cumplido sus pronósticos, sino que se está consiguiendo reducir el hambre en el mundo a unos niveles nunca vistos.

    Enero de 1970: Científicos citados por la revista Life afirman: «En una década, los habitantes de las ciudades tendrán que usar máscaras de gas para sobrevivir a la contaminación del aire». También afirman que «para 1985 la contaminación del aire habrá reducido a la mitad la cantidad de luz solar que llega a la Tierra». Casi medio siglo después no ha ocurrido ni lo uno ni lo otro.

    Julio de 1970: El profesor Paul R. Ehrlich anuncia que los océanos estarán «tan muertos como el lago Erie en 1979» (The Australian Women’s Weekly). También pronostica que los estadounidenses probablemente serán sometidos a racionamiento de agua para finales de esa década. Nada de eso se ha cumplido a día de hoy, pero las tesis alarmistas de Ehrlich se han usado para promover el aborto en todo el mundo, y él incluso ha apoyado los abortos forzados en China.

    Septiembre de 1971: En una conferencia pronunciada en el Instituto Británico de Biología, el profesor Paul R. Ehrlich afirma: «Para el año 2000, el Reino Unido será simplemente un pequeño grupo de islas empobrecidas, habitadas por unos 70 millones de personas hambrientas» (The Daily Telegraph). Incluso llega a apostar que Inglaterra ya no existiría en el año 2000. A pesar de los continuos fallos de sus pronósticos, medios progresistas e influyentes instituciones siguen citando y premiando a Ehrlich hasta la actualidad.

    5 de enero de 1978: «Equipo internacional de especialistas no encuentra fin a la vista de la tendencia de enfriamiento de 30 años en el Hemisferio Norte» (The New York Times). Ahora, en vez de enfriamiento, hablan de calentamiento.

    Octubre de 1988: Un artículo del diario español El País anuncia el hundimiento de las islas Maldivas en los siguientes 30 años y «antes incluso del año 2010», citando a «expertos» que no identifica. Esos 30 años ya pasaron y las Maldivas no se han hundido.


    Mayo de 1989: El diario El País vuelve a citar a «expertos» que no identifica para anunciar que la Amazonía «en 20 años no existirá si no se actúa antes». Tres décadas después la Amazonía sigue existiendo a pesar de que ha continuado la deforestación a causa de las talas y los incendios.

    Febrero de 2004: El Pentágono advierte al presidente George H.W. Bush que Gran Bretaña se sumergirá en un clima «siberiano» para el año 2020 (The Guardian). Falta sólo un mes para llegar a 2020 y en los últimos años la temperatura del Reino Unido se ha mantenido en las cotas habituales.

    Octubre de 2005: Janos Bogardi, director del Instituto de Medio Ambiente y Seguridad Humana de la Universidad de la ONU en Bonn, anuncia que al final de la década habrá 50 millones de refugiados ambientales. Han pasado ya casi diez años del final de esa década y aún no se ha producido esa ola hipermasiva de refugiados ambientales.

    Diciembre de 2007: El profesor Wieslaw Maslowski, de la Naval Postgraduate School de la US Navy, anuncia que el Polo Norte se quedará sin hielo en los veranos de 2012 o 2013. Todavía no ha ocurrido eso.

    Junio de 2008: El canal estadounidense ABC News publica un documental con declaraciones de varios científicos -incluyendo uno de la NASA-; el documental pronostica que en 2015 Nueva York estará bajo las aguas (News Busters). Cuatro años después esa ciudad ni siquiera ha empezado a inundarse.

    Diciembre de 2009: En la Cumbre del Clima de la ONU en Copenhague, Al Gore predice que la capa de hielo del Ártico desaparecerá en el verano de 2014 (USA Today). Cinco años después aún no ha sucedido.

    Agosto de 2012: Peter Wadhams, científico climático de la University of Cambridge, anuncia que todo el hielo del Ártico se derretirá en 2015 (The Telegraph). Al año siguiente insiste en que el hielo del Ártico «habrá desaparecido para 2015» (The Scotsman.com). Cuatro años después aún no ha ocurrido.

    Diciembre de 2013: Tras el fracaso de su predicción de 2007, el profesor Wieslaw Maslowski predice ahora que el Ártico se quedará sin hielo en el verano de 2016 (The Guardian). También falló en este pronóstico.

    Agosto de 2016: Tras el fallo de su anterior pronóstico de 2012, Peter Wadhams anuncia que en 2017 o 2018 «el Ártico central estará libre de hielo. Podrás cruzar el Polo Norte en barco» (The Guardian). Estamos en 2019 y eso aún no ha pasado.

    El ecocatastrofismo es un negocio que mueve sumas astronómicas…

    Ante todo esto, cabe preguntarse: ¿qué interés puede haber en generar este alarmismo? Pues ante todo hay un interés económico. La mayor de las organizaciones ecologistas del mundo, Greenpeace, tiene unos ingresos de varios cientos de millones de dólares cada año. ¿Cómo podría obtenerlos si el público al que se dirige no se sintiese alarmado y desesperado? Así mismo, el negocio de las energías renovables mueve enormes cantidades de dinero (ya sólo en el caso de España hablamos de decenas de miles de millones de euros pagados por los contribuyentes). Los ecologistas de a pie están haciendo de meros peones al servicio de intereses espurios, manejados por personajes que se están haciendo ricos con esta cuestión.

    … y que también ofrece grandes posibilidades de obtener más poder

    Por otra parte, hay un interés tanto o más fuerte que el dinero, y casi siempre relacionado con él: el poder. Hace sólo unos días, el diario socialista El País, uno de los mayores voceros del ecocatastrofismo en España, se felicitaba de que los españoles estuviesen dispuestos a pagar más impuestos con la excusa de «la lucha contra el calentamiento global». El periódico incluso daba esta cifra: «La mitad de la población desembolsaría entre 1 y 50 euros al mes por el bien de la Tierra». El alarmismo climático se ha convertido en un filón político para la izquierda y la extrema izquierda, partidarias de que el Estado intervenga más en nuestra economía o incluso la controle en su totalidad, aunque eso tenga efectos muy adversos, como tantas veces hemos podido comprobar. La izquierda sabe que, a causa de esos efectos ya conocidos, en condiciones normales lo tendría más difícil para convencer a la gente de que el Estado se apropie de una porción cada vez mayor de nuestra riqueza. Con el catastrofismo ecologista y el señalamiento al discrepante como «negacionista», los partidarios del socialismo y del comunismo lo tienen mucho más fácil.


    La primera ‘negacionista’ es la realidad: las predicciones fallidas del ecologismo
    ALACRAN dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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    Re: CLIMATISMO, la ideología de Greta

    Sin duda, hay que alarmarse ante esta nueva ideología, posiblemente la más peligrosa desde hace 100 años.

    https://www.youtube.com/watch?v=Y6LP...ature=youtu.be
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

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  18. #18
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    Re: CLIMATISMO, la ideología de Greta

    Carta climática de un presunto fanático al presidente del Gobierno

    Su descalificación constituye una muestra de intolerancia incompatible con su cargo y con su función de anfitrión.

    2019-12-08

    Sr. Presidente: Si me permite presentarme lo haré como biólogo especialista en ecología, catedrático de Instituto jubilado y divulgador científico especializado en Radio y Televisíón con cincuenta años de experiencia, por todo ello me permito dedicarle mi colaboración semanal en Libertad Digital con tanto disgusto como respeto.

    Como bien sabe, la Cumbre del Clima que se está celebrando en Madrid es más simbólica que ejecutiva, ya que no asisten los países más contaminadores como China, Estados Unidos o India, de manera que los acuerdos que se puedan tomar si es que llegan a tomarse, tendrán más de declaración de intenciones que de verdaderas propuestas de soluciones para el futuro.

    Pero en razón de mis trabajos profesionales, vengo tomando el pulso de todas las Cumbres anteriores desde la primera de ellas celebrada en Río de Janeiro en 1992 a la que tuve el honor de asistir, y compruebo que la actual comienza de modo insólito con la descalificación de la disidencia por parte nada menos que del anfitrión: "Sólo queda un pelotón de fanáticos entre los negacionistas".

    Soy pues un presunto fanático, puesto que pertenezco a uno de los muchos subgrupos de estudiosos del tema que muestran no una, sino diferentes formas de discrepancia en relación con lo que Al Gore denominó "verdad histórica", y que deduzco de su declaración inicial como anfitrión de la Cumbre que además de insólita tiene ahora que ser "obligatoria".

    Sr. Presidente: Por mucho que se quiera presentar la teoría del Cambio Climático de origen antropogénico como una verdad de la que sólo puede discrepar "un puñado de fanáticos", nunca ha contado con el supuesto "consenso científico" con el que pretende avalarse. Desde sus orígenes, tal teoría ha sido fuertemente contestada por importantes colectivos de investigadores que siguen creyendo en el método científico y no en la adoración a los modelos informáticos, por complejos que sean los sistemas de los ordenadores que los ofrecen.

    En los dos últimos años comienzan a organizarse importantes colectivos científicos discrepantes cuyos miembros se cuentan por decenas de miles; pero aunque la contestación a la verdad oficial fuera menor, siempre sería respetable ya que los avances científicos, bien para corregir errores o para aportar mejoras que perfeccionen los modelos preestablecidos, son especialmente importantes los disidentes, mentes inquietas que a pesar de su heterodoxia tienen derecho a ser escuchadas.

    Sr. Presidente: Los científicos que forman parte de los colectivos discrepantes suelen tener grandes dificultades para publicar datos o tratar de corregir los que se consideran oficiales; la apisonadora mundial de las subvenciones otorgadas por multinacionales de tecnologías supuestamente limpias y "salvadoras del planeta" tampoco tiene piedad de la heterodoxia.

    Por todo ello es necesario recordar en qué consiste el Método Científico: las hipótesis se someten a experimentación y si resultan demostradas pasan a ser verdades científicas; hasta entonces sólo son especulaciones.

    Especulaciones son pues las teorías que se tratan de imponer por parte de los abanderados del "origen antropogénico" de las anomalías climáticas que las actuales mediciones vienen registrando, a pesar del creciente perfeccionamiento de los ordenadores que las proporcionan.

    Sr. Presidente: ¿Debemos entonces resignarnos a no hacer nada y no tomar medidas para la disminución de emisiones, especialmente de las que puedan producir efecto invernadero? Rotundamente, no. Hay que limpiar el aire, sobre todo el de las ciudades para paliar las patologías derivadas de la contaminación, frenar la contaminación de las aguas con la que se juega la vida de millones de seres humanos, y mejorar la eficiencia de la producción de alimentos: para ser limpios y eficaces no necesitamos creer en el mantra del "cambio climático".

    Sr. Presidente: Califica usted de fanáticos a los científicos discrepantes, y me voy a permitir recordarle los nombres de algunos discrepantes históricos: Galileo Galilei, Nicolás Copérnico, y no quiero que falte la cita de un español y además aragonés, Miguel Servet. Creo que sobran los comentarios.

    Sr Presidente: Si es cierto que la Tierra "tiene fiebre", el antipirético que necesita es la investigación: recuerde aquello de: I+D+I sin la que no sería posible lo que llaman los políticos de su gobierno "transición ecológica".

    Sr. Presidente: Acudamos al diccionario para tratar de arrojar luz sobre su calificación de fanáticos, lo del puñado todo el mundo lo entiende aunque se refiera a un "puñado" de casi cien mil científicos. Fanático es quien defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas, así que la RAE no parece incluir a los hombres de ciencia, especialmente autorizados para creer sólo en los resultados de las investigaciones demostradas, pero en cambio nos aproxima al corazón del concepto que usted define.

    Porque los defensores a ultranza de las teorías oficiales sobre el Cambio Climático se aproximan a la adoración de una nueva forma de religión politeísta cuyos dioses, por cierto no nuevos, son Ra y Gea, como en la Antigüedad remota.

    En cuanto a la fanatización por motivos políticos no hace falta ni entrar en este terreno, que es evidente, basta escuchar declaraciones como las del Señor López Uralde (¿ministrable?), descalificando a Madrid como Sede de la Cumbre o el insulto con el que el actor Javier Bardem se refirió al alcalde de la capital en "agradecimiento" a su exquisita hospitalidad con las Delegaciones asistentes.

    En definitiva, Señor Presidente, es necesario calificar de enormemente desafortunada su intervención inicial en la Cumbre que venimos lamentando, que constituye una muestra de intolerancia incompatible con su cargo y con su función de anfitrión, tan vacua de argumentos como radical en su forma.

    Sr. Presidente: He dejado para el final una consideración sobre la adolescente Greta Thumberg. Confieso que sus declaraciones en anteriores reuniones celebradas en otros países me habían producido gran desagrado por la violencia y la agresividad que mostraban. En este caso mi impresión ha sido lástima ante una niña cansada por no decir agotada como reflejo de la manipulación a todas luces evidente por parte de adultos interesados.

    Aunque jubilado, sigo siendo profesor ya que la enseñanza imprime carácter. En este sentido recuerdo la alegría con la que recibimos en su momento la declaración de obligatoria para la enseñanza de los niños y adolescentes españoles. No creo necesario evocar que fue precisamente su partido quien lo logró, de manera que le creo indicado para influir ante las autoridades suecas para que esa niña vuelva al colegio cuanto antes. Hacer una huelga, salir de la escuela y no volver a ella debería afectar a la conciencia de los adultos que lo toleren.

    Por cierto , alguien debería, a provechando la estancia en Madrid de Greta mostrarle las maravillas del Museo del Prado, y ya que está al lado, también del Real Jardín Botánico , que evoca los tiempos en que el Monarca Ilustrado Carlos III convirtió Madrid en la capital mundial de la Historia Natural, que es como entonces se llamaba a la ecología.

    Sin duda agradará a la niña y a su comitiva saber que el Padre de las Ciencia Naturales, su compatriota Karl von Linneo, visitó este jardín y trabajó en él en colaboración con los eminentes naturalistas españoles de la época.

    Dicho sea todo lo anterior expuesto con el máximo respeto.

    Miguel del Pino Luengo es biólogo y catedrático de Ciencias Naturales.



    https://www.libertaddigital.com/opin...obierno-89448/


    Lo cierto es que nada puede esperarse de un tal Sánchez, a la sazón presidente de gobierno en funciones "a perpetuidad", inepto e incapaz de resolver nada que sea positivo para España, y que llegó a la inauguración de la mencionada Cumbre -felizmente terminada ya-, en un cochecito eléctrico -cuyas baterías consumen electricidad producida en centrales térmicas que se alimentan de carbón-, para hacerse la foto habitual que después irá al álbum de los recuerdos. Mientras que a continuación, para marcharse después de soltar su habitual pazguata chorradita de ignorante supino ante los medios, y así ser portada de Prensa, se subió en el AUDI A8 oficial, es decir, en el 8 cilindros en el que pasean a este tal Sánchez. Así que nada se puede esperar de él, salvo su dimisión irrevocable.
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    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

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    Re: CLIMATISMO, la ideología de Greta

    «Aquelarres de fin de semana» por Juan Manuel de Prada para el periódico ABC, artículo publicado el 09/12/2019.
    ______________________

    Nos produce un revoltijo de repugnancia y lástima vivir en esta época, que queriendo construir un paraíso en la tierra (por cancelar aquel «valle de lágrimas» que era como una premonición del purgatorio) no ha hecho sino infernar nuestros días terrenales, hasta convertirlos en algo muy similar a los padecimientos de los réprobos.

    Al tragón en el Averno le hacen comer hasta que estalla, para luego obligarlo a vomitar; y así una y otra vez, una y otra vez, para convertir su placer en una condena. Pues así es nuestra vida en esta época maldita: un fin de semana montamos el Black Friday; y al fin de semana siguiente la Cumbre del Clima. A una bacanal de glotonería sucede un aquelarre de (falsa) penitencia, con procesiones votivas en las que sacamos en palanquín o silla gestatoria (cualquier medio de transporte que no contamine) a esa marioneta monstruosa, la niña Greta, para que la Pachamama perdone nuestros excesos (que, por supuesto, repetiremos de inmediato, en un nuevo acceso de glotonería, para también repetir de inmediato nuestras pamemas plañideras, y así sucesivamente).

    ¡Época sórdida e hipócrita! Para detener la degradación del planeta (que no es sino el espejo que nos devuelve nuestra propia degradación) no existe otro remedio sino renegar de una forma de vida que ensancha ilimitadamente nuestras necesidades; o, dicho más exactamente, que convierte todos nuestros caprichos (también nuestros caprichos ecologistas) en necesidades. Nuestra época no está dispuesta a la única conversión que podría detener la degradación del planeta, que es la conversión que detiene la degradación de las almas; y entonces tiene que inventarse un hormiguero de conversiones sucedáneas que distraigan nuestra atención: se inventa la conversión del coche de gasolina en coche eléctrico, la conversión de la energía nuclear en energía eólica, la conversión del plástico en residuo orgánico, la conversión de una dieta carnívora en una dieta vegana… y, por supuesto, la conversión del amor fecundo en un zurriburri estéril con mucho rifirrafe de género, jaleo penevulvar y juerga poliamorosa. Pues el fin último de toda falsa religión, detrás de todas sus tramoyas y disfraces, es siempre el odio a la procreación: «Pongo eterna enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya».

    El hipocritón activismo ecolojeta celebra sus aquelarres, como la glotonería consumista celebra los suyos; y son el anverso y el reverso de la misma moneda. La Cumbre del Clima es el natural corolario del Black Friday, como la vomitona forzada es el corolario natural de la bulimia. Uno y otro aquelarre tienen en el fondo la misma misión, que es lograr que las masas cretinizadas no reparen en la única actividad que podría salvarlas; y salvándolas, les enseñaría a salvar el planeta. Pues sólo una conversión de índole espiritual puede inaugurar una forma de vida virtuosa que, de repente, no necesite coche (ni siquiera eléctrico) para viajar, bastándole con el viaje místico que nos lleva, con tan sólo invocarlo, hasta nuestro dulce amado centro. Y esta conversión, que acabaría de un plumazo con el plástico, con las emisiones contaminantes y el efecto invernadero, que dejaría de ver «bienes» en las obras de la Creación (para devolverles aquella cualidad originaria de «buenas» que les asignó la mirada de su Creador), es la conversión que a toda costa se pretende evitar. Pues es la única conversión que nos despojaría de un plumazo de todas las falsas necesidades; la única conversión que enseñaría que la pobreza puede no ser solamente una lacra, sino también una virtud que el mismo Dios abrazó e hizo suya, mientras anduvo aquel «valle de lágrimas» que hoy se ha convertido en un infierno donde brujas y demonios celebran sus aquelarres de fin de semana.

    https://www.abc.es/opinion/abci-aque...3_noticia.html

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    Re: CLIMATISMO, la ideología de Greta

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    «Prohibido comer carne» por Juan Manuel de Prada para el periódico ABC, artículo publicado el 12/08/2019.
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    Una jarca de científicos pastoreados por la ONU acaba de perpetrar un informe en el que vinculan el cambio climático con el consumo de carne. Leyendo este informe enloquecido me he acordado de aquella sagaz reflexión de Chesterton: «Ve a comer con un millonario prohibicionista y verás que no ha suprimido los cubiertos de plata, pero en cambio ha suprimido la carne porque a los pobres les gusta… ¡cuando pueden hincarle el diente! Luego verás que no ha abolido los jardines lujosos ni las mansiones suntuosas. ¿Por qué? Porque son cosas vedadas a los pobres. Pero presumirá de levantarse temprano, porque el sueño es un bien que está al alcance de todas las fortunas. El millonario sólo se priva de las cosas simples y universales. Renunciará a la cerveza o a la carne o al sueño… porque esos placeres le recuerdan que no es más que un hombre ordinario».

    Leonardo DiCaprio no sacrifica sus vacaciones en yate, ni sus viajes en jet privado, ni sus polvetes con ángeles de Victoria’s Secret (un ángel distinto cada semana); sacrifica tan sólo lo que lo une a los hombres ordinarios, que es comer carne. Los científicos que perpetran informes para la ONU no renuncian a sus dietas fastuosas, pero imponen a los hombres sencillos una dieta infausta. Para someter a los hombres ordinarios, los millonarios prohibicionistas siempre persiguen el vino o la carne, que son los placeres de los hombres ordinarios; y así evitan que los hombres ordinarios puedan perseguir los abortos o los paraísos fiscales, que son los placeres de los millonarios prohibicionistas. Este odio a los hombres ordinarios se complica, además, con la mentalidad bulímica de los millonarios prohibicionistas, que no pueden concebir la existencia de límites. Necesitan estar siempre viajando en jet privado, necesitan estar siempre cobrando dietas, necesitan estar siempre follando con ángeles de Victoria’s Secret (un ángel distinto cada semana); de ahí que, cuando imponen sacrificios a los hombres ordinarios, sean también sacrificios ilimitados. No entienden que a los hombres ordinarios nos gusta poner límites en nuestros placeres sencillos: no nos gusta estar siempre cantando, no nos gusta estar siempre en misa, ni siquiera nos gusta estar siempre comiendo chuletas. Reservamos nuestras canciones, nuestras misas y nuestras chuletas para momentos especiales. Pero los millonarios prohibicionistas no pueden concebir una existencia con días de fiesta, con cumpleaños o con cuaresmas; no pueden entender otra forma de vida que no sea una ilimitada bulimia y, cuando se imponen sacrificios, no se conforman con comer menos carne, sino que se privan de la carne; no se conforman con privarse de la carne, sino que se privan también de los huevos o de la leche. Aplican a su dieta la misma compulsividad ilimitada que DiCaprio aplica a sus folleteos.

    Y, como no conciben una vida con límites, también borran los límites entre el hombre y los animales. El animalismo, bajo su apariencia de refinamiento civilizatorio, esconde el fin de la civilización. En todos los ocasos de la Humanidad ha surgido la tentación de endiosar a los animales: lo hicieron las civilizaciones bárbaras, de Egipto a Cartago, que imaginaron un panteón que era en realidad un zoológico amedrentador, poblado por alimañas; y lo volvieron a hacer las civilizaciones refinadas, cuando llegó su decrepitud. Tras el ideal de tratar a los animales como si fuesen hombres, se esconde siempre el secreto anhelo de tratar a los hombres como si fuesen animales.

    Acabarán consiguiendo que los hombres sencillos nos volvamos caníbales. Pero un canibalismo bien enfocado, además de devolvernos el placer de comer carne, podría servirnos para acabar con los millonarios prohibicionistas.

    https://www.abc.es/opinion/abci-proh...5_noticia.html

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